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lunes, 12 de junio de 2017

Cuando te hinchan la vena

Me pregunto por qué hay profesores malafollás que les dicen a sus alumnos que no van a aprobar su asignatura ni en un millón de años. O que les dicen que nunca van a llegar a nada en la vida. Que minan su confianza y que les hacen sentirse unos inútiles, y que nada vale la pena.

Será que hay profesores muy subiditos que no tienen otra manera de conseguir que los chiquillos aprueben. Digo yo. O será que están hasta las narices de su profesión y dejan salir la frustración a raudales y de esa manera tan ruin y tan cruel.

No sé. Yo sólo sé que demasiadas veces he tenido clase con una de mis criaturas, de 16 ó 17 años, que se ha echado a llorar delante de mí porque su profe le ha suspendido un examen en junio y le ha dicho (antes de la recuperación, dicho sea de paso), que no le va a aprobar la asignatura. 

Y yo, que he visto a esa criaturica esforzándose durante todo el curso, estudiando, haciendo ejercicios, poniendo todo el interés del mundo, y aprobando sus exámenes parciales, me pregunto cómo se le puede decir una cosa así porque haya suspendido el examen global. Está claro que para animarle, desde luego, no. 

Es que me indigno, coñio.

Te dan ganas de ir a ostiar al profesorzucho de turno y decirle:-"¿Eres tonto o bailas con la música del telediario? Tú no eres profe ni eres . Bueno, un truño es lo que eres"-. 
Porque sí, porque yo me paso el curso entero diciéndoles a los críos que el esfuerzo siempre vale la pena. Que lo van a conseguir mientras sigan ahí, intentándolo a muerte. Que pueden hacer cualquier cosa que se propongan. Que no se rindan, que yo sé que pueden... Vamos, lo que viene siendo el efecto Pigmalión bien entendido.

Y me mata que un/una imbécil eche por tierra todo eso que yo les digo, soltándoles una lapidaria frase que no hace nada más que hundirlos cuando más falta hace que los animen. 

No lo entiendo. No lo entenderé nunca y me revienta el higadillo tener que verlo tantas veces.

Está claro que el Señor Miyagi tenía razón.


lunes, 4 de julio de 2016

¿Concilia... qué?

A ver, la historia es la siguiente.

Tengo una amiga que ha tenido dos niños. El mayor tiene ahora 10 años, y el pequeño, 7.
Mi amiga, al igual que su marido, tiene la suerte de estar trabajando después de algún tiempo en el paro. Y hasta ahora, los padres de mi amiga se han hecho cargo de ir a recoger a sus nietos al colegio, de darles la merienda y tenerlos en casa hasta que su padre o su madre iba a por ellos.

Estos abuelos, sin decir nada ni avisar a nadie, han decidido irse de vacaciones (que me parece muy bien, oye, que yo no digo porque estoy convencida de que se lo merecen). Pero eso, que mi amiga se ha visto en la tesitura de no saber qué hacer con sus críos los últimos días de colegio y durante las vacaciones.

Sí, lo sé. El mismo problema que tiene la mitad de España, es cierto. Nada nuevo bajo el sol.
La cuestión es que la suegra de mi amiga no se puede hacer cargo. La mujer no está muy bien y, además, le pilla muy lejos para ir a recogerlos y estar con ellos.

Bueno, pues ¿sabéis qué? Le ha dicho a mi amiga que si nadie puede hacerse cargo de los críos, que deje de trabajar y esté con ellos, "que para eso es su madre".

Yo me quedé una mijilla a cuadros cuando me lo estaba contando porque no sé, igual digo una tontería, pero el padre también es su padre, ¿no? ¿Él no podría quedarse con ellos si fuera necesario? ¿De verdad, de verdad que hemos retrocedido 60 años en los últimos diez? (Sí, lo sé. No me respondáis).

Pero claro, el hijo de la suegri no puede hacer eso. El hijo de la suegri no va a perder un puesto de trabajo para estar con los niños si eso ya puede hacerlo mi amiga, ¿no? Que para eso es su madre, que para eso está...

