Defiendo a ultranza mi punto de vista. Lo que digo es y no hay manera de cambiar de idea. Cuando la mayoría no está de acuerdo con lo que pienso, me dan ganas de colgarme del palo más alto. Cuando una tiene el cerebro en desuso, la vista obnubilada y las querencias perdidas, todo se vuelve oscuro.
Desasosiego en la panza.
Termino por tirarme en el sillón de la marmota mirando el cielo raso. Tengo perdido el sentido de la vida. La lluvia afuera con sus truenos destemplados, no admite sonido alguno. Las ideas discurren un verso sin sentido. Alegoría sin quebranto.
¿Y dónde está la mamá? Parece como si estuviera muerta o desaparecida o fuera una sombra sin sentido.
El sedentarismo adoptado me está cambiando el nombre.
En menos de lo que canta un gallo, pasaré a ser la MaLquEruEdA.
Entra la vida por la puerta, platica conmigo. Me trajo pizza.
-¿Te gusta el ron?
-No para morir deshabitada.
Curso una vida a destajo.
Luego el gato acaricia mi mano. ¿Tú me comprendes verdad? ¿A ti nunca te han dado ganas de desaparecer del universo mundo?
No, ¿verdad cabrón? Tú si sabes vivir como quien espera de la vida un milagro. Contemplaciones al sol. Somnolencias en do mejor. Sueños irreverentes. No pierdas la fe, mami.
Llega la noche, la lluvia termina haciendo silencio. El bicho asustado por la tormenta vuelve a casita. La vida es tan sin preocupaciones cuando se encuentra uno a salvo junto a lo que más quiere. Acurrucada en mi camita, miro qué tan alto estoy del precipicio. Dame la mano, paloma. Está roncando. Otra vez será menester salvarme de mis gloriosas ideas paranoicas.
Al otro día, uno piensa que no tener un arma en casa es la mejor elección. La vida se mira de otra forma. La gravedad de los problemas no era tanta. Se resuelven con palabras suaves, mirando a los ojos de quien escribe. Para una depresiva en fuga, lo que parece trivial para ella, no lo es.
Nunca pensé decirlo, pero hoy especialmente me alegro de estar viva.
De lo que me hubiera perdido.
No todos los días uno deja de ser el centro del universo
para convertirse en un miembro más de la familia.
El sol comenzó a girar alrededor de los planetas.
No estaba preparada para ello.
Sobreviviendo en solitario.
Miguel Hernández regresó para recordar a Emilio y los días que le gusta vivir.
Aprendiz de todo, oficial de nada.
En mi otra vida debí ser una tipa muy ¨leida y escribida¨, de otra forma no encuentro cómo es que puedo hilar dos frases seguidas acordes con lo que pienso.
Los viernes tienen un dejo de desamparo.
El corazón quiere parar, se me atora el último latido en la garganta. Las cosas no son lo que parecen. Qué risa me da la risa de reírme tanto.
Ya llegará.
Bien decía Compi: México perdió en ti a la más grande actriz dramática.
El tiempo no da para ser exactos.
Cuatro meses son pocos para quién no le gustan las libertades fuera de casa. De todos modos floreces en diciembre. Y leo y vivo, y muero y río, y canto y recito poesía a los loros, y canto desesperanzas a los gatos del tejado.
Elevando la vista al negruzco cielo azotando las pestañas en flagelo emancipado.
Queda poco por ver, queda mucho por aprender. Queda nada por sentir.
Las avestruces meten la cabeza a la tierra por vergüenza.
Nadie tiene tanta cabeza con tan poco cerebro.
Me esfumo en cuestión de risas.
Quedarse es cuestión de enamorar a los nardos.
A la nada me vuelvo, donde he de resistir el último aliento.