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jueves, 23 de octubre de 2014

Situaciones en conserva

Mírate al espejo
reconócete en esa mirada
lánguida
de labios oblicuos y
sonrisa mal dibujada.
Payasos de la fe.

Cicatrices pasadas,
voces eternas de accidentes obligados
por el destino imberbe
agazapado en la piel morena,
geografía de tu cuerpo inhabilitada para el amor.
Íconos de gloria.

Mirada profunda,
melancolía de poemas mal escritos
al algo que no se ve
tatuado en tus ojos cafés de niña
jamás besados.
Inocencia equilibrada.

Voces infecundas
caracteres gloriosos
llamándote al deseo inocuo de querer ser amada
por unos labios sutiles
delgados,
inquietos buscadores de sensaciones
en ese monte escaso de ilusión,
caminito a la gloria.
Supuras libélulas de sol.

Mírate al espejo
reconoce bajo las ortigas de tu cuerpo
la muralla equidistante entre el amor y el odio
que construiste para alejar los amores intensos
de un poeta catador de versos febriles
y de dedos sabios.
Orgasmo de ojos abiertos.

Sin decir nada
tírate al abismo de locura del amor verdadero
sin miedos ni complejos
y sé feliz
como nunca antes lo habrás sido.
Vasallos del amor prohibido.

Déjate llevar de la mano,
descubre en sus besos
el extraño enigma del amor
en tiempos que ya no son para soñar.
Exilio en dos porciones.

El amor no obliga
ni cuestiona,
ni cansa
ni maltrata.
El amor redime,
gánate la gloria
de la mano de quien has elegido bien
Gloria in excelsis deo.











martes, 7 de febrero de 2012

De a poquito





Estoy tan del otro lado de la lluvia, sintiéndome tan pequeña, tan sin risa, tan sin recuerdos, que muero de a poco y tu sin mirarme.

Ojos cafés.

Gota chiquita ahogada en las tierras lodosas del atardecer canicular
Lluvia tocada por el hastío febril de una mañana insoportable de desatinos encadenados como luciérnagas esclavas del olvido.

Goteo de sangre roja en cama nupcial.
Clamor de truenos de cielo meditabundo.
Petirrojo sin sentido en el holocausto del día.
Todo camina sin sentido... Y tu sin mirarme.

Cabizbaja transito tus huellas que me llevan a donde te encuentras. Huellas vagamundas de inverosímil insensatez.
Peregrina de culpas y deseos fuera de tiempo.
Queveres olvidados.

Caballos en estampida destrozando el pensamiento en alas rosas.
Orgullos corrompidos por besos rutinarios.
Baile de estrellas fugaces con aromas de jazmín
Ostia sagrada en lengua viperina.

Ojos tristes
No vuelvo sobre mis pasos, señal de derrota tergiversada de Ave Fénix en picada.
Mujer viviendo a destiempo
Vista cansada, quintaesencia del destino.

Manos frías, pequeñas caricias vertidas en vientres temblorosos.
Rompe mi cuerpo en súbita desesperación de espasmos orgásmicos reventados en gemidos guturales.
Quiero vivir bajo la lluvia para que nadie sepa que estoy llorando.

De a poquito muero y tu sin mirarme.












*Imagen de google.

jueves, 26 de enero de 2012

Mira... te voy a explicar hermosa





¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy FeliZ! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy FELIZ! ¡SOY FELIZ! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz! ¡Soy Feliz!
Mañana es viernes y soy muy feliz. 

Te voy a explicar:

Mañana te voy a ver hasta que mis ojos se cansen y mi corazón lata sin ritmo. Te voy a besar y pediré que te dejen acostar conmigo. Te voy a cargar hasta que mis manos pidan descanso y aún así seguiré cargándote.
Seré para ti, el hada gorda que te sigue a todas partes.

Y cuando dormida te tenga en mis brazos voy a pedir un deseo a la estrella que tú y yo sabemos. La que brilla sólo para nosotras. Entonces con tu pequeño corazón latiendo junto al mio seremos una sola. 

¿Sabes mi Bella? Eres el sol que ilumina mis ojos, mi casa, mi familia. No sabes el bien que has venido a hacer a este corazón gruñón. 
Mi voz será como el viento que llegue a ti para arrullarte. Te voy a cantar ¨Señora Santa Ana¨ ¿recuerdas? Eres tan pequeña y ya tenemos tanto compartido.




