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martes, 27 de mayo de 2025

Cuando las Falsedades Históricas se Vuelven Buena Ficción: The Mirror and the Light (Wolf Hall 2)

 


En el pasado, al comparar Los Tudor con la obra de Hilary Mantel, he afirmado que si bien la primera se toma licencias históricas, la segunda es mentira total. Ahora ante la adaptación del último volumen de Dame Hilary, tengo la misma impresión, pero es tan buena, tan bien actuada, que me olvido del episodio histórico y la acepto como una interesante obra de ficción.

Cromwell Enamorado

La serie inicia con la decapitación de Ana Bolena y el subsecuente matrimonio de Enrique VIII y Jane Seymour. Es el momento en que Cromwell está en la cima de la montaña. El rey lo distingue con títulos, honores y posesiones, pero tanta fama acarrea envidias y enemigos. A pesar de que Cromwell consigue lo imposible, la abjuración de Lady Mary y su reconciliación con su padre, Enrique está molesto con lo que ve como debilidad de parte de su mano derecha.

Hay problemas en el reino. Los Pole tienen a su mejor agente, Reginald en el continente, Apoyado por el Papa, le hace la guerra a su gordo primo,  amenaza hasta con casarse con María y derrocar al tirano para ocupar el trono . ¡Y eso que es clérigo! Enrique manda a Cromwell que lo libere de Reginald, pero este último es muy ladino y evade trampas y asesinos.


El Gordo tiene otros problemas. Se está hartando de su nueva reina que no posee ni el carácter, ni el intelecto, ni la sensualidad de Ana Bolena. Esto afecta a Cromwell puesto que,  si recordamos, Dame Hilary nos creó en Wolf Hall una ficción muy romántica de que Tom estaba enamorado de Jane y se hizo a un lado para no hacer de rival de su soberano.

En entrevistas, Kate Philips ha dicho que cree que Jane y Cromwell están enamorados y aunque es un amor inconfesable, se permiten una intensa amistad romántica, pero lo que no le faltan al ministro son mujeres y problemas del corazón. De eso es lo que se trata esta temporada y he encontrado curioso como un actor maduro como Sir Mark Rylance pueda convencernos de que muchas jóvenes guapas lo vean con ojos codiciosos.



El Gran Fixer

En el primer episodio, Cromwell es presentado como el gran fixer de Enrique, el que le soluciona los problemas. Es quien asiste a la ejecución de Ana Bolena y luego es recompensado por su rey quien le encarga que visite a los Pole para meterlos en cintura y luego le encarga arreglar otro lio doméstico.

Algo que me encanta de las variadas formas que toma la Tudormania es que nos presenta con personajes históricos olvidados. En este caso a la fascinante y traviesa Margaret Lennox. Enrique se ha traído a la corte a esta sobrina a la que le ha tomado cariño. Margaret es hija de otra mujer fascinante en este periodo histórico: Margarita Tudor, Reina de Escocia.

                                     La verdadera Margaret Tudor

Gracias a The Spanish Princess (quizás lo único bueno de esa serie)conocimos a Margarita, su turbulenta relación con su esposo el Rey Jacobo,  y como en su viudez, viruelas. Margarita se enredó y casó no solo con un malandrín ¡sino con dos! Un récord aun para los desinhibidos Tudor.

                                      Meg Tudor en The Spanish Princess

En La Princesa Española supimos de las bodas de la reina regente de Escocia con Archibald Douglas, Conde de Angus de quien tendría una hija, esta Margaret. Cuando la madre hubo de volver a Escocia, la niña quedó bajo la protección de su padrino, el Cardenal Wolsey. Algo que no recuerdan en la serie, como tampoco que siempre fue muy unida a su prima María. Ya de jovencita, Margaret Douglas pasó a ser dama de la reina Ana Bolena y fue ahí que comenzó con sus amoríos con Thomas Howard, sobrino del Duque de Norfolk, el mayor enemigo de Cromwell, y jefe de la facción católica inglesa.

                                     La verdadera Margaret Douglas

En la serie,  el astuto Cromwell interroga a Margaret quien se ufana de estar casada y encamada por su querido esposo. Casarse sin el permiso del reyy lo vemos mucho en estos recuentos de la Tudormaniaera traición que se pagaba con cárcel y muerte.

Cromwell le insinúa a la loquilla que mejor se guarde parte de su historia y solo hable de inocente romance. Presente está la Duquesa de Richmond quien le insiste a su amiga que no mencione más lo del matrimonio. Mary Richmond no es ajena a las intrigas Tudor, siendo nuera de Enrique, viuda de su hijo, el malhadado Henry Fitzroy.

                          Meg Douglas en The Mirror and the Light

En la vida real, Enrique VIII se enfureció al saber del romance con quien era su enemigo, parte de la pérfida Familia Howard. Encerró al novio en La Torre de Londres donde falleció de alguna peste. También encarceló a la sobrina. Hay historiadores que creen que, casada o no, Meg Douglas estaba en estado interesante. Se la internó en un convento del cual saldría sin hijo para ser restituida a la corte.

Pasados sus treinta años, Margaret se casaría con un exiliado escoses, el Conde de Lennox, de quien tendría cuatro hijos. Uno de ellos, Henry Darnley, se convertiría en el padre de Jacobo , el rey que uniría los reinos de Escocia e Inglaterra imponiendo a los Estuardo en el trono de gran Bretaña.  Ustedes recordarán a Margaret Lennox como la intrigante suegra de María Estuardo en Reign.

                          Margaret Lennox y su hijito Henry en Reign

Cuando el actual Príncipe de Gales sea coronado Guillermo III, volverán los genes Estuardo (que Wills ha heredado de su madre) al trono inglés y con ellos los genes de Meg Lennox y de Margaret Tudor y todo si creemos a Dame Hilary, a la habilidad de Cromwell para rescatar a Margaret Douglas de sus locuras.

