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lunes, 5 de diciembre de 2022

Un poema de Scott Cairns

Otro poema que tomo del blog de Antología de Poemas, de un poeta que dice unas cosas muy interesantes sobre su vocación poética

Esta es mi traducción:


WORDS FOR A FATHER PALABRAS PARA UN PADRE


And this is the consolation:  Y este es el consuelo:

that the world doesn't end,  que el mundo no acaba,

that the world one day  que el mundo un día

opens up into something better.  se abre y entra en algo mejor.

And that we one day  Y que nosotros un día

open up into something far better.  nos abrimos entrando en algo mucho mejor.

Maybe like this:  Quizá algo así:

one morning you finally wake to a light  una mañana por fin te despiertas a una luz

you recognize as the light you've wanted  que reconoces como la luz que has querido

every morning that has come before.  todas las mañanas que llegaron antes.

And the air has some light thing in it  Y el aire tiene una cosa ligera en él

that you've always hoped the air might have.  que tú siempre esperaste que el aire tuviera.

And One is there to welcome you  Y Uno está allí para recibirte

whose face you've looked for  cuya cara has buscado

during all the best and worst times of your life.  en las mejores y peores épocas de tu vida

He takes you to himself and holds you close  Él te lleva a Sí y te agarra fuerte

until you fully wake. And it seems you've  hasta que del todo despiertas. Y parece que te

only just awakened, but you turn and  acabas de despertar, pero te vuelves y

there we are, the rest of us,  ahí estamos, el resto de nosotros,

arriving just behind you.  llegando justo detrás de ti.

We'll go the rest of the way together.  Haremos el resto del camino juntos.

viernes, 11 de noviembre de 2022

Un poema de Louise Glück

Apareció en Antología del jardín la noche de Todos los santos este poema de Louise Glück, que me he entretenido traduciendo:

ALL HALLOWS Todos los santos

Even now this landscape is assembling. Incluso ahora el paisaje se está ensamblando.
The hills darken. The oxen Las colinas negrean. Los bueyes
sleep in their blue yoke, duermen con su yugo azul,
the fields having been los campos han sido
picked clean, the sheaves vaciados, las gavillas
bound evenly and piled at the roadside atadas iguales y apiladas junto al camino
among cinquefoil, as the toothed moon rises: entre cincoenramas, y la dentada luna asciende:

This is the barrenness Esta es la aridez
of harvest or pestilence. de cosecha o pestilencia.
And the wife leaning out the window Y la esposa inclinada fuera de la ventana
with her hand extended, as in payment, con la mano extendida, como para pagar,
and the seeds y las semillas
distinct, gold, calling distintas, doradas, llamando
Come here Ven aquí
Come here, little one Ven aquí, pequeña

And the soul creeps out of the tree. Y el alma se arrastra fuera del árbol.

 

martes, 1 de noviembre de 2022

El despertarse - The Waking

En Antología del Jardín leí este poema de Theodore Roethke, THE WAKING - El despertarse, que me pareció asequible para intentar traducirlo, sin más pretensiones. Ahora lo asocio a los últimos días de don Luis:

I wake to sleep, and take my waking slow. Me despierto para dormir y me desperezo despacio,
I feel my fate in what I cannot fear. Siento mi destino en eso que no puedo temer.
I learn by going where I have to go. Aprendo yendo adonde tenga que ir.

We think by feeling. What is there to know? Pensamos sintiendo. ¿Cuál es el misterio?
I hear my being dance from ear to ear. Oigo a mi ser bailar, de oído a oído.
I wake to sleep, and take my waking slow. Me despierto para dormir y me desperezo despacio.

Of those so close beside me, which are you? De esos tan cercanos a mi lado, ¿Cuál eres tú?
God bless the Ground! I shall walk softly there, ¡Gracias a Dios por el suelo! Voy a andar suave allí.
And learn by going where I have to go. Y aprender yendo adonde tenga que ir.

Light takes the Tree; but who can tell us how? La luz toma el Árbol, pero quién nos dirá cómo.
The lowly worm climbs up a winding stair; La menesterosa oruga escala una sinuosa escalera;
I wake to sleep, and take my waking slow. me despierto para dormir y me desperezo despacio.

