lunes, 29 de diciembre de 2008

Las Campanadas...

Bueno, pues nada. Que por si no os habíais dado cuenta, el año se está acabando... Que parecía que no, pero sí, sí que se termina.

Y eso quiere decir, entre otras cosas, que tengo que hacer la lista de campanadas ya. Es como una tradición que no puede faltar...
Sí, porque, a ver... Desde hace muchos años (unos veinte o por ahí, que se dice pronto), en Nochevieja me dedico a dedicar (!), valga la redundoide, las campanadas una a una.

Vamos, que hago una lista con la gente importante de cada año, y cuando suena su campanada, en mitad del fervor popular de la Puerta del Sol, con Ramón García y su capa de vampiro, (porque yo veo ese espectáculo por la tele), me dedico a acordarme de cada persona o grupito de personas a las que le he asignado esa campanada en cuestión.

O sea, uva pa dentro, recuerdo mental de una persona importante. Todo al mismo tiempo. Y lo cierto es que, a veces, con los nervios y las historias, se me va la olla, y pierdo el hilo de las dedicatorias, o me meto dos uvas seguidas en la boca sin esperar a que suene ni siquiera su "gong".
Me pongo hasta de mal café cuando eso ocurre.
Pero, claro, ya no dejo que me pase, porque ahora llevo la lista en un papelillo y lo saco en el momento de los cuartos.
Os podéis imaginar: 12 uvas en una mano y un papelillo con doce nombres en la otra. Digno de ver, vaya.

Bueno, pues resulta además, que este año será el primero en el que habrá una campanada para todos vosotros. Sí, sí... La gente importante que formáis parte de mi vida desde que empecé en esto del blog.

Porque está claro y seguro que a todos nos ha pasado, que esto del blog se ha convertido en una parte importante de nuestras vidas. Ya no sólo por lo que contamos o por lo que escribimos en un momento determinado en el que nos apetece decir algo que llevamos dentro, no. Ya no es sólo por eso.
Es por el montón de gente estupenda que se llega a conocer aquí dentro, y que alguien ajeno que no lo viva de igual manera, no llegaría a entender nunca.

Me lo paso bien escribiendo, es verdad. Siempre ha sido así. Pero tb me lo paso bien leyendo lo que cada uno tenéis que decir. Y llega un momento en el que ya es como si os conociera desde siempre. Ya sabemos todos cómo pensamos, cómo sentimos, o cómo expresamos las cosas...
Además, que enseguida todos nos hacemos partícipes de las alegrías o de las tristezas de los demás... Y eso, de verdad, que es algo que me ha encantado.

Así que, nada. Cuando llegue el 31, y se acerquen las campanadas, que sepáis que mientras esté sonando la 3ª, me estaré acordando de todos vosotros, al tiempo que me como la uva correspondiente. Sí, porque al final, la 3ª es la que os he adjudicado.

Total, que la cosa queda así:

3ª) Para todos mis amigos del blog: Pato´s, Adriana, Nela, Ronini, Guillermo, Juancar, Toñi, Dani, Ana, Faladomi, Ainhoa, mi tito Juan, Fernando, Nerina, Tejedora, Esteban, Leo, Ariadna, Sirena, Nidia, Gabi, Mar, Cris, Raquel, Maikita, Mario, Quererte, Isabel, Esteban, Noel, Ónix, Mayela, Silvia, Alu, Cathy, Amigoplantas, Mónica...

P.D: Por supuesto, después de las 12 campanadas, brindaré por todos vosotros y por el año que empieza, para que estéis bien siempre y vuestras familias tb, y para que las cosas os vayan de escándalo en el 2009 y en el resto de vuestra vida.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Una canción...

Hay que ver... Mira que no acordarme de que mi Silvio tiene una canción navideña, muy apropiada para estas fechas... ¡Qué mala cabeza, por Dios!
Aunque, bueno, en realidad, no es un villancico ni nada parecido.
Es un tema muy tierno, dedicado a las muchas personas que en estos días están solos, o están tristes, o no tienen nada, o no encuentran el espíritu navideño por ninguna parte.
Y lo cierto es que hay demasiada gente pasando así las navidades.

Desde aquí, mi recuerdo para todos ellos, y mi deseo de esperanza para un futuro mejor.

martes, 23 de diciembre de 2008

Felicidades a todos!!


Sí, definitivamente, ya no hay remedio. Y es que, aunque la Navidad nos lleva invadiendo como unos tres meses, es cierto, ya mañana por fin, es Nochebuena.
Menos mal, porque si todavía quedaran un par de semanas para llegar, seguro que nos daría un chungo. :D

Yo quería aprovechar la oportunidad tb para desearos a todos que tengáis unas felices fiestas. Que seguro que hay muchos que no se libran de trabajar estos días, pero claro, es lo que hay.
Yo trabajo tb en Nochebuena y Nochevieja, pero por lo menos, los días festivos me los respetan... Joé, sólo faltaba... Eso sí, el día 26 veremos a ver qué tal me sienta.
Que ya puestos, podíamos hacer puente... Aunque en esta santa casa, que es la empresa en la que trabajo, no se ha hecho un puente en la vida, así que, mejor ni se lo planteo a la autoridad competente. Sí, no vaya a ser que de la mirada que me echen, se me hiele la sangre.
Pero es que, claro, me pongo a comparar y me acuerdo de mi época de estudiante, que teníamos tres semanas ahí "a la bartola" y lo noto, evidentemente.
Pero, bueno, tampoco es tan grave. Total, al mediodía, se acabó lo que se daba, así que...

Ale, gente, que tengáis unos días estupendos y lo paséis muy bien al lado de los vuestros.
Y, por supuesto, que se cumplan todos vuestros deseos, que seguro y conociéndoos lo que ya os conozco, estoy convencida de que no son precisamente deseos de cosas materiales.
Un beso navideño a tod@s. :)



Frasecilla célebre del día: "Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año" (Charles Dickens).

sábado, 20 de diciembre de 2008

La Comida de Empresa

Pues sí, ayer fue la comida de empresa. Uno de esos compromisos ineludibles que mencionaba el otro día y que tenemos que intentar superar sin muchos agobios y sin muchos problemas.
A ver, que salir del trabajo y hacer algo fuera de la rutina, aunque sea con los compañeros del curro, siempre debería ser motivo de alegría, ¿no? Pero tb es verdad que, a ratos, desearíamos que ese día no llegara nunca. O que ya hubiera pasado...
Pues eso: Que hoy ya ha pasado.

Lo cierto es que no estuvo mal.
Es el día en el que podemos darnos cuenta de que hasta los jefes son personas. Que hablan, que se ríen y que se lo pasan bien... -"Anda, si comen y todo. Si son humanos, y no de mármol como pudiera parecer..."-.
Y que conste que yo con mi jefe no me llevo mal. Total, para el rato que estoy allí dentro en el trabajo, no lo voy a tener de enemigo, ¿no?
Además, como mi forma de ser raya los límites del descaro, en mitad del lab puedo cogerle por los hombros y soltarle:-"¿Qué pasa, Antonio? Que me han dicho que estás un poco jodiíllo..."-. Cosa que es cierta, porque el hombre estuvo la semana pasada ingresado una noche en urgencias, con una úlcera diodenar.
Y después de que él me lo haya contado, le digo:-"Y seguimos fumando, ¿no? Hay que ver..."-. Cuanto menos, sirve para que le toque una miaja la moral...

Será que siempre he tenido muy poca vergüenza. O será que siempre he dicho lo que he pensado, sin pulir ni una sola de las palabras... Lo suelto tal y como me viene a la cabeza. Me pasaba en el instituto, me pasaba en la facultad, y me pasa ahora en el curro tb.
Será que ya saben cómo soy y no se irritan. Aunque, bueno, el hermano menor de mi jefe, que por lazo consanguíneo es mi jefe tb, dice que tengo mucho morro... ¡Pos mira, sí!

Total, que ayer era el día elegido y nos fuimos a comer.
Reservaron mesa en un sitio genial. Sí, porque por los ventanales del torreón donde nosotros estábamos, en el segundo piso del restaurante, se podía disfrutar de toda la Vega de Granada por un lado y de Sierra Nevada repleta de nieve por otro. Vamos, unas vistas inmejorables. Y unos platos inmejorables tb. Que sí, que sí, que estuvimos en la gloria, nunca mejor dicho.

El camarero, que ya se dio cuenta de mi descaro nada más llegar yo (¿por qué sería?), me presentaba a mí cada uno de los platos, diciendo en voz alta lo que traía cada vez, al tiempo que lo soltaba en la mesa, delante de mí:-"Solomillo relleno de frutas de otoño y patata con queso gratinado"-, o -"Gazpacho de buey y queso parmesano"-, o -"Mousse de yogur con frutas rojas"-. Y ya que el hombre se tomaba la molestia de presentármelos personalmente, pues yo decía en voz alta y muy solemnemente, obligando a que todo el comedor me escuchase:-"Encantada (de conocerte)"-.

