Mostrando entradas con la etiqueta Personal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Personal. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Contra un muro

"Los palos y las piedras rompen mis huesos, pero las palabras no pueden herirme".

Menuda trola más grandísima, vaya. Estoy convencida de que todos sabéis que las palabras te pueden destrozar tantísimo por dentro, y de tal manera, que nunca se podrá comparar a un hueso roto. 

Cuando te rompen el corazón, cuando te parten el alma, la herida queda ahí para siempre. Y si esas palabras asesinas vienen de alguien que nunca hubieras imaginado, el dolor es tan grande que cuesta superarlo.
Una palabra inapropiada de alguien impensable tiene más filo que la mejor de las espadas.



Tengo un amigo que lo ha sufrido ahora. Dice que no tiene ganas de nada, que está apático. Y yo sé lo que es: Es la decepción. La decepción que te produce alguien al que habías defendido a capa y espada. Alguien por el que habrías puesto la mano en el fuego y descubres que te la habrías quemado sin remisión. Alguien que te ha mentido descaradamente a la cara cuando tú confiabas ciegamente en él.

Casualidades de la vida que ese alguien es la misma persona que me decepcionó a mí hace ya diez años. Se ve que es su "modus operandi", y el cabr*ón se dedica a eso en su vida: A decepcionar una y otra vez a la gente que le rodea. Aunque él piense que es perfecto en su forma de hacer y de decir las cosas, lo que es en realidad es un mierdecilla, que de hombre sólo tiene la fachada.
¡Cuchi! Y seguro que es él el que se siente ofendido cuando las gentes dejamos de hablarle, "no sabemos por qué"... 

Y se lo dije a mi amigo:-"Sé exactamente cómo te sientes, porque yo he pasado por ahí. Te lo conté en su día pero no quisiste ni planteártelo, porque no podías pensar que él pudiera ser así. Y ahora te ha tocado a ti. No sabes cuánto lo siento, porque sé lo mucho que duele..."-.

A mí me lo habían advertido. Yo se lo había advertido a él... Pero aquí no aprendemos hasta que no somos nosotros mismos los que nos estampamos contra el muro.

miércoles, 11 de enero de 2017

11 de enero

Un 11 de enero. Mi primer beso fue tal día como hoy. Un 11 de enero. 
Y sí, ya hace algunos años, claro que sí. Pero aún lo guardo en el recuerdo como uno de esos momentos imposibles de olvidar. Supongo que lo guardaré toda mi vida.



Y vosotros, ¿qué? ¿Recordáis a estas alturas vuestro primer beso? ¿Recordáis la fecha, el lugar, la persona...? ¿Recordáis aún cómo os hizo sentir?
:)

martes, 25 de octubre de 2016

Oportunidades

Que alguien te dé una oportunidad a estas alturas de existencia es tan complicado, que cuando lo hacen casi ni te lo crees.

¿Y qué pasa? Pues eso, que te da algo así como miedito. 

¿Que por qué? Pues mira, principalmente porque no quieres fallar, porque quieres hacer bien las cosas, porque quieres demostrar que no se han equivocado contigo y que la confianza que han depositado en ti bien vale el riesgo.

Y eso, que aquí estamos, celebrando la historia.


jueves, 11 de agosto de 2016

Ya no te espero

De esas veces que te cruzas con una persona por la calle y, con toda la pena del mundo, piensas:-"Lo he intentado muchas veces, pero se acabó. Ya me he cansado..."-.




jueves, 30 de junio de 2016

Solidaridad

Y a veces las cosas te tocan tan de cerca que no tienes más remedio que apechugar. Y no debería ser así. Deberíamos de apechugar siempre. Pero es lo que tiene: Que cuando conoces el caso, conoces a las personas y sabes quienes son, pues como que la cosa se hace más cercana, más personal.