En estos casos piensas:-"Bueno, pues el que cobre más, que siga trabajando, y el otro se quede en casa. Ya que pierdes un sueldo, que no sea el más alto"-. Pero la cuestión es que los dos cobran lo mismo, así que...

Yo se lo comenté a ella cuando hablamos:-"¿Qué quieres que te diga, jamía? No está la vida como para perder un puesto de trabajo así como así. Y los dos sueldos os vienen muy bien en casa. Yo intentaría buscar otra solución..."-.

Pero sé lo que va a pasar. Al final, ella dejará su trabajo y se quedará en casa con los niños. Sí, porque tenemos muy arraigado eso de que una mujer que deja solos a sus niños para ir a trabajar es una mala madre. Y muchas veces la presión social es la que gana la batalla. Y lo que es peor, muchas veces (por no decir todas) las mujeres somos nuestras peores acusadoras, nuestras peores censoras y las que más zancadillas nos ponemos.

O sea que sí, que el sacrificio siempre (o casi siempre) cae del mismo lado. Es triste, pero es así.


lunes, 20 de junio de 2016

De graduaciones y otros fiestorros

Yo alucino con estas moderneces que tenemos ahora. Y es que nos pasamos el día adoptando costumbres de todas partes para asimilarlas como propias. Especialmente las americanas, porque a nosotros nos gusta lo americano. Hombre ya... Aunque mira, tampoco tienen por qué ser sólo de allí, ¿eh?

A ver... Celebramos jalogüín, el día de San Patricio, el año nuevo chino, despedidas de solter@ desfasás, primeras comuniones como si fueran bodas... Y, por supuesto, nos graduamos. 

Cuando yo estaba en el colegio, eso de graduarse era impensable. Algo que no se hacía por aquí. Eso sí, veías las pelis extranjeras y pensabas:-"Jo, qué guay"-. Y enseguida pensabas:-"Pero jo, qué estrés con el temita del baile de graduación, que tenga que venir el chico a pedirte ir con él... Uff, quita, quita..."-.

Y de no hacer nada de eso a ahora... Porque es que ahora hemos llegado a un punto, que es que se gradúan hasta los micos de las guarderías, con toda esa parafernalia de birretes, togas, becas y demás... ¿Pero qué me estáis contando?

No te digo yo que cuando terminas la Carrera pues no se haga, porque sí, porque ya acabas y tal. O vale, en 2º de Bachillerato, que también terminas una etapa importante, difícil, y no todo el mundo va luego a la universidad.

Empezó haciéndose así, ¿no? Al terminar la Carrera más.
Pero es que ya hemos llegado a un extremo que pa qué con las modas... ¿En la guardería? ¿En infantil? ¿En serio es necesario para el normal desarrollo de los niños? ¿Que si no se hace, se traumatizan? ¿Que ahora hay que motivarlos de una manera especial? ¿Para que no pierdan el interés o algo? Yo qué sé.

A ver, en mi época se hacía una fiesta fin de curso con chuches y música, y punto. Y tampoco estamos tan traumatizados porque no nos hicieran una graduación de esas, solemne en el salón de actos, ¿no?



Pienso que estamos "apollardando" a los niños. Que cada reforma educativa que se hace es a peor. Que cada historia que se inventan ayuda a que la cosa empeore un poco más. ¿Qué es eso de que no se pueda corregir un ejercicio con boli rojo, no vaya a ser que el chiquillo pille depresión? ¿O que los chavales promocionen cuando ves que a junio han llegado con cinco asignaturas suspensas?
Esto, que a mí me parece mucho más serio e importante, está claro que no lo es tanto.