No estuvo mal, es cierto. Pero ya llega un momento en el que la cosa empieza a degenerar a unos niveles alarmantes, claro. Además, que yo tampoco tengo confianza con todos los compañeros. A alguno lo conocí ayer incluso, o sea que...
Eso sí, teniendo en cuenta que trabajo en una empresa tremendamente masculina, donde hay casi 50 empleados, y donde sólo 6 somos mujeres (las niñas de la ofi y las niñas del lab), el tono machista de los comentarios es evidente. Y de los chistes, para qué hablar.
Aunque, si bien es cierto que a la comida sólo vamos 20 personas, porque el resto de trabajadores de la empresa no pueden (o no quieren o no los invitan), no dejamos de estar en minoría.

Yo, que siempre hago la guerra por mi cuenta, tuve la genial idea de hacer eso, la cuenta:-"Wiza, tocamos a tres tíos y pico por cada una de nosotras. Pero empieza eligiendo tú, que a mí me da la risa"-.
Y es que era deprimente empezar mirando la mesa por un extremo y llegar al otro, pensando:-"Ay, Dios mío, si es que no se salva ni uno"-.

En fin... Pues la gente empezó a moverse a las cinco y media. Sí, porque no lo he dicho, pero después de la comida, hay que volver al trabajo. Con lo a gustito que estaríamos allí hasta que nos diera la gana, o buscando un sitio diferente para seguir un rato más de juerga, con las copas y los bailes... Pero no.
Y eso de volver, tras una comida tan abundante y alguna que otra copilla para bajarla, cuesta un mundo hacerlo. Más que ná, porque hay quien vuelve tambaleándose más de la cuenta.

Yo no tendría que volver, porque mi jornada acaba a las tres, pero lo hago tb y terminamos las cosas que se han quedado sin acabar al mediodía. No es cuestión de dejarlo todo empantanao y por medio, claro.
Y ya de paso, pues recojo mi cesta de Navidad tb, no vaya a ser que alguien se lleve dos. :)

A decir verdad, no me puedo quejar mucho, que nosotros hemos tenido comida y cesta de navidad. Que seguro que no todo el mundo puede decir lo mismo, ¿eh?

jueves, 18 de diciembre de 2008

Las de mi infancia...

Pues sí. Las navidades de mi infancia empezaban tal día como hoy, cuando nos daban las vacaciones en el colegio, y ya habíamos tenido nuestra fiestecilla en la escuela con la recogida de notas.
Era el día elegido para poner el belén en casa. Sí, porque en mi casa nunca fuimos mucho de árbol. Pero mi hermano y yo nos podíamos tirar perfectamente todo el santo día colocando las mil y una figuras del belén, con toda la paciencia del mundo, sin darnos cuenta de las horas que echábamos. Eso sí, tb nos podíamos matar por poner al Niño Jesús, que siempre supimos y teníamos muy claro que era el protagonista.

Cuando somos críos no vemos nada más allá de los días de vacaciones y los regalos de los Reyes. Pero ahora, con la perspectiva que me da la edad y los años pasados, recuerdo como algo genial lo de pasar la Navidad en casa de mis abuelos, allá en el pueblo, con mis padres, mi hermano, mis tíos y mis primos. Todos juntos...
Lo de escuchar, como algo tradicional, a los chiquillos de San Ildefonso, cantando los números de la lotería el día 22. -"Ciento veinticinco mil peseeeeetas"-.
Que necesitáramos un poquito de organización para poder sobrevivir allí, en familia, como lo de tener que comer o cenar en dos tandas: Primero, los niños y después, los mayores.
Que cuando nosotros habíamos terminado, nos mandaban a la habitación de al lado a jugar para que no molestáramos mucho mientras ellos comían. Pero que cuando oíamos que en la tele ponían anuncios, salíamos disparados a quedarnos embobados mirando la pantalla. Y nos peleábamos por todos los juguetes que salían. -"¡Eso pa mí!"-. -"¡Que no, que eso pa mí, que lo he dicho antes!"-. Y con mucho genio, terminábamos llegando a las manos y tirándonos de los pelos. Siempre había algún mayor (mi madre, que la muchacha siempre ha sido muy pacificadora), que decía:-"Bueeeno, uno para cada uno"-. Y nos quedábamos tan conformes.

Y en Nochebuena, antes de cenar, nos íbamos los críos a la calle, a cantar villancicos y pedir el aguinaldo a los vecinos. Cosa que ahora ya no se hace...
Y volvíamos a casa, para pasar el rato todos juntos, con la tele o con nuestras charlas de críos.
Y cenábamos... Y esperábamos con ilusión que ése fuera el año en el que, por fin, nos dejaran probar el champán, como si ya fuéramos mayores. Pero no, nos teníamos que conformar con mojar los labios en una copa de sidra.
Y el día de Navidad seguía siendo una juerga.
Y en Nochevieja comernos las uvas era toda una odisea. Porque éramos críos, claro, y con la tontería de hacernos reír los unos a los otros, terminábamos en el cuarto de baño, a punto de ahogarnos.

En mi época, Papá Noël no existía. O, bueno, sí existía, pero no le hacíamos mucho caso. No, porque a nosotros nos gustaban los Reyes Magos. Y yo podría asegurar que alguna madrugada del 5 de enero, entre sueños, yo los vi por la habitación dejando los regalos...
Y el día 6 de enero, del madrugón que dábamos, no se salvaban nuestros padres. Es que era inevitable. Aún recuerdo los nervios al ver mi nombre escrito en el envoltorio de los regalos.

La navidad siempre fue una época muy feliz de mi infancia. Ahora, pues sí, tb, pero ya no es lo mismo que cuando era una cría. Supongo que por la gente que falta, claro. O tb porque ahora ya todos tenemos nuestros compromisos, y lo de estar en familia es sólo para un rato. Aunque, a decir verdad, suelo pasar mucho rato en casa en estas fechas.
Cuando éramos niños, con esto de que no nos dejaban salir de fiesta, pasábamos juntos todo el tiempo disponible. Y eso es algo que sí que echo de menos. Y además, de verdad.

Frasecilla célebre del día: "Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa en ella es una maravilla" (Gilbert Keith Chesterton).

sábado, 13 de diciembre de 2008

Y la vida sigue...

No me apetece mucho escribir últimamente, la verdad. Es que no tengo ganas, vaya. Como si estuviera muy muy cansada...
Pero como la vida sigue y es cierto que no se para, ni por mí ni por nadie, pues hoy me he ido a comer con los amigos de una amiga. Sí, la típica comida navideña entre amigos.

Soy yo muy dada al famoso lema de "los amigos de mis amigos son mis amigos". Y más, si la gente con la que me encuentro es gente sana, sin complejos, y vale tanto la pena. Porque quizás yo no los conozca, pero enseguida entablo conversación. Claro que tb es cierto que no tengo ni pizca de vergüenza y no me cuesta ningún trabajo hablar con todo el mundo, así que supongo que es más fácil.

Sí es cierto que al principio me he tenido que mosquear, porque la que se supone que era mi amiga en cuestión (!) me ha tenido media hora esperando en La Caleta, con un frío del copón.
Que digo yo, que me podía haber avisado, y me hubiera ido a dar una vuelta por ahí para ver si así entraba en calor... Pero no. La "joía" estaba muy ocupada de tiendas...
Definitivamente, la última vez que quedo con ella, hombre ya, que ya está bien con la tontería... A partir de ahora quedaré sólo con sus amigos...

Bueno, pues hemos traspuesto al Zaidín (típico barrio granaíno), donde ya nos esperaban sus amigos. Por supuesto, es que hemos llegado tarde al italiano en el que íbamos a comer, claro, y ya estaban ellos allí.
He tardado como un rato en entrar en calor (angelica yo), y eso que en el local la calefacción amenazaba con derretir los azulejos de la pared. Pero es que hoy ha hecho mucho frío. Eso sí, al empezar a comer, se me ha quitado toda la pena. Sí, porque nos hemos puesto tibios a base de pizzas, lasañas y todo lo que se nos ha ido antojando.
Y allí hemos estado hasta las cinco de la tarde, sin dejar de reír. Eso que no falte, claro.
Tanto, que casi nos echan del restaurante... hoy tb.

Lo cierto es que eso es algo habitual. Vamos "causando sensación" por todos los sitios por donde pasamos. No por nada, simplemente, porque no dejamos de armar escándalo. Un escándalo sano, es verdad, pero escándalo al fin y al cabo. Es que tenemos a todo el mundo pendiente de nuestras conversaciones, de nuestras historias...
Nuestras carcajadas se oyen en todo el salón, y a veces, es evidente la cara que suele poner el camarero de turno cuando nos mira. -"¿Qué pasa, tío? Que estamos muy agusto aquí, y por eso nos reímos..."-.

Nos hemos ido antes de los postres porque a una de las amigas de mi amiga se le ha ocurrido la genial idea de hacer una "chocolatada" esta tarde. Así que hemos ido al "Bar Fútbol", famoso en toda Granada por su chocolate, y por supuesto, por sus churros.

De hecho, al entrar, no he podido evitar recordar que en mi Cena Fin de Carrera de 2002, terminamos en este bar a las siete de la mañana. ¡Cachis en la mar, cómo pasa el tiempo!