Te amo mucho corazón mío, ya quiero que sea viernes.
Tengo un nudo en la garganta. Tiene razón la Gaviotica, cuando dice que mi blog huele a Natalia.

¿Sabes? voy a emplear mi tiempo en amarte. Voy a ser feliz Natalia, tú eres el milagro que ha traído a mi vida la sonrisa perpetua en mis labios.
Cuando te vayas, no voy a llorar. Sonreiré recordando los momentos que pasé contigo. Será la fuerza que me permita seguir adelante.

Te amo para siempre jamás y más allá de todos los tiempos. 












sábado, 16 de julio de 2011

Quizás en este precioso momento pueda ser como tú*






*No encuentro palabras para decirlo y a veces pienso que el pensamiento es un idioma de signos sin sentido...

Pensé que si dejaba de escribir sería la muerte, dejé de hacerlo un tiempo corto y mi vida se volvió un caos, no soporté mucho estar sin escribir. Debo hacerlo, mis dedos me lo piden. Debo escribir o enloqueceré...  debo seguir viva. 

Empecé a ¨hablar¨ menos, quedarme callada hasta que las palabras hincharan tanto mi pecho que debí  escribir como antes... como siempre, pero solo salían palabras sin sentido, No soy yo me dije y me asusté.
Pasó que ya no tenía nada que decir, mis dedos quedaron suspendidos sobre el teclado y me asusté, ya no había más.

No siempre entiendo que sucede conmigo, zarandeándome voy hasta que caigo terriblemente borracho...

Hace tiempo cerraba los ojos atrapando los buenos y malos momentos, construía historias, me sentía bien, había encontrado la sazón de la vida, pero desperté a la normalidad, me di cuenta que el lastre que cargaba quedó en el camino, ya no hay más sobre que llorar, sobre que hablar, sobre que sentir...

Tan solo déjame estar un momento a solas... Tan sólo déjame en paz

Introspección en una noche en que no debí quedarme sola, mañana volveré a sonreír, siempre pasa, unos momentos de introspección de vez en cuando hacen falta para mirar atrás y ver lo que se ha construido, tomar aire y seguir... así siempre pasa, una bocanada de aire y seguir tomados de la mano.

Quizás en este precioso momento pueda ser como tú...


¿Algún día volveré a ser yo? ¿Dónde me perdí? ¿Quién soy ahora?










*Flor venenosa, Enrique Bunbury

sábado, 4 de junio de 2011

Idos de la mente








No lavé el pelo con shampoo que lo deja oliendo a mañana fresca, no lo enjuagué con acondicionador para que cuando el viento meta sus dedos exhale un aroma libre... aroma a mis sueños volando en estampida.

Lavé el cuerpo con jabón neutro que no huele a nada pero que deja limpio de impurezas cada parte de mi piel. No desodorante, no perfume, no cremas, no maquillaje... nada más que jabón neutro, ni siquiera el perfume que me caracteriza, el que dice mi nombre, el dejo de mi recuerdo no podía ser rociado en mi.

Llegar al hospital me estremeció, ver los árboles llenos de pájaros escandalosos, las escaleras que nos llevaban a la cámara de tortura, pero que al ir de la mano de Barry y Kiku daban una poca de paz a mi tembloroso cuerpo.

Todo sucedió casi en un suspiro, desnudarme para vestirme con una bata fea, picar el brazo lastimado de tanto buscar el rojo líquido, tomar la pastilla para dar una poca de estabilidad... de serenidad en un gramo de sensatez... la soledad ante mi... el terror a lo desconocido.

Dejé los miedos doblados en el locker del hospital -luego viene por ellos me dijeron- sonreí. Las enfermeras esperaban que dejara de temblar viéndome con sus caras de santas arrepentidas, al lado de ellas un niño que revoloteba queriendo meter la nariz en todo, mis ojos buscando algo familiar del que agarrarme pero no había nada estaba sola en un mundo frío de idos de la mente.