Great Nature has another thing to do La gran Naturaleza tiene otra cosa que hacernos
To you and me; so take the lively air, a ti y a mí; así que coge el vívido aire,
And, lovely, learn by going where to go. y, querida, aprende yendo adonde haya que ir.

This shaking keeps me steady. I should know. Este temblor me mantiene firme. Debería saber.
What falls away is always. And is near. Lo que cae existe siempre. Y está cerca.
I wake to sleep, and take my waking slow. Me despierto para dormir y me desperezo despacio.
I learn by going where I have to go. Aprendo yendo adonde tenga que ir.

lunes, 25 de febrero de 2019

Bello es el riesgo, de Marcela Duque

El premio Adonais 2018 lo ha ganado Marcela Duque y a fe que se lo merece: un libro redondo, sencillo de apariencia, que es, cuando lo acabas de leer, mucho más que la suma de sus partes. Por ejemplo esta mañana me he acordado de lo que llama su bautismo filosófico («Introducción a la filosofía»), modelado en la anécdota de Tales y la muchacha tracia de Platón, y pensaba en qué natural lo hace, qué humor más logrado y qué hondo el episodio al final; pero un rato después, cuando estaba escribiendo esto, he mirado el poema de los tulipanes y le he encontrado conexión con ese, en la audacia del filósofo, tan socrática, en ese querer tirar para arriba.


En este libro sí que sirve comenzar por lo biográfico: Marcela Duque, colombiana, vino a Europa a estudiar filosofía en la Universidad de Navarra. Volvió a Colombia y de allí se fue a Washington a estudiar un master. Esos movimientos articulan el libro: nos habla primero de la vida en Colombia, sin estaciones («El eterno retorno de los días»), que es la de lo primigenio (el primer poema, «Una voz en la memoria», sorprendente, resulta perfecto en su sitio) y de la infancia, la de la familia, la del paraíso perdido (pero que ya era pérdida: «Vamos a la casa de la abuela»).
Está por otro lado el mundo que conoce al venir a Europa, regido por el cambio, con estaciones, con otoño («De nuevo juntos»), con cerezos floreciendo («Cherry Blossoms») y donde se puede apreciar los tulipanes en toda su pretenciosidad y hermosura («En un espejo» es un autorretrato), donde articular el sentimiento de pérdida de la infancia y de toda la vida: no es posible volver allí, pero no hace falta, «Bello es el riesgo», es una cita de Sócrates en el Fedón.

Lo que era mero movimiento geográfico es un viaje espiritual hacia arriba, que es constatar la realidad del desplazamiento, de que siempre llegamos tarde, de que no tenemos aquí nuestra casa, como indicios de algo más alto, más hondo, eterno, la búsqueda filosófica de lo permanente, de lo duradero. 
«Quiero volver a casa algún día. / Por eso -mientras tanto- la poesía» es como acaba «Y también la poesía (poética)».

En el centro del libro hay tres poemas; un viernes santo en el que no hay noticias, un sábado santo para empaparse de nihilismo y una Vigilia Pascual de recorrer con la liturgia la alegría de la Resurrección: el camino filosófico con Sócrates es el encuentro con Cristo, como explica muy bien el último poema, «Bello es el riesgo», del que pongo estos versos:
Vale la pena el riesgo de creer,
que nos tomen por tontos e ignorantes
por creer en el alma y sus moradas;
es bello el riesgo de creernos inmortales,
de vivir en tensión hacia lo excelso.
El camino de la poesía (os remito a «Don y oficio») es el camino de la filosofía, es bello el riesgo

lunes, 21 de septiembre de 2015

Cosas que me has contado


Este libro ya nace como bien escaso (y pronto, febrilmente buscado).
Es una delicia. Yo leí los poemas primero (y en sus versiones primeras) a medida que los fue poniendo en su web y siempre con asombro, alegría y admiración. Ahora están solo en este libro de papel (de buen papel y buena edición, con mancheta pegada incluida) y es una alegría todavía mayor leerlos.

Con él no pretende colarse en la lista de poetas «reconocidos». Ya se encarga de dispararse en el pie con poemas satíricos muy logrados, en los que se ríe de algunos críticos, de los columnistas de la Corte («los ya no tan jóvenes columnistas peleaban / por ver / quién era más del Madrid y bebía más gin-tonics 31), de esa vida cultural que reina en las conversaciones del Madrid más pijo, cultura tontorrona a la moda, que funciona a golpe de consignas de suplemento dominical.