Pues nada, que allí, tanto de lo mismo, con los "puntos" y las historias. Y sobretodo, sin dejar de reír. Y es que hay gente a la que le encanta mojar el churro en el chocolate de los demás. Y eso, cuando no eres invitado a hacerlo, puede ser una ofensa muy grave.
Sí, tb nos iban a echar de este local cuando a todos nos ha dado la paranoya.

Siempre he dicho que la risa es la mejor medicina y el sentido del humor el mejor traje que se puede vestir cuando salimos al mundo (menos cuando me hacen esperar media hora con la que estaba cayendo, porque entonces me paso el sentido del humor por el forro, claro).
De todas formas y a pesar de todo, hoy lo he vuelto a comprobar. Me encanta la gente así, sana y sin mayores complicaciones. Cariñosa, simpática y siempre de buen rollo.

Y teniendo en cuenta que todos eran abogados menos yo, que soy de ciencias, pues me hubiera podido plantear que igual no íbamos a conectar tan bien o que podríamos no tener nada de qué hablar... Pero, qué va...
Debe ser que la risa es un idioma universal, seas de letras o seas de ciencias, ¿no?
Es una terapia para el alma...
Es un contagio para el corazón...

Con dolor de barriga que he terminado yo. Y con eso lo digo todo...

Frasecilla célebre del día: "La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano" (Víctor Hugo).

lunes, 8 de diciembre de 2008

Hoy desperté


Pues sí, hoy desperté... Y se acabó. Ya he tomado la decisión más difícil... Dolorosa, como todas las decisiones importantes de nuestra vida; pero necesaria, al fin y al cabo.

Alguien que te ha visto este fin de semana me ha contado lo que tú le habías dicho: Que no vas a volver. Y en ese preciso instante, el único resquicio de esperanza que yo aún podría albergar, se esfumó como por arte de magia. El estómago se me encogió hasta hacerse una pelota pequeña y dura, y el dolor que me empezó a subir por la garganta, amenazaba con no dejarme respirar.
De camino a casa ese dolor era casi insoportable, y al llegar y encerrarme en el cuarto de baño, no pude evitarlo.

He llorado muchas veces estos últimos meses. Muchísimas, es cierto. Pero ninguna de esas veces se ha parecido ni por asomo a ésta. Allí, apoyando mis manos en el lavabo, y mirándome de frente en el espejo, veía cómo las lágrimas resbalaban por mi cara en silencio. Ni un suspiro, ni un gemido... Sólo en silencio.

Y de pronto, noté cómo se me quitaba un peso de encima. No por el hecho de que no vayas a volver, que eso por supuesto me parte por medio. Simplemente, porque ya no tengo que seguir viviendo en medio de una ilusión que seguramente iba hacia ninguna parte. Yo no podía estar así eternamente, y ahora ya sé que no tengo que seguir esperando nada.
Supongo que en realidad es siempre la incertidumbre la que puede con nosotros, pero si ya está claro lo que es (o lo que no es), se acabó todo, ¿no?

Yo habría preferido que hubieses sido tú el que me hubiera dado la "mala noticia". Oír las cosas de primera mano siempre es mejor que oírlas cuando se han ido deformando de boca en boca. Y tú siempre me has contado todas las movidas que has tenido.

Te escuché en marzo cuando me dijiste que habías entrado en el sindicato.
Te escuché cuando me contaste que habías puesto tu empresa patas arriba y habías empezado a denunciar en la inspección de trabajo todo lo que no se hacía bien allí dentro.
Te escuché cuando me dijiste que tu jefe te había abierto un expediente disciplinario (falseando la verdad para poder hacerlo), y todavía recuerdo tus palabras aquel día de abril, que aún resuenan en mi cabeza:-"Lourdes, van a por mí"-.

Y a mediados de mayo te despidieron. Alegando una mentira, sí, pero te echaron. Todavía no he sido capaz de olvidar el dolor de estómago que me produjo hablar contigo aquel día, y eso que no fue cara a cara, sino por el msn. Me temblaban las manos y no podía escribir. Tú habías querido evitarme el sofocón intentando alargar mi ignorancia lo máximo posible, porque no querías que me preocupara. Pero me enteré, claro.

Estuve contigo en la distancia, cada minuto de aquellos días. Tú sabías que estaba contigo, es verdad, pero yo necesitaba verte para comprobar tu estado de ánimo. Y quedamos una semana después. El hecho de vivir a 15 Km. el uno del otro tiene estas ventajas.
Aquella fue la última vez que nos vimos los dos. Quizás el abrazo que me diste y el te quiero que dejaste resonando en mi oído, tuvieron sabor a despedida, aunque ninguno de los dos lo supiésemos en aquel momento.

Pero yo seguí contigo.
Estuve contigo en la recogida de firmas que se organizó para mostrarte el apoyo de toda la gente.
Estuve contigo el día de la manifestación de junio con la que recorrimos la calle principal de este pueblo, gritando consignas con tu nombre.
Estuve contigo el día de la concentración en la puerta de tu empresa, aquel 10 de julio, para armar escándalo y hacer que tu jefe nos escuchara.
Estuve contigo el 28 de julio, día del juicio. Estuve contigo todo el día, sin necesidad de moverme del lab.
Estuve contigo el día después, la semana siguiente...
Y estuve contigo el día de agosto en el que ya era un hecho que habías ganado y te tenían que readmitir de forma inmediata.
Te conectaste simplemente para contármelo, y yo no pude evitar echarme a llorar de la emoción. Me dijiste que empezabas a trabajar de nuevo, sí, pero en otro destino; que tuviera paciencia y que esperara a que tú volvieras... Porque sí, porque tenías claro que ibas a volver...

Pero no. Es evidente que ya no.
Aquella fue la última vez que hablamos. No has vuelto a darme ni una miaja de respiro. No has vuelto a dejarme hablar contigo. Quizás tú tb esperabas a tu vuelta para reanudar nuestras charlas y para poder vernos de nuevo. Sólo que eso no es suficiente y no me vale. Ya no.

Desde agosto hasta ahora he tratado de justificarte todos los días, pensando que si no hablas conmigo es porque no puedes, porque estás muy ocupado o porque tienes el ordenador roto; que si no quedamos a tomar un café, es porque tienes muchas cosas que hacer y no tienes tiempo... Pero eso ya no me sirve. No, porque cuando dos personas quieren verse, no hay nada ni nadie que lo impida.

Y es que, fuiste tú en una de nuestras múltiples conversaciones, durante uno de aquellos cafés de los sábados, el que me prometiste (del verbo prometer) que tú y yo nunca dejaríamos de vernos, aunque te fueses de aquí.
Fui yo la que te planteó la duda, en un momento de desconfianza (o de intuición) que tuve hace tres años. Porque es cierto que cuando los amigos se separan, a veces es muy fácil que dejen de verse. Pero tú dijiste que no, que eso nunca nos pasaría a nosotros, y que parecía que no te conocía nada en absoluto. Y yo te creí aquel día. Supongo que porque quería hacerlo.

Y me he aferrado a esa promesa todos estos meses, pero ya no puedo más y estoy cansada. Sí, porque además, yo te he dejado mensajes, o te he mandado recuerdos con tu cuñado (que sigue el hombre trabajando aquí), pero no he recibido ninguna contestación. Ni un "Estoy bien", ni un "Yo tb me acuerdo de ti" ni un nada. Así que, ¿para qué seguir pensando en más historias?

Quizás, sólo quizás, siempre significaste mucho más para mí de lo que yo signifiqué para ti. Que podría ser, ¿por qué no? Lo que sí sé es que eso, para mí, es muy triste.

Como diría Silvio a estas alturas: "Ya no te espero, porque de esperarte hay odio...". Pero no es un odio hacia ti. Nunca podría serlo porque nunca podría odiarte.
Es un simple odio visceral hacia las promesas incumplidas; hacia la decepción de esperar algo más y no recibirlo; a la ceguera que he tenido todos estos meses...
He estado ciega, sí, pero ¿qué esperabas? Sabes que te quiero. Te lo he dicho alguna vez. Y seguramente, eso me impedía ver la realidad tal y como es. Supongo que de la misma manera que ahora mismo las lágrimas me impiden ver la pantalla de mi ordenador, "tal y como es".

Seguramente, la culpa es mía por acercarme tanto a la gente. Sí, porque luego, cuando se tienen que ir, cuando me decepcionan, o cuando me fallan, lo paso fatal. Pero, a ver, ¿qué hacemos? Mejor perder que no jugarse nada, ¿no?
Además, que si alguien me llega al alma,como ha sido tu caso, yo no puedo hacer otra cosa que acercarme a ti de la forma en que lo hice: con el alma abierta y el corazón en la mano. Viviendo cada momento al máximo, fuese bueno o fuese malo.

Mira, yo lo único que sé es que eres un amigo al que no olvidaré nunca. Un amigo que, por circunstancias de la vida, ya no está a mi lado mostrándome el mundo. Sí, porque para mí, la amistad que había entre nosotros siempre fue un regalo. Y yo necesitaba pensar, necesitaba creer, que esto sólo sería una mala racha y que tarde o temprano todo pasaría. Hoy me he dado cuenta de que no es así.

