No me apetece mucho escribir últimamente, la verdad. Es que no tengo ganas, vaya. Como si estuviera muy muy cansada...
Pero como la vida sigue y es cierto que no se para, ni por mí ni por nadie, pues hoy me he ido a comer con los amigos de una amiga. Sí, la típica comida navideña entre amigos.
Soy yo muy dada al famoso lema de "los amigos de mis amigos son mis amigos". Y más, si la gente con la que me encuentro es gente sana, sin complejos, y vale tanto la pena. Porque quizás yo no los conozca, pero enseguida entablo conversación. Claro que tb es cierto que no tengo ni pizca de vergüenza y no me cuesta ningún trabajo hablar con todo el mundo, así que supongo que es más fácil.
Sí es cierto que al principio me he tenido que mosquear, porque la que se supone que era mi amiga en cuestión (!) me ha tenido media hora esperando en La Caleta, con un frío del copón.
Que digo yo, que me podía haber avisado, y me hubiera ido a dar una vuelta por ahí para ver si así entraba en calor... Pero no. La "joía" estaba muy ocupada de tiendas...
Definitivamente, la última vez que quedo con ella, hombre ya, que ya está bien con la tontería... A partir de ahora quedaré sólo con sus amigos...
Bueno, pues hemos traspuesto al Zaidín (típico barrio granaíno), donde ya nos esperaban sus amigos. Por supuesto, es que hemos llegado tarde al italiano en el que íbamos a comer, claro, y ya estaban ellos allí.
He tardado como un rato en entrar en calor (angelica yo), y eso que en el local la calefacción amenazaba con derretir los azulejos de la pared. Pero es que hoy ha hecho mucho frío. Eso sí, al empezar a comer, se me ha quitado toda la pena. Sí, porque nos hemos puesto tibios a base de pizzas, lasañas y todo lo que se nos ha ido antojando.
Y allí hemos estado hasta las cinco de la tarde, sin dejar de reír. Eso que no falte, claro.
Tanto, que casi nos echan del restaurante... hoy tb.
Lo cierto es que eso es algo habitual. Vamos "causando sensación" por todos los sitios por donde pasamos. No por nada, simplemente, porque no dejamos de armar escándalo. Un escándalo sano, es verdad, pero escándalo al fin y al cabo. Es que tenemos a todo el mundo pendiente de nuestras conversaciones, de nuestras historias...
Nuestras carcajadas se oyen en todo el salón, y a veces, es evidente la cara que suele poner el camarero de turno cuando nos mira. -"¿Qué pasa, tío? Que estamos muy agusto aquí, y por eso nos reímos..."-.
Nos hemos ido antes de los postres porque a una de las amigas de mi amiga se le ha ocurrido la genial idea de hacer una "chocolatada" esta tarde. Así que hemos ido al "Bar Fútbol", famoso en toda Granada por su chocolate, y por supuesto, por sus churros.
De hecho, al entrar, no he podido evitar recordar que en mi Cena Fin de Carrera de 2002, terminamos en este bar a las siete de la mañana. ¡Cachis en la mar, cómo pasa el tiempo!
Pues nada, que allí, tanto de lo mismo, con los "puntos" y las historias. Y sobretodo, sin dejar de reír. Y es que hay gente a la que le encanta mojar el churro en el chocolate de los demás. Y eso, cuando no eres invitado a hacerlo, puede ser una ofensa muy grave.
Sí, tb nos iban a echar de este local cuando a todos nos ha dado la paranoya.
Siempre he dicho que la risa es la mejor medicina y el sentido del humor el mejor traje que se puede vestir cuando salimos al mundo (menos cuando me hacen esperar media hora con la que estaba cayendo, porque entonces me paso el sentido del humor por el forro, claro).
De todas formas y a pesar de todo, hoy lo he vuelto a comprobar. Me encanta la gente así, sana y sin mayores complicaciones. Cariñosa, simpática y siempre de buen rollo.
Y teniendo en cuenta que todos eran abogados menos yo, que soy de ciencias, pues me hubiera podido plantear que igual no íbamos a conectar tan bien o que podríamos no tener nada de qué hablar... Pero, qué va...
Debe ser que la risa es un idioma universal, seas de letras o seas de ciencias, ¿no?
Es una terapia para el alma...
Es un contagio para el corazón...
Con dolor de barriga que he terminado yo. Y con eso lo digo todo...
Frasecilla célebre del día: "La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano" (Víctor Hugo).