Hoy me he hecho donante de médula ósea. Sé que tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo porque es un gesto solidario que no cuesta nada y que puede ayudar mucho. Pero ea, la ignorancia, el miedito (soy una cobardica y lo tengo asumido) y el no saber de qué va el tema hace que te lo plantees más de la cuenta.

Y eso, que hasta que no te das cuenta de lo que pasa por ahí por el mundo, hasta que no ves la necesidad delante de tus narices o hasta que la conciencia no te da un bufío en mitad de la noche, no cambias el chip.

La campaña que apareció esta semana "Dona Médula para Antonio Manuel" en las redes sociales ha roto todas las expectativas, y cuando normalmente se hacen donantes unas mil personas al año, ese número se ha conseguido en tan sólo cuatro días. 

El Centro de Transfusión Sanguínea de Granada se ha visto desbordado. Los padres de Manuel, también. Y es que, los gestos desinteresados y de solidaridad suelen tener ese efecto en las personas.



Ánimo, guapetón, que lo vas a conseguir.

Noticia AQUÍ


martes, 31 de mayo de 2016

Imborrable

A ver, una preguntilla... 
¿Qué haces cuando tienes el número de un amigo guardado en tu agenda del móvil, pero de pronto ese amigo ya no está? 

Sabes a ciencia cierta que ya no podrás llamarle nunca y que él nunca te volverá a llamar a ti, pero joé, ¿qué haces? ¿Borras el número? ¿Guardas el número? ¿Dejas el número ahí olvidado, como cosa perdida?

Es una putada. Ya os lo digo yo. Es una putada y gorda.

Mi amigo se fue en septiembre y yo no me enteré. Habíamos hablado por última vez tres meses antes. Y esto de no tener conocidos en común, de no vivir en la misma localidad y de no vernos de continuo, hizo que yo no me enterase de nada... 
Hasta el día que volví a llamarle a su casa y me dieron la jodía noticia, claro. A cuadros me quedé, vaya.

El otro día fue su cumpleaños y por supuesto me acordé. Pero no, ya no le pude llamar.


domingo, 10 de enero de 2016

Para ti

No importa. Yo seguiré ahí para ti, sonriendo por los dos.
Sé que al menos eso te lo debo.
:)



viernes, 1 de enero de 2016

Año Nuevo

Supongo que os habéis enterado ya de que el 2015 es historia, ¿no? Imagino que sí, que algo os habrán contado por ahí. :D
Y eso, que aquí estamos. Con 365 nuevas oportunidades. Bueno, vale, 366. Ya sabéis, empezamos un bisiesto.

Tengo 366 días por delante para hablar y reír, para hacer reír y para escuchar; para descubrir sitios nuevos donde tomar cafelillos y tapichuelas; para contar secretos y para guardarlos; para hacer deporte y cabrearme cuando, a pesar de todo, suba de peso; para felicitar cumpleaños con mensajitos de texto y para ir a contracorriente negándome a usar el whassap; para salir a pasear y a tomar el sol; para indignarme con las injusticias y con la gentucilla que se cree que lo sabe todo; para leer un libro más que el año pasado (con lo que tendrán que ser 33); para escuchar música y evadirme; para publicar paranoyas en mi muro del "feis" y conseguir que alguien se lo tome tan en serio como para enfadarse; para crear polémicas y liarla parda...

Tengo 366 días para cometer errores nuevos y para intentar aprender de los viejos; para aprender cosas en general; para hacerme "sirfies" a solas o hacerlos compartidos; para disfrutar de los atardeceres granaínos que tanto me gustan; para dormir y para soñar despierta; para intentar ser una criaturica mejor; para conocer gente nueva y para dejar de sufrir por la que ha decidido alejarse; para hacer viajes astrales y no tan astrales; para mostrar lo que siento sólo a quien se lo merece y para intentar ser capaz de decírselo...



Tengo (tenemos) 366 días por delante para vivir. Gente, no los desaprovechéis. 

Feliz 2016 a todos.


martes, 1 de diciembre de 2015

En todos los segundos, en todas las visiones

Yo creo que no hubiera podido estar allí. Vamos, estoy más que convencida de que no hubiera podido.