Pero sobre todo es un poemario amoroso, aunque siempre con una vuelta de tuerca, empezando por la cita que preside el libro, de Mario Quintana: «A forma exata / d'um coraçao!» (no dice qué es lo que produce esa forma). Partir por ejemplo de esos diminutivos que tan bien usaba su abuela (en Cárcel, el primer poema del libro, decía de una perra: «es muy altita» y qué bien retratada queda), pero sobre todo su novia. Es programático, como tiene que ser, un poema que titula PEQUEÑA POÉTICA:
Adoro tu manera
poco premeditada pero exacta
de usar diminutivos.
Tenías frío, me dijiste: «Deja
que me envuelva en la manta como un
gusanito de seda».
Te golpeaste el codo:
«Ay, ay, ay, me he dado en el huesecito».
Me quejo del poco caso que me haces
y tú me llamas «pollito pión».
Ves que estoy escribiendo,
dices: «Eso también lo sé hacer yo,
sólo hay que poner cosas normales
en frasecitas cortas».
«Poner cosas normales / en frasecitas cortas» no parece difícil, pero claro que lo es. En otro poema (43), toma una frase impresionante de Conrad y la parte en versos, para que se vea dónde está su norte estético. Tiene la suerte de no estar preocupado por ser original: «la originalidad sólo denota, debo advertirte / una muy preocupante falta de lecturas» (17). 
Y por redondear las cuestiones de poética, os voy a poner aquí un poema que a mí me gusta un montón (67):
TRES GILIPOLLECES
Querer ser moderno.
Querer ser posmoderno.
Querer ser premoderno.
El lenguaje de los enamorados, sobre todo viéndolo desde el punto de vista de la mujer, pasa a ser, contando por el poeta en persona, el de un romance heroico, de un cuento de hadas, una épica caballeresca en medio de la ciudad. No es, por supuesto, lo del taxi de García Montero, ni siquiera pasado por el olor a Vim Clorex de Miguel d'Ors, pero tampoco la elegancia frívola de Luis Alberto de Cuenca: es un ideal de amor focalizado en los diminutivos, aunque con aspiraciones heroicas, con las dificultades de que la vida no es en realidad Dos días. Es el deseo de un amor de verdad, sin frivolidades, con elegancia, realista. Así, en Otra noche de ronda, mientras escucha a una de esas pijas culturetas
Yo pensaba en María,
en el mundo feliz en que ella y yo
habríamos sido infelices, pero juntos (38).
Hay otro poema paralelo a ese más adelante:
Ella hablaba y hablaba, mientras yo
pensaba en un barco y una tormenta,
y Julia Flyte me preguntaba dónde
nos esconderíamos
cuando el tiempo se hubiera serenado (66).
Podría ser junto a «los trigales /salpicados de amapolas» (40), con un amor fuerte: «como la cajera / del Mercadona quiere / a su novio el electricista en paro» (56).

Pero ya sabemos que eso no es fácil. Es lo que creo que quiere contar José Luis de la Cuesta en este libro admirable.

lunes, 28 de abril de 2014

Estampas japonesas

No hay haiku malo en esta antología*.
Es el libro que yo recomendaría ahora, también por lo bien editado que está.
Pero hay que leerlo poco a poco.
No me aguanto las ganas de poner aquí los que más me gustaron:

Ángel Aguilar:
sobre el barbecho
bajo el cielo nublado
una botella
----------------

Verónica Aranda:
Tren regional:
una mujer encinta
mira hacia el este.
----------------

Valentín Carcelén:
Hilo de hormigas.
Mi primera intención
era pisarlo.
----------------

José Cereijo:
Algo de flores
saben también los ojos
del comerciante.
----------------

Manuel Díez Orzas:
En el hostal,
al sacar el pañuelo
unos piñones.
----------------

Juan Carlos Durilén:
Las nubes lentas
tras los álamos quietos…
Se enfría el té.
----------------

Enrique García-Máiquez:
Silencio. Juegan
-matrimonio sin hijos-
al ajedrez.
----------------

Miguel d’Ors:
En el negro
del ala de la urraca,
brillos de verde.