Sí, hoy desperté. Hoy se ha acabado todo. Y hoy es el último día que escribo sobre ti.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Te sigo esperando

Lo de trabajar siempre ha tenido sus ventajas. No muchas, es verdad, pero sí alguna.
Aunque a mí, actualmente, sólo me vale una, y las demás me dan igual. Sí, porque mientras estoy allí dentro, "encerrada" entre las cuatro paredes del lab, haciendo cosas y sin apenas tiempo de tomarme ni un café, tengo la cabeza ocupada y no se me "expande" por el universo sideral. Que traducido más burdamente quiere decir que no tengo que comerme "la olla" ni pensar demasiado en ciertas cosas. Que tú ya sabes cómo soy...

Porque sí. Porque siguen pasando los días (las semanas... los meses...) y no hay forma humana de conseguir que las aguas vuelvan a su cauce. Y aunque parece que aquí todo ha vuelto a ser igual que siempre, como si no hubiese pasado nada, sé no es así. Por lo menos, para mí, las cosas no son lo mismo, y no creo que lo sean nunca ya. Y aunque parece tb que ya no me acuerdo o que ya se me olvidó que no estás, no es verdad. Porque en el fondo, sé que sigo esperándote. Sé que sigo llorándote...

Lo compruebo cada mañana cuando me despierto, y lo primero que me viene a la cabeza eres tú.
Lo compruebo cada noche, cuando antes de dormirme, eres lo último que atraviesa mi pensamiento.
Lo compruebo a lo largo del día, cuando tengo un segundo de respiro, y apareces sin avisar desde ese rincón de mi memoria, que sólo reservo para la gente excepcional y para los momentos geniales.

No. No te he olvidado, aunque a veces parezca que sí. Aunque ya no te nombre continuamente en mis conversaciones cotidianas... Aunque la gente no sepa lo que pienso o lo que siento porque ya no lo suelo decir, y mucho menos, en voz alta... Aunque yo permanezca en silencio la mayor parte del tiempo...
Que a mí siempre me apetece gritar. Abrir una ventana y dar un grito. Un grito, claro y fuerte, un grito desesperado, para que incluso tú, estés donde estés, puedas escucharlo. Para que, ni por un momento, pienses que ya no te echo de menos o que no quiero que vuelvas. Claro que quiero, ¿cómo no voy a querer?

Pero es que, hay veces, que hasta yo misma trato de autoconvencerme de que ya me da igual o de que no me importa, a ver si así consigo dejarlo todo a un lado. Porque estoy cansada. Porque hace ya demasiado tiempo que mi vida dejó de rodar y se paró. O, bueno, quizás siguió girando, sí, pero empezó a hacerlo a cámara lenta. Y desde entonces, parece que voy a menos revoluciones de las normales. Intento creer que nada me importa a ver si consigo un poco de paz interior, pero me engaño a mí misma.

Porque sí, porque me sigue importando. Claro que me sigue importando. Todos los días, absolutamente todos los días, cuando tengo ese momentillo de "crisis" de por la mañana y estoy decidiendo si me levanto o no de la cama, pienso:-"¿Será hoy el día de su vuelta?"-.

Porque lo único que sigo esperando es a oírte entrar, llamando la atención de todo aquel que encuentres a tu paso. Y llamando la mía tb, aunque en ese momento, no nos estemos viendo.
Porque lo único que necesito es verte llegar por la calle, con esa sonrisa innata y perenne que gastas. Esa sonrisa triunfal del que ha ido ganando todas las batallas, una por una. Y del que, al final, y por puntos, tb ganó la guerra. Esa sonrisa que siempre iluminó los días más grises, consiguiendo que fueran de mil colores.
Porque lo único que quiero es que acabe todo de una vez y que las cosas vuelvan a ser como antes, sin tener la sensación del tiempo perdido... Del tiempo que hemos tenido que perder sin desearlo ninguno de los dos...
Porque lo único que deseo es que "el dictador" ése que te ha hecho esto (que nos ha hecho esto...), deje ya de molestar y de malmeter, y podamos continuar con nuestras vidas como hasta aquel día de mayo.

¿Es que acaso estoy pidiendo tanto...?

Frasecilla célebre del día: "... pero cuando puedas vuelve, porque acecha tu fantasma..." (Silvio Rodríguez).

domingo, 30 de noviembre de 2008

Otra vez... (me repito)

Es que me ha encantado esta criaturica, que tiene en su súplica, el sentir de mi propio corazón, los domingos a estas horas.

Que sí, que vale, que ya sé que lo sabéis, que ya sé que soy muy cansina, pero no puedo evitar gritar a los cuatro vientos lo mal que me sienta esta hora del domingo. Si no fuera por los poemas de las madrugadas en el blog del travieso; o por los pensamientos tan bien puestos de la treintañera; o los susurros del piano, esto sería insufrible...

Pero es que enseguida me he acordado de que el próximo finde hay puente y tiene tres días... ¡Bendito sea! Eso quiere decir que el fin de semana que viene no acabará tan pronto como uno normal. O sea, como éste, que ya se nos escapa. Si no, que habrá un día más de "esparcimiento, descanso y relax". ¡Aleluya!
De todas formas, no. Eso no es lo mejor. ¡Qué va! Lo mejor de tó eso es que uno de esos tres días de fiesta es un lunes... O sea, que la semana que viene, empieza en martes.
Jo, no me lo puedo "de creer"... Que se han alineado todos los planetas o algo así, y yo no me había enterado, ¿no?

Aunque, bueno, tb me acabo de dar cuenta de que conozco a más de uno y más de dos, que van a estar trabajando toda esta semana en un horario de perros (o sea, de tardes), y les va a tocar tb "apechugar" el finde.
Imagino que ellos tb estarán ya pensando en la semana que se les viene encima, y en el puente que no van a poder disfrutar. ¡Qué triste, por favor! Angelicos...
Y yo aquí quejándome y relatando mi malestar en público, sin tener ni una miaja de consideración con el resto de la humanidad. Si es que no puede ser, vaya...
Frasecilla célebre del día: "Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace" (Jean Paul Sartre).

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Para mí, para todos...

Pues nada, que es que una no está acostumbrada a recibir premios ni nada parecido. Y ayer, mi amiga Pato's del blog http://nadasoloyo.blogspot.com/, pues me alegró el día, mandándome un regalito. Sí, un regalo a la amistad. Si es que esta niña es un encanto, vaya.
Y hoy, el día me lo ha alegrado mi amiga Mar, del blog http://lacasitademar.blogspot.com/, obsequiándome con un premio: El " Premio Blog de Oro". Pues sí, otro encanto de niña, todo hay que decirlo. :)

Muchas gracias. Me habéis llegado al alma, de verdad que sí. Porque yo, que sólo soy un "diablillo" (y que ya todos lo sabéis), pues nunca me espero estas cosas. Y, claro, aunque no lo parezca, una tiene su miaja de sentimientos, y evidentemente pues se emociona, y anda atontá todo el día, con la ilusión de saber que ha recibido un premio. Gracias de verdad.

Así que, como por lo visto, ahora me toca a mí dar este premio a otros blogs, pues eso iba a hacer ahora mismito. El problema es que yo no puedo entregárselo sólo a cinco. No sabría elegir, porque todos los blogs que visito me gustan mucho. Así que, me vais a perdonar y a permitir que me "explaye" (como se dice por estas tierras del sur) y se lo dé a todos los amigos a los que he conocido aquí. Sí, a todos los que visito y a todos los que vienen a verme, dejándome siempre esos comentarios tan apañaísimos que me dejan, y que me hacen sonreír todas las veces.
Si alguno ya ha recibido anteriormente este "Premio Blog de Oro", (o sea, si lo tiene repe) pues que lo cambie en el recreo con sus amigos. :)

Así que, bueno, el "Blog de Oro" yo quiero dárselo a:

Pato's, mi amiga del otro lado del "charco", arquitecta de su propio destino.
Juancar, mi gran amigo valenciano.
Adriana, un encanto de persona que vive en la ciudad condal con sus ángeles.
Ronini, mi treintañera favorita.
Nela, otra amiga de Barcelona. A pasear por las Ramblas que tenemos que ir, vaya...
Isabel, una persona estupenda con sus "cosas de ciudad".
Fernando, un amigo que tiene un planeta pa él sólo. :)
Nidia, my friend, en sus "letras de vida".
Guillermo, mi amigo el travieso.
Toñi, una persona mu apañá, con sus "cosas de la vida".
Leonardo, que ya ocupa un espacio inmenso en mi alma.
Gabiprog, que "refleja y susurra" al mismo tiempo, más apañado él...
Cálida Sirena, capaz de mandar mensajes de naúfragos en botellas.
Cris, mi adolescente favorita.
Ariadna, una muchacha estupenda.
Dany, un madrileño atrapado en "esas pequeñas cosas" y en su gran corazón.
Raquel, mi gran amiga del "piano huérfano", al que sabe hacer sonar muy bien.
Maikita, con esas "notitas del corazón" tan geniales.
Tejedora, con su facilidad para "tejer palabras".
Faladomi, un encanto de niña.
Quererte, destilando sensibilidad desde "su mar muerto".
Esteban, un amigo que derrama champán por sitios "insospechados". ;)
Wiza, mi jefecilla pero tb mi amiga, con ese blog que tenemos a medias.