Vale, que me he ido por Úbeda. Volviendo al tema de las graduaciones, pienso que en realidad es una fiesta para los padres más que otra cosa. Para que puedan sacar sus cámaras y hacer cienes y cienes fotos y vídeos por un tubo y luego puedan enseñarlas, publicarlas y colgarlas por ahí con todo el amor de padres.
Además, que sí, porque luego son un espectáculo cuando te dicen:-"Es que mi niño se ha graduado"-. 
Y tú:-"¿Cómo?"-. 
Y ellos:-"Sí, en la guardería"-. 
0_0
¿Y en lactancia materna? ¿Se graduó en su día en lactancia materna también? Ainssss...

No sé a vosotros, pero ya os digo que a mí me suena rarísimo. Quizás porque no tengo hijos. Si los tuviera, supongo que también tendría que pasar por el momentazo graduación en cada etapa, claro. 
Pero ea, desde la objetividad que me da verlo todo desde fuera, sí que me suena raro de coj**nes.

P.D: Igual he exagerado un poco con el tema, pero es que hay cosas que veo que de verdad claman al cielo. Pero eso, sólo y exclusivamente, desde mi punto de vista, por supuesto. 
Ahora ya, vosotros, los que sois padres, o vosotros, los que sois maestros, o vosotros, los que no lo sois, me podéis dar el vuestro.
;)




jueves, 14 de abril de 2016

Otro curso más...

Pues parece que no, pero este curso se está acabando. Sobre todo, para mis chiquillos de 2º de Bachillerato, a los que el tercer trimestre se les pasa supersónico.
Y sí, ya me están contagiando a mí esos nervios del final de curso, de la dichosa selectividad y del no saber qué hacer el año que viene.

La verdad es que este curso no me puedo quejar. Tengo muchos chiquillos y además, muy apañaícos todos. Incluso sus padres, sus hermanos y sus mascotas también lo son. Sí, porque cuando yo entro a una casa para ayudar a un crío con las matemáticas, la química o lo que sea, la familia entera se vuelca con el tema. Ya digo que lo hacen hasta sus perrillos, que en cuanto toco al timbre y entro, son los primeros en recibirme y me hacen unas fiestas que para qué.
-"¿Qué pasa, 'Chispas'? ¿Cómo estamos?"-. Y ahí tengo todos los días a 'Chispas', bailando alrededor de mis pies.

Siempre he pensado que cuando los padres se implican en el tema de los estudios de sus hijos, y se preocupan por todo lo referente a eso, la cosa suele ir mejor. Y está claro que sí, que va.

Además, los de 2º que tengo este año son gente como a mí me gusta: sana, deportista, con actividades extraescolares... Sí, porque el que no juega al fútbol y entrena un par de veces por semana, está en la escuela de música y toca la flauta travesera en la banda, o el clarinete, o va al gimnasio, o todo a la vez, o vete a saber. Tienen tiempo para todo estos chiquillos. Hasta para estudiar y sacar buenas notas.

Al contrario que los de la ESO, que no tienen tiempo para nada, aunque no tengan ninguna actividad fuera del horario de clases.
Es que tengo una petardilla de 14 años que cuando me ve entrar por la puerta, pone su mejor cara de asco, y me suelta:-"¿Pa qué vienes?"-



Que yo creo que lo hace para "minar la moral de la tropa", claro. Lo que pasa es que yo ya no me dejo. 
Yo siempre contesto:-"Pues mira, vengo a darte por saco un rato. ¿O qué pensabas? ¿Estar toda la tarde delante del ordenador? Si tu madre me paga sólo y exclusivamente para que yo venga a molestarte lo que pueda..."-.
Y la criaja:-"Pos si hoy no tengo que hacer. ¿Por qué no te vas a tu casa?"-.
Y yo:-"Sí, claro. Ahora que estoy aquí... Anda, ya verás como encontramos algo que hacer, que siempre hay cosas"-.

Y a regañadientes consigo que demos algo. Pero vaya, tampoco os creáis que vemos mucho, porque se tira tooooooda la clase mirando la hora en el móvil y diciéndome cuánto falta para que me vaya. -"Te faltan quince minutos... Te faltan diez minutos"-.
Además, que si le quitan el teléfono durante esa hora, se la pasa toda entera llorando. Y así es complicao, sí.