Acostada en una especie de camilla, el médico puso a los lados de la cabeza una almohadilla para mantenerla inmóvil, me pusieron un casco con una rejilla parecido a los de fútbol americano, las manos a los costados no debía moverlas para nada cosa difícil, por último cerraron el tubo donde estaba a merced de lo desconocido -no se mueva ordenaron- cierre los ojos y descanse... dejé de moverme, menos el dedo índice de la mano izquierda no se doblegó y siguió apuntando a la salida, al regazo de mi familia que preocupada esperaba por mi.

El ataúd blanco que aprisionó mis sueños... mis miedos... mis risas, se cerró dejando que el frío se apoderara de mi cuerpo asustado haciendo saltar las ilusiones, dejándolas escapar entre los dedos, yéndose a posar a los pies que no dejaban de moverse haciendo que el médico me fuera a tranquilizar.

-Eres más fuerte que todo- recordé el instante que Barry me dijo eso, mis ojos dejaron escapar una lágrima que resbaló por la mejilla y se escondió en el cuello.

Vinieron a la mente las risas del Ángel de la Guarda pero fueron apagadas poco a poco por el ruido de la máquina en la que estaba metida, -Nadie debe mover tu paz interior- me dice constantemente mi Ángel pero nunca he podido hacerlo, quizás sea que no soy ángel, cualquier cosa desestabiliza mi interior... mi paz.

Un martilleo constante se escuchaba detrás de la nuca, aire frío se colaba por todos lados, la luz blanca del tubo -la cual no debí ver porque debía mantener los ojos cerrados- y el ruido de mi corazón queriendo salir de ahí... entonces sucedió...

Vi pasar la vida ante mis ojos, los rostros de Barry, Muny y Kiku, las caritas de mis mascotas, la sonrisa bonachona del Ángel de la Guarda, el rostro sereno de mi Profe, recordé los besos que se quedaron en los labios, las caricias guardadas en la yema de los dedos, los amores que se fueron, el cariño que no volverá...tus labios delgados, tu mano apretando la mía, el viaje que no será, el amor que no se dio... todo pasó ante mis ojos y yo...yo me quedé suspendida en el tiempo...  borrando mis memorias.















lunes, 9 de mayo de 2011

No tengo madre.




Por rudo que parezca así es, hace tanto tiempo que mi madre tuvo a mal morirse que pienso nací sin madre.
Quedé sola cuando más la necesitaba pero las madres se mueren cuando a uno le hacen más falta, y la mía me hizo falta de a madres.
El diez de mayo para mi pasa sin pena ni gloria a no ser por lo que discretamente y sin querer les hago saber  a mis retoños que quiero para ese día, soy madre interesada y presumo de ello, no me gusta pasar por abnegada. Nada de que ¨conque vengas a verme estoy feliz¨, no, si quieres verme vienes sino no nadie te obliga de todos modos soy feliz, no baso mi felicidad en otros, bueno algunas veces cuando alguien me hace falta.
No me gusta que me regalen flores, las flores son para los muertos y yo maltrecha pero sigo viva además pobrecitas que tengan que cortarlas por ser un día diferente.
No acepto que me regalen cosas para la casa, es día de las MADRES no de la casa así que... ¿plancha? ah chinga eso no es regalo eso es una burla.
¿Qué vamos a hacer de comer ese día?, ¿vamos?, no, yo no hago nada, oiganme no, eso no se vale. Luego todos se van y se queda el tiradero, no por favor. Al menos eso es lo que veo en casa de mi suegra, yo no quiero eso para mi.

Pido... 

pido... 

pido... al menos ese día pido lo que se me antoje. Muchos me critican porque pido pero no le veo nada de malo si veo que pueden comprarme lo que quiero, lo pido y si no... también, caray es una vez al año. Sé que en mis circunstancias no estoy como para pedir pero qué tanto es tantito?

Una bolsa de última moda, aunque no salga de la misma pero tener una nueva es uno de mis placeres culposos. Que si blusas o pantalones frescos para poder andar sin tanto calor aunque en el closet ya no quepa una blusa más, de tantas que tengo termino por andar siempre con la misma. Que si el perfume que me caracteriza que cuesta mucho trabajo conseguir... si, ése quiero si no no me traigas otro. Que si ahora quiero el último disco de Enrique Bunbury aunque ya lo tenga en mil versiones diferentes o en último caso el libro favorito que mi sensei me recomendó.

