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domingo, 8 de enero de 2023

16 HORSEPOWER. "Hoarse" (2000)

Este disco en directo, junto con "Folkclore" (2002), es mi disco favorito de esta gran banda que llevó los sonidos del country noir a un extremo donde se podían dar patadas con el punk, rock con catarsis, las amenazas necesarias de distorsión ("American wheeze"). 

La banda de David Eugene Edwards ya había dado sobradas muestras de su quehacer musical explorando las partes más oscuras de la tradición norteamericana. Este "Hoarse" es pues un dibujo de como se las gastaban en directo ("Black soul choir"). 

Se atreven a versionear a la Credence con "Bad moon rising", espectral y puntiaguda, para en "Low state" sacar el acordeón a pasear, y también la biblia negra, donde los designios están escritos con mayúsculas traviesas. 

Cuando cogen la moto no hay quien los pare como ese torrente de electricidad llamada "For heaven's sake" que seguro haría las delicias de Nick Cave. Molona es la trotona country "Black lung", y "Horse head" da miedo con sus silencios que prometen siempre peligro. 

Componen un vals de aquella manera en "South Pennsylvania waltz", para volver al rodeo de corazones rotos con "Brimstone rock". Para el final queda lo mejor. Dos versiones. Una, "Fire spirit" de The Gun Club, violenta, adictiva, como la original, repleta de fogonazos de rabia, una maravilla vamos, y para terminar "Day of the lords" de Joy Division. Hay queda eso. Pura catarsis, una negra sombra que todo lo acecha, la sedicción de la luna, la vuelta del espectro de Ian Curtis entre mandolinas podridas y desiertos de desamparo. 

16 Horsepower, uno de esos grupos que no te debes de perder. Pura dinamita sonora. Y este live, todo un cruce de crudeza que se degusta de un bocado. 



viernes, 2 de octubre de 2015

16 HORSEPOWER. "Sackcloth-N-Ashes" (1996)


Fue hace muchos años cuando recibí como regalo de cumpleaños "Folkclore" (2002), mi primera aproximación a una banda que desde las primeras canciones me llegó a fondo. Sobretodo por su propuesta de aunar el country con la oscuridad, tenebrosos y ardientes, capacitados para hacernos atrapar con mandolinas de calaveras y ritmos angustiosos.

Dave Eugene Edwards, es el culpable de traernos el apocalipsis, nieto de un predicador y acostumbrado al lenguaje de las serpientes, con 16 horsepower, tuvo la oprotunidad de hablar de redención y castigo, mientras golpeaba con su voz conciencias. "Black soul choir", para que aun no los ha escuchado todavía, es una buena manera de empezar a meterte en esta biblia negra que eran 16 horsepower.

Este disco fue el primero de los seis que sacaron, amparado bajo la mirada en la sombra de Gordon Cano, de Violent Femmes, y en el se sustenta toda una estructura que milita en lo salvaje, en la tradicción, en los esputos como "Haw" fieros desde la cochambre.Cercano a Nick Cave en la faceta de litigante de la fe, el country gotico tuvo en 16 horsepower a su maximo exponente.

"Black Bush", es otro exponente de esta oración a base proclamas incendarias, donde el calor de la levedad se angosta en la carne del pecado. En "Heel on the shovel" cabalgan a lomos del fuego, midiendo su fuerza con el folk y "American Wheeze" es un minimal combate donde celebras las embestidas acústicas con las proezas estilísticas de este banda de forajidos.

16 horsepower, una agreste amenaza, una contienda sin fin, un osario en el camino, la voz de la devastación mientras el calor achicharra conciencias.....



sábado, 2 de marzo de 2013

WOVENHAND. "Ten stones" (2008)


Unos muy buenos amigos, hace ya unos años me regalaron un disco. No conocía al grupo. Se llamaban 16 Horsepower, y el título se llamaba "Folkclore". Lo encontraron en una pequeña tienda de discos regentada por un sueco aficionado al folk, al country menos convencional  y al sello Glittherhouse rico en fragancias de calor y osarios de western.

Aun recuerdo el cd. Negro y sobredimensionada las letras de la banda. Me dijeron que iba a flilpa, que lo suyo era una especia de country oscuro, tenebroso, repleto de aristas y cienas para asustar. No se equivocaron. Caí rendido y más tarde me comprometí a completar la discografía de la banda liderada por un tipo llamado David Eugene Edwards.

Cuando los 16 Horsepower pasaron a mejor vida, el bueno de David, quiso seguir por la senda de las biblias negra sobre bocados de desiertos sin nombre, sin pasado, sin luz. Wovehand es el nombre que elegió para que no le perdarmos de vista, para seguir la antorcha que ilumina los caminos con tenebrosos calices de infierno dulce.

"Ten stones", fue cuarto largo, empieza con "The Beautiful Axe", torturado rock que siente las espinas de Nick Cave, que se te clava en la monserga de tus noches, que deja paso a "Horsetail", letanía que se quita la piel a borbotones. "Not one stone" es un pedazo de caligrafia del infierno, y "Cohawkin road" con su sedosa y tramposa lentitud country, son dos más razones para seguir cabalgado hacia el infinito con Wovehand.

Y la versión de Jobim que se saca del gorro de vaquero en "Quiet nights of quiet stars", bossanova de predicadores del pecado, es puro vendaval de candor y penurias de corazón. Luego te pones el trallazo seudopunk que es "Kicking bird", y no queda más remedio que aplaudir y aplaudir los afilados cuchillos sin domesticar de esta pedazo de banda.

Pecado tras pecado, Wovehand es pues una manera más de vivir en el lado salvaje de la no fe. Música para fieles del infierno, para poetas de la bancarrota. Cielo y infierno,de bodas, como decia el insigne vate ingles Blake.