Se me habría hecho tal nudo en la garganta, que apenas me hubiesen salido las palabras. El cuerpo entero se me habría estremecido y habría tenido la carne de gallina desde el principio hasta el final.
Yo creo que en cuanto todo el mundo a mi alrededor hubiese empezado a entonarla, directamente yo me habría echado a llorar.

Por la emoción, por los recuerdos...

Porque sí, porque hay temas que me recuerdan una vida entera. Me recuerdan un momento, un lugar... Pero sobretodo, me recuerdan una persona... Me recuerdan la persona.

Y porque eso es lo que tienen los himnos, que, o se cantan con el corazón, o directamente no se cantan.




;)

martes, 17 de noviembre de 2015

El amor como respuesta


Que ya sé que no es mucho, no, pero es lo único que tengo...


sábado, 17 de octubre de 2015

Testamento (III)


... Le debo una canción a los pecados, 
a los pecados que no gasté, los que no pude...


lunes, 14 de septiembre de 2015

Desconectando

Fotillo de la Lou - 11/09/2015

Te pierdes una semana, con la idea de que quizás quieres encontrarte, pero con la seguridad de que está claro que no quieres que te encuentren...

martes, 25 de agosto de 2015

Mis recomendaciones veraniegas

Pues nada. Agosto se termina, y con él, el mes vacacional por excelencia. Lo digo por la gente que haya tenido vacaciones ahora, claro. Que yo, he estado desconectá una mijilla, pero tampoco me he ido de parrandeo por ahí, por el mundo, así que...

Lo que sí he hecho es leer mucho, que eso también mola. He leído tres historias, a cual mejor. De esas historias de más de 1.000 páginas, sí.

En realidad, desde enero para acá, llevo unos 25 libros leídos. O sea, que sí, que yo me cargo la media. Pero es que me encanta, así que no tengo mérito ninguno.

Pero ya digo que estos mesecillos de verano me he empapado de tres historias geniales.

La primera llegó a mis manos a mediados de junio.


La historia de una familia de judíos que son expulsados de Rusia a finales del siglo XIX y que se van a vivir a Tierra Santa. Explica muy bien el origen del conflicto entre judíos y palestinos.

No había terminado de recuperarme de esa movida, cuando me prestaron este otro tocho:


La historia que cuenta la rebelión de los moriscos en la Alpujarra granadina, y posterior expulsión de la península. Y cuyo personaje principal, Hernando de Juviles, se encuentra entre dos religiones por ser hijo de una mujer árabe y el sacerdote cristiano que la violó. (Muy cristiano no sería el payo, está claro).

Y sin darme tiempo a descansar de las historias, me prestaron el último, ya a primeros de agosto:


La historia de una mujer, Amelia Garayoa, cuyas andanzas tiene que investigar su bisnieto remontándose a la época en la que a ella le tocó vivir: La Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, la construcción del Muro de Berlín, su caída...
De los tres, éste ha resultado ser el que más me ha llegado.

Y es que resulta que, leyendo estos libros, me he dado cuenta de la pena que me da cuando se acaba la última página. Le coges tanto cariño al personaje principal, y tanto odio a la gentuza con la que se encuentra por el camino, que entre unos y otros te hacen partícipe de todas su peripecias. 

Y me pasa siempre que cuando me quedan menos de 50 páginas, me cuesta más continuar leyendo. Porque no, porque no quiero que se acabe. Porque cuando se acaba, ese personaje se va. Y eso no me mola.
Es verdad. Es como si las criaturas cuyas vidas e historias lees, se hubieran hecho amigos tuyos, y supone un esfuerzo enorme dejar que se vayan.

Lo bueno de todo esto es que, de una forma o de otra, una parte de ellos se queda contigo para siempre.
:)


domingo, 14 de junio de 2015

De viaje astral...