Para su esposa
el viejo casca almendras
sobre una piedra.

Para el aroma
nocturno del jazmín
no hay alambradas.

Entre los dedos
del boxeador, tres rosas:
Día de la Madre.
----------------

Juan Francisco Pérez:
Al solecico,
se palpa temblorosa
el calor del pelo.
----------------

Isabel Pose:
Zapatitos nuevos
camino al camposanto
llenos de barro.
----------------

Toñi Sánchez Verdejo:
Silencio en casa-
solo la lavadora
que centrifuga
----------------

Susana Benet:
Si parpadeo,
se ocultará en la grieta
la lagartija.

Aunque haya fruta,
todo el mercado huele
a carne muerta.
----------------

Frutos Soriano:
arranca el tráiler:
hay gorriones que huyen
otros que no


---
*Un viejo estanque. Antología de haiku contemporáneo en español, ed. de Susana Benet y Frutos Soriano, La Veleta, Granada, 2013

Esta es la lista que hice a medida que iba leyendo (página . número en la página; subyados, los que más me gustaron de esos y que he puesto arriba): 17.2 y 3 y 18.1 / 20.4 / 23.1 / 24.1 y 4 / 25.1 / 28.3 /38.1 / 39.1, 2, 3 y 40.1 / 41.1 y 42.1 / 52.1 y 53.2 / 56.2 y 57.1 / 59.1 / 60.2 y 5 / 69.2 y 4 / 82.2 / 94.1 / 96.4 / 100.1 y 2 y 101, 1 y 3 / 116.3 / 120.2 y 3 / 127.2 / 129.1, 2, 3 y 130.2 y 3 / 133.1 / 134.4 / 135.1, 2, 3 y 136.3 / 143.3 / 149.2 / 154.3 / 160.3 / 165.1 y 166.1 / + I.1, 2 y 5 y II.3 y 4 / IV.4

miércoles, 1 de mayo de 2013

Disfrazado de nada / Lleno de vacío

Movimientos en círculo en torno a esa inmensidad del vaciamiento de Dios (y la triste parodia nuestra de llenarnos de vacío):

1. DAL me señaló hace años aquello de Miguel d'Ors sobre Dios que aparece disfrazado de nada.
2. Pasado, el tiempo, encontré algo así en Ernestina de Champourcin (ella se remitía a Thomas Merton, no sé si para eso en concreto). Yo había llegado a ese libro por medio de cb.
3. Hace unas semanas ACdR hizo, a propósito de lo de Ernestina de Champourcin, un poema en inglés que a mí me gusta mucho. En él, este verso: God appears disguised as Nothing.
4. Vi en san Josemaría esta frase, 'lleno de vacío' que me sirve de argumento a contrario:
La soberbia es el peor de los pecados y el más ridículo. Si logra atenazar con sus múltiples alucinaciones, la persona atacada se viste de apariencia, se llena de vacío, se engríe como el sapo de la fábula, que hinchaba el buche, presumiendo, hasta que estalló.
5. En el nuevo libro de Miguel d'Ors (Fe, 50): te has puesto ese disfraz de Nada.

miércoles, 2 de enero de 2013

José Mateos sobre Shakespeare

La había dejado él en su web hace tiempo, pero no llegué a escuchar hasta ayer esta conferencia de José Mateos (gran poeta, es decir, gran pensador) sobre Shakespeare que me dejó admirado, anonadado y con ganas de leer al inglés entero, para asentir o no -si supiera.

Además, lo presenta Enrique García-Máiquez:

jueves, 20 de diciembre de 2012

Cartas cerradas

Estuve leyendo Cartas cerradas, un libro de Ernestina de Champourcin (México, Finisterre, 1968). Me llamó la atención el principio de la Carta a Thomas Merton:
Todo y Nada...
El secreto que fuimos buceando
en un primer impulso de júbilo y renuncia.
Pero llega el momento en que el todo se esconde
o se nos aparece disfrazado de Nada.
Es que disfrazado de Nada ya lo había visto antes.

