Pero resulta que no, porque este año mis jefes han decidido prescindir de mí y buscarse a otra muchacha a la que poder mangonear mejor de lo que ya podían conmigo.
Ea, es que yo ya no me dejaba. Y más, después de tanto tiempo sin verle futuro a mi estancia allí.
Es que he estado ocho años en la empresa, contando con el verano de prácticas tuteladas de 2.002. Ocho años, que se dice pronto.
He tenido contratos que han durado sólo 14 días y contratos que han durado 4 meses. Eso sí, con un tiempo prudencial entre contrato y contrato para que a mí no se me ocurriese, ni por asomo, acostumbrarme a estar allí.
He empezado a trabajar un viernes, para luego, al firmar mi contrato, ver que empezaba a contar desde el martes siguiente.
Me han llamado para empezar de un día para otro, y de la misma manera, me han echado de un día para otro... -"Mañana ya no vengas, que ya has terminado"-.
...
Y es que, claro, al principio cuando me llamaban, lo dejaba todo para estar allí. Cursos que estaba haciendo, clases particulares que estaba impartiendo... Pero en vista de lo que iba viendo, dejé de hacerlo. Así que cuando me llamaban para trabajar, y sabiendo que me echarían cuando ya no les hiciese falta, las clases no las volví a dejar. Al fin y al cabo, era lo único seguro que tenía, ¿no?
La cuestión es que al principio les pareció bien que sólo fuera por las mañanas para que yo pudiera seguir con mis clases por la tarde. Pero últimamente ya no les hacía tanta gracia. Y que yo no quisiera ir los sábados, les hacía mucha menos gracia... Hay que joerse...
Es que para ellos era una contrariedad que yo no estuviera disponible cuándo y cómo a ellos les saliese de las narices.
Porque yo pensaba:-"A ver, si me vais a echar sin miramientos cuando ya no os haga falta, ¿tengo que echar más horas que un tonto o ir los fines de semana sabiendo como sé que no va a servir para nada?"-. Además, joé, que yo no iba a heredar de ninguna de las maneras el chiringuito. Eso, ellos, que para eso son los dueños.
No sé. Vosotros me entendéis, ¿no? Igual me estoy equivocando de cabo a rabo, no lo sé... Pero es que esta situación llega a cansar y mucho, cuando ves que no te tienen en cuenta pa ná.
Porque es que, a ver, yo me puedo partir la cara por la empresa si la empresa hace lo propio conmigo, ¿no? Si no, ¿pa qué?
Lo que pasa es que para la empresa yo siempre he sido un gasto que nunca podía asumir. Que esto no me lo invento, ¿eh? Que son palabras textuales de una de las muchas veces que me echaron... ¿Os lo podéis creer? En aquel momento me sentí como un aparato de aire acondicionado que se estropea en pleno mes de agosto, en el momento económico más jodío y más inoportuno. -"Porras, no, ahora no, que no tengo un duro, coñio"-. Pues yo igual.
Bueno, el caso es que me enteré hace más de una semana porque la Wiza me contó que estaban buscando a alguien. No porque ellos quisieran hablar conmigo para preguntarme a mí primero si había cambiado de idea con sus condiciones, qué va. Y al pronto pues me sentó fatal. Sí, porque, aunque yo ya lo sabía, se me hizo demasiado evidente que nunca he contado para nada, que nunca he formado parte de esa empresa y que siempre he sido el último mono, a pesar de todo el tiempo que he estado rulando por allí.
Pero bueno, después pensé lo típico de que no hay mal que por bien no venga, o lo de que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, o incluso, lo de arrieritos somos y en el camino nos encontraremos...
No sé, decidme más cosas, anda... :)
P.D: Es que se me ha olvidado otro refranillo que también viene como anillo al dedo: A todo cerdo le llega su San Martín...
:D