jueves, 29 de enero de 2009

Todo se nos devuelve...

Pues sí. Es una ley universal. Todo en esta vida se nos devuelve antes o después y en mayor o menor medida.

Es lo que dicen por ahí: Que si siembras vientos, recoges tempestades. Y eso, el pobrecico medio ambiente, tb lo sabe.

A la larga, seremos nosotros los que perdamos la batalla. De hecho, cada día que pasa, la perdemos un poquito más.
Y aunque el planeta se defiende como puede, mandándonos gotas frías, olas de calor, huracanes, tornados..., en sus momentos de desesperación, nunca se podrá comparar en absoluto con lo que nosotros hacemos con él.
De hecho, esta guerra la empezamos nosotros. Y eso, que seremos nosotros los que la perdamos.

Nada, nada, que hoy he tenido un momento de crisis y mi conciencia medioambiental me ha dado un repaso. Que parece que no, pero ahí está. Y me suele surgir cuando veo un atardecer como el que he visto esta tarde...

(Gracias, prima, por mandarme estas cosillas que me dan pie para publicar una entrada) :)

viernes, 23 de enero de 2009

¿Frío? ¿Qué frío?

Pues sí. Hoy ha sido el día en el que, el piso éste en el que vivo, ha amanecido empañado por todas las habitaciones. Es una de las cosas que tenemos que soportar todos los inviernos alguna vez.

A ver, nosotros no tenemos calefacción en el piso. Será que somos muy "machotes". O será que hacemos honor a esa frasecilla que dice que "la casa fresquita en invierno es salud".

Pues debe ser cierto, porque, a pesar del frío que suele hacer dentro del piso, nunca nos resfriamos. Vamos, que estamos más sanos que pa qué...
Aunque, eso sí, yo tenga que llevar cuatro mangas para poder "sobrevivir" allí dentro. O comerme el brasero a la hora de comer o a la hora de cenar. De todas formas, el comedor es pequeñito y se caldea enseguida, así que tampoco es tan malo.
Lo que sí es cierto es que ya estamos acostumbrados y no nos afecta mucho ese frío.
Quizás, a la hora de ducharnos sería más traumático el tema, pero el calefactor que hay en el cuarto de baño echa un chorrillo de aire caliente que es gloria bendita.

Bueno, pues sí, el piso es muy frío en invierno. En mi habitación no paso de 5º, y os podéis imaginar el "chou" cuando estoy sentada al ordenador. Sí, porque escribo los post con guantes, o sea que... Es que si no, se me agarrotarían los dedillos y me resultaría imposible. Definitivamente, me tengo que comprar un portátil y escribir en el brasero...

Vale. Pues como he dicho antes, hoy ha amanecido todo el piso empañado. Y cuando digo todo, quiero decir, absolutamente todo.
Y eso suele pasar cuando la temperatura ambiental sufre un cambio brusco en muy poco espacio tiempo. Porque anoche había 2º centígrados en la calle, y hoy, a las 8:00 de la mañana, teníamos 14º. Y eso lo acusa el piso, que no nota ese cambio de temperatura que se produce fuera, y él sigue con sus 2 ó 3º dentro. Y claro, los cristales van y se empañan por fuera. A quien se le cuente eso... Que hace más frío dentro que fuera...
Que yo, si quiero pintar algo con el dedo en un cristal (en mis momentos infantiles, que haberlos, haylos, y muchos) tengo que abrir la ventana y sacar la mano por fuera para hacerlo... Hay que ver... Como diría una amiga que tengo: Esto es pa mear y no echar gota.

Y además, con esto de que no ha dejado de llover en todo el día de ayer y en todo el día de hoy, la humedad es grandísima aquí dentro, y todo, absolutamente todo, está rebosando agua por todas partes. Pues eso, todo empañado.

Pasas los dedos por las puertas y están mojadas.
Los armarios y los muebles chorrean agua hasta el suelo.
La lámpara del techo va a crearme una estalactita porque no deja de gotear en mitad de la habitación.
Las baldosas de la cocina están todas empapadas.
Las gotas de agua hacen carreras en el espejo del cuarto de baño...
A ver, es normal que cuando te duchas, los espejos del baño se empañen, ¿no? Es una ley universal eso, ¿verdad? Pero es que yo estoy hablando del otro cuarto de baño, en el que no hay ducha, así que...
Las toallas están chorreando dentro de los armarios, y cuando te duchas, casi mejor te secas "al aire" que igual tardas menos.
El papel higiénico se te deshace en la mano cuando lo coges. Claro, si es que está mojado tb (antes de usarlo, se entiende)...