Lady Mary en la Corte

Sin embargo, la gran protegida del Lord Secretario es María. Al comienzo vemos a Enrique contemplando, con la aprobación de su adulador consejo, ejecutar a su hija mayor si se niega a aceptarlo como cabeza de la iglesia anglicana. Únicamente Tom levanta una voz para defenderla y es quien, con marrullerías, consigue convencer a la princesa.

Lady Mary es consciente del modo en que el enemigo de su madre y de su fe, la ha salvado y se lo dice, que están unidos y ella en deuda. Es un momento conmovedor y llega cuando la corte está llena de rumores que Cromwell planea casarse con la hija de Catalina de Aragón y reinar. Pero María es tan inteligente como Cromwell, y sabe que debe crear sus propias reglas si quiere sobrevivir.



Hace venir a Cromwell de noche a sus aposentos. Lo recibe en ropas de dormir y con el cabello suelto, le agradece toda su bondad y su preocupación por ella, pero las describe como muestras de cariño paternal. Cromwell se da cuenta que los rumores han llegado hasta ella y que de manera sutil,  la princesa lo está disuadiendo de hacerse ilusiones.





Me encanta Lilith Lesser, es tan talentosa como su padre Anton Lesser (quien diese vida a Santo Tomas Moro en la primera temporada de Wolf Hall). Sin ser bonita,  tiene algo que la hace atractiva. Creo que su caracterización de Bloody Mary es casi tan buena como la de Sarah en Los Tudor, donde Michael Hirst ha hecho una idealización de la princesa de cuentos de hadas. La Mary de Wolf Hall es más humana, aunque sigo prefiriendo lo que Romola Garai hizo en Becoming Elizabeth con la María adulta en sus últimos años de incertidumbre antes de convertirse en reina.


Suegro y Padre

La serie juega con la idea de Cromwell padre y Cromwell amante. Cuando decide arreglar un matrimonio entre Gregory, su hijo, y Bess Seymour, hermana de la reina, el entusiasta Edward cree que Cromwell quiere ser su cuñado y lo acepta como tal. Peor aún, Bess lo cree así y coquetea con el Señor Secretario hasta que el mismo Tom debe sacarla de su error. Este malentendido deja a suegro y nuera confundidos y frustrados y llega hasta los oídos de Gregory lo que provoca un intercambio amargo entre padre e hijo.

                       Bess Seymour quería ser la esposa no la nuera de Cromwell    

Como recordaran quienes vieron Wolf Hall, Cromwell seductor no es nuevo. Ahí lo vimos ser amante de su cuñada, coquetear con las Bolena, enamorarse de Jane Seymour y recordar con añoranza a Anselma, su pasión de juventud, a la que dejara en Amberes. Es un viejo recurso literario (y telenovelero) el que un hombre recuerde a un amor de su pasado como preámbulo para la aparición de un hijo perdido.

A mediados de esta segunda parte, Cromwell se encuentra con una extraña visitante que le anuncia que es Jenneke, la hija que Anselma le ocultó. Es una visita breve, dura apenas un capítulo, y  tan fugaz que  hace pensar que es un sueño del protagonista al que ya lo hemos visto recordar a Ana Bolena y ver el sonriente espíritu de Jane Seymour. Es solo cuando vemos a Jenneke en conversación con Gregory que sabemos que es real.



Sin embargo,  Jenneke parte tal como vino. Cromwell,  demasiado atontado por la muerte de Jane, casi no le presta atención. Ofrece que venga a vivir con él, le cuenta sus cuitas, pero Jenneke se da cuenta que nadie cercano a su padre está a salvo, y tras fracasar en su intento de llevárselo a Amberes, es ella quien se marcha.

Dorothea: Juez de Cromwell

Si de hijas hablamos, el encuentro más impactante de la serie ocurre en el tercer episodio cuando Cromwell visita el Convento de Sion donde la madre abadesa está muy agotada creyendo que la visita del Señor Secretario es un preámbulo para la expropiación de su congregación. El motivo de la visita es otro, viene a ver a Dorothea, la hija ilegitima del Cardenal Wolsey.



La visita es un desastre, la joven novicia lo recibe con frialdad, tiene la peor opinión de Cromwell y rechaza su oferta de sacarla del convento sea para adoptarla o para casarse con ella. Dorothea ha sido criada con desprecio por un hombrehe aquí el golpe de gracia―que traicionó a su padre. Tom no puede creer lo que escucha, pero Dorothea le recuerda el abandono del Cardenal una vez este cayera en desgracia y como no estuvo al lado de Wolsey cuando el prelado agonizaba.



Thomas Cromwell se retira destrozado. Lo vemos llorando a solas. Aunque niega haberlo hecho a propósito, es consciente de que no acompañó a su padrino y mentor en sus últimas horas. De ahí es que la serie nos muestra un Cromwell desorientado, que vive ensimismado en recuerdos y hablando con fantasmas de su pasado.

Se ciega al peligro que representan sus enemigos o los torea con soberbia. Se vuelve un personaje inútil para el paranoico Enrique que prefiere creerles a al Duque de Norfolk y al Obispo  Gardiner, al que ha hecho regresar del continente para reemplazar a su hombre de confianza. Así explica Dame Hilary la caída de Thomas Cromwell.

Reitero, como documento histórico, la serie vale hongo, Solo el muy ignorante se cree el cuento de Cromwell-victima, pero en términos de caracterización y actuaciones es superlativa. No veo malos actores ni en los secundarios, y aunque extraño a Jessica Raine como Lady Rochford, Lidya Leonard está bien en el papel de la cuñada de Ana Bolena. Me encanta lo que Timothy Spall ha hecho con el rol del Duque de Norfolk y Alex Jennings es más siniestro, servil y untuoso que Mark Gatiss a quien ha reemplazado como Stephen Gardiner.