Pues yo creo que ya, ¿no?
A ver, ¿estamos todos...? ¿Sí...? Pues, ala, vámonos de fiesta. Que digo yo, que habrá que celebrar estos merecidísimos premios, así que... :)

Frasecilla célebre del día: "Nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo" (Richard Bach).

domingo, 23 de noviembre de 2008

El peor día de la semana

¡Ay, Señor! ¿Hay un rato más triste que el del domingo por la noche? ¿Algo más deprimente que ver que el fin de semana se acaba? ¿Algo peor que contar las horas que quedan para que llegue el dichoso lunes?
Y es que, puede ser que el domingo haya sido "apoteósico". Quizás te has levantado tarde, aprovechando muy bien esa cama que entre semana no te da tiempo a disfrutar; te has ido de cervezas con los amigos y no has dejado de reír en todo el rato; has comido por ahí, aunque haya sido a base de tapas (adiós al régimen); has terminado brindando con un té pakistaní en alguna "tetería", sin dejar de contar chistes, viendo cómo se hacía de noche...

Y de pronto, ¡zas! El domingo se acaba. Cuando entras por la puerta de tu casa, la sonrisa que traes pintada en la cara se disipa, porque enseguida te invade la desesperante sensación de que vuelves a la triste realidad. Bueno, de sensación nada. Es un hecho como la copa de un pino. Ainsss!
Y cuando te duchas, te pones el pijama, y te dispones a cenar... Sí, definitivamente, el finde se ha acabado. Ahora, cambia el "chip" y piensa en todo lo que necesitas para el lunes. Yo, personalmente, hago la maleta. Sí, la bata, las llaves del lab, las del coche (que luego llego a la cochera y me doy cuenta de que se me han olvidado en casa)... Y porque del desayuno se encarga la empresa (...), que si no, me tendría que llevar mis magdalenas de chocolate del mercadona...

Cuando era una cría e iba a la escuela, recuerdo lo tristísimos que eran estos días por la noche. A lo mejor habíamos tenido un domingo "campestre" mis padres, mi hermano, los amigos de mis padres con sus niños... Y nos lo habíamos pasado genial, corriendo detrás de un balón (siempre fui muy futbolera yo) todo el santo día, y comiendo la tortilla de patatas que llevábamos en la fiambrera. Pero era llegar a casa, y siempre pensaba:-"Jo, y mañana lunes, y a primera, mates"-. (¿Por qué habría matemáticas siempre el lunes a primera hora? ¿Para terminar de amargarnos el día?)
Y menos mal, que no me disgustaba mucho el colegio, es verdad... Lo que pasa es que los lunes son siempre eso, lunes.

Pero, por favor, si hasta "Canción Triste de Hill Street", la serie que ponían los domingos por la noche, tenía una sintonía tan triste (su propio nombre lo indica), que parecía que la habían hecho "a conciencia" para este día de la semana. ¡Qué mala gente, oyes!
De todas formas, me encantaba la serie... Sí, sí, aunque fuera el preludio de la semana que, irremediablemente, empezaba. Pero, claro, es que eso no tenía arreglo.
Ale, feliz lunes a todos. :)

jueves, 20 de noviembre de 2008

PORNOGRAFÍA INFANTIL, NO!!!

Pues sí. Yo tb me uno a la campaña contra esa lacra social. Digo, por favor, me iba yo a quedar sin decir ná al respecto, que me apunto a un "bombardeo". Y mucho más, si la iniciativa vale tanto la pena.
A ver si entre todos pudiéramos conseguir que esos depravados tengan una miaja de conciencia y llegásemos a tocarles un poco la moral.

Sí, porque al fin y al cabo, atentar contra los niños siempre es caer muy bajo. Porque los niños son los seres más indefensos y desprotegidos con los que nos podemos encontrar, y hoy, en su Día Universal, algo teníamos que hacer. Y por supuesto, yo tb quería poner mi granito de arena.

Y como me han dicho que colando en el post palabrejas como "angels", "lolitas", "boylover", "preteens","girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" y "feetboy", que son las palabras de búsqueda más usadas por los pederastas, les saldrá todo este grito unánime contra ellos, pues nada, ahí están.

Así que, bueno, como tengo la teoría de que a los niños les brillan los ojos siempre, porque su corazón y su alma están limpios aún, pues no quiero que ese brillo desaparezca antes de tiempo por unos cuantos individuos enfermizos.

Además, que si miras a un niño de frente, eres capaz de verte reflejado en sus ojos. Seguramente, por la inocencia y la ingenuidad que todavía llevan por bandera, y que vamos perdiendo conforme cumplimos años.

Ojalá nunca dejaran de brillar sus ojos. Ojalá...

Frasecilla célebre del día: "El medio mejor para hacer buenos a los niños, es hacerlos felices" (O. W.)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Vuelta a empezar

Bueno, pues nada. En vista de la "buena nueva" de hoy, mañana vuelvo al trabajo.

Sí, porque llevaba ya dos meses y medio en el paro. Y eso suele pasar cuando a mi jefe ya no le sirvo demasiado, me dice que soy "un gasto innecesario para la empresa", y me da "la patá". Eso sí, me la da indirectamente, porque en realidad, siempre es la muchacha de laboral la que tiene que encargarse del trabajo sucio.
Estas cosas me pasan por ser una fija discontinua en la empresa en la que estoy.
Y es que, cuando entré allí en 2002, sólo fui a hacer la asignatura de Prácticas Tuteladas en Empresas Agroalimentarias, necesaria para terminar la carrera. Lo que pasa es que, después, me siguieron llamando... Y ahí estoy.

Al principio, sólo iba la segunda quincena de agosto, a hacerle las vacaciones a mi jefecilla del laboratorio, ("Wiza" la llamo yo) que está sola siempre allí dentro. Porque digo yo, que tb tiene derecho esa criatura a pillarse unos días, ¿no?
Pero después, cuando hay mucho trabajo y las muestras se acumulan en la puerta, pues igual se acuerdan de mí. Bueno, se acuerda "la Wiza", claro, que la pobre anda agobiada y con la lengua fuera todos los días. Y cuando ella ya no da más de sí, mi jefe tiene un momento de lucidez y piensa que a lo mejor la cosa iría más ligera si yo estuviera allí echando una mano... Tantos estudios para eso, coño. Y es entonces cuando se acuerdan y me llaman.

Y eso, que mañana vuelvo. La campaña de aceituna en la almazara es lo que tiene. Hace tres años ya que me encargo de las muestras de orujo, de las de aceituna... De lidiar con el encargado, al que hay que echarle de comer aparte... De lidiar con el jefe, que tiene un arte para usar la calculadora y decirme todo el dinero que pierde al día si las cosas no salen como deben...
Pero la verdad es que me encanta estar allí.
Trabajo en algo que me gusta, porque desde la universidad, mi sitio siempre fue el laboratorio. Y aquí trabajo en uno.
Además, vivo al lado de la empresa, y si salgo de mi casa a menos diez y me encuentro el semáforo abierto, llego al "curro" a menos cuarto. :)
Tengo un horario de lujo, porque soy la única de toda la empresa que trabaja de 8 a 15, y no vuelve por la tarde. Y es que, claro, yo por las tardes tengo las clases de apoyo a los chavales, y como nunca sé lo que me va a durar el contrato en la empresa, pues no se me ocurre ni por un momento dejar a los niños. Porque ésa es otra, mi contrato siempre es "hasta fin de obra y servicio". Así es más fácil echarme y no se pillan los dedos. Cuando ya no les hago falta, me dan la "patá", me finiquitan y hasta la próxima. Que, dicho sea de paso, me lo pueden decir de un día para otro, o me lo pueden decir con una semana de margen y así me voy haciendo el cuerpo.

Pero, vaya, que ya ni me irrito. Sé cómo funcionan las cosas en esa santa casa, así que ya sé a lo que me expongo. Aunque, supongo que en todos los trabajos es igual. Puede que incluso peor, así que tampoco puedo quejarme mucho.
Además, tengo más vacaciones que nadie. Vale, sí, son vacaciones "forzosas", es verdad, pero habrá que ver el lado bueno de las cosas, ¿no? Habrá que tomárselo con filosofía, ¿o no?
Y es que Lourdes sin tres o cuatro meses de vacaciones al año no sería persona, y mientras pueda, se aprovechará de ello. Jeje.. Definitivamente, Lourdes es un diablillo con todas las letras. :-)

Frasecilla célebre del día: "Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas" (F.C.)

sábado, 15 de noviembre de 2008

Se acerca peligrosamente...