Bueno, ¿y el suelo? ¿Qué decir del suelo? El suelo da una pena... Sí, porque vas andando por el pasillo, y las zapatillas se te enganchan. -"Algo me ha atrapado y no me deja andar... ¡Socorro!"-.
Pues eso, el agua que tb rezuma por el suelo y que hace que vayas andando como si lo estuvieras haciendo por los charcos de la calle. Además, que vas andando y se oye:-"Fich, fich"-.
Lo que yo diga: Una pena. Porque vas pisando y dejando tus huellas por todos los sitios por donde pasas. Y ni fregándolo con agua caliente consigues que se seque, así que, así estamos: Con todo el suelo cubierto de papeles de periódico.

Vamos, que cuando pase esta puñetera "ola de empañamiento y humedad" no habrá más remedio que hacer una limpieza a fondo, no vayamos a que se críen hongos, musgo, líquenes o "gremlins" dentro de los armarios o en cualquier rincón del piso. :)

En fin, que todos los años es lo mismo...

domingo, 18 de enero de 2009

Mis siete manías


Bueno, pues resulta que, el otro día, el viernes 16, nada más volver de mi retiro espiritual, (por llamarlo de alguna manera, porque ni yo misma sabría cómo llamar a aquello que hice durante casi un par de semanas), a mi amiga Ana, del blog http://lacocinadesilpana.blogspot.com/, no se le ocurrió otra cosa que la genial idea de "invitarme" a hacer un meme.
Si es que no puede ser, vaya. No tenía que haber vuelto tan pronto...

Que no, que no, que es broma. Que claro que mola hacer una cosa como ésta, hombre. Pobrecilla mi Ana, que igual se pensaba que le estaba echando los perros. Angelica ella.
Y claro, como le dije que lo haría, pues hoy es tan buen momento como cualquier otro para publicarlo.
Así que, Ana, va por ti.

A ver, el meme en cuestión consiste en decir siete cosas que le definan a uno. Siete hechos o siete manías personales que, por supuesto, sean confesables. Tampoco vamos a poner a nadie aquí a contar sus secretos más ocultos. Hombre, por favor, hasta ahí podíamos llegar. :)
Luego, tengo que nombrar a los siete amigos a los que yo invito a realizar esto.
Y por último, hay que ir a avisarlos para que se den por enterados. Que luego no venga nadie y me diga:-"Ah, no. Yo no me enteré... ¿Y eso cuándo fue?"-. No, no, nada de eso. No cuela, se siente.

Vale, y después de toda esta explicación, voy a ello.

Mis siete manías o cosas que me definen son:

1) Me encanta quedarme un rato despierta en la cama antes de levantarme. Aprovecho ahí para pensar, reflexionar, recordar, sacar conclusiones, comerme la olla...
2) No soporto la hipocresía, la falsedad ni la mentira. De esto se deduce que llevo la sinceridad por bandera, ¿no?
3) No puedo estar sin música. Si no tengo música a mano, ya me encargo yo de cantar y acompañarme de unos bailecillos tb.
4) Me encanta mirar el cielo. Amaneciendo, atardeciendo, cuando está raso, cuando llueve, de día, de noche... Me encanta el cielo siempre, y me puedo pasar las horas muertas mirándolo.
5) Me encantan esas conversaciones compartiendo un café en cualquier cafetería, intentando "arreglar el mundo".
6) Tengo la desgracia de tener muy buena memoria, así que nunca olvido nada de nada: Ni lo bueno, ni lo malo, ni nombres, ni fechas, ni matrículas, ni personas...
7) Siempre, siempre cumplo lo que digo. Porque si sé que no lo puedo cumplir, no lo digo.

Y ya está. Esto ha sido el trocito de mí de hoy. Otro día, más y mejor.
Estoy convencida de que la gente que me conoce personalmente, diría que la única cosa que realmente me define es la memoria de "cienes y cienes de gigas" que Dios me ha dado. Y quizás es cierto, así que...

Vale, y ahora, a nominar...
And the winners are... Cris, Ainhoa, Mar, Fernando, Juancar, Tejedora, Pato's y mi tito Juan... Si se atreven a hacer esto, claro, que obligación no hay ninguna... Pero es una forma de conocer algunos detallitos más de la gente que nos paseamos por la blogosfera, ¿o no?