                       El Duque de Norfolk, malo, pesado, pero chistoso

Contenido Violento y Gore:  La violencia es casi toda verbal, a pesar de que Cromwell ataca físicamente a Norfolk en un par de ocasiones. Todo parece indicar que Cromwell vive en un mundo de intrigantes, pero que gracias a su sagacidad no tienen ni guerras ni conflictos. Da un poco de risa, puesto que en Los Tudor, y eso que eran parciales a Cromwell, no escatimaron en mostrarnos las torturas, las ejecuciones y ese gran conflicto interno que fue la Peregrinación de Gracia y que caracterizaron el gobierno del hijo del herrero. Este último episodio que jugó tanta importancia en la pantalla y en la vida real, aquí es apenas mencionado.



Contenido Sexual y Desnudos: Ninguno

Factor Feminista: Es un espectáculo de contra feminismo exponiéndonos a un mundo donde ni las reinas son empoderadas, donde las princesas y nobles tienen sus matrimonios arreglados y donde su opinión no cuenta, o más triste, ven que sus romances, incluso matrimonios por amor ,son deshechos si no convienen a los intereses de su familia.

Factor Diversidad: Peter Kosminsky, director de la serie, se ha ufanado de haberla hecho  colour-blind, pero esa forma de inclusividad ha molestado a los críticos por ser extrema e incluso minimizar la historia de los angloafricanos. De las mujeres Seymour solo Jane es blanca, su madre y hermanas son interpretadas por actrices mixtas. Al poeta Thomas Wyatt lo encarna un actor egipcio y Hannah Khalique-Brown, la actriz que hace de Dorothea es pakistaní.

                         Como que Jane no se parece a sus hermanas

Mas encima si se necesita de un actor para dar vida a un guardia, a un criado o incluso una dama de la reina, debe ser negro. Como sabemos que en la corte de Enrique solo había un moro, el trompetista John Blanke,  este cambio resulta  irritante y desconcertante.

 

 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Esos Escandalosos Bolena: Un nuevo docudrama sobre Ana y su familia

 


Becoming Elizabeth no ha sido la única contribución del 2022 a La Tudormania. La BBC ha hecho una docuseries sobre la familia materna de Isabel I. Ya saben a quién me refiero,  a esos Bolena a los que la ambición destruyó, pero que llegaron a poner cuatro reinas en el trono inglés.

Para quienes desconozcan la diferencia entre documental y docuseries. La primera tiene la duración de un filme, aunque se limite a poner imágenes del archivo histórico como acompañantes a la narrativa. La docuseries toma un suceso histórico y lo describe en varios episodios usando esa combinación de catedra de historia e imágenes pertinentes. En ella participan actores dramatizando sucesos históricos que son interrumpidos por los comentarios de un panel de sesudos historiadores.

A mí se me acabaron las ganas de ver docudramas después del vergonzoso The Last Czars. Ni siquiera he acabado uno francés sobre los últimos días de Maria Antonieta. Además, ¿qué me podían contar de Los Bolena que no supiese ya?



Yo creía que, con mi exploración de los descendientes de Catalina Carey, hija de Maria Bolena (y quizá de Enrique VIII) había acabado con esa fastidiosa familia. Este nuevo documental que en tres episodios nos narra el auge y caída de Los Bolena, nos lleva en otra dirección, a conocer los orígenes de Tomas Bolena.

Este individuo al que siempre he despreciado (agradezcámosle a Sir Mark Rylance y a Nick Dunning que lo interpretaron respectivamente en La Otra Bolena y Los Tudor) por oportunista y mal padre, tuvo una vida muy interesante. Mas interesante es su origen que la serie nos muestra a través del primer acto de esa tragedia.



Oí por primera vez el nombre de Ana Bolena unas semanas antes de ir a ver Ana de los Mil Días (la muda Vanessa Redgrave de A Man for All Seasons resbaló por mi memoria). Fue en revistas del corazón que como era costumbre en Chile,  servían de propaganda a las coming attractions. Antes de ir al cine,  uno ya estaba informado de chismes sobre los actores, secretos tras bambalinas y si el argumento giraba sobre algún suceso histórico, nos daban una narrativa de trasfondo.

Recuerdo haber conocido la tragedia de Ana y bastante sobre su pasado, su estadía en la corte francesa y su compromiso fallido con Henry Percy. Algo que llamó mi atención es que se decía que, sin ser hermosa, Ana impactaba con su look exótico, con un cabello y ojos oscuros que parecían atestiguar que los Bolena tenían su origen en España o Italia. Curiosa teoría que no ha sido repetida en este siglo. Este docudrama nos dice que el verdadero apellido era “Bullen” y era totalmente anglosajón.


De Granjeros a Cortesanos

Los Bullen eran clase agrícola, simples granjeros . Esto cambió cuando Geoffrey Boleyn se marchó a Londres a mediados del siglo XIV a probar suerte en la sombrerería.  La serie nos cuenta que llegó a ser alcalde de Londres. Lo que no nos cuenta son dos factores muy importantes en la meteórica ascensión de su nieto Thomas y de los hijos de este. El abuelo de Geoffrey (Sir Geoffrey después su elección como alcalde) se había casado con la hija de un caballero y su ascensión a la alcaldía había sido precedida por otros altos puestos incluyendo miembro del parlamento. Ambos factores convencieron a Tomás, nieto de Geoffrey,  que para ascender en la escala social de la Inglaterra Renacentista se necesitaba de perseverancia y de un matrimonio ventajoso.



La madre de su abuelo había sido hija de un caballero, el alcalde Bolena se había casado con la hija de un barón y la madre de Tomas Bolena era la hija del Conde de Ormonde. El haría un enlace que eclipsaría a todos casándose con Elizabeth, miembro de la linajuda familia Howard e hija del Duque de Norfolk. Gracias este matrimonio no solo pudo Tomás adquirir fortuna y varios castillos, además emparentó con otro Tomás, su cuñado el volátil Duque de Norfolk.

