Otro año con la Ilíada y los alumnos de Primero. Tras sortear en los primeros minutos toda la burocracia covídica, he dado la clase sobre el canto I; he intentado darle un enfoque más narratológico, planteando estudiarla imaginándonos cómo la llevaríamos a la pantalla. Mi proyecto era hablar de todo esto:
-fijarnos en qué escenas se puede diferenciar y cómo habría que distinguir planos: casi todos serían planos cortos o medios.
-decisiones de casting: cuántos actores hacen falta, cómo tendrían que ser. ¿Hacen falta extras?
-ver cómo sería el paisaje / el decorado: casi inexistente. Sólo la ribera del mar y poco más.
-qué tiene que saber el espectador de antemano: ¿poner un resumen inicial para que sepan los espectadores de qué va? Eso es lo que he hecho yo con los alumnos de Primero, situarlos.
-cómo representar a los dioses.
Al final casi solamente he podido hablar de la escasez de datos de paisaje en el canto I, del hecho de que las escenas que se pueden individuar son muchas veces como de teatro, con dos o tres personajes parlantes como mucho, y sobre Aquiles y su centralidad y excepcionalidad.
Pero primero, sobre cómo son los héroes griegos de la épica haciendo que lean esto que puso hace poco José Torres.
Sí que he podido explicar que Aquiles rompe todos los moldes. Él, que es el Pelida ya en el primer verso, es decir, hijo del mortal Peleo, luego habla con su madre, una diosa: no se sabe por qué no es dios como Dioniso (también hijo de una mortal) y por ahí debe de ir su tragedia íntima (la tragedia general es que con ello se llevó al Hades a muchos guerreros) es la de ser mortal, de tener un destino de muerte en su juventud, al menos si quería dejar un recuerdo de su gloria. Lo de Aquiles, claramente, no es normal: nadie es como él, para lo bueno y también para lo malo.
Además les daré mis notas revisadas (aquí la versión de 2014), a ver si entre una cosa y otra podemos apañarnos, cuando la mitad de los alumnos no puede ni asistir a la mitad de las clases.