No soy madre de las que dicen que se conforman conque sus hijos se porten bien y saquen buenas notas en la escuela, no, perdón pero esa es su obligación así que no hay nada que hablar en cuanto a eso.
Tampoco soy de las que dicen que no me regalen nada, ¡NO!, soy madre interesada, quiero que me regalen todo lo que pida y más. ¿Qué si soy  interesada?, pues si, pero supongo que puedo pedir lo que quiera, que ellos me lo den ya es otra cosa.

No me gusta hacerme la víctima (a veces si porque me funciona) pero por lo general dejo que me consientan, hasta Barry que no soy su mamá me complace en todo lo que pido.
Sé que no tengo madre -literal- pero de vez en cuando me gusta sentirme reina, abomino de los días implantados pero el día de las madres es sagrado para mi.
Y es que no hay placer más grande que el que me pregunten: ¿Qué quieres que te regale? y lo mejor de todo es la satisfacción de que pueda tener en mis manos lo que tanto quiero al fin y al cabo cuando tengo mucho de lo mismo se lo regalo a mis cuñadas, hasta eso no soy egoísta, pero sólo cuando yo quiera no cuando los demás me digan que para eso pienso y decido por mi.

Por eso digo que no tengo madre.







lunes, 2 de agosto de 2010

TAN-TAN.



Después de haber cerrado la puerta tras de si y en la nariz de Joaquín, Rosa se metió entre las sábanas tratando de retener en sus pupilas la imágen de tan varonil pulgón. Todo un macho que le estaba sorbiendo el seso.
Fijó su mirada en la ventana, la cual dejaba entrar una luna llena hecha para enamorados.
Permaneció así largo rato. Sin que el sueño acudiera a ella y sin quitar la vista de la luna que la mantenía hipnotizada con su brillo.
Entrada la madrugada, sus ojos se fueron cerrando lentamente hasta que cayó en un profundo sueño en donde Joaquín fue el príncipe que la rescató de las garras del dragón y de la bruja mala.

Al otro día, un ruido estridente la hizo despertar. Abrió los ojos lo más grandes que pudo y se quedó mirando al techo, tratando de entender qué era eso que la había despertado.
Cuando al fin pudo ubicarse en el tiempo, se levantó de un gran salto - recuerden que Rosa es una pulga -. Abrió la puerta de su recámara dirigiéndose al gran salón que era de donde provenía la música o algo parecido. Se oía como la música que el profesor de zumba le ponía en clase.

Llegó a la puerta del gran salón. Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo. Joaquín vestido con su playera polo beige, su pantalón Dockers y su gorrita mamona, bailaba o trataba de bailar siguiendo el ritmo y dando vueltas por todo el salón.
Con grandes saltos íba de un lado a otro haciendo piruetas y pasos de baile que hicieron que Rosa sonriera. Los pasos de Joaquín eran muy cómicos. Rosa tuvo que taparse la boca para no soltar la carcajada. Joaquín seguía en lo suyo mientras Rosa agarrada ya su panza por las carcajadas que el baile de Joaquín le estaba provocando.

La música no era lo que estaba acostumbrada ella a escuchar en el Gran danés o séase su casa. Ella escuchaba a Joaquín Sabina, Fernando Delgadillo o tal vez Juan Manuel Serrat pero eso que oía no se le acercaba en nada aunque el ritmo era conatgioso.

I know you want me
You know I want cha
I know you want me
You know I want cha.

One, two, three, four
Uno, dos, tres, cuatro...

Seguía bailando Joaquín con pasos candentes mientras Rosa no salía de su asombro. Al verla, se dirigió hacia ella dando grandes saltos e invitándole a bailar, cosa que Rosa rehusó. Pero Joaquín no acepta un NO por respuesta y la jaló hacia él quedando sus caras muy juntas.
Rosa bajó la mirada mientras Joaquín la guiaba. Pero con esa música ¿quién puede bailar pegadito?. No podían sentir los cuerpos rozándose. Las manos apenas tocarse sin sentir un escalofrío. Las miradas inquietas buscando en otro lugar un punto imaginario donde pudieran dar rienda suelta a ... ejem... ejem...
Y menos aún si Rosa llevaba pijama y chanclas rositas. No era su mejor imágen, además los pelos peinados para ningún lado. Joaquín como quiera, tenía puesta su gorrita mamona pero ella se había levantado tan rápido que ni siquiera una lamida había tenido tiempo para darse en el pelo.