La serie nos deja claro que este parentesco a veces coloca a Bolena en aprietos, pero él es muy inteligente y ambicioso. Pronto se encuentra bajo el patronaje de otro Tomasito, el Cardenal Wolsey.  Bolena comienza a hacerse un nombre en el campo de la diplomacia, profesión que lo tendrá viajando constantemente.



Las ambiciones de Tomas alcanzan a sus hijos: Maria, Ana y Jorge . Consciente de que deberán casarse bien para ascender, pero también ser presentables en la corte donde buscarán colocación, Bolena ordena que sus hijas reciban la misma educación que el hermano. A la par de aprender a llevar una casa principal,  y estudiar etiqueta, música, baile y canto, Maria y Ana reciben clases de matemáticas, historia,  idiomas, equitación y hasta ajedrez.



En sus misiones diplomáticas, Tomás cae en Flandes en la corte de Margarita de Austria. Hacen amistad y el embajador consigue un puesto de dama para Ana. Con solo doce años, Ana debe abandonar casa, familia y país para vivir entre extraños. La serie nos hace conocer sus cartas a su padre en las que se nota su afán por complacerlo.



En esa corte, se dice que Ana por primera vez tuvo contacto con intelectuales ‘disidentes” lo que a llevaría a interesarse en la Reforma. En la serie nos hablan de otra Margarita, la hermana de Francisco I (autora del Heptameron) que se convertirá en mentora de Ana en lo que se refiere a la Nueva Fe.

Ana, La Francesa

 Tomás encuentra otro puesto de mayor importancia para sus hijas. A Maria Tudor, hermana de Enrique la han casado con el decrepito Rey de Francia. A su sequito son añadidas dos damas, Las Chicas Bolena. La serie hace mucho hincapié en lo bien que le va a Ana en la corte francesa. Tanto que cuando la Reina María enviuda y regresa a Inglaterra (y en el camino se casa con Charles Brandon) , Ana permanece en la corte, ahora convertida en dama de la nueva reina, Claudia de Valois,  esposa de Francisco I.

Nos dice la serie que Anita era fenomenal en lo que se refiere a las relaciones públicas, que conocía a todo el mundo, que caía muy bien, etc.. Etc.. Perfecto, pero surgen dos interrogantes. La primera referente a Maria. ¿Por qué ella si debe dejar la corte francesa, regresar a su hogar y casarse rápidamente?  Hay una escuela de historiadores que creen (basándose en rumores cortesanos y declaraciones de Francisco I) que María se portó muy mal en Francia y que el único camino que le quedaba era un matrimonio rápido con un gentilhombre como William Carey que sin embargo no era el partidazo que Tomás Bolena deseaba para yerno.



Como la serie se va por el camino dictado por Philippa Gregory donde Maria es casi forzada por Enrique VIII a ser su amante, no podemos apoyarnos en esas teorías. El que Maria sea apartada de la historia familia resulta incomprensible

No me creo tampoco la importancia que adquiere Ana em Francia.  Para ser importante en una corte de entonces se necesitaba que una mujer estuviese casada con un gran señor, fuese amante de un gran señor (de preferencia el monarca) o tuviese la confianza de la reina.

Como Ana no cabe en ninguno de esos casos y no posee un gran apellido no se entiende que ande revoloteando como mariposa que nunca se quema las alas. Lo normal es que hubiese buscado un esposo importante entre los aristócratas linajudos y no lo hizo. Cuando regresó a Inglaterra, tenía 19 años. De acuerdo con los estándares de su tiempo era casi una solterona y todo lo que tenía para presumir de su estadía en Francia es que había llegado “afrancesada”.



La serie nos habla de una Ana que recuerda a la de Wolf Hall, que finge ser francesa, que habla con acento , que adopta actitudes prendidas en sus días en la Corte Valois. Esto puede parecer irritante o encantador. Uno de los encantados es Henry Percy heredero del Conde de Northumberland. Ana se ha prometido casarse por amor y parece que el destino busca complacerla. Tomás Bolena, está encantado con el futuro matrimonio, pero interviene el tío Howard.



El Conde de Ormonde ha fallecido. Su título es disputado por un pariente irlandés y Tomás Bolena. Al Duque de Norfolk se le ocurre zanjar el asunto, casando a su sobrina Ana con el pariente. Este detalle que yo desconocía escandaliza a los Bolena. Irlanda es considerada una jungla, sus habitantes son unos salvajes.

Ana se rehúsa categóricamente y su padre la apoya, pero Tomás tiene otro problema. María, ahora Lady Carey, está casada con un cortesano que atiende al Rey. Enrique ha asistido a la boda de su ayuda de cámara,  tal vez sea ahí que se interese en la novia. Pronto Maria se ha convertido en dama de la reina Catalina.

El rey se interesa en ella y la pobre María debe someterse al capricho real. La serie nos dice que Tomás Bolena no está muy contento con el adulterio de su hija. Enrique cambia de amante todos los años; no hace público su devaneo con Lady Carey; cuando nacen los hijos de María el rey no los reconoce. Aunque Enrique cubre de honores a María y a su esposo, la situación de ella es precaria y puede su mala reputación afectar los prospectos matrimoniales de su hermana.



Sin embargo, Tomás Bolena puede estar satisfecho. Ha sido nombrado Tesorero de la corte. Ha perdido el título de Ormonde por ahora, pero el rey lo ha nombrado Vizconde Rochford, un título que Tomás, cuando reciba el título de Conde de Wiltshire,  le traspasará a su único hijo varón, Jorge. El primer episodio habla poco de Jorge. Tal como con Maria, sus vidas son apéndices de lo que haga Ana.



A Ana le ha salido un obstáculo en su plan de convertirse en Condesa de Northumberland. Sorprendentemente, es el Cardenal Wolsey el que se opone a la unión considerando a la chica Bolena como muy poca cosa para esposa de un conde. Con eso Wolsey se ha echado encima una peligrosa enemiga, pero falta un tiempo para que Ana pueda cobrar su venganza.

