Me he acordado mucho del Ministro de Transportes, Óscar Puente, porque no se dejó tramo sin obras entre Lugo y Tordesillas: si hay un día en un lejano futuro en que pueda hacer los recorridos en el tiempo en que los hacía hace 25 años, me sentiría feliz.
Iba a Valladolid a dar unas clases, en concreto se me había ocurrido comentar el libro I de la República de Platón, con partes difíciles y otras muy divertidas, en concreto las descacharrantes interacciones de Trasímaco, aunque al final hasta a él le cogí cariño, cuando se pone rojo al torcer, ante los argumentos se supone que aplastantes de Sócrates, su brazo retórico de sofista. Yo lo acabé viendo al fin como una buena persona, pero profundamente equivocada en su mundo woke.
Al entrar en Valladolid, que gobiernan de la mano el PP y Vox, me encontré un cartel sobre una zona de Bajas Emisiones. En Burgos, gobernado por el PP ahora en solitario, también. Qué esfuerzos tengo que hacer para mantener mi buen rollo en este país que se derrumba también ante la agenda 2030, con el Rey en cabeza.
Comimos por el centro de Valladolid muy a gusto y nos tomamos un café, pero me tuve que ir a las clases. Al acabar la tarde maratoniana salí para Burgos. Nos dio para una partida de subastao. Perdimos estrepitosamente, y al parchís al día siguiente y al subastao también otra vez: ahí no es solamente mala suerte, es que, como decía mi padre, el hecho es que ya no sé ni tenerlas, las cartas.
El sábado por la mañana descansamos de tanto estrés yendo a coger tomates, cebollas y nueces y pepinos en la finca del que nos los regalaba. Hacía un sol bondadoso. Era el fin de semana de celebración de los 70 años de la estatua del Cid, pero ni nos acercamos: tan fatigosa es la vida del docente, que te deja los fines de semana con pocas ganas de moverte.
En el viaje de ida y vuelta disfruté del fin de la programación de verano en Radio Clásica, que ojalá fuera así el año entero. Al final, en el tramo entre Melide y Arzúa, que todavía Óscar Puente tiene que terminar, disfruté haciendo yo de Sócrates, apostillando en silencio algunas cosas de la interesantísima conversación con la que han empezado este año en el Club Dalroy, sobre el trabajo, la familia, el ocio y la rutina.