Por cierto, si alguien que no ha sido nominado se atreve por su cuenta a hacerlo tb, pues mira qué bien.

Ale, que tengáis todos una buena semana.

jueves, 15 de enero de 2009

Volviendo por acá

Que digo yo que ya está bien, ¿no? ¡Hombre ya con la tontería!
Que una dice que se va a tomar unos días de descanso para desconectar del mundo, pero acaba con un mono que no se puede soportar. Supongo que eso es lo normal en estos casos, ¿no? Acabar con mono y deseando de encontrar el momento de volver...
Y es que, claro, como además todos estáis ahí, dejándome comentarios y diciéndome cositas molonas (y lo bien que sientan, por favor... Qué apañaos sois, cagontó), pues como que ya me apetecía volver.

Os agradezco mucho muchísimo los paseítos que os habéis dado por ésta, vuestra casa. A pesar de que yo haya estado un poco apagada o fuera de cobertura, siempre habéis estado ahí...
Pero, vaya, que ya estoy volviendo. Ya he recargado una miaja las pilas. O ya he empezado a vivir de nuevo, que parecía que me había estancado... O yo qué sé. El paso de los días es lo que tiene: Que te da una miaja de perspectiva...
El caso es que ya estoy aquí.

Y os voy a dejar la canción que he tenido por bandera estos días. Sí, porque aunque pudiera parecer que cuando una criaturica necesita descansar, se pone música tranquilita que la relaje, yo, que soy más rara que un perro verde, me pongo música para descargar la tensión. Y ahí me tendríais que ver, bailando y dando saltos. Y es que la canción no es para menos. Desde luego, invita a dar saltos... Y si no, ya me decís vosotros lo que os sugiere.

Nada, nada, subid el volumen y... ¡A bailar!

domingo, 4 de enero de 2009

Año nuevo... ¿vida nueva?


Pues no. No es vida nueva. Es la misma historia...
Tenía la esperanza de que cuando acabase el año podría dar por zanjado el tema, y soltar de una vez el lastre que se me engancha en los pies y que no me deja moverme con la soltura de siempre. Pero no ha podido ser.
Yo quería empezar el año nuevo desde cero, sin ninguna carga a cuestas, pasando página. Quería volver a ser yo y no tener la asquerosa sensación de estar estancada en un momento concreto del año pasado. Pero no he sido capaz de conseguirlo. Aún no. ¡Porras!
He empezado el 2009 arrastrando las mismas pesadas losas que apenas me dejaban respirar en los últimos meses del año pasado. Intenté por todos los medios pasar de esas cosas que me hacían daño en 2008, y hacer propósito de enmienda para conseguir que esas mismas cosas dejasen de afectarme en este comienzo de 2009. Pero no pudo ser y, hoy por hoy, no lo he conseguido.

Y no me gusta estar así, porque en realidad, así no soy yo.
Así que, como mañana es la Cabalgata de Reyes, pues no voy a tener más remedio que ir.
Sí, a ver... Que esto tiene su explicación. Todos los años voy a ver a los Reyes Magos en su itinerario por las calles de Granada. Me gusta ir, es cierto. Y siempre voy por dos razones.

Una de ellas es para disfrutar observando cómo los críos tiemblan emocionados, sentados en los hombros de sus padres o en los brazos de sus madres, con lo ojillos brillantes, histéricos de los nervios. Y que cuando ven aparecer al primer Rey Mago en lo alto de su carroza, tirando caramelos, se quedan muy quietos, mirando con la boca abierta y sin pestañear. Casi me echo a llorar de emoción al verlos con esas caras, pero me tengo que reír porque de pronto, al pobre padre de turno, se le descompone la cara y se le oye decir en voz alta:-"No tires... ¡Niño! ¡¡No me tires del pelo!!"-. Porque el chiquillo en cuestión, sin darse cuenta y por culpa de los nervios, ha apretado los puños en torno a la cabeza de su padre y tira, y retuerce, y arranca... -"Es que está nervioso la criatura, hombre. ¿No ve usted la carilla de alucinao que tiene?"-. Pues no, no la ve, porque llevar al crío en hombros es lo que tiene: Que no le ves la cara desencajada por la ilusión y la inocencia.