Pero vaya, que el día que le dieron las notas del segundo trimestre, el argumento que le dio a la madre fue para enmarcarlo.
-"Mamá, es que deberías estar contenta porque este trimestre sólo me han quedado cinco..."-. ¡CINCO!
Y claro, ya que estaba, aprovechó para pedirle un móvil nuevo, porque sólo le habían quedado cinco.
Hombre, teniendo en cuenta que en el primer trimestre (que yo todavía no la conocía) le quedaron nueve, pues casi que cinco es y menos, ¿no?

A ratos, de verdad que alucino con estos críos.

viernes, 13 de noviembre de 2015

-"¿Tú te crees...?"-

Y la historia de hoy ha sido tal que así...

Me llama por teléfono la madre de una alumnilla mía y me suelta, así, sin anestesia ni :
-"Mira, no vengas esta tarde porque mi hija se ha ido de mi casa"-.

Y yo, que por un momento me he quedado a cuadros, porque era lo último que me podía imaginar, no he podido articular una palabra coherente:-"¿Q... Cóm... QUÉ!!!?"-. 
...

Pues eso, que la churumbela, a sus 16 años mú bien llevaos, se ha ido a vivir con un tío. Que sea gitano o no es lo de menos, porque en el fondo, pues ya eso es lo de menos. Pero que él le saque a ella un puñao de años, que ella haya dejado el instituto, y que no se plantee su vida a partir de eso, pues... 
¡Vaya tela!

Y ahí estaba yo, escuchando llorar a la madre mientras me lo contaba:
-"Ya se dará cuenta, pero ¿tú te crees lo que nos ha hecho la niñaca a su padre y a mí?"-.

Pues no, señora, realmente no me lo puedo creer.

Y pienso. Pienso que sí, que es una edad muy mala, pero que no hemos avanzado nada; que las cabezas siguen igual de locas; que a las crías se las engatusa con cualquier cosa y hacen cualquier locura; que no respetan a nadie, que no piensan en nadie, que actúan por impulsos sin pararse a pensar en las consecuencias... 

No sé. Al menos ésa es la impresión que a mí me da. 
Y es muy triste.


domingo, 7 de junio de 2015

Orgullo no, lo siguiente... :)

Me he dado cuenta de que muchas veces, lo único que nos hace falta en un momento dado, el único empujón que necesitamos de verdad, es a alguien al lado que nos diga:-"Venga, que sí, que yo sé que tú puedes. Puedes con esto y con mucho más"-.

Y es que yo no me había parado a pensar en ello, pero con esto de dar clasecillas particulares a los chavales, ha sido este año cuando se me ha hecho más patente esa afirmación anterior. No sé por qué precisamente ahora, después de veinte años, fíjate tú.

Quizás porque el chaval que he tenido de 2º de Bachillerato este curso, lo ha aprobado todo en junio. A pesar de que sus padres tenían bastante claro que repetiría, o que iría a septiembre con tres o cuatro pendientes.
Recuerdo haber estado hablando con la madre un día de marzo y y haberle dicho:-"Pues, ¿qué quieres que te diga? Yo estoy totalmente convencida de que tu crío va a terminar 2º con su curso y hará la selectividad en junio con todos sus compañeros"-.

Y eso, que ahí está el tío, a una semana escasa de los exámenes "selectivos", preparándose al cien por cien.

Hemos pasado un curso de perros, eso sí es verdad. Porque las matemáticas se le atragantaron desde el principio. Hemos ido a trompicones con ellas durante todo el curso. Bueno, con ellas y con el resto de asignaturas. Ésa ha sido la realidad.
Pero la cuestión es que no he dejado en ningún momento de decirle que podía con ellas, y que podía aprobarlo todo perfectamente. Y oye, que sí, que a veces las palabras hacen más mella que otra cosa. ¿A que sí? ¿A que va a ser eso?