Joaquín llevó a Rosa hasta donde se encontraba el stereo. Puso música romántica y empezó a dar los primeros pasos. Rosa no sabía bailar. Le costaba seguir el ritmo a Joaquín pero este la llevaba paso a pasito para que a ella no le diera pena que él viera que tenía 3 pares de patas izquierdas porque lo que es Rosa no daba una en el baile.

Al sentirla tan cerca, Joaquín no pudo evitar darle un tierno beso. Rosa sorprendida se zafó de los brazos que la tenían prisionera y huyó dando saltos hacía la cerviz del Gran danés donde se sentó, en medio de las orejas de perro. Refugio favorito de Rosa cuando no sabía que hacer o cuando las dudas la agobiaban.

Joaquín llegó dando saltos tras de ella para después sentarse a un lado.

Pasó su mano velluda de pulgón por la cintura de ella. Rosa se dejó abrazar pasando también la mano por la cintura de Joaquín, mientras este sonreía levemente, con esos labios delgados en los cuales Rosa ya estaba prisionera.
Rosa se dejó envolver por el cálido aroma Dolce & Gabbana que emanaba del cuerpo de Joaquín. Porque eso si, Joaquín era un pulgón muy refinado. Vestía de buenas marcas y olía aún mejor.

Así quedaron largo rato viendo a los pájaros en los árboles dándose besos de piquito. Viendo a las nubes llenas de agua. Al sol que en lo alto les guiñaba el ojo.
Un cielo de un azul tan fuerte que había que hacerse sombra con la mano para que pudieran disfrutar la vista.
Permanecieron largo rato sin moverse hasta que un ruido extraño los sobresaltó: Era la panza de Joaquín que acostumbrada a desayunar tempranito o por lo menos a tomar un café de Starbuck´s, le estaba pidiendo alimento después del largo ayuno ya que no había cenado nada en la noche anterior porque había llegado apenas a la casa de Rosa o lo que es mejor dicho al pelo del Gran danés.

Volvieron a besarse. Esta vez sin que Rosa opusiera resistencia. Se acostaron en el pelaje del perro y dieron rienda suelta a los besos que salieron en tropel de sus bocas.
Pero de nuevo empezaron los extraños ruidos en la panza de Joaquín y decidieron irse a preparar algo para acallar los gritos feroces de un estómago hambriento.

¡Maldición! pensó Rosa, ahora que ya me estaban gustando los besos de este gordito querendón.

Se levantaron dirigiéndose a la cocina a prepararse algo de desayunar. O no... mejor se quedaron ahí sentados. Cada quien sacó su lanceta. Empezaron a chuparle la sangre al Gran danés, que solo hizo un leve movimiento queriendo rascarse, pero a esas horas de la mañana ni el can tiene ganas de pestañear. Menos siendo lunes.

Así empezó su amor. Un amor de pulgas que con el tiempo vendría a ser uno de los más famosos de la comarca pulgosa.
Un amor de dos seres totalmente opuestos pero unidos por el amor que... ya... ya... ya...


TAN TAN.












viernes, 9 de julio de 2010

Oye...




¿Me estás leyendo?,

¿si?,

es que mira...

Hace rato que no puedo despegar de la piel la sinrazón que me agobia. Han vuelto los días en que mi única compañía soy yo misma y debo hablar con alguien o que lea mis palabras para no sentir que el viento se las lleva.
La fuerza de mi caracter me acompaña ante el oscuro lamento de los días sino ya me hubiera cargado la em... la... tu sabes. Si pudiera exprimir mi corazón, sacaría todas las lágrimas que en él habitan, pero no sé como. ¿Tu sabes?.

Quisiera que fuera una cajita donde solo sonrisas guarda. Adornarlo con un listón rosa y regalarlo al viento para que las esparsa en los bosques que viven en los dedos temblorines. Si al menos pudiera hacer que este corazón guardara las risas hilarantes con las que he vestido mi vida los últimos días pero debo preguntar quien sabe hacer eso. ¿Sabes?.