Me encanta andar por Granada, vaya. Sobretodo, cuando está anocheciendo y las calles se llenan de gente y de olores. Y sobretodo, sobretodo, caminar por las calles del centro... Y es que no tengo que llamar a nadie. Simplemente, me arreglo y me voy. Lo hago muchas veces. Más que nada, porque sé, a ciencia cierta, lo bien que me sienta.
Para mí andar por la calle es algo tan terapéutico, que me cura todos los males. El simple paseo me ayuda a poner en orden todos mis pensamientos y aclarar todas mis ideas. Siempre. Y ahí voy, ensimismada en mis historias, en mis recuerdos... Pensando en mi gente, en los días, en los momentos...
Y además, observando todo lo que me rodea. Sí, porque eso es algo que no puedo evitar.

Y nada. Ahí he visto hoy las cafeterías y los bares de Gran Vía llenos de gente.Y gente fuera, en la calle, esperando a que hubiera algún hueco dentro. ¿Quién dijo crisis?
La Plaza Bib-Rambla (que siempre ha sido mi plaza favorita) estaba llena de padres con niños pequeños, que corrían detrás de las palomas; de parejas sentadas en los bancos, y de matrimonios que paseaban sin prisa, charlando.
He visto a grupillos de adolescentes y pre-adolescentes esperando a alguno que no había llegado aún, con esas conversaciones tan típicas y tan "trascendentales". Además, conforme me acercaba a ellos, parecía que la "marabunta" me iba a tragar. Y me ha hecho gracia porque, aunque es sábado y ninguno vestía uniforme de colegio, era evidente que todos estudiaban en un colegio privado. Hasta en las formas se les ve venir de lejos a estas criaturas. O quizás eran las ropas de marca que llevaban, que tb podría ser, ¿no?

Puerta Real era un hervidero. Sí, de gente y de puestos. El olor a castañas asadas invadía toda la calle. La venta de décimos de lotería era continua. Y el puto Pikachu que vendía globos a los niños me ha dado un susto de muerte. Es que no me lo esperaba tan cerca cuando he vuelto la cabeza y me lo he encontrado de sopetón, a un palmo de mi cara.
La música no paraba de sonar por todas partes. Con acordeones o con violines, los músicos ambulantes no han dejado de poner banda sonora a esta tarde de sábado. Y los mimos se iban a quedar "tiesos" (nunca mejor dicho) encima de sus pedestales. Porque frío hacía, todo hay que decirlo.
Ha tenido mucho éxito la marioneta de hilos de Mark Knopfler, que "cantaba" la de "Sultans of Swing", y que tenía a todos los chiquillos encandilados y a los padres tb.

Y ya que estabámos allí, respirando el ambiente que había, he decidido bajar a la Fuente de las Batallas, que era donde estaban las casetas de la Feria del Libro Descatalogado y de Ocasión. Además, que hace tiempo que busco un libro y no lo encuentro, así que, había que darse una vueltita, claro.
¿Quién me mandaría a mí prestar aquel libro el día que lo presté? Fue un regalo que me hicieron cuando cumplí 8 años y se lo dejé a quien no debía, hace más de diez años. Y por supuesto, no he vuelto a ver el libro. Ni al libro ni a la persona que se lo llevó, y que, de pronto, se había perdido.
Es cierto eso de que "los libros tb tienen su orgullo y si los prestas no vuelven jamás". Totalmente cierto, vaya.

Bueno, pues las casetas estaban rebosando de gente. Y además, literalmente, vamos. Todos buscando algún libro, ojeándolos, comprando más de uno y más de dos... Cosa que, dicho sea de paso, me ha alegrado bastante. Sí, porque he pensado que sí, que los bares estaban llenos de gente, era verdad; pero la feria del libro tb lo estaba. Y digo yo que eso ya dice mucho, ¿no? Además, que los chiquillos de ocho o diez años llegaban corriendo a cada puesto, delante de los padres que venían tranquilos más atrás, y gritaban:-"¡Mamá, cómprame un libro!"-. Así, como diciendo: Me da igual el que sea, pero cómprame uno. Y eso, ciertamente, me ha gustado más todavía. Ojalá no perdieran ese interés con el paso de los años, ¿no? Que luego siempre pasa lo que pasa...

Y yo, bueno, he preguntado en todas las casetas, una por una, y el libro que yo quería no estaba. Debe ser que es el más descatalogado de todos.
De todas formas, he "picado" y por supuesto he tenido que comprarme uno. Esto ha sido como cuando paso por la sección de papelería de los grandes almacenes, que siempre me tengo que llevar algo, ¿no? Pues con los libros igual. Además, que me encantan los libros. Que siempre me han gustado, y que tengo la habitación llena. Cualquier día de estos, se apoderan de ella, y no me dejan entrar. :)
Pues "La vida frenética de Kate" se llama el libro. Y como a mí me ha llamado la atención, pues... A ver qué tal escribe la tal Allison Pearson, que es la autora, y yo no la conocía.

Y ya está. He vuelto a mi casa. Paseando de nuevo. Sola con mis pensamientos. Muy contenta con mi nuevo libro. Oyendo todos los sonidos de la calle. Y oliendo todos los aromas que se respiran ya a estas alturas del año.
Porque sí, porque aún no hay luces encendidas, porque todavía falta más de un mes, pero está claro que ya huele a Navidad.

Frasecilla célebre del día: "Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". (P. H.)

jueves, 13 de noviembre de 2008

¡Qué chunguillo es el tema de la edad!

...Y va a ser verdad que estoy mu mayor. Sí, definitivamente va a ser eso porque a mí nunca me había parado un simple resfriado, y ahora llevo ya casi dos meses con el mismo. ¿Eso es normal? Porque cuando creo que ya estoy consiguiendo "dejarlo", me vuelve a atacar con más fuerza. ¿Será cabroncete?
Vamos, que yo sigo haciendo mi vida de siempre, pero es la incomodidad de moquearle, toserle y estornudarle a todo el mundo. Y ya si me pilla sin pañuelos, ¿pa qué queremos más? Menudos sorbetones...

Lo cierto es que todo empezó cuando pasé la varicela. Que yo creo que me quedé sin defensas desde aquel momento. Y claro, ahora no tengo ningún "bicho bueno" que haga eso, defenderme de los "bichos malos".
Uff, si me oyera mi profe de Inmunología, fliparía en colores y con razón... -"¿Eso es lo que aprendiste en 5º? ¿No te da vergüenza?"-... Pos no, no tengo (ni vergüenza ni defensas, que parece que no te has enterao).

Pero es que claro, la varicela la pasé en agosto de 2003. Sí, sí, ya sé, no hagáis cuentas, que ya os lo digo yo: Acababa de cumplir 28 "tacos". Y ya sé que es una enfermedad de críos, pero a mí me pilló demasiado mayor ya. Y es que, en mi época infantil, no estaba de moda hacer eso de "la fiesta de la varicela", donde (por lo visto) se invitan a todos los vecinillos y amiguitos para que se contagien al mismo tiempo y la pasen todos a una edad normal.

Pues nada. Que yo la tuve que pasar hace 5 años. Y vamos, que me iba a morir aquel verano. Evidentemente, al pronto, mi médico de cabecera no supo lo que era. -"Te vamos a hacer una serología, porque no tengo ni idea de lo que tienes"-.
Y es que el primer día, sólo tenía unas pintitas rojas "mu monas" en la cara, y la doctora no podía adivinar lo que era ni por asomo... -"Puede ser una alergia..."-. Sí, claro, a las vacaciones de verano, será la alergia...

Pero al día siguiente, cuando volví al centro de salud y me vio, se asustó y todo. Eso sí, más me asusté yo al levantarme aquella mañana y mirarme al espejo. Las pintitas habían engordado una miaja y me habían deformado la cara. No me reconocía en el espejo y parecía que tenía garbanzos debajo de la piel. Bueno, y el cuerpo ya pa qué contarlo. Y los brazos, y las piernas, y el cuero cabelludo, y dentro de la boca... Y un picor insoportable, vamos...

Pues eso, varicela. Y tres semanas sin salir a la calle. Que yo creo que era lo peor: No poder asomar el "hocico" a la calle. Pero para no asustar a nadie, porque vaya pintas... Entre las erupciones, las ampollas y las costras, mi cuerpo enterito parecía un mapa. Y la cara, lo peor, así que mejor no crear alarma social.

Y nada, que ahora, cada vez que pillo un simple resfriado, me da un "chungo". La dichosa varicela se llevó todas mis defensas... Angelicas! Y ahora me cuesta una vida pasar un catarro... Ofú, si el año pasado estuve tres días en cama, de baja, con 40 (grados, por supuesto) y muriéndome. A quién se le cuente eso...
Porque es que, cuando era joven y estudiante, estas cosas no me pasaban. Me pasan ahora, que ya acabó mi época estudiantil y estoy en mi época laboral.
Ummm... ¿A que en realidad va a ser eso? ¿A que va a ser verdad que trabajar es mu malísimo, que nos consume la salud, y que no trae nada bueno?

De todas formas, me da una pena... Con lo que yo era antes y en lo que me he convertido. ¡Qué lástima, por favor! Ainssss...