Una vez leí que la música tiene un poder especial en nosotros. Supongo que todos sabéis que la música calma la ansiedad o el estrés, produce efectos beneficiosos en nuestro ánimo, ayuda a desconectar, es terapia en algunas enfermedades, amansa a las fieras... :)
Pero ea, a veces, la música también sirve para despertarnos recuerdos que creíamos dormidos. O incluso, puede ir más allá y puede servirnos para abrir la mente de tal forma, que podemos tener visiones de mundos pasados o de mundos futuros.

(Sí, ya lo sé. Leo cosas muy raras. No me lo digáis que yo ya lo sé).

Pero, ¿qué queréis que os diga? Debe ser cierto porque a ratos me pasan unas cosas de raras...

A ver, cuando me voy a dormir, (no soy de esas personas que está un rato leyendo en la cama, porque para leer prefiero la luz natural, allí en la terraza, tomando el sol); bueno, pues eso, que cuando me voy a dormir me pongo un rato los cascos para escuchar música. El mp3 lo tengo lleno con tanta variedad de música que ya ni sé lo que hay ahí. Cuando lo enciendo y pongo el aleatorio, es una auténtica sorpresa lo que puede sonar. Pero vaya, que a mí me ayuda a relajarme y dormir mú rebien.

Y es que, el momento ése que existe entre la vigilia y el sueño, cuando la mente consigue quedarse en blanco, el cerebro divaga de una manera especial y está absolutamente abierto a todo.


Vale. Pues resulta que la otra noche sonó una canción que, yo no sé por qué, me hizo irme de viaje astral o algo. 
Lo digo porque yo estaba despierta y por eso sé que no estaba soñando, pero los recuerdos que me aparecieron en la mente pues yo no los tengo. Nunca he estado en Nueva York, por ejemplo, y sin embargo, me vi caminando por las calles de Manhattan, sabiendo dónde estaba y adónde iba. Y eso fue raro raro de narices.

Y podréis decir que estamos tan sugestionados por las películas y por el montón de imágenes que vemos en televisión, que parece que conocemos los lugares en los que nunca hemos estado. Y quizás eso es cierto.
Pero es que ya digo que yo no estaba soñando. Y más que verme y recordarme andando por la acera entre rascacielos enormes, cruzándome con gente; y más que el recuerdo de haber paseado por esas calles, fue la sensación de haber estado allí ya antes. En (sonará raro, lo sé) otra vida. 
No sé, fue una percepción bastante extraña que me hizo sentirme allí, aún sabiendo que yo no he pisado esa ciudad ni ninguna otra a ese lado del "charco". Pero la imagen fue tan real, que me hizo sobresaltarme y todo.

Después de esa noche, he vuelto a intentarlo. Pero ya no lo he conseguido. No he conseguido dejar la mente en blanco mientras suena la música. Y es que claro, estoy ahí, como esperando el momento y, forzado, pues el momento no llega.

¿Que qué canción era? Ah, sí. Muy importante. Aquí os la dejo.
Desde luego, el vídeo que trae la canción no tiene desperdicio. Trae su propio viaje astral en imágenes y todo.
:)




sábado, 14 de marzo de 2015

Saliendo airosa de la trampa

He ido esta mañana a la farmacia.
Y yo, que trato por todos los medios de no sucumbir a la llamada de la báscula, porque la jodía me llama siempre desde su esquina particular, y que decidí hace ya tiempo no volver a tentar la suerte (explicación AQUÍ), resulta que ha sido mi madre la que me suelta así, sin anestesia ni :-"¿A que no le echas un par para pesarte hoy?"-.

No estaba entre mis planes pero todos sabemos que el a que no le echas un par o directamente el a que no hay webos es la mejor manera de que te hagan caer en la trampa. Yo lo sé. Vosotros lo sabéis. Mi madre lo sabe... Y también sabe mi aversión a las básculas. Pero eso...