Fue el mismo chaval el que, cuando salieron las notas hace apenas diez días, me llamó para contármelo y para decirme justo eso:-"Jo, Lourdes, eras la única que confiaba en mí desde el principio. Y mira, lo hemos conseguido"-. Y yo, pues dejé de caber en la ropa por enésima vez en la historia, porque ese hemos era el reconocimiento que él me daba.
Sí, son estas criaturas las que me hacen sentirme útil de vez en cuando.

Porque lo cierto es que yo siempre pienso que en realidad no hago nada. Que sólo les empujo una mijilla cuando lo necesitan, y eso, tampoco es que sea muy difícil de hacer. 
A veces pienso que ni siquiera sé dar clase, que todo se basa en esa confianza que muestro hacia ellos en los momentos jodios, y a la que ellos responden de esta manera que me llena de orgullo y satisfacción.

Y quizás, sí. Quizás es eso lo que en realidad les sirve en última instancia, ¿no? Quizás es eso lo que nos sirve a todos en los momentos oscuros y desesperantes, con los que tenemos que lidiar a diario.

Así que, sí. Bendito sea el poder de las palabras bien usadas y usadas a tiempo.
:)


sábado, 9 de mayo de 2015

Princesas del siglo XXI

Pues se ve que no estaremos haciendo bien las cosas cuando los clichés de hace 40 años siguen vigentes en la actualidad.
O será que, a pesar de la juventud o de los años que han pasado, todavía hay gente que piensa que las cosas no han cambiado y que no tienen por qué hacerlo.

A ver. Mi sobri va dos veces por semana a jugar al fútbol. Una actividad extraescolar como otra cualquiera. Importante empezar con el deporte desde muy jovencita para coger el hábito, que esto es como leer: Luego te lo pide el cuerpo.

Vale, pues eso, que la mami de mi sobri apuntó a la churumbela a fútbol. Y a la cría le gusta. Le gusta el fútbol y le gusta jugar con los niños. 
¿Qué pasa? A mí también me gustaba jugar cuando era niña. Y también prefería pasar el rato con los niños antes que con las niñas. Siempre me gustó más estar con ellos. Eran brutos, sí, pero mucho más nobles y leales. 
Pero ea, siempre tuve que aguantar que ellas (nunca ellos) me llamaran de todo. Es verdad eso de que somos nuestras peores censoras. Por eso supongo que me gustaba más estar con los niños, que al menos, conmigo y en aquella época, no tenían tantos prejuicios. Si jugaba bien al fútbol, a ellos no les importaba nada más.

La verdad es que eso sigue igual en la actualidad. Todavía sigo prefiriendo la compañía de las criaturas del sexo masculino. Por eso imagino que mis mejores amigos siguen siendo hombres. Y lo que son las cosas, me resulta mucho más fácil hablar con ellos de cualquier cosa que con ellas. Y eso no quiere decir que no tenga amigas, que también, pero eso, que parece que me entiendo mejor con ellos.

Bueno, a lo que iba, que siempre me encaramo a las ramas... 
Que sí, que resulta que eso, que la churumbela juega al fútbol y además le gusta. Y en esto que la madre de otro niño se acercó el otro día a la madre de mi sobri y le dijo:
-"Dice mi Churumbel que tu Churumbela ya no es una princesa porque juega con los niños"-.
...
Tócate los coj*nes, MariLoles.

Lo peor de todo es que estoy segura de que ahí el niño no tenía nada que ver. Fue la madre del susodicho la que se inventó la lindeza que supuestamente había dicho su hijo. Pero, ¿para qué? Mi teoría es que lo hizo para dar por culo, claro.

Pues mira qué bien, porque si seguimos así, y las niñas tienen que ser princesas encerradas en un castillo, y los niños, príncipes que maten dragones y salven princesas, está claro que no hemos avanzado nada. 
Espero, y además, estoy convencida, de que mi sobri será una princesa del siglo XXI que matará sus propios dragones cuando haga falta. No necesitará que venga nadie a hacerlo por ella.

Punto.





jueves, 16 de abril de 2015

Mi hijo adolescente ☺

Bueno, pues lo prometido es deuda. 

La verdad es que me suelo llevar muy bien con los chiquillos a los que doy clase. Normalmente, empiezo las clases con ellos a sus 14 ó 15 años, cuando las cosas ya empiezan a torcérseles.
Y luego suelo seguir con ellos cada curso hasta que acaban la Selectividad. Evidentemente, eso hace que sean varios años los que nos vamos viendo y conociendo. Y si encima les di clase anteriormente a sus hermanos mayores, entonces la confianza que se genera es mayor.

Lo cierto es que consigo crear un vínculo con ellos que yo considero bastante especial. Algo que no se acaba cuando empiezan la universidad. No, porque muchos de ellos me siguen llamando después para contarme sus cosillas. Y con alguno también quedo a tomar café o de tapas porque la relación ha llegado más lejos y nos hemos hecho amigos.

Pues sí, efectivamente, éste es el caso que nos ocupa.

El muchacho en cuestión va camino de los 24 años, y lo conocí cuando tenía 14. Lo cierto es que es más rebonico que las cosas y siempre va hecho un pincel. Por algo fue Míster de las fiestas de su pueblo, digo yo. (Entrada AQUÍ :)
Le di matemáticas durante todos sus años de instituto y desde que terminó conmigo, no hemos perdido el contacto. Hablamos habitualmente, nos vemos, y eso, que también quedamos de vez en cuando.


Pos el otro día estuvimos dando una vuelta por Granada. Nosotros siempre quedamos para una tapa, una charla y unas risas. Además, que es una persona con muchas inquietudes desde muy joven, y con la que puedes mantener una conversación de coña o de esas trascendentales en cualquier momento.
Aquel día él tenía que comprar un regalo, así que dijo de bajar a El Corte Inglés. Quería comprar una colonia de las importantes. Vamos, de esas que cuestan un ojillo de la cara y parte del otro. Pues sí, de ésas.



Vale, pues allí teníamos a dos dependientas de perfumería detrás de nosotros todo el rato. Yo me quedé al margen, más en segundo plano, porque era un tema de él y lo dejé a su aire que probara, oliera, volviera a probar... Total, él sabe lo que busca y él sabe lo que quiere. Si me preguntaba a mí entonces sí le daba mi opinión. Pero vaya, que él estaba más que entretenido con una de las dependientas, que no dejaba de enseñarle colonias, darle a oler fragancias... 

Entonces la otra se vino a mi lado, a charlar, a comentar, a referir:
-"Hay que ver estos niños, ¿eh? Que quieren ir al instituto todo arreglados, vestidos de marca, cada uno oliendo a su colonia personal..."-.
Ay, qué lástima, que se cree que está en el insti... 
-"Huy, sí. A éste le pasa eso. Va al instituto hecho un pincel. Y todos sus compañeros, igual"-.
La otra dependienta que se acerca con él mirando otra colonia:
-"Pruébate ésta en la muñeca y deja que se seque... Aunque claro, como ya te has probado unas cuantas, tendrás una mezcla de olores que no te dejará distinguir nada"-. Y mirándome a mí, amenazándome con el frasco de colonia, salta la tía:-"Pues mira, que se la ponga tu madre, y así luego compruebas qué olor deja"-.
Y yo, sin inmutarme y alargando el brazo:-"Claro, échamela a mí y ya que él elija la que más le guste"-.

En ese momento, a él le cambió la cara, descompuesto. 
Y yo, que sigo:-"Además, que yo no se la voy a comprar, que para eso él tiene sus ahorros y los ha traído de casa. Yo no le pienso dar un duro, que esto es una cosa suya..."-. Y dirigiéndome a él, en tono maternal:-"Has matado al cerdito, ¿no?"-.

Bueno, para qué os voy a contar la cara que tenía mi amigo. Era todo un poema, vaya. Y cuando nos alejamos de allí, yo, partida de risa, salta él, tó rebotao:-"¡Claro! Como tengo esta cara de chiquillo que tengo..."-.
Y yo, sin poder dejarlo estar, digo:-"Pero míralo por el lado bueno, