jueves, 27 de noviembre de 2025

De vuelta al camino de Swann

No sé por qué, después de haber acabado hace unos meses a trancas y barrancas el tomo 3, El mundo de Guermantes, que se me hizo largo como un día sin pan, y de haber decidido no continuar leyendo más, me puse a releer el primer volumen de En busca del tiempo perdido, aunque no sé si releído es el término exacto, porque la primera vez no lo leí, sino que lo oí leído, a lo largo de unos cuantos viajes regulares en coche hace diez años

Sobre todo me acordaba de la primera parte, de cuando estaban en Combray y hacían paseos unas veces por el camino que pasaba cerca de la casa de Swann y otras por el otro, más largo, del lado donde vivían los Guermantes. Allí en medio está el justamente famoso episodio de la magdalena y la reflexión sobre la memoria.

Dicho esto, además de volver a mostrar mi admiración ante la capacidad de Proust de hacer una narración de gran aliento y por su facilidad para describir detalles, actitudes, sentimientos minúsculos en frases larguísimas y párrafos de varias páginas, esta vez me he fijado más en el trasfondo y se me queda muy cojo: es un mundo pequeñito, bien que mirado con lupa, donde la clase alta y la aristocracia se rozan y codean, apoyándose en unos códigos implícitos, muchas veces muy inmorales en el fondo, pero revestidos de respetabilidad. Seguramente peco de pacato, pero así lo veo. Las doscientas páginas de devaneos de Swann con Odette y la ambigüedad del status de esta se me hicieron también muy largas esta vez. Qué sea exactamente Odette en la escala social es materia muy delicada de precisar para el narrador; si yo digo que es una mantenida, parecerá que me voy por la vía del medio, de las etiquetas y las condenas, no sé.

Bueno, hasta aquí llegamos con Proust. 


5 comentarios:

  1. Perdona, pero tú no has leído a Proust, sino una mala traducción de Proust (no hay todavía ninguna buena). Yo he mirado de cerca varios párrafos escogidos al azar de varias de ellas y en todas ellas encontré errores muy gordos (en una de las más célebres se traduce "maison close" que significa burdel, por "casa cerrada", que en el contexto no significa nada). Eso sin hablar del estilo en español, "mínimo" con frecuencia, muy lejos del estilo espléndido del original.

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    1. Supongo que es una dificultad añadida: una obra que depende tanto del estilo del original, se hace más costosa de leer en una traducción, y no buena.

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    2. Exactamente. Es como leer a Góngora en francés. O el "Cántico espiritual" de San Juan de la Cruz (que casualmente estoy escuchando en este momento en la versión inigualada de Amancio Prada:
      https://www.youtube.com/watch?v=GyO0j6DlV3Y&list=RDGyO0j6DlV3Y&start_radio=1 ).

      A propósito de traducciones, ayer leí a propósito de la de la "Odisea" este elogio:

      "Yo siempre recomiendo, para acercarse a esta obra por primera vez, la versión en prosa de Carlos García Gual en Alianza Editorial, que es maravillosa." (Antonio Martínez Asensio).
      https://www.zendalibros.com/hablemos-de-clasicos/

      ¿Es verdad que es "maravillosa"?

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    3. Tengo buen recuerdo de la versión de Carlos García Gual. Yo suelo recomendar la de José María Pabón. Ha salido ahora una edición bilingüe de J. Javier Pérez, en la editorial Abada, que miraré cuando de clase sobre Homero en el segundo cuatrimestre.

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    4. Gracias por la información.

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