Pues sí. Me he pesado. Con el vozarrón que tiene la báscula, que te pega un berrío que pa qué, y que personalmente me pone de una mala leche... -"Permanezca quieto y erguido. Calculando su peso. Calculando su estatura..."-. Ainsss.

Al menos esta vez no me ha quitado 25 centímetros al medirme. Y además, he perdido 5 kilos desde la última vez que me pesé, allá por octubre del año pasado. (Porque sí, porque aunque en 2012 decidí no volver a pesarme, a ratos, pos vuelvo a caer. Tropiezo con la misma báscula un par de veces al año).

Y vosotros me diréis:-"Pues vaya un asco. 5 kilos en medio año"-.
Y yo os diré:-"Pues sí. Pero son perdidos y no ganados, así que... ¡Bien por mí!"-.

Sí, gente sí. Me puse las pilas porque, conforme van pasando los años, las cosas se descontrolan y luego es más difícil arreglar los desaguisaos. Así que es mejor no llegar al punto de "no-retorno".

Dejé de hincharme de cenar, que yo era de cenar chuletas de cerdo todas las noches.
Dejé de beber refrescos con gas a todas horas y no probar el agua, porque cuando tenía una mijilla de sed, me pimplaba media botella de refresco de limón.
Y dejé de hacer deporte de vez en cuando, y sólo cuando me apetecía. O sea, raras veces.

Ahora, ceno un yogur con un trozo de queso o algo así.
Bebo agua y sólo agua en todo el día. Ya caen más de dos litros cada día.
Y hago como mínimo una hora de ejercicio diario. Y aunque alguien diga que no tiene tiempo, sí que se puede sacar. Siempre se puede si se quiere, claro. Algún rato, en vez de estar viendo la tele, se puede dedicar a hacer algo de ejercicio.

La gente normalmente va al gimnasio, y así se obliga a ir. Hombre, ya que lo paga... Pero ea, yo no tengo dinero para costearme uno, así que intento hacerlo todo en casa, porque os recuerdo que bici estática sí que tengo. Y si hace buen día, me doy una vuelta por la Vega de Graná, paseando a una velocidad razonable, un par de horas.
Además, he descubierto al morenazo éste, que me quita el aliento y me hace sudar a mares en apenas media hora. , por si a alguien le sirve de algo saber esto...
:)




Pues ya os digo. Por lo que se ve, las nuevas rutinas diarias que me impuse hacen su trabajo poquito a poco. Porque eso es otra cosa y nos pasa a todos: Cuando no vemos resultados a corto plazo, nos rendimos. Pero con el paso del tiempo, ya os digo yo que se ve el efecto. Así que, gente, si os decidís, no lo dejéis.
^_^

sábado, 17 de enero de 2015

Mala combinación

Pos, ¿qué queréis que os diga? El pijama de coralina molón y las sábanas de "pelillo" suavonas, monos, sí, pero qué malísima combinación, oyes.

Sí, ya sé, ya sé. Para el frío y crudo invierno granaíno, tanto el pijama como las sábanas de "pelillo", molan y son muy calentitos. Anda que no, si lo sabré yo... 
Lo que pasa es que molan mucho, sí, pero por separado.
Que a ver, que hacen muy buenas migas, es verdad, porque no hay forma de que se despeguen, pero realmente, a una criaturica como yo, que es friolera de por sí, y no puede pasar sin ninguna de las dos cosas en invierno, usarlas simultáneamente es la muerte pelá.

. Que yo ahora me meto en la cama y me quedo anclá pa tó la noche, con un mínimo margen de maniobra.

Que si volteasen la cama en un momento dado, no me estamparía contra el suelo porque las sábanas se han enganchado de una forma tan hábil al pijama, que yo estaría ahí dentro, haciendo caso omiso de la gravedad que me llama.


Sí, algo parecido a esto :)

Que si intento darme la vuelta en mitad de la noche para cambiar de postura, se gira mi cuerpo, sí. Pero el pijama permanece en su estado inicial. Así que, claro, me tira de todas partes y me agobia lo que no está en los escritos.

