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martes, 4 de junio de 2024

Una comparación conmovedora

A varios alumnos que se habían equivocado en el examen en estos versos de la Ilíada les dije que qué comparación más bonita era. Ellos no estaban para bellezas, les preocupaba más la nota, lo veían más por el lado de la dificultad: no acababan de pillar ni la estructura sintáctica ni la imagen, más bien compleja. El diccionario de Vox (que así se llama) no ayudó:

ἀμφὶ δ᾽ ἄρ᾽ αὐτῷ βαῖν᾽ ὥς τις περὶ πόρτακι μήτηρ
πρωτοτόκος κινυρὴ οὐ πρὶν εἰδυῖα τόκοιο·
ὣς περὶ Πατρόκλῳ βαῖνε ξανθὸς Μενέλαος (17.4-6).

Hacía él iba girando, como en torno al ternero la madre
parida por primera vez, digna de compasión, sin experiencia de parto:
así alrededor de Patroclo iba Menelao.
En vez de "digna de compasión", mis alumnos pusieron lo que les ponía el diccionario: "lamentable" o "deplorable", que aquí no cuadra del todo si no le das más rodeos.
A mí me parece conmovedor porque ese Patroclo que fue a guerrear con las armas de Aquiles, y que tan bien había peleado, ahora está muerto y por allí se intenta acercar Menelao, un guerrero mayor, a su cadáver. Lo que añade el símil es un elemento patético: la vaca recién parida, que da penilla, perpleja ante el ternero que tiene delante y alrededor del cual da vueltas. Aquí Menelao no sabe qué hacer y no tiene esos lazos con Patroclo, pero la sensación de impotencia, asociada a la situación de la vaca joven, es intensa.

miércoles, 24 de abril de 2024

Vestirse de algo abstracto

También en el canto I de la Ilíada Aquiles insulta a Agamenón llamándole: "tú, vestido de desvergüenza" (ἀναιδείην ἐπιειμένε), vamos, que le llama desvergonzado. 

Lo de "vestirse" de una realidad abstracta no parece algo griego, sino semítico. Por ejemplo está también en el salmo 73,6: "su collar es el orgullo; y los cubre un vestido de violencia" o 109.29 "Vístanse de oprobio mis acusadores, que su infamia los cubra como un manto". Así lo dice Martin L. West, en su libro sobre influencias orientales en la literatura griega, The East Face of Helicon (238-9).

En relación con esto está el disfrazado de nada, de Miguel d'Ors.

La llamada "máscara de Agamenón" descubierta en Micenas

jueves, 7 de marzo de 2024

Gesetz der wachsenden Glieder

Otto Behagel estableció leyes de orden de palabras, entre ellas la de los miembros crecientes (en alemán Gesetz der wachsenden Glieder: todo suena más campanudo así). 

Lo comenté en clase cuando estábamos traduciendo, en el primer canto de la Ilíada, la enumeración de nombres que hace Agamenón entre posibles candidatos a ir a devolver a Criseida:  

ἢ Αἴας ἢ Ἰδομενεὺς ἢ δῖος Ὀδυσσεὺς (1.145)

    o Áyax o Idomenio o el divino Odiseo (he hecho trampas con Idomeneo poniendo Idomenio y así son cuatro sílabas)

ἠὲ σὺ Πηλεΐδη πάντων ἐκπαγλότατ᾽ ἀνδρῶν, (1.146)

    o ... o tú, Pelida, el más asombroso de todos los hombres

El primer verso son tres nombres propios, el primero de dos sílabas, el segundo de cuatro y el tercero de tres, al que se suma un adjetivo de dos, luego vale como cinco: 2 / 4 / 5. Para colmo, el siguiente verso continúa con otro nombre, el otro nombre, el que realmente quería decir, el de Aquiles, pero usando el de su padre y echándole un elogio, aunque con toda la mala intención. De hecho, a Aquiles le sienta como un tiro, porque Agamenón acababa de amenazarle con quitarle su botín, a Briseida, y ahora le dice que se vaya a devolver a la otra, Criseida, y, mientras, bien que podría aprovechar el propio Agamenón para birlarle su botín a Aquiles.

