Sabía que la banda sonora me iba a encantar.
Sabía que vibraría con cada acorde, porque la acústica de una sala de cine no se puede comparar con nada.
Sabía también que había elegido muy bien a la persona con quien ir a disfrutarla, porque sabía a ciencia cierta que él la disfrutaría tanto como yo.
Sabía, además, que no podría evitar emocionarme cuando sonase la música. Pero también sabía que me emocionaría con la vida de Freddie Mercury, que estaba claro que no había sido nada fácil. Me consoló ver que a todos los desconocidos que había en el cine les pasó lo mismo.
Sí, se me saltaron las lágrimas. Sensación extraña en un cine repleto de gente.
La música de Queen produce ese efecto en mí, porque me sé las canciones pero se me ahoga la voz cuando suenan y no puedo articular palabra.
Me ha encantado la película. Altamente recomendable. Tengo claro que la volveré a ver ya mismo.
Porque el final... ¡Uff! El final es como estar en el concierto de Queen al que nunca pude ir.