Frasecilla célebre del día: "A la vejez... varicelas". (;-)

lunes, 10 de noviembre de 2008

Ejercicio sano

Pues sí, definitivamente, como la bici estática ya no me hace naíca, no voy a tener más remedio que tomar ejemplo de este ejercicio.
Más que , porque una ya tiene una edad y ya empiezan a caérsele "las cosas". Así que cuanto antes empecemos a intentar ponerle remedio, muchísimo mejor.
Digo yo, que para los hombres tb debe ser bueno el ejercicio. No vayamos a ser sexistas ahora. Además, que cuando el culillo se cae, se le cae a todo el mundo. ¿O no? :)

Ale, vamos a empezar el lunes con energía, que luego la semana es muuuu larga.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Me gusta la gente...

Dice Mario Benedetti:
"Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierde de vista que somos humanos y nos podemos equivocar".

Pues eso, que después de pensarlo un rato, y parafraseando a este hombre, podría decir que a mí personalmente, me gusta la gente que es como dice ser, que no finge, que no aparenta, que no tiene dobleces de ninguna clase...
Me gusta la gente sincera, que dice siempre lo que piensa, pero que tb piensa siempre lo que dice.

Me gusta la gente tolerante, que sabe hablar y que sabe escuchar, con la que se puede mantener una conversación de las buenas de verdad.
Me gusta la gente valiente que se atreve con todo, incluso a sacar fuera todo lo que lleva dentro, ya sea con la palabra hablada, con la palabra escrita o sin necesidad de decir nada.

Me gusta la gente directa que habla de frente, mirando a los ojos, sin esconder nunca los suyos.
Me gusta la gente que siempre cumple sus promesas, por insignificantes que parezcan o por complicadas que puedan ser.
Me gusta la gente que no impone, que sólo propone, y que deja a cada uno que siga sus propios pasos.
Me gusta la gente que lucha, y que sigue luchando siempre aunque todas las puertas que tiene delante se le hayan ido cerrando una a una.

Me gusta la gente que va siempre con el alma abierta y el corazón en la mano, aunque alguna vez se los hayan partido.
Me gusta la gente que no confunde orgullo con dignidad, y que sabe distinguirlos perfectamente.

Me gusta la gente que sabe lo que quiere y busca siempre poder conseguirlo.
Me gusta la gente que no lo sabe, pero que busca poder saberlo.
Me gusta la gente que no se deja nunca avasallar ni doblegar, por fuertes que sean los vientos.
Me gusta la gente que no se avergüenza ni tiene miedo a decir ni a demostrar lo que siente, sea esto lo que sea.
Me gusta la gente que se entrega siempre al 100%, o la que no se entrega nunca ni al 0%, pero que es seguro que no está a medias.




Me gusta la gente que sonríe continuamente, aunque sólo lo haga con la mirada.
Me gusta la gente que enseña, que aprende, que aporta cosas, aunque lo haga sin darse cuenta, inconscientemente.
Me gusta la gente sana, sin complejos, que es capaz de vivir su vida sin envidias, sin rencores y sin miedos.

Ay, qué pena me ha dado darme cuenta de que yo soy persona y no soy gente. ¡Cachis! :)

Frasecilla célebre del día: "El estudio para aprender a vivir bien dura toda la vida" (S.)

lunes, 3 de noviembre de 2008

"Me decido a tararearte...


... todo lo que se te extraña,


desde el siglo en que partiste,


hasta el largo día de hoy".

Porque es que hoy estamos de aniversario, aunque por supuesto tú no te acuerdes.
Hoy, justo hoy, hace seis años que nos conocimos. La primera vez que nos vimos... La primera vez que hablamos... Tú sólo llevabas dos días "destinado" aquí, pero ya, desde aquel día nuestras vidas se cruzaron.
Y aunque a mí me costó lo indecible dejar que te acercaras, la primera vez que me llegaste al alma, me ganaste para siempre.
Y a partir de aquel día, todo tomó un rumbo distinto. Supongo que yo llevaba tres años esperándote, aún sin conocerte, y por fin, llegaste a mí.

Y estos seis años han dado mucho de sí. Tiempo suficiente para conocernos de verdad, y lograrlo. Para entendernos con sólo mirarnos, sin tener que decir ni una palabra.
Para tenerte cerca todos los días, incluso, los días que no podíamos coincidir...
Para que tu mirada constante guiara mis pasos continuamente.
Para que tu sonrisa perfecta calmara las inquietudes de mi alma en todo momento.
Para que la palabra precisa escapara de tus labios en el momento más oportuno de desesperanza y de desánimo...
Y para que te convirtieras, sin darme apenas cuenta, en alguien imprescindible.

Pero tú me faltas, hace tantos días, que quiero y no puedo tener alegrías. Porque sí, porque el cambio ha sido enorme. Porque de poder verte en cualquier momento, a dejar de hacerlo porque sí, la cosa no ha traído nada bueno.
Tu injusto "destierro" ha hecho mella en mi corazón y en mi alma. Porque no soy fuerte... Porque nunca lo he sido...
Y no exagero si te cuento que le hablo a tu fantasma. Y que cuando más tranquila estoy, apareces como un fogonazo, y te oigo. Sólo te oigo. Y oírte sin verte no me sirve. Porque sentirte tan cerca y tan lejos a la vez, puede conmigo.
Y siento decirte que me rendí. Que sé que te dije que estaría contigo hasta el final, que esperaría tu vuelta con paciencia, pero no he sido capaz. Y lo siento. Mucho...
Ni he sabido ni he podido estar a la altura. Mi deber era aguantar contra viento y marea los envites de la desesperación, pero no lo he conseguido. Y es que, mi fuerza siempre ha emanado de ti. La fuerza de los dos era sólo la tuya.

Pero ahora no estás. Y yo estoy cansada. Y soy muy egoísta porque sé a ciencia cierta que tú tb lo estás, y que para ti no es precisamente un camino de rosas el día a día tampoco, pero yo sólo pienso en mí. Y sé que tú quieres volver, y no lo consigues.
Y no te olvido, porque a ti es imposible olvidarte. Y al mismo tiempo que deseo tu vuelta, en cierto modo, me da miedo que llegue ese día. Quizás porque no sé cómo voy a estar y ni siquiera sé si las cosas seguirán igual que antes.
No es que no quiera que vuelvas. Es que no quería que te fueras nunca.

...Porque lo único que puedo recordar ahora mismo son las tardes de invierno en las que, sentados el uno junto al otro, veíamos cómo oscurecía mientras el cielo entonaba los colores del atardecer. Y allí, compartiendo el silencio, sin necesidad de decir nada, sólo disfrutábamos de aquel momento de tranquilidad y de calma. Con la respiración pausada y acompasada...
Solos con nuestros pensamientos, sí, pero juntos los dos...

viernes, 31 de octubre de 2008

Un día de furia

Porque el despertador no ha sonado cuando tenía que haberlo hecho. -"¡Joder, que voy tarde!"-.
Porque al entrar al cuarto de baño, se haya acabado el agua caliente. -"Pues no me ducho, ea"-.
Porque se te han quemado las tostadas del desayuno aún estando encima de ellas para que eso no ocurriera. -"¿Será esto posible?"-.
Porque al salir a la calle, el primer desaprensivo que pasa conduciendo, lo hace atravesando un charco a toda velocidad, y te ducha. -"Gracias, ¿eh? Que no había podido hacerlo yo... "-.
Porque al ir a la cochera a coger el coche, una de las ruedas está atravesada con un clavo. -"Maldita cochera comunitaria... Será que al carpintero que tengo por vecino (otro desaprensivo) se le volcó ayer la caja de clavos y se dejó uno por aquí..."-.
Porque al ir a cambiar la rueda 'muerta en acto de servicio', la de repuesto está desinflada. -"Esto, definitivamente, no me está pasando"-.
Porque no tengas más remedio que coger el autobús, y observas cómo se va cuando llegas corriendo, sin aire, a la parada. -"Eh, eh... ¡Esperaaaa! (¿Será desaprensivo el tío?)"-.
Porque está claro que ya vas tarde a todas partes, aunque andes "acelerada" todo el día. -"¡Dios mío! ¡Qué estrés! Si lo sé, no me levanto hoy..."-.
Porque hoy, que le ha dado por llover, hay más coches que nunca circulando y el atasco, como era de esperar, es monumental. -"¡Ay, que no llego! ¡Que no llego!"-.
Porque la orquesta de bocinas en la calle hace que empieces a detectarte un "tic" nervioso en un ojo y notarte cómo te palpita la vena de la frente. -"¡Eh! ¡Tú! ¿Sabes dónde te puedes meter el claxon...?"-.
Porque precisamente ese día, el jefe no tiene consideración ninguna y no te lo pone nada fácil en el curro. -"Sí, bwana. Susórdenes. (A ti te mandaba yo a picar piedra en la cantera, negrero)"-.
Porque a la hora de comer, no hay mesa en el barecillo de siempre, y cuando la consigues, te echas encima el tomate de los 'macarrones con tomate'. -"Y ahora, ¿qué? ¡¡¡¿QUÉ?!!!"-.
Porque cuando vuelves a casa por la noche, el mismo charco sigue allí en la puerta, y te vuelves a duchar porque a otro desaprensivo se le ha ocurrido la misma genial idea que al de por la mañana. -"¡¡Espero que no seas el mismo animal de bellota, porque si no...!!"-.
Porque al abrir la puerta de tu casa, hay un olor raro que te invade la fosas nasales... -"¡Frida! ¿Qué has hecho?"-. (-"Lo que no debo, en la cocina. Eso he hecho"-).
Porque cuando te metes en la cama, rezas porque ése haya sido el peor día de tu vida. -"Ay, Señor, qué día más largo"-.