Me gustó este otro poema:
¡Dame a otros, Señor!
No puedo hallarte sola
como en el alba aquella.
Necesito la forma
de los que Tú creaste;
el goce y la congoja
en los ojos humanos;
el cántico en tus cosas.
¡Seres tuyos, Dios mío!
El peso que me agobia
es este amor que muere
sin que nadie lo acoja.

domingo, 8 de julio de 2012

Carlos Pujol y el despojamiento

El corazón de Dios es un grandísimo libro de poesía y un impresionante ejercicio de desasimiento, una recomendación de soltar lastre por parte de alguien que estaba a punto de morir y lo ve meridianamente claro.

Ahora que Carlos Pujol ya lo ha logrado, y tiene toda la pinta de que ha subido ligero a donde esperaba ir, leer su libro impresiona todavía más.

Yo ya puse el primer poema del libro, tan conmovedor y tan aleccionador.

Ahora recojo aquí más palabras suyas dirigidas a Dios, en las que le habla de ese despojamiento, del amor a las cosas y el ejercicio ascético de librarse de ellas para llegar a lo único importante:

me pides el olvido (...)
la memoria que grita no te gusta (...)
si uno empieza a olvidar, ¿a qué arrimarse? (19)
---
eres como un mendigo (24)
---
Tú, rey de la paciencia,
con tesoros de tiempo en los bolsillos,
esperas a que un día
me canse de estar solo. (29)
---
Hablamos de dejar lo que se tiene
en la acera, de noche, como trastos
inservibles que palpa un vagabundo (33)
---
(...) las cosas van y vienen
con la frivolidad
de parecer precariamente eternas. (37)
---
se rompen los juguetes / para que así podamos recordar (46).
---
esas briznas tan dulces de la nada (51).
---
quisieras que esperásemos también
sin casi nada en que apoyarse (casi
quiere decir tú mismo). (54)

viernes, 20 de abril de 2012

Leyendo al poeta Artieta en el Barbanza

Cuando vamos a Caramiñal (a retiros y círculos con gente del Opus Dei y amigos de la zona), yo prefiero mirar mientras conduzco -las colinas desde el viaducto de antes de Padrón, la ría en Taragoña, el mar desde Boiro- con Radio Clásica de fondo, pero M. (parece institucionista, pero quizá le viene de los jesuitas de Caspe) se empeña en leer en voz alta literatura.
Esta vez, para no recurrir a Proust (que hemos empezado a leer y se adapta muy bien al ritmo de lectura en el coche), le dejé mi ejemplar de Grosso Modo (Siltolá, 2011), el último libro de Fernando López de Artieta, que tanto me había gustado.
Y medio libro a la ida y medio a la vuelta -el rosario también en medio- fuimos disfrutando de esos versos que están pensados para la lectura en voz baja, pero que se leen muy bien en voz alta.
M. iba resaltando los paralelos con Lope y Quevedo, el cuidado métrico, el tono moral, la fuerte organización en estrofas, el predominio de la rima.
Yo me reía cada pocos versos y también me conmovía, sorprendido todavía de que un personaje así -arquitecto pero sabio en latines, cierrabares, desgreñado- me pillara tan cerca.

Y a mí  me gustó especialmente este poema (aunque debe de haber trampa: es sabido que los arquitectos no entienden de pintura):
Bodegón con membrillo, repollo, melón y pepino
Sánchez Cotán. San Diego Museum of Art (EEUU)

¡Dan ganas de arrodillarse al contemplar
este misterio despojamiento místico!
Qué lejos de la mezquina Cesta de frutas
de aquel bastardo y sucio pintor italiano.
Al acabar (y con una primera alarma al leer el título de un poema: Lo raro de no ser raro) le descubrí a M., en las dedicatorias, excelentes, el secreto.
Se llevó una decepción: tan cercano se nos había hecho en esa lectura en el coche.

Y podéis leer algunos poemas suyos aquíaquíaquíaquí y aquí, pero toda la información más verídica, como siempre, en El País.

miércoles, 11 de enero de 2012

el engaño a los ojos de las cosas

En Hemeroflexia recoge T. el primer poema del nuevo libro de Carlos Pujol , El corazón de Dios, que me gusta muchísimo, sobre todo el final. Se dirige a Dios:
No te voy a contar
nada nuevo: vivimos
en una casa demasiado llena.
Con muebles, versos, chismes,
perifollos y plantas de interior,
palabras que no quieren decir nada
y soberbias locuras
para pasar el rato.
Es lo que llaman calidad de vida.
El día en que nos llames estaremos
doblemente desnudos,
echando en falta en medio de la luz
el engaño a los ojos de las cosas.
También en Rayos y truenos hay una estupenda selección de versos del libro.