Dama de La Reina, Rival de La Reina

Maria es abandonada por su regio amante y vuelve al campo con su marido y sus hijos. Ni menciona la serie la posibilidad de que estos sean vástagos reales. Maria desaparece y es Ana la que comienza su ascenso de cortesana. Para curar el despecho amoroso de su hija, Tomás Bolena le consigue un puesto en uno de los sitios más cotizados de la corte, el sequito de La Reina Catalina.



Otro factor, para mi desconocido. En términos sociales, había dos cortes . La primera obviamente era la de Enrique y sus favoritos, Charlie Brandon y su primo Henry Courtney, Marques de Exeter,  que curiosamente nunca aparece en la ficción. Es ahí donde Tomás Bolena pretende llegar y donde su hijo Jorge ha conseguido un puesto como Copero Mayor del Rey.

La otra corte, la componen Catalina y sus damas. Algunas ya las conocemos, la famosa Maria de Salinas, Elizabeth Darrell, amante de Thomas Wyatt, y por supuesto, Ana Bolena. Ser dama por ese entonces era una “carrera” abierta para las hijas de la aristocracia.

Nos cuenta la serie que es la belleza de las damas la que atrae a los petimetres de la corte a ese círculo y que ninguna más deseada que la sofisticada y exótica Bolena. Sin embargo (ni mención del affaire con Wyatt) Ana no consigue un buen marido . Tiene más de veinte años, lleva una década gravitando de corte en corte y no ha conseguido lo que su humilde hermana tiene, un esposo gentilhombre. A mis ojos Ana es una fracasada y sin embargo nadie lo dice. ¿Que desea Ana Bolena? ¿Es acaso la atención de Enrique? Porque pronto la consigue.





La serie nos muestra un LIbro de Horas que los enamorados, en un acto semi blasfemo, usan para intercambiatr mensajes  románticos. Enrique pone sus requiebros amoroso ante un imagen de Cristo martirizado pretendiendo que el igualmente es un mártir de amor no correspondido. Ana le responde ante una imagen de la Anunciación, como anunciando que será ella la que le dará el deseado heredero. La serie especula que Ana ha dejado atrás su sueños juveniles de casarse por amor. ¿Pero hasta donde planea llegar con su nueva ambición?




Cuando Tomás se entera de la nueva conquista del rey, retira a su hija de la Corte y se la lleva a su castillo de Hevers en Kent. Los catedráticos no saben decir si se trata de una estrategia para manipular a Enrique o si Tomás teme que otra hija sea arruinada por el regio sátiro y que ahora Ana pierda para siempre reputación y oportunidad de contraer un buen matrimonio.

Desde Hevers Ana continúa su devaneo con el rey que le escribe en mal francés (para demostrar su sofisticación). El mensajero del amor es Jorge Bolena. No solo ha sido cómplice de su hermana desde la infancia, además ahora se ha convertido en válido del rey. De Copero Mayor ha pasado a hacerse cargo de los galgos de caza de Enrique (al parecer ese es un gran ascenso).

Enrique,  enloquecido de pasión,  cubre a Jorge de privilegios, pero sus ofertas a Ana caen en oídos sordos. Ella quiere todo o nada. El rey le hace una oferta que no le ha hecho a ninguna mujer. Colocarla en el puesto de Maitresse du roi, la querida oficial del rey, con los privilegios casi de esposa. Riquezas, respeto, un estatus importante para los hijos que haya de la relación. Ana sabe que ser amante, por muy oficial que sea, no es ser reina,  que sus hijos por ser bastardos no tendrán acceso al trono. Ana solo regresa a la corte bajo la promesa del rey de hacerla su esposa.



Enrique encarga al Cardenal Wolsey el asunto del divorcio. No parece difícil, con ayuda papal muchos matrimonios de reyes se han anulado, pero surgen problemas. La Reina Catalina se niega a aceptar que su primer matrimonio fue consumado. Con su negativa desaparece el gran causal para anular su unión. El Papa teme incomodar al Rey- Emperador pasando por encima de la voluntad de la tía de Carlos.

Wolsey se embarca en una batalla fútil. Las puertas se le cierran. Ana se acuerda de que el cardenal es su enemigo. En una jugada desperada, Wolsey convoca un juicio público. Espera humillar y amedrentar a la reina, pero Catalina hace lo inesperado. Se arroja a los pies del rey y le recuerda su noche de bodas donde jura haber sido virgen. Acto seguido abandona la sala en compañía de sus damas. El pueblo al enterarse apoya a la reina y Wolsey sabe que ha llegado su fin. Los Bolena convencen al rey de buscarse otro fixer. Ana se ha vengado de su primer enemigo.




El tercer episodio es el más desilusionante. En una hora,  los productores pretenden abarcar toda la vida pública de Ana Bolena y su familia. De como ella convenció a Enrique de cortar los lazos con Roma, su boda, el nacimiento de su hija, el hastío del rey, su arresto y ejecución (junto a su hermano) y la caída de Los Bolena.



Aunque conozcamos los detalles de La Tragedia Bolena, igual a Los Tudormaniacos nos ha de parecer un episodio apresurado y poco informativo. Para los novicios en el tema, todo lo que se cuenta aquí parecerá confuso e incompleto. No les hubiese costado tanto hacer la docuseries en cuatro en vez de tres capítulos. En resumen, es un docudrama interesante que aporta algunos detalles desconocidos, pero, aunque me han gustado los actores no tengo buena opinión de los catedráticos. Todos ilustres desconocidos, ni muy atractivos ni muy sabihondos en el tema.