Sí, porque seguramente tienes muy claro, que la próxima vez que tengas un día tan "amenísimo" como éste, o te planteas cambiar la orientación de tu cama (no por el feng shui, sino para poder levantarte siempre con el pie derecho); o al primer "desaprensivo" que se te cruce la siguiente vez, le haces pagar con creces todas las frustraciones y fracasos de tu vida...

Frasecilla célebre del día: "No padezco de estrés, pero soy portador".

martes, 28 de octubre de 2008

La ratita presumida

Hacer limpieza en el trastero es una actividad que, aparte de requerir muchas ganas, tb requiere infinidad de paciencia. Pero claro, algunas veces ya es inevitable. Y es que, acumulamos tanta mierdecilla que no usamos, que llega un momento en el que hay que tirar alguna, para dejar paso a la nueva mierdecilla que seguimos generando. Y lo que pasa al hacer limpieza es que, normalmente, nos encontramos alguna que otra grata sorpresa.
Pues eso, que hoy, buscando y buscando en el trastero, han aparecido las cajas repletas de los tebeos y cuentos que leía cuando era joven... Más joven todavía, quiero decir. :-)
Encontrarme con las cosas de mi infancia hace que eche por tierra toda la jornada de "duro trabajo limpiante". Sí, porque ya me siento en cualquier sitio, y empiezo a ver, a mirar, a pasar hojas... con la mirada nostálgica y la sonrisa "tonta" pintada en la cara.

Mis tebeos de "Mortadelo y Filemón", los de "Zipi y Zape"... Uf, los de "Don Miki"... Anda, mira, la colección de "El Jabato", que ni siquiera es mía. Que fue mi padre el que la consiguió antes de que yo hubiese nacido... Dios, 8 pesetas cada comic. ¿Eso que son? Cinco céntimos de ahora, ¿no? ¡Casi ná!

Y, por supuesto, tb han aparecido mis cuentos... Qué ilusión, sobretodo con los cuentos. "El Gato con Botas", "El flautista de Hamelin", "Caperucita"... Muchos recuerdos que me han llegado, simplemente con ver las pastas gastadas de todas esas historias.

Me he parado en el de "La ratita presumida". No sé por qué precisamente en ése. Y mientras lo tenía en mis manos, mirando los dibujos, recordando el millón de veces que lo leí, no he podido evitar volver a hacerlo. Soy una nostálgica, ¿qué le vamos a hacer?
Y conforme lo leía, he pensado que ahora a los niños se les leen menos cuentos que antes. Quizás, por la falta de tiempo, y quizás tb, porque si les pones un DVD con el cuento en cuestión, ya no hace falta leérselo.

De todas formas, los niños de ahora están de vuelta de todo. Y precisamente con el cuento éste de "La ratita presumida", si llegásemos leyendo a la pregunta "clave" que la ratita hacía una y otra vez, aquella de:-"¿Y qué harás por la noche?"-, seguro que el niño de turno tendría respuestas de todo tipo, con la sonrisilla picarona en sus labios.
Debe ser que son más "espabilaos" de lo que lo éramos nosotros a esas edades, ¿no? ¡Qué triste eso de perder la inocencia, leche!
En fin... Que al final, he terminado preguntándome, ¿para qué vamos a estimularles la imaginación con cuentos? Si ellos están ya más que "estimulados" con la tele o el "internés" (como dice un Amigo)...

P.D: Si alguien no recuerda cómo era el cuento de la ratita presumida, aconsejo muy mucho que se lo vuelva a leer. Es como una vuelta a "nuestros orígenes". :)

jueves, 23 de octubre de 2008

La tabla de multiplicar

-"¿Dos por cinco...? Mmm... ¡Quince!"-. Y se queda tan ancha. Y mientras a mí se me congela la sangre en algún sitio de mi cabeza y se me nubla la vista, ella hace el gesto convencido de escribirlo en su cuaderno. Sí, ese convencimiento propio del que lleva la razón y donde no hay lugar a dudas.
Con el tono de voz menos escandalizado que consigo dejar escapar, y quizás, con algún matiz de resignación en la voz, digo:-"Pero, a ver, ¿qué vas a poner, criatura?"-. Que ya es, cuanto menos, un paso para que ella se plantee seriamente una duda... -"Pues... quince, ¿no?... ¡Ah, no, no! ¡Diez, diez!"-.

Aplausos, por favor...

Dios, es que no puedo con estas cosas. Son muchos años ya los que llevo dando clases de apoyo a chavales de la ESO y de Bachillerato por las tardes, y no termino de acostumbrarme. Porque es que tienen ya 16-17 años, y no logro entender cómo han llegado en esas condiciones a los últimos cursos de la enseñanza secundaria. Que era la tabla del 2, por favor. Que la del 9 ni me la planteo, vaya.

Y no, no son despistes que se tienen en un momento dado, y que todos tenemos alguna vez. Qué va. Es que no aciertan ni una. No hay forma de conseguir que hagan una multiplicación "decente" si no cogen la calculadora. Y de dividir ya ni hablemos. Que yo siempre procuro quitarles la dichosa maquinita de calcular porque la usan hasta para un normalico "tres por siete". Y claro, se cabrean...

Porque ésa es otra. Ya que vas a ayudarles, dan por hecho que lo mejor es que tú les hagas las tareas que les han mandado y así por lo menos las llevarán bien hechas al día siguiente. Ellos para qué se van a preocupar...
Así que, nada de explicarles las cosas, intentar que se enteren y que ellos mismos resuelvan los problemas (que son todos iguales, dicho sea de paso). No, nada de eso. Es mucho mejor que, ya que estás allí, hagas los problemas tú y que ellos sólo se dediquen a copiarlos con su letra. Lo de pensar y razonar es algo que no hay forma de que aprendan. O, al menos, de que lo intenten.

Yo, que me paso la tarde de casa en casa, encontrándome con chavales diferentes en cada hora, he podido comprobar que están todos cortados por el mismo patrón. Su mayor aspiración es que se lo den todo hecho para que el esfuerzo que tengan que hacer ellos mismos sea el mínimo posible. "La ley del mínimo esfuerzo" me han dicho que se llama. Desde luego, tienen más leyes estos tb...
-"Pero, vamos a ver, si los ejercicios son todos iguales y tienes uno resuelto en el libro..."-. -"Sí, pero son otros números distintos. No son iguales..."-. Ainsss.

Y el problema no está sólo en las cuatro operaciones matemáticas. No, porque además, muchos no saben leer correctamente (y quizás por eso no entienden el enunciado de los problemas); tienen millones de faltas de ortografía; escribir con acentos es una utopía, y saber expresarse sin soltar un "taco" cada dos palabras, una quimera... Joé, y todo eso, rozando la mayoría de edad y sin haber dejado de ir a clase ningún año.

De verdad que algunas tardes termino con unas ganas impresionantes de darme un cabezazo contra una pared. Simplemente, por la impotencia y la pérdida de tiempo. Pero, vaya, que antes de eso, cojo a uno de ellos y lo estampo... Igual la madre del "jodío" niño me dice que ya no vuelva más a su casa y me hace un favor... :D

No sé. Será que la enseñanza cada vez está peor. O será que a los chiquillos cada vez les interesa menos el tema y pasan más. Que me acuerdo cuando yo tenía esa edad, y me podía tirar toda la santa tarde haciendo deberes y estudiando. Y hasta que no había acabado, no me levantaba de la silla. Y si algo me costaba más trabajo, se le echaba más horas y en paz. Quizás es que a mí siempre me gustó estudiar, es cierto. Aunque tb era la obligación que teníamos con aquella edad, ¿no?

Sin embargo ahora, cualquier cosa es mejor que ponerse a estudiar. Todo tiene prioridad, menos los estudios. Siempre hay alguna excusa y no lo ven como una obligación porque ya tienen todo lo que quieren, incluso antes de necesitarlo. Y, evidentemente, si algo les resulta difícil, ni se calientan la cabeza:-"¿Para qué? Si no lo voy a entender..."-.

Comprendo perfectamente la depresión y el desánimo que puede aparecer en el profesorado de enseñanza secundaria. Porque yo, al fin y al cabo, sólo soy profe particular unas horillas por la tarde. Pero para ellos, es su trabajo y su forma de vida...
En fin... Que supuestamente, esta generación es la que va a pagar las pensiones del futuro. Miedo me da...

Frasecilla célebre del día: "Estudia, no para saber una cosa más, sino para saberla mejor" (S.)