Que vale, que sí, que calenticos, cómodos, guays y bien, pero ya digo, por separado.
:)


jueves, 11 de diciembre de 2014

Impertérrito

Y es que a veces me siento como se debe sentir esta criatura en otoño.


Fotillo de la Lou - 30/11/2014

Al revés que todo el mundo. A contracorriente. A su libre albedrío.
Desubicado a ratos; fuera de lugar, en otros.

Aguantando el tipo cuando todos los de alrededor hacen lo que tienen que hacer. Cuando todos los de alrededor cumplen con su cometido.

La oveja negra de la chopera.


martes, 2 de diciembre de 2014

Top Ten de mi infancia

Mis meriendas.



Mi primer libro.



El personaje.



El programa de la tele.



Mis juguetes favoritos.



Las chuches.







Mis primeros cuadernos.



Mi primer videojuego.



El álbum de cromos completado.



Mi peli favorita.





viernes, 20 de junio de 2014

Es lo que hay

¿Que soy complicaílla? ... Seguro.
¿Que de primeras me cuesta confiar? ... Cierto.
¿Que mucha gente se cansa de intentarlo? ... Pues sí.

Pero siento decir que no puedo evitarlo y es lo que hay.


Y poco más que añadir, la verdad. 
;)

lunes, 17 de marzo de 2014

El tiempo que hay que dar

No entiendo a esa gente que al rato de conocerte ya te están diciendo que te quieren. No. No lo entiendo y no lo entenderé nunca. 
Quizás porque a mí me cuesta muchísimo trabajico decirlo. Y mucho más si no es verdad. Hasta ahí podíamos llegar, vamos. Decir algo tan serio cuando es mentira. Amos, anda...

Es verdad. Lo digo poco. Muy poco. Pero eso sí, cuando por fin lo digo, la persona a la que va dirigido puede estar totalmente convencida de que es verdad; de que ya no hay vuelta de hoja; de que ya no hay marcha atrás. Porque lo que es, es, y no puede ser otra cosa.

Pero eso. Que yo lo digo cuando quiero y cuando lo creo conveniente. O cuando ya no puedo más y necesito hacerlo. Pero justo cuando a mí me da la gana.
No puede venir nadie a obligarme a decir algo que no quiero decir, porque entonces ya la estamos liando.
Y eso, que no, joé. Que no me da la gana de decir o de hacer lo que no me apetece en un momento dado.

Bueno, pues ahora viene lo mejor. Resulta que hay gente que se cabrea si no le dices lo que ellos quieren oír cuando ellos esperan oírlo.
No sé. Por lo visto es que se supone (y yo no tenía ni idea, fijaos qué tonta) que si alguien te dice que te quiere, tú tienes que responder inmediatamente de la misma manera, y esperan que enseguida se lo digas tú también. 

¿Pero es que estamos locos o qué?

Pues mira, no. Gracias, pero no, gracias.
Parece que no te das cuenta de que a veces la gente necesita algo más de tiempo. No quieres ver que todos no somos iguales y puede que para acercarnos y confiar, necesitemos algo más que habernos conocido un par de días antes. Alguna gente necesitamos algo más para sincerarnos y abrir nuestro corazón y nuestra alma a una criatura que acaba de llegar a nuestra vida. 

Y yo, pues eso, que necesito mi tiempo. Y si tú eso no lo entiendes, y te mosqueas y dices que te vas, pues adiós, muy buenas. El chantaje emocional nunca ha sido un buen aliado.

¡Cuchi! ¿Pues sabes que te digo? Que ahora me has cabreao tú a mí. Y que te deseo un puchero frío y una noche sin luna pa ti, ea.
O sea que definitivamente he pensado que la descuelgo y me la llevo para dársela a alguien que se la merezca, que conozco yo a alguno por ahí, que me conoce también, que sabe quién soy y que tiene la paciencia justa y necesaria.
;)