Y le hicieron una excelente entrevista en Intereconomía. Perlas:

(...) cometimos el disparate de poner lecturas como Tiempo de silencio entre las obligatorias en el bachillerato.
*
El peor enemigo de la literatura es la historia de la literatura.
*
La cultura francesa y Francia en general se ha venido abajo completamente.
*
Pero también me ha repugnado siempre la falta de espíritu crítico con lo propio. En la universidad no se podía discutir que el Arcipreste de Hita había sido un genio, que Lope de Vega era el no va más. Una especie de nacionalismo cultural. Dos palabras difíciles de casar.
*
La evolución del catalán tan controlado por unas opiniones políticas me parece que ha sido negativa porque no se ha atenido a la lengua viva, sino a una imposición. También es sintomático que Pompeu Fabra, el arquitecto de este asunto, fuese un ingeniero de profesión. Acabé encontrándome con que no puedo escribir en catalán, ni siquiera domino la ortografía.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Dificultades de la autobiografía

Me gusta mucho este poema de Javier de Navascués*:
Excusatio non petita

El hablante de estos versos
pide sinceramente mil perdones
por no poder escribir sus memorias.
Mucho, mucho no tiene que ofrecer:
Una infancia dichosa y distraída,
la juventud más o menos lo mismo,
y esta aburrida madurez, camino
derecho hasta un final sin ceremonias.
A veces siente una sed de recordar
y se extravía en imágenes perdidas,
islas de luz en un patio sin tiempo.
¡Infancia, paraíso diminuto!
¡Remota adolescencia, tan absurda!
Vivencias entrañables, tan pequeñas...
Son las vivencias que a nadie le importan
menos a él, a él le quedan dentro
tal vez porque las crea sólo suyas.
Dios le perdone tanta vanidad.

*Baúl de sombras, Sevilla (Númenor. Cuadernos de poesía 21), 2009, p. 45.

Y aquí, otro poema. Y unas palabras suyas sobre poética.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Sobre la elegía (y un ejemplo de José Cereijo)

A cuenta de la temática de la pintura de George Shaw, tan elegiaca, me acordaba de lo que he estado explicando en clase estos días: la elegía griega, género poético recitativo (vamos, no cantado), escrito en 'dísticos elegiacos', de gran variedad de temas (excluyendo la burla, la sátira, la risa, propias de un género paralelo, el yambo), y sobre todo un tono firme, severo y meditativo y finalidad parenética (i. e. exhortativa).
Desde época clásica se identificaba con los lamentos, quizá porque la misma forma métrica, el dístico elegiaco, se utilizaba también para los epigramas funerarios o quizá porque estaba ya en su ADN [y aquí os libro de la discusión erudita, que no acaba en nada definitivo].

Nuestra idea de ‘elegía’ como lamento por la pérdida se adapta mejor a la poesía latina y posterior.

Eso se me vino a la cabeza cuando leí este poema: un epigrama, una elegía, pero no necesariamente un lamento:

Inscripción (la imagen)
Lee, tú que estás vivo, estas palabras,
dichas ahora por mí, que no lo estoy,
y mírate en su espejo. De ese lado,
el rumor de los besos, el canto de los pájaros,
la hermosa vida, tú, lo pasajero;
a este lado la pura desnudez del sentido,
la callada certeza.

José Cereijo, Antología personal, Polibea, Madrid, 2011, p. 59 (con unas excelentes Palabras de Enrique García-Máiquez y Unas palabras medidas del propio Cereijo).