Oye...
dices que escriba cosas tiernas, ¿y cómo?, si al empezar a escribir las yemas de mis dedos no obedecen y se ponen a buscar palabras tristes

Mis dedos son cómplices de esas palabras salidas de mi interior para dejarlas como huellas en el papel imaginario que está ante mis ojos.
Cuando están enojados aporrean las letras para que entiendan que no deben escribir quedito. ¡Fuerte para que se oigan en las cavernas de la noche que es cuando escriben.
Y cuando están contentos escriben las palabras mal porque están tan alegres que saltan de una tecla a otra sin fijarse en la ortografía y debo pedir disculpas por ello.

El enojo hace que las letras salgan mutiladas, sin acentos, alrevesadas, inentendibles. Pero debo corregirlas porque se ven feas. Algunas veces escribo ¨Abarzos¨ en lugar de ¨Abrazos¨ y me da mucha risa que la dejo así para seguirme riendo.

Auch!, ¿sabes?, sigue lloviendo y el recordarlo borra la alegría de mi cara.

Se me está ocurriendo algo infantil. algo que estará de pocas-pocas pulgas.

mmmm... mis ojos están planeando algo y lo ven en mi mente. Me acordé de la canción de Enrique Bunbury, ¨Estoy loco por solo, solo por loco¨ . Bueno  pues, sólo me acordé.

Se oye un ladrido lejano. Alguien corriendo. El llanto de un bebé. Oigo el puuu puuu del tren.
 Huele el guisado en la estufa dando el último hervor. Creo que hoy si voy a comer. Hoy si quiero comer .

También quiero que deje de llover o mi corazón morirá de melancolía, pero eso si no puedo hacerlo.

Estoy aquí sentada a la orilla de la vida. Meditando como hacer para que mi cara se torne alegre. Que difícil tarea cuando tengo un rictus de enojo en ella.
La vida me trató mal, recordarlo ya no me hace daño, pero las huellas se quedaron en mi cara. ¿Cómo borrarlas?. Para que mi cara tenga la alegría de antes tendría que nacer o exorcisarme de mi misma, mmmta eso está difícil.

¿Cómo borrar una vida y hacer que resurja otra mejor en esa misma vida?.

Separar a la triste de la alegre.  Tendría que aprender a vivir sin la tristeza. Tendría que aprender a vivir sin mi.

¡Ya sé!.

¿Y si me visto con el arcoiris que se asomo por encima de mi casa?. Puede que él si me llene la cara de felicidad.
¿Y si atrapo al cardenal que ví en la calle?, ¿Y si hago que me cante?. ¿Y si persigo al colibrí que todas las mañanas se asoma a mi ventana?.

¿Y si hago redondeles con tus manos y las mías?. ¿Y si canto con los zenzontles?. No... huirían a las primeras notas salidas de mi turgente pecho.

No sé hablar de cosas tiernas. No sé hacerlo. Quiero escribir cosas alegres y ¿has visto?, estoy a punto del llanto.

Creo que tengo una capa de tristeza adherida a la piel. Voy a quitarme el traje de melancolía y me pondré el vestido blanco que tanto me gusta. ¿Qué dices?, ¿buena idea?.
Me pondré violetas en el pelo y perfumaré mi cuerpo con un toque de sensualidad. Buscaré el bolso de delirios  y me lo colgaré al hombro. Ya quedan pocos, creo que estoy dejando vacío ese bolso.
Saldré a brincar en los charcos, siii!

Me pintaré una sonrisa en la cara y bailaré bajo la lluvia que no cesa de caer. Una viejita dijo en la calle que dios tiene algún problema allá arriba porque no cesa de llorar.

Brincaré en los charcos como lo hice en la mañana, al fin no tengo quien me regañe si regreso empapada a casa.

¿Me acompañas?,

anda, di que si,

¿si?...








viernes, 23 de abril de 2010

Dopada.




Los delgados tirantes que sostenían su vestido amenazaban reventarse en cualquier momento. El pecho turgente queriendo salir de su prisión para saciar los deseos del mejor de los hombres, del más guapo, del que ella amaba.

El negro vestido que caía sobre sus bien pronunciadas formas daba cuenta del movimiento de sus caderas. 
Las piernas bronceadas... largas sostenían un cuerpo casi perfecto. Finalizaban con unas zapatillas de razo  que exaltaban la belleza de sus pies pequeños.
Su pelo plateado dejaba escapar un ligero aroma a azhar su perfume favorito. Este caía sobre sus hombros apenas rozándolos como en una caricia furtiva. Los blancos hombros denotaban una piel bien cuidada.
Los brazos delgados armonizaban con todo el cuerpo. Unas delicadas manos acostumbradas a las caricias sostenían su bolso.