Mientras veía Becoming Elizabeth, en esos episodios tan aburridos que me distraían de lo que ocurría en pantalla, meditaba en lo triste que era que Isabel no pudiese pensar en su madre sin rencor y vergüenza y que Los Bolena, otrora tan poderosos, fuesen solo un mal recuerdo que limitaba la felicidad de su última descendiente. Por suerte, no ocurrió lo mismo con otra Elizabeth, que recientemente nos ha dejado. A Elizabeth Windsor nunca le pesó ser descendiente directa de Maria Bolena (¿o Bullen?). Y es que ese fue el gran logro de los Bolenas, poner dos reinas consortes de su sangre (Ana Bolena y la Queen Mum) y dos reinas por derecho propio (Las Isabeles)  en el trono inglés.

 

martes, 16 de agosto de 2022

¿Fue La Reina Virgen Víctima de Abuso Sexual? De Como las Sensibilidades Modernas Arruinaron a Becoming Elizabeth.

 


Enrique, El Gordo estira la pata en una noche oscura. Sus tres hijos sobrevivientes son llevados de prisa a un lugar que no se sabe si es refugio o mazmorra. Maria, Isabel y Eduardito se abrazan aterrorizados. Será la última vez que los veamos unidos porque Becoming Elizabeth nos deja en claro que los Tudor pueden ser más disfuncionales de lo que ya creíamos.  Mientras esté trio anda de las greñas, Inglaterra vivirá las últimas décadas antes de volverse una potencia.



Un Spoiler Histórico: Esto es lo que Pasó

Volvamos un poco a la historia, retomando el último episodio de Los Tudor. El obeso muere dejando como heredero a una criaturita de frágil salud, pero de férrea fe protestante. También deja una viuda y un país insatisfecho. La viuda, Catalina Parruna de las mente más brillantes de la corte Enriqueta bastante agotada por el matrimonio con un tirano loco y sádico todavía posee sueños románticos. Sin esperar al paso del luto,  se casa con su viejo amor, El Almirante Sir Thomas Seymour.

Primer Problema: El Almirante es tío del rey. Segundo problema, Catalina es la única madre que Eduardito ha conocido. Este matrimonio huele mal sobre todo para el Lord Protector, Edward Seymour, hermano de Thomas y tutor de Eduardo VI.

Para protegerse, Los Seymour se llevan a vivir con ellos a Isabel. Por un lado, Catalina quiere a su hijastra, por otro ambas comparten “la verdadera fe”, pero también hay algo más. El Matrimonio Seymour necesita de una pieza para entrarle al juego de tronos de esta nueva Era Tudor. El problema es que el almirante, muy juguetón el, tiene otros intereses en Isabel que van más allá de hacerle cosquillas en la cama o cortarle el vestido, a lo Zorro, con su espada.



Es solo cuando Catalina,  embarazada , descubre a su marido besándose con la hijastra que se pone las pilas y envía a Isabel lejos de su casa. Catalina muere de parto, El Rey Eduardo está camino a seguirla, la ambición del viudo Thomas aumenta. Se ve derrocando al hermano, coronando a Isabel y el convertido en rey consorte.



La ambición desmesurada tiene castigo. Se descubren los planes del Almirante, pierde el apoyo de su sobrino, pierde la cabeza. Para no perder la suya, Isabel hablará pestes de su “padrastro”. Su nana Kat Ashley declarará bajo juramento que Sir Thomas acosaba a la princesa, que intentó violentarla. Estas declaraciones confundirán a los historiadores por siglos. Solo los muertos conocen la verdad.

No he dado spoilers, lo que cuento no es más que lo que se enseña en clases de historia (o se enseñaba) y que la serie ha recreado de manera apegada a la historia oficial. A los troneros nos es más fácil ver a Eduardito como un Joffrey Baratheon cuando es más Tommen (el del libro) y al triangulo romántico principal como Meñique-Sansa-Tía Lyssa Arryn, pero Sir Thomas es menos hábil que LIttlefinger,  Catalina meno boba que Lyssa,  y ciertamente Elisabeth supera en todo a la niña Stark. Esto lo notamos gracias a muy buenas actuaciones de Tom Cullen que deja atrás series bochornosas como Knightfall, Jessica Raine que nos sorprende nuevamente con su versatilidad y Alicia von Ritterberg que ya había atraído mi atención en Charité.



Voy a dejar de lado, por un instante,  en mi repaso de la serie,  este triangulo que es la comidilla de críticos y paso a otros temas de importancia en la Era Tudor como política y religión. El primer problema y del cual hablan ya en la primera entrega,  es Escocia. Cuando dejamos al país de las gaitas en The Spanish Princess teníamos un rey muerto, una reina casquivana, Meg, hermana de Enrique VIII, y unos pequeños, uno de los cuales reinó como Jacobo VI. Casado con la francesa María de Guisa, a su prematura muerte,  el rey deja varios bastardos, pero solo una heredera legitima, Maria Estuardo. A la muerte de Tío Harry, Maria de cinco años anda medio comprometida con Eduardito, pero sus parientes franceses no la quieren casada con un reyecito con ínfulas luteranas.



Enojados,  los ingleses mandan un ejército capitaneado por el Duque de Somerset que arma una guerra conocida como el Rough Wooing (cortejo brutal) . Todo en vano. Aunque Somerset les da una paliza a los escoceses, Los Guisa logran capturar a la reinita y llevársela a Francia donde algún día se casará con el heredero al trono, Francisco de Valois. Si , todos lo vimos en Reign.

Lady Jane Gray y María antes de ser “Bloody”

Escocia se les ha escapado de las manos a los Tudor, y Francia se ha convertido en su enemiga. A Lord Somerset se le ocurre que mejor que el sobrino se case con alguna chica inglesa fácil de manejar. La elección cae en Lady Jane Grey, nieta de Charlie Brandon y sobrina nieta de Enrique VIII. Aquí es interpretada por Bella “Lyanna Mormont” Ramsey

Apenas Catita y Tomasito Seymour se enteran de los planes del Lord Protector, se llevan a Jane a vivir con ellos, a tomar lecciones de griego con Isabel, mientras los dueños de casa follan sonoramente en el cuarto contiguo. A Isabel no le hace ni pizca de gracia que su prima venga a quitarle espacio. En su primer encuentro, se lo hace saber de la peor manera. La pobre Jane no encuentra nada peor que decirle algo así como “ya que tú y Maria son bastardas, yo soy la próxima heredera del trono si Eduardo se nos muere”.