Me encanta observar a los críos, vaya. Me contagian la emoción. Además, que estoy más pendiente de sus gestos, de sus caras, de sus gritos y de sus comentarios, que de otra cosa. Y me entretengo recogiendo caramelos yo tb. Y la chiquillería que tengo alrededor adivina que les voy a dar los que yo recoja, así que no pierden el tiempo agachándose ellos. Esperan a que yo me incorpore para mirarme con gesto interrogante, como pensando:-"¿Te los vas a comer tú... (con la edad que ya tienes)?"-. Hay que ver...

La otra razón por la que voy a la Cabalgata todos los años que puedo, es para pedirle un deseo-regalo a cada Rey Mago. Esto, igual que lo de dedicar las campanadas: Una tradición personal.
Mientras Melchor bombardea de caramelos a la gente, yo le miro y siempre le pido que me traiga lo mismo: Que mi familia y mis amigos estén bien.
Quizás es un deseo egoísta, porque si ellos están bien, yo tb lo estoy; y en el fondo, seguramente, estoy pensando en mí. Pero, bueno, da igual. Ése es el primer deseo todos los años: Mi familia y mis amigos... Sí, sí... Pero los amigos de verdad.
No ésos que están ahí cuando a ellos les conviene, y luego, si te he visto no me acuerdo.
No ésos que pregonan a los cuatro vientos la amistad que nos une, y luego no quieren saber nada.
No ésos que siempre tienen excusa para no ponerse en contacto contigo, ni siquiera para decirte que están bien.
No ésos que se callan las cosas y no son sinceros contigo, convenciéndose a sí mismos de que es la mejor manera de no hacerte daño, cuando en realidad, es la forma en la que más daño te hacen.
No, esos amigos no. Esos sólo valen para que te decepcionen y te desilusionen en el momento más inoportuno, y para que no dejes de pensar en lo falsos que pueden llegar a ser, o en lo tontos que somos por haber confiado en ellos más de lo debido.

Yo me refería a los amigos de verdad. A los que siempre están ahí; a los que siguen ahí siempre aunque pase el tiempo; y a los que encuentran la manera de hacerte llegar sus saludos, sus palabras y su cercanía aún en la distancia. A los que no ponen excusas para intentar quedar bien siempre. A los que están siempre al otro lado de la puerta o al otro lado del teléfono.... Es para ellos para los que pido el deseo-regalo de Melchor.

Luego pasará Gaspar, saludando y tirando caramelos tb. Y este año le pediré un deseo para mí. Pues, mira, sí, más egoísta todavía, si es que eso era posible, vaya. ¿Egoísta yo? ¡Y una mierda pa mí!
Pero sí. Este año le pediré que me ayude a sacudirme el mal rollo de desinterés y de desánimo que llevo encima desde hace demasiado tiempo. Que me cure del mal que me ahoga y que no me deja seguir adelante como siempre. Que se acabe todo de una vez, para bien o para mal, pero que se acabe. Que no quiero yo seguir así. Que no me apetece estar hecha polvo el resto de mi vida con este tema. Que no quiero perder la ilusión que siempre he tenido por la gente que conozco ni por las cosas que hago, y esto me está parando más de la cuenta.
Así que le pediré a Gaspar el deseo-regalo de estar bien yo tb.

Y cuando llegue Baltasar a mi altura, saludando y haciendo enloquecer a los chiquillos (porque, no sé por qué, pero es el que más éxito tiene siempre) le pediré que la situación mundial en la que nos encontramos todos inmersos, se solucione, en todos los frentes y de una vez por todas. Gaza, África, la violencia, la economía, el terrorismo...
Con esto de que es el rey negro, pues igual hace fuerza con Obama, y entre los dos (está claro que éste es un deseo harto complicado y para uno sólo sería imposible), solucionan algo y podemos vivir mejor. Pero todos todos, no los de siempre nada más.
Y así que, ése será mi tercer deseo-regalo.

Y ya está. Eso es todo lo que voy a pedir este año. No es mucho, ¿no? (...)
A lo mejor me lo traen. Sí, porque además, tampoco me he portado tan mal en 2008. Y por supuesto, no exijo que estos deseos se cumplan el día 6 de enero, que yo sé que son dificilillos para conseguirlos en una noche. Yo me conformo con que se cumplan a lo largo de 2009...

A ver si pudiese ser esto así, leche.