[Y aquí, las excelentes palabras de Jaime García-Máiquez en la presentación del libro]

jueves, 30 de junio de 2011

Escudero, Herbert y presocráticos

Isabel Escudero, Fiat Umbra, Pre-textos, Valencia, 2008, p. 33, 47 y 53
Quieta, quieta está
la flecha en el aire,
quieta está
y no lo sabe.
--- 
Despacio va la tortuga:
que la alcance Aquiles
no le preocupa.
--- 
¿Soy otro
o soy el mismo
el que se baña
en otro
o el mismo río?
Zbigniew Herbert, principio de Photograph (de Report from a Besieged City, 1983):
With that little boy unmoving like the Eleatic arrow
that boy in the high grass I have nothing in common
apart from a date of birth and the line of our palms
Traduzco:
Con ese niño pequeño inmóvil como la flecha eleática
ese niño en la hierba alta no tengo nada en común
salvo la fecha de nacimiento y las líneas de nuestras palmas

martes, 10 de mayo de 2011

Encinas y epifanías

Un gran poema, que adelanta Poesía Digital, del próximo libro de Jaime García-Máiquez.
La belleza es sagrario
Bajo una encina enorme en lo alto de Abantos,
rogué por ver el rostro de Dios, sólo
un instante de luz,
misterio, miedo y fuego, como un rayo.

Más allá del paisaje no vi nada
como podéis imaginaros todos,
pero de pronto un pájaro
se posó entre las ramas y cantó sobre el árbol.
Me llamó la atención el trasfondo, del institucionismo gineriano a la epifanía bíblica/griega:
-Por un lado la encina, árbol totémico de la ILS (basta recordar las menciones de Antonio Machado en relación con esa religión del dios ibero que se inventó*, pero también esto que leí sobre Martín Navarro**) y nada más y nada menos que en Abantos, sitio muy de excursiones de ese grupo, tan partidario de la naturaleza -pero cerca de Madrid, claro.
-Por otro el deseo, nada gineriano*** -panenteístas, decían ellos que eran, por lo que no dejan lugar a dioses 'externos'- de una epifanía, de que Dios se revele, como aquella vez en la encina de Mambré, o quizá mejor como un Zeus (el rayo, la encina de Dodona).

Y -«como podéis imaginaros todos» no vio nada «más allá del paisaje».

Pero -y eso sí que es una epifanía, en esa naturaleza y en un contexto laico- un pájaro cantó: y esa es la revelación, que también nos llega a nosotros gracias a la luz de los poetas -que decía Chesterton:
Detrás de nuestras vidas hay un abismo de luz, más cegador e insondable que cualquier abismo de oscuridad: es el abismo de la actualidad, de la existencia, del hecho de que las cosas son verdaderas y de que nosotros somos increíblemente, y a veces incrédulamente, reales. Es el hecho fundamental del ser contra el no ser: es inimaginable, pero no podemos dejar de imaginárnoslo, aunque algunas veces no lo imaginemos ni, muy especialmente, lo agradezcamos. Quien haya comprendido esta realidad sabrá que prepondera hasta el infinito sobre toda recusación de la negación, y que, debajo de todo cuanto pudiera negarse, existe una subconsciente realidad de gratitud. Esa luz de lo positivo es la que atañe a los poetas, porque bajo esa luz ven todas las cosas más que los demás hombres.
Y hasta hay un autorretrato: fijaos bien en el pájaro que canta.
Lo que me tortura es ese «sobre el árbol» después de un «entre las ramas». El poema me recordó un haiku de E. G.-M.: «Como un pájaro / el sol entre las ramas». Quizá vaya por ahí lo del título, el «sagrario».

_______________________________

[Aviso: si veis que estas interpretaciones mías se enredan cada vez más, no me metáis en Conxo]

*Ya me rayé sobre eso (cf. A. Ruiz Pérez "Lo bucólico en la literatura del cambio de siglo", en F. García Jurado, R. González Delgado y M. González González (eds.), La historia de la literatura grecolatina durante la Edad de Plata de la cultura española (1868-1936), Málaga, 2010, p. 335-362).

** Julio Caro Baroja, Los Baroja, Madrid, 1978 (2ª ed.), p. 152: «como el prototipo del viejo institucionista (...) Martín Navarro (...) ponía fuego en las explicaciones de Ética y se veía claramente que era uno de aquellos propagandistas del laicismo que hablan en tono muy respetuoso y distante de la Religión. (...) desempeñaba su papel como si se tratara de un sacerdocio. Incluso los domingos celebraba un rito especial. Consistía este en (...) meterse en El Pardo (...). Al pie de una encina, frente a la sierra, don Martín Navarro desplegaba su manta, sacaba un almuerzo frugal y peroraba o dialogaba socráticamente con algunos alumnos (...) o con gente ya mayor de la Institución».