Hablando de Maria, me temo que es la mejor actuación , mi personaje favorito,  y que por primera vez le veo el atractivo a Romola Garai. Es triste que el público (a menos que haya coincidido con la excelente visión de Michael Hirst de esta desdeñada figura histórica) solo la vea como solterona beata. Lord Somerset se refiere a ella y a Eduardo como “fanáticos”. Una definición fácil en la boca de un hombre cuyo único fanatismo es la ambición de poder.

Debemos comprender, primero, que Eduardo es apenas un niño de nueve años. Segundo que fue criado por Catalina, quien antes de tener a Seymour en su cama, fue devota defensora de la Nueva Fe lo que casi le costó la cabeza. Tercero, y la serie no hace hincapié en esto, el reyecito está muy enfermo. Es común en los enfermos apegarse más a su fe, si la tienen.

El caso de Maria es casi tan patético. A sus 31 años ha sido despojada de todo: estatus, familia, agencia. Solo le quedan la fe y su virtud. Vio a su madre morir por la religión católica, vio amigos y parientes (los Pole) ser torturados y masacrados por su credo. Es imposible pensar que una persona que haya pasado por lo que ha pasado no encuentre identidad en sus prácticas religiosas.



Tristemente, la persecución de Eduardo y sus amenazas son rigurosamente históricas. El niño-rey insiste en que su hermana renuncie a la Iglesia de Roma, y deje de oír misa aun en sus aposentos. Maria huye a un castillo lejano y hasta allá llegan los esbirros de hermano que también es su ahijado. Maria es muy astuta y se da cuenta que necesita estar unida a Isabel, pero también se da cuenta del juego de su madrastra y como este aleja a su hermana.



La serie nos pone a Maria con solo dos apoyos. uno es el embajador español el otro es el enigmático Sir Pedro. Ambos son interpretados por actores de color. Aunque es imposible que el embajador hubiese sido un negro (entonces se les conocía como blackamoors), el caso de Sir Pedro es más cercano la realidad.

Lo conocemos como mercenario al servicio de Ned Somerset en su guerra escocesa. De vuelta a la vida civil, Pedro parece no tener cabida en una corte blanca y protestante, hasta que tiene un encuentro con una desconocida en una capilla católica. Descubrir que su correligionaria es la nieta de Los Reyes Católicos hace que Pedro transfiera su lealtad a una princesa que representa los intereses de su fe y los de su tierra natal,  España.



Una Controversia Innecesaria

Una lástima que no nos detengamos más en esta singular amistad o en el personaje de Maria. Para bien o para mal, la serie se llama Becoming Elizabeth y se enfoca en la futura Reina Virgen….y he ahí el problema. Desde el comienzo que es notorio que más que retratar la historia de ese periodo y a sus personaje,  el cuento se apoya en los amores de Isabel con su padrastro.

El tomar una anécdota que puede o no haber ocurrido en la vida real, y dárnosla como un hecho consumado demanda cierta seriedad y compromiso. Exige que se describan los hechos como una violación de facto, con Isabel atrapada en una red tendida por un hombre de mundo, empujada por las circunstancias a ser la amante de un hombre casado y atormentada por lo sucedido. La otra opción es describir una jovencita que se enamora casi a primera vista y hace lo imposible por conseguir al hombre que ama.

Anya Reiss ha elegido este último camino, algo que a los críticos les ha repugnado. Las primeras semanas de la serie al aire yo ya estaba agotada de leer titulares que hablaban de abuso sexual, de conductas inapropiadas,  hasta de pedofilia.  Entretanto el público veía en pantalla una pareja que derramaba química a raudales. Isabel y Seymour parecían muy enamorados, o al menos felices de estar juntos. En resumen, aquí no veíamos ni víctimas ni victimarios.



 Lamentablemente, Anya Reiss comenzó con muchos bríos y luego se acobardo. La actitud de Decider y de otras publicaciones de rebuscar en el pasado de la escritora para encontrar en su obra indicios de romances (en tiempos modernos) entre niñas al inicio de su adolescencia con hombres mayores,  puso a la guionista en el banquillo de los acusados.  Sintiendo la espada de la cancelación pendiente sobre su cabeza, llevó a Reiss a hacer declaraciones de que era consciente que se trataba de un abuso sexual, pero culpó a los actores de creerse los papeles. WTF?

No voy a darme el trabajo de comentar cada paso de la escandalosa polémica. No se cual artículo es más hipócrita, ignorante y poco profesional. Pero me han demostrado que, si hasta yo con mi edad y experiencias,  puedo ser manipulada por los medios, cuan peligrosos será el efecto de estas cancelaciones en mentes más ingenuas.

Becoming Elizabeth pasará a la historia como una serie controversial. Cualquier otro merito o defecto ocupará un espacio terciario. Se la verá como algo que debe ser combatido o disfrutado como placer culpable, como cuando las parejas de antaño se escabullían a ver un filme porno. Mi duda quedará en si siempre se la quiso publicitar desde ese ángulo.



No es la primera vez que estos amores trágicos llegan a la pantalla. En la hermosa Young Bess, Jean Simmons vivía un amor romántico, pero platónico,  con Stewart Granger, un amor imposible debido a él estar casado con la madrastra de la princesa.



No recuerdo que se mencionase la diferencia de edades o la extrema juventud de la princesa, tal vez porque Granger además de ser catorce años mayor que su coestrella era su esposo en la vida real. Fue en Elizabeth R. donde creo que se exploró de la manera más adulta esta historia. Sin tener que llegar al término “pedofilia”, vimos en flashbacks los acosos de Seymour a su hijastra, pero también vimos a la futura reina llorando la muerte del almirante.