Tomó asiento en el bar en penumbras recorriendo con vista lenta el lugar buscando a alguien conocido.
Las parejas bailaban el ritmo suave que interpretaba un jazzista. Música sensual... para enamorar.

De pronto lo vió.

El hombre más guapo y varonil que haya visto jamás se dirigía hacia ella. Su respiración se volvió agitada. El corazón amenazaba con reventar los tirantes del vestido. Debió llevar la copa a sus labios para poder beber la vida que se cernía sobre ella. La emoción era tal que pareciera que el tiempo se detuvo a su alrededor.

Sus ojos se encontraron produciendo un choque eléctrico. Él le tendió la mano para llevarla a buscar el paraíso. 
Él estaba ahí solo para ella.

De pronto...

tititititi...

tititititi...

tititititi...

¿Qué?, ¡maldita sea!, no puede ser, me lleva la fregada... ¡Kiku!... ¡Kiku!... ¡Kikuuuu!!! levántate que ya se te hizo tarde, ¡Kikuuuu!!!.

Me lleva la chi... no vuelvo a mezclar pastillas.





martes, 20 de octubre de 2009

Que rico hueles Chikis.







¿Cuántos aromas  traemos guardados en nuestra memoria?. El olor de la vida hasta el olor de la muerte.
Todo olor deja rastro en nosotros.

Tengo grabados en mi mente el aroma de la cabecita de Muny cuando mamá lo bañaba. El aroma de Kiku recién bañada, cuando se va, cuando llega...siempre.

El aroma de una persona siempre es lo que me une o me  aleja de ella. Recuerdo muy bien la locíón de Barry cuando lo conocí, esa fué una razón por la que me enamoré de él. Aún ahora siempre huele rico... bueno no, cuando juega huele a sol y no me gusta, lo mandó inmediatamente a bañar igual que a Muny y si no me hacen caso no dejo que se me acerquen.

También tengo muy guardado en mi mente el olor de la sopa de fideos que mamá hacía. El olor de los frijoles cociéndose en la olla de barro en la cocinita de humo.

El olor de septiembre en la casa paterna.

El olor del pecho de mi madre cuando la abrazaba para que no me dejara sola.

El olor de las flores cuando mamá murió.

El olor que despedía la cera cuando a mi padre lo velamos.

El olor de las flores de la iglesia cuando me casé.

El aroma de mi suéter moradito de pelos que tenía cuando cuidaba a Pache mi sobrinito. Él recuerda muy bien la época y el olor. Le recuerda cuando yo lo cuidaba y jugábamos juntos. Cuando las aventuras de Hongo y Pache estaban apenas fraguándose.

El olor... el olor.

Cuan importante ha sido para mi el olor.

Incluso el aroma del arroz bien hechecito como el que hice ayer. A todos les gustó mucho. Supongo que el dejo de tristeza que tenía hizo su parte porque ya no me salía bien y ayer por primera vez después de mucho tiempo, lo hice muy rico.

Cuando Muny llegó, me abrazó y me dió un beso y se fué, pero regresó de inmediato y me ha dicho ¨que rico hueles Chikis¨ y es que precisamente ayer poniendo en orden mis ideas y mis pensamientos, me puse a  buscar algunas cosas y encontré el perfume de vainilla que Kiku me regaló en mi cumpleaños el año pasado.

Y fué el que usé ayer, al que Muny le gustó mucho. Tanto que se la pasó dándome besos en el cuello y en mi cachete regordete.

Tal vez por eso me gustan tanto los perfumes, para que cuando se acuerden de mi, no solo sea una cara gruñona y un carácter difícil.

También tenga un grato aroma ese recuerdo.

Por lo menos habrá un aroma rico que los transporte al momento en que los abrazaba.
Que los transporte al momento en que fuímos muy felices y que ahora a pesar de ser otra época y que tal vez seamos más conscientes de la felicidad que tenemos, esta les deje aromas en su recuerdo.

Por eso uso perfumes.

Para que siempre me tengan viva en su memoria.

No sé si haya algún perfume que huela a nardos.

Ese quiero que sea el perfume de mi recuerdo.






Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.