*** Es una distinción importante que hace Ratzinger en la fenomenología de las religiones: por un lado la «comprensión personal de Dios» y por otro la «mística de la identidad»: «Saber si lo divino, ‘Dios’ es algo que está ante nosotros, de tal manera que lo supremo de la religión, del ser hombre es relación –amor- que llega a ser unidad (1 Co 15, 28), pero que no suprime la contraposición del Yo y del Tú, o si lo divino queda aún más allá de la persona, y la meta final del hombre es la unificación y la disolución en el Todo-Uno» (Fe, verdad y tolerancia, Salamanca, 2005, p. 41).

miércoles, 9 de febrero de 2011

Teología trinitaria

Como me gustaron tanto los poemas de Isabel Escudero que seleccionó el barbero de Enrique, me fui a leer el libro que teníamos (y del que el propio Enrique había hecho una muy buena reseña) y me encontré estos poemas que no se los saltan ni los filósofos más trascendentales ni los teólogos más especulativos (p. 120):
Yo me pregunto:
dos, ¿no será
uno menos uno?

*

No lo discuto:
uno no serán dos,
pero tampoco uno.

*

Uno no es ninguno,
dos es uno,
y tres, ¡a ver
qué es!

*

Y Espíritu Santo
¿por qué?:
¡Ah! No hay dos
sin tres.


Y esto es de otra parte del libro. Pero atención qué perspectivismo:
Cuando ya no esté,
recuerda tú mi cara,
la de aquella tarde
cuando me mirabas.

jueves, 3 de febrero de 2011

Lago de Managua

Desde lo alto de la avioneta, el lago de Managua
parece una lámina arrugada de plata.
Esto, supongo, lo habrán dicho muchos,
pero junto a un espejo ¿quién teme repetir?
De cerca, el lago tiene transparencias únicas.
Casi no se precisa dónde empieza el reflejo.
Claras se ven las nubes, de azules diferentes,
surcar el agua: qué raro, las honduras del cielo, abajo.
Desde muy alto, la laguna se diría que se adensa,
que el plata se hace sólido, y se pudiera
caminar, como Jesús, sobre las aguas.
Pero nos acercamos, y los grises plata
tienen suavidades de pluma de paloma.
Parece entonces que el lago,
de pronto, va a echarse a volar.

Fina García Marruz, El instante raro (Antología poética), Pre-textos, Valencia, 2010, p. 403 [De viaje a Nicaragua, 1987, libro en colaboración con Cintio Vitier, su marido]

jueves, 27 de enero de 2011

Retrato de Baertjen Martens Doomer

"-Pues sí, si quiere,
si se empeña, posaré
para usted, pero sólo
por una hora, que no tengo
demasiado tiempo, sólo
por una hora!"

                       dijo plegando
los labios hacendosos
por toda la eternidad
esa buena señora Baertjen
Martens Doomer.
El cuadro de Rembrandt está en el Ermitage de san Petersburgo (más datos aquí).

Fina García Marruz, El instante raro (Antología poética), Pre-textos, Valencia, 2010, p. 421 [De Habana al Centro, 1997].

Hay una reseña de Javier de Navascués sobre el libro.

lunes, 24 de enero de 2011

Fina García Marruz

Manuel Borrás la ponía como lo mejor de su editorial Pre-textos, en 2010, junto a Gaya y Jiménez Lozano, así que cogí el libro en la Biblioteca.
Y me han gustado mucho sus poemas, sobre todo los de los últimos libros.
Hay humor (a veces szymborsko), hay una delicadeza grande y hay una manera muy bonita de mirar.

Dos poemas (otro día, más):
Cine mudo
No es que le falte
      el sonido,

es que tiene
     el silencio.

Sabores
Es una trattoria
de callecita apartada
en nuestra primera noche
de Roma. Barre el portal
un niño de Amicis.
Anota el padre la orden,
la madre, al fondo, cocina.
Consuela la minestrona
de frío y fiebre.
Entramos al corazón
de la familia.