El tema no ha vuelto a ser tratado en ninguna de las series y filmes concernientes a la juventud de Isabel. Es solo ahora que Anya Reiss ha querido causar controversia con su fanfiction sobre lo que pudo realmente suceder entre Isabel y el marido de su madrastra. Valga decir que lo ha logrado y que le compro sus teorías. Una lástima que las sensibilidades modernas de sitios como MarySue y Vulture, tan woke que caen en la mediocridad, se hayan olvidado del contexto histórico y anden con soponcios puritanos de ser obligados a ver escenas (ningún desnudo) que los escandalizan.

A mí no me provocan asco. Lo que me da es mucha tristeza porque sé que ese romance nunca tuvo muchas chances de sobrevivir. No me parece escandaloso que Isabel se enamorase de un hombre como Seymour que a pesar de su edad era un Don Juan reconocido. Tampoco me parece mal que ella,  desde el primer día, planeara casarse con él, puesto que las chicas de su clase se casaban a esa edad. Su tía, Margarita Tudor se casó a los 13 años. Julieta Capuleto se casó a los 13 años. Lucrezia Borgia se casó a los 13 años.



Tampoco la culpo por seguir amando e incluso entregándose a un hombre casado. No es que esté exonerando al puerco de Seymour. Es tan bruto que lo hace todo mal y acaba poniéndose en peligro él y peor aún, poniendo en peligro la vida de Isabel. Lo que me niego es a quitarle agencia a Isabel y menospreciar sus sentimientos.

Debemos verla con mayor madurez que una adolescente de hoy. Lo entendemos cuando sabe reconocer los síntomas de un posible embarazo tal como sabe que llegado el caso existen curanderas que la pueden ayudar a abortar. Si no apreciamos la gran capacidad intelectual de Isabel,  y su tal vez precoz sabiduría y poder de supervivencia,  no entenderemos su primer momento de gloria, cuando se defiende brillantemente de la corte inquisitorial que quiere convertirla en cómplice de Seymour en el supuesto rapto/regicidio de Eduardito.



Lo Mejor de la Serie

Se ha hablado mucho de como la relación con Seymour afectó a Elizabeth. Lo creo,  todo primer gran romance afecta nuestros amores futuros. En el caso de la Reina-no-tan-virgen la predispuso a enamorarse de ambiciosillos fatuos: Robert Dudley, Sir Walter Raleigh y el Conde de Essex. De hecho, ella más tarde explicaría su atracción por Raleigh con un “me recuerda al Almirante Seymour”.

Incluso en el último episodio cuando, Somerset,  camino al cadalso, le pide perdón a la princesa por lo que le hiciese su hermano, Isabel, muy entera le dice,  “yo era una mujer adulta”. Acaba suplicándole que no odie al Almirante. 



No quiero dar más Spoilers, pero terminé llorando. Es lo triste de ver una serie que trata de serle fiel a la historia. Hay momentos en que uno quisiese el indulto para Somerset o que Elisabeth se case ahí con Robin Dudley, pero sería negar los textos de historia,  seria negar la vida real.

Ya he hablado de las excelentes actuaciones,  de Jessica Raines que me ha conmovido y de Tom Cullen mucho menos perdido y más sexy que en Knightfall.  Se ha hablado mucho de sí Alicia von Ritterberg se ve muy mayor para hacer de Isabel. Es mejor una actriz veinteañera que una criatura que realmente nos haga pensar en el tema pedófilo. Bella Ramsey está excelente como la desdichada Jane Grey retratándola como lo que era:  una niña ingenua, sin glamur, sin la labia y el intelecto de Isabel, y que fue utilizada por su repulsivo padre para propósitos que acabaron con su familia.

La estética es apropiada, muy sombría con muchos claroscuros que se cifran en la ropa opaca y cabello cobrizo de la protagonista haciéndola parecer un cuadro de Lucas Cranach o un grabado de Durero. Aun en el exterior predominan los verdes bosque y grises azulados. Tenemos claro que este es un mundo triste, peligroso y siniestro sobre todo para los pobres hijos de Enrique VIII. 



Contenido Violento y Gory: Curiosamente la mayor violencia pareciera ir dirigida en contra de los animales. Dolido por la traición de su hermana y tío, el Reyecito manda desplumar un halcón.

Cuando el bruto de Seymour se le ocurre ir a secuestrar al sobrino mata de un balazo al cachorro favorito del rey . Ver a Eduardito llorando mostrarles a su consejeros el cadáver del perrito Arrow me rompió el corazón.



Mas desagradable fue la escena de cacería. En compañía de Dudley y otros caballeros de la corte, Isabel persigue un ciervo . al encontrarlo malherido se abalanza sobre el animal y lo degüella con su daga. Seymour, que está presente, se da cuenta que la princesa lo ha visto a él en el ciervo y que le ha hecho lo que le gustaría hacer al esposo de su madrastra en castigo por su traición. Creo que los productores querían mostrarnos que Isabel no era una criatura tímida, delicada sino una mujer fuerte de armas tomar. Lo único que consiguieron fue mostrarla como una mujer dura, cegada por los celos, lejos de ser una víctima ingenua.

Contenido Sexual y Desnudos: Muchas situaciones sexuales, pero no hay desnudos.

Contenido Feminista: A pesar de que el centro de atención del guion es Isabel, no hay desperdicio en los otros personajes femeninos. Mujeres fuertes, pero que deben someterse a los dictados de hombres que se creen superiores a ellas. El uso/abuso de la mujer como peón en un juego de trono que también lo es en el juego de las alianzas matrimoniales es evidente y vemos cómo afecta a todas desde la solterona María Tudor hasta la pequeña Jane Gray.



Factor Diversidad: Aunque no me creo el cuento de que el embajador español ante la corte de Eduardo VI fuese un ‘blackamoor” como les llamaban en las cortes Tudor, si acepto que Sir Pedro el Mercenario fuese de origen africano.