Pues resulta, parece, se supone, que esta ley de enumerar nombres aumentando su tamaño progresivamente tiene un origen remoto, en la tradición indoeuropea, porque además de en Grecia nos la encontramos en otros pueblos emparentados, especialmente en los textos indios más antiguos. Qué cosas.

Wilhelm Maximilian Otto Behagel

martes, 5 de marzo de 2024

El aeikea loigon

Me sorprendió encontrar en la Ilíada ἀεικέα λοιγόν (aeikéa loigón 1.97), denominar la peste como ἀεικής a-eikés, no probable, contra lo conveniente, contra lo que se supone (τὸ εἰκός to eikós). Es una peste que no se sabe qué pinta ahí.

Eso es lo que sentimos cuando tuvimos nuestra peste reciente, el coronavirus, una incomodidad de no saber qué pasaba, del descoloque, de no tener previsiones ni saber por dónde tirar. 

Al inicio de la Ilíada están muriendo los soldados por esa peste y ninguno de ellos sabe el motivo. Sí que lo sabe el auditorio, nosotros: es Agamenón, porque no quiere devolver a la hija del sacerdote de Apolo. Los griegos acuden al adivino Calcante para que les explique el motivo de la ira del dios arquero, que lanza flechas de enfermedad sobre el ejército. Calcante, cuando le da garantías de inmunidad Aquiles, explica el motivo de la peste. Y entonces ya sí que es una peste con-sentido.

martes, 2 de mayo de 2023

El realismo antiescatológico

Estábamos traduciendo, en el canto XXII de la Ilíada, el pasaje en que Héctor todavía no se ha dado cuenta de que ha perdido definitivamente el favor de los dioses. En realidad, siempre trató la obra sobre la gloria de Aquiles, hijo de diosa, a la que además debe favores Zeus, pero eso Héctor no lo sabía. 

Antes del duelo final, el ingenuo Héctor le plantea a Aquiles un acuerdo, según el cual quien mate al otro devolverá el cadáver a los suyos. Le contesta Aquiles que no le hable de acuerdos:

ὡς οὐκ ἔστι λέουσι καὶ ἀνδράσιν ὅρκια πιστά,
οὐδὲ λύκοι τε καὶ ἄρνες ὁμόφρονα θυμὸν ἔχουσιν,
ἀλλὰ κακὰ φρονέουσι διαμπερὲς ἀλλήλοισιν,
ὣς οὐκ ἔστ᾽ ἐμὲ καὶ σὲ φιλήμεναι, οὐδέ τι νῶϊν
ὅρκια ἔσσονται, πρίν γ᾽ ἢ ἕτερόν γε πεσόντα
αἵματος ἆσαι Ἄρηα ταλαύρινον πολεμιστήν
(22.262-67).

igual que no hay entre leones y varones juramentos fiables,
ni lobos y corderos ánimo concorde tienen,
sino que males maquinan continuamente unos contra otros,
así no es posible que nos hagamos amigos, y en absoluto entre los dos
juramentos habrá, antes de que uno de los dos caído
de sangre sacie a Ares, guerrero de escudo de cuero.
Yo me acordé, claro, en la línea contraria, del capítulo 11 de Isaías, donde habla de Cristo, "tronco del brote de Jesé". En sus tiempos:
Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano (11.6-8).

lunes, 13 de marzo de 2023

La sombra de la lanza

Hemos empezado a traducir el fascinante episodio de Glauco y Diomedes en el canto VI de la Ilíada: están los dos ejércitos frente a frente; dos hombres salen de la masa de ellos, por el bando troyano Glauco y Diomedes por el griego, ese Diomedes que lleva desde el canto anterior matando troyanos sin parar. Así de chulo se dirige al único que se ha atrevido a enfrentarse a él:

¿Cuál eres tú, guerrero valentísimo, de los mortales hombres? Jamás te vi en las batallas, donde los varones adquieren gloria, pero al presente a todos los vences en audacia cuando te atreves a esperar mi fornida lanza. ¡Infelices de aquellos cuyos hijos se oponen a mi furor! (traducción de Segalá).
Primero lo elogia (valentísimo), luego le lanza la pulla de no haberlo visto nunca y luego le alaba su audacia de esperar mi fornida lanza. Más literalmente lo que dice es:
τὸ πρίν· ἀτὰρ μὲν νῦν γε πολὺ προβέβηκας
ἁπάντων σῷ θάρσει, ἐμὸν δολιχόσκιον ἔγχος ἔμεινας·
δυστήνων δέ τε παῖδες ἐμῷ μένει ἀντιόωσιν
(6.125-7).
antes; pero ahora en concreto mucho destacas
sobre todos por tu audacia: a mi lanza de-larga-sombra resistes.
De desgraciados los hijos que a mi fuerza se enfrentan.
Una alumna relacionó lo de la larga sombra con los cipreses y yo me acordé a continuación de La sombra del ciprés es alargada de Delibes y de ahí me vino el principio del poema del ciprés de Silos de Gerardo Diego:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Una lanza que es un ciprés que es una sombra, y que, como la de Diomedes, asusta, es acongojante. Todo junto ahí. Supongo que es una mera coincidencia.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Batallas de palabras

En esta última lectura de la Ilíada me gustó especialmente la discusión previa a la batalla entre Aquiles y Eneas del canto 20. Eneas le ha estado contando de su linaje: él es de lo mejorcito de Troya, primo de Héctor, hijo de Afrodita. Ahí hace el primer discurso de las armas y las letras, que recojo en la traducción de Fernando Gutiérrez:
Pero no nos hablemos ya más cual si fuéramos niños,
de este modo, parados en medio del campo de lucha.
Nos sería muy fácil cubrirnos entrambos de injurias
que llevarlas no fuera capaz una nao de cien bancos.
Es flexible la lengua del hombre y razones distintas
salen de ella y consiguen formar un yerbal de palabras;
de la forma que tú hables tendrás que escuchar la respuesta.
Pero ¿qué obligación nos apura a altercar disputando
e injuriándonos como mujeres llevadas de cólera
que movidas por la ira que han puesto en sus pechos, se salen
a la calle a reñir y zaherirse, diciéndose cosas
que son unas verdad y otras no y que la cólera dicta?

Con palabras no harás que el valor me abandone. Deseo
con la lanza en la mano batirme contigo. Ataquémonos ... (20.244-58)
Es fascinante lo de las discusiones de niños (Emilio Crespo las traduce como discusiones de necios), es fascinante también lo de almacenar tantos insultos como cabrían en un gran barco "de cien bancos". Es muy bonito lo del "yerbal de palabras" (Crespo: "pasto de palabras").  Y la escena de las mujeres peleándose impresiona. Así la tradujo Emilio Crespo:
                                                como mujeres
que irritadas a causa de una rencilla, devoradora del ánimo
salen a plena calle e intercambian entre sí insultos,
muchos ciertos y otros que no lo son, y que las rabia les dicta ...

martes, 5 de octubre de 2021

Vivo sólo la muerte y la sangre y los tristes sollozos

Aquiles, muerto Patroclo, quiere ir ya a luchar, sin más preámbulos, sin aceptar la invitación que le hace Agamenón de un banquete: 
Ni manjar ni bebida hasta entonces irá a mi garganta,
en la tienda sin vida se encuentra mi fiel compañero,
desgarrado su cuerpo por lanzas agudas de bronce,
puestos ante las puertas sus pies, rodeado de amigos
que lo lloran, y mi corazón no apetece ya nada.
Vivo sólo la muerte y la sangre y los tristes sollozos (19.210-14).
Me impresiona mucho el último verso, aunque todos los que he puesto me parecen un buen ejemplar de la capacidad poética de Fernando Gutiérrez en esta versión. Pero qué verso este:
Vivo sólo la muerte y la sangre y los tristes sollozos.
Que por otro lado me parece característico del egoísmo congénito de Aquiles, incapaz de pensar en nadie que no sea él. Y van algunos y ponen de modelo a Aquiles: no lo comprendo.

sino la matanza, la sangre y el doloroso gemir de los hombres.

Este es el verso original, al que sigue literalmente Crespo, que sonaría algo así como al-la phónoste kai haima kai argaléos stónos andrón:

ἀλλὰ φόνος τε καὶ αἷμα καὶ ἀργαλέος στόνος ἀνδρῶν

jueves, 30 de septiembre de 2021

Inicio del canto 15 de la Ilíada: «verdecidos de miedo»

Estaba leyendo el inicio del canto 15:
Αὐτὰρ ἐπεὶ διά τε σκόλοπας καὶ τάφρον ἔβησαν
φεύγοντες, πολλοὶ δὲ δάμεν Δαναῶν ὑπὸ χερσίν,
οἱ μὲν δὴ παρ’ ὄχεσφιν ἐρητύοντο μένοντες,
χλωροὶ ὑπαὶ δείους, πεφοβημένοι· ἔγρετο δὲ Ζεὺς
Se me ocurrió hacer una traducción muy básica, palabra por palabra, para que se vea cómo es el texto:
Luego cuando a través de los entablamientos y el foso fueron
huyendo, muchos sucumbieron, de los dánaos a manos,
unos justo junto a los carros se detenían parados,
verdes por el miedo, aterrorizados; se despertó Zeus... 
Y compararla con la versión de Fernando Gutiérrez que, como se ve, no traduce verso a verso:
Una vez la estacada y el foso cruzaron huyendo
y muriendo muchísimos bajo el poder de los dánaos,
detuviéronse entonces en donde los carros tenían,
verdecidos de miedo. Y entonces, en lo alto del Ida,
despertó Zeus ...
Y la de Emilio Crespo:
Mas cuando franquearon la empalizada y la fosa
en su huida y muchos habían sucumbido a manos de los dánaos,
se fueron deteniendo junto a los carros y se mantuvieron allí
pálidos de espanto y presas de pánico. Entonces despertó Zeus ...
A mí lo que me llamó la atención fue "verdecidos de miedo". En mi traducción literal puse «verdes», pero podría haber puesto «verdes pálidos» o «pálidos». Claramente es más riguroso el «pálidos de espanto» de Emilio Crespo. De todos modos, no deja de ser impactante ese «verdecidos de miedo» 
La palabra chlorós es la que da lugar al «cloro» (y a la «clorofila»). 
Tiene un paralelo muy interesante en Safo, donde dice de sí misma que, por los efectos del amor se encuentra χλωροτέρα . . ποίας «más pálida que la hierba». Depende a qué hierba se refiera, claro. No creo que fuera hierba de campo de golf.

Esta foto es de Nava del Rey, en Valladolid, a principios de agosto

martes, 29 de septiembre de 2020

Ilíada I

Otro año con la Ilíada y los alumnos de Primero. Tras sortear en los primeros minutos toda la burocracia covídica, he dado la clase sobre el canto I; he intentado darle un enfoque más narratológico, planteando estudiarla imaginándonos cómo la llevaríamos a la pantalla. Mi proyecto era hablar de todo esto: 

-fijarnos en qué escenas se puede diferenciar y cómo habría que distinguir planos: casi todos serían planos cortos o medios.

-decisiones de casting: cuántos actores hacen falta, cómo tendrían que ser. ¿Hacen falta extras?

-ver cómo sería el paisaje / el decorado: casi inexistente. Sólo la ribera del mar y poco más.

-qué tiene que saber el espectador de antemano: ¿poner un resumen inicial para que sepan los espectadores de qué va? Eso es lo que he hecho yo con los alumnos de Primero, situarlos.

-cómo representar a los dioses. 

Al final casi solamente he podido hablar de la escasez de datos de paisaje en el canto I, del hecho de que las escenas que se pueden individuar son muchas veces como de teatro, con dos o tres personajes parlantes como mucho, y sobre Aquiles y su centralidad y excepcionalidad.

Pero primero, sobre cómo son los héroes griegos de la épica haciendo que lean esto que puso hace poco José Torres.

Sí que he podido explicar que Aquiles rompe todos los moldes. Él, que es el Pelida ya en el primer verso, es decir, hijo del mortal Peleo, luego habla con su madre, una diosa: no se sabe por qué no es dios como Dioniso (también hijo de una mortal) y por ahí debe de ir su tragedia íntima (la tragedia general es que con ello se llevó al Hades a muchos guerreros) es la de ser mortal, de tener un destino de muerte en su juventud, al menos si quería dejar un recuerdo de su gloria. Lo de Aquiles, claramente, no es normal: nadie es como él, para lo bueno y también para lo malo.

Además les daré mis notas revisadas (aquí la versión de 2014), a ver si entre una cosa y otra podemos apañarnos, cuando la mitad de los alumnos no puede ni asistir a la mitad de las clases.

lunes, 15 de octubre de 2018

Pelocho

Estaba hablando con mi madre el sábado, por teléfono, y le salió una palabra que me dijo que no usaba desde hace muchos años: pelocho, el que tiene como frío, como de que le hubieran rapado al cero.
Yo, como pasa cada poco estos días, me he acordado hoy de Tersites, el malhablado (2.245 acritomythos: que habla sin juicio, charlatán) de la Ilíada, proto-héroe cómico. Homero lo describe con cabeza punteaguda (foxós), como de pelota de rugby, y con una pelusa (lachne) rala (psedné) en la cima (2.219-20):

También el pobre Blas era como Tersites:

martes, 9 de octubre de 2018

Como el niño millenial del porquerizo

Ayer me compre un móvil nuevo, bueno y barato. He vuelto a Samsung maldiciendo de Sony. Se me ocurrió la frase «Como millenial con smartphone nuevo» para expresar mi contento. Pero tenía que leer esa misma tarde los cantos 20 a 22 de la Ilíada y hoy no he conseguido transmitirles (cuando bostezan es como si me mandaran misiles tierra-tierra) lo impresionante y tremendo de la desesperación asesina de Aquiles, que sobrepasa la del pobre Licaón cuando le suplica por su vida en el canto 21. Y justo ahí, les he citado ese verso que me conmovió, en el que se compara a Aquiles, al fin y al cabo también un mortal, con «el niño del porquerizo / al que el torrente arrastra en invierno, al atravesarlo» (21.281-2) justo cuando se enfrenta sin éxito al dios río Escamandro.
No he conseguido conmoverles.

jueves, 4 de octubre de 2018

Más sobre bueyes

He corregido en la entrada de ayer, a partir de otras versiones, todas las «vacas» por «bueyes», con lo que adquiere sentido la disquisición sobre que las mulas son mejores que ellos para arar.

He estado mirando también lo del βούλυτον, adjetivo que se refiere a un momento (καιρός) preciso del día, el de desuncir los bueyes. Chantraine en su Diccionaire Etymologique de la Langue Grecque (s. v. βοῦς) señala la curiosa ypsilon larga y pone en relación con ella el término latino solutus, con u larga también en la raíz. Por su parte Beekes habla de que eso se debería a la presencia ahí de «una laringal».

Aparece también en Aristófanes (Aves 1500): βουλυτὸς ἢ περαιτέρω; ¿Es tarde [=la hora de desuncir los bueyes] o más tarde? Resulta, como recoge el Lexikon des frühgriechischen Epos (s. v.)  que ya los antiguos dudaban si ese momento del día se refería a primera hora de la tarde (eso es lo que afirma un escolio [=anotación marginal] a ese pasaje homérico; en cambio Eustacio de Tesalónica (1615,39), erudito bizantino ya muy tardío, afirma que es a mediodía o poco después).

Y a los que habéis llegado hasta aquí, una etimología para contar a amistades: boulimia es hambre (λιμία) de buey (βοῦς).

miércoles, 3 de octubre de 2018

La hora de desuncir los bueyes

A mí un verso de la Ilíada me sirve para recordar la relación entre los relatos heroicos y los contenidos agrarios en la épica.

Es una persecución; se han metido de noche Diomedes y Odiseo en el campo enemigo y rastrean y capturan al troyano Dolón:
Mas cuando ya distaban un espacio como el de los surcos
de una jornada de mulas -son más valiosas que los bueyes
para tirar del claveteado arado por el profundo barbecho-
los dos corrieron sobre él [Dolón] (10.351-4)
A mí me gusta mucho que haga apartes así, para un público receptivo, que sabe la distancia que es la que hacen arando unas mulas en una jornada.

 Hoy nos tocaba este verso:
Mas a la hora de bajar el sol, la de desuncir los bueyes (16.779).
En griego es βουλυτόν (boulyton), sin mas, [la hora] «de buey suelto»

Miro en Logeion (el gran diccionario de diccionarios de griego y latín), porque está alojado allí el Autenrieth, un diccionario de términos homéricos y dice en la entrada sobre buey (βοῦς) que los adjetivos habituales con los que aparecen son ἀγελαίη (perteneciente a un rebaño, gregaria), ἄγραυλος (campestre / que duerme al raso), εἰλίποδες (plural: de patas que se mueven con un movimiento de giro / que cruza las patas al andar), ἐρίμῡκοι (muy mugidoras, pl.), ὀρθόκραιραι (de erguidos cuernos pl.). Las pobres aparecen siempre un mogollón, ya se ve.

ACTUALIZACIÓN:
Me escribe un profesor de Indoeuropeo lo siguiente, muy interesante:
"En paralelo complementario a la expresión homérica se encuentra la irlandesa antigua 'arabárach' "al amanecer", compuesta con 'búarach', literalmente "atadura de las vacas" (*bou̯-ad-reg-o-). Así, es muy posible que se trate de expresiones indoeuropeas heredadas para el amanecer y el anochecer".

jueves, 20 de septiembre de 2018

Cubrirse de desvergüenza

Entre los insultos de Aquiles a Agamenón al principio de la Ilíada, hay uno impresionante «tú que de desvergüenza vistes» (trad. García Blanco - Macía Aparicio de 1.149 ἀναιδείην ἐπιειμένε). Podría traducirse más literalmente todavía con «tú, que te has echado encima la desvergüenza», como si la desvergüenza fuera algo tan material como un manto.

En el siguiente canto se habla del sueño, personificado (Óneiros) que anima a Agamenón a guerrear. Al despertarse, resulta que Agamenón está rodeado de esa voz divina, que se ha derramado encima de él y lo cubre completamente. Quizá por eso lo traducen por «envolvíalo el divino precepto» (2.41 θείη δέ μιν ἀμφέχυτ᾽ ὀμφή).

Son dos ejemplos de la plasticidad de Homero, nada más.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Rasgos del discurso de Tersites

Me ha vuelto a llamar la atención la manera que tiene Homero de describir a Tersites, pero esta vez me he fijado más en sus cualidades retóricas, para lo que hay que tener primero en cuenta la etimología de su nombre, porque significa "insolente", "descarado":
El único que con desmedidas palabras [=ametroepés: a- = no / -metro- = medida / -epés de épos = palabra] graznaba aún era Tersites,
que en sus mientes sabía muchas y desordenadas [=ákosma] palabras
para disputar con los reyes locamente, pero no con orden [=kósmon]
sino en lo que le parecía que a ojos de los argivos ridículo
iba a ser (2.212-16)
Es como el precursor de los actores de comedia: dicen verdades pero son castigados por decirlas, porque las dicen, pero sin orden.

En cambio. de las cualidades como orador de Odiseo, que cuando quiere miente sin escrúpulos, dice Homero que de primeras destacaba muy poco:
miraba abajo, clavando los ojos en el suelo
y el cetro no lo meneaba ni hacia atrás ni hacia abajo
sino que lo mantenía inmóvil como si fuera un ignorante
habrías dicho que era una persona enfurruñada o estúpida,
pero cuando ya dejaba salir del pecho la elevada voz
y sus palabras, parecidas a invernales copos de nieve,,
entonces con Ulises no habría rivalizado ningún mortal (3.217-23).
Uno grazna verdades, pero sin orden. El otro deja salir palabras que se posan como copos de nieve.

(Todas las traducciones son de Emilio Crespo en la editorial Gredos).

martes, 18 de septiembre de 2018

Agamenón enfadado

En el canto I de la Ilíada, Agamenón, el rey más importante del bando griego, está a punto de causar la ruina de todo el ejército porque no quiere devolver a Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, de la que está encaprichado. A ella no la voy a soltar (τὴν δ᾽ ἐγὼ οὐ λύσω 26), llega a afirmar tajante.
Cuando el adivino lo señala como causante de la peste, Homero explica que las mientes (así es como se suele traducir phrenes, de donde vienen todos los términos en -frénico, como oligofrénico o esquizofrénico) se le ponen a Agamenón completamente negras, porque se le llenan de ménos, eso que impulsa a alguien a combatir y que unos traducen por furia y otros por cólera.

En griego: μένεος δὲ μέγα φρένες ἀμφιμέλαιναι / πίμπλαντ᾽ (103-4)
Transcrito: méneos de méga phrenes amphimélaina / pímplant' (aliteración en labiales, m y p labiales).
Traducido: de furia grandemente las mientes completamente negras / se llenaron.

martes, 27 de octubre de 2015

Menelao alegre

Antíloco devuelve a Menelao una yegua preñada que Aquiles había dado como premio de la carrera de carros (Il. 23.596-600 - traducción de Emilio Crespo):

Ἦ ῥα καὶ ἵππον ἄγων μεγαθύμου Νέστορος υἱὸς
ἐν χείρεσσι τίθει Μενελάου· τοῖο δὲ θυμὸς
ἰάνθη ὡς εἴ τε περὶ σταχύεσσιν ἐέρση
ληΐου ἀλδήσκοντος, ὅτε φρίσσουσιν ἄρουραι·
ὣς ἄρα σοὶ Μενέλαε μετὰ φρεσὶ θυμὸς ἰάνθη

Dijo, y trayendo la yegua, el hijo del magnánimo Néstor
se la entregó en sus manos a Menelao. Y a éste el ánimo
se le reconfortó, como el rocío alrededor de las espigas
al medrar la mies en la época en que se erizan los labrantíos.
Así a ti, Menelao, el ánimo se te reconfortó en las mientes.

martes, 6 de enero de 2015

Notas a la Ilíada y la Odisea

Se me ocurrió poner en este blog, pasadas un poco a limpio, notas que uso en clase para ir comentando la Ilíada y la Odisea. Aquí las tenéis ahora ordenadas, en un archivo o por cantos:

Canto 1 -- Canto 2 -- Canto 3 -- Canto 4 -- Canto 5 -- Canto 6 -- Canto 7 -- Canto 8 -- Canto 9 -- Canto 10 -- Canto 11 -- Canto 12 -- Canto 13 -- Canto 14 -- Canto 15 -- Canto 16 -- Canto 17 -- Canto 18 -- Canto 19 -- Canto 20 -- Canto 21 -- Canto 22 -- Canto 23 -- Canto 24.

Canto 1 -- Canto 2-- Canto 3 -- Canto 4 --  Canto 5 -- Canto 6 -- Canto 7 -- Canto 8 -- Canto 9 -- Canto 10 -- Canto 11-- Canto 12 -- Canto 13 -- Canto 14 -- Canto 15 -- Canto 16 -- Canto 17 -- Canto 18 -- Canto 19 -- Canto 20 -- Canto 21 -- Canto 22 -- Canto 23 -- Canto 24.

viernes, 2 de enero de 2015

De Eloy Sánchez Rosillo

Esto lo tenía guardado ya no sé desde cuando, un poema de Eloy Sánchez Rosillo que comentó E. G.-M. Ahora os lo pongo, que es intemporal:

LA TORMENTA Y PATROCLO

MIENTRAS va descargando una tormenta
refulgente y bellísima, que hace tan distintos
estos lugares míos cotidianos,
yo releo en la tarde la Ilíada y miro al cielo
desde el silencio de mi habitación.
Está el balcón abierto. Paso a paso,
parece que el otoño se aproxima.
Y anda allí arriba Zeus, que en el rayo se goza,
haciendo de las suyas: ha reunido
copiosos rebaños de nubes con guedejas
muy negras y muy grises, y los mueve deprisa
de un sitio a otro con sus truenos súbitos
y su látigo hermoso de relámpagos.
Para mis ojos, qué regalo inmenso.
Sin embargo, aquí abajo, en este libro
que tengo entre las manos, sobreviene
un suceso terrible: la muerte de Patroclo,
amigo inseparable y camarada
del desdichado Aquiles, el de los pies ligeros.
Malherido en un lance anterior del combate
entre la hueste aquea y la troyana,
sus momentos postreros se precipitan ahora:
ante mi compasión y mi estupor,
le da alcance de lleno con su lanza insaciable
el esforzado Héctor, y la vida se escapa
irremediablemente de este cuerpo tan joven.
En mi pecho se mezcla el alborozo
de la tormenta con el sufrimiento
de los viejos hexámetros, transidos
de emoción muy profunda y de intemperie amarga.
Y así, yendo y viniendo una vez y otra
del júbilo que llega de lo alto
al dolor de esta muerte, ha pasado la tarde.
Comienza a anochecer. Y cuando apenas
queda ya alguna luz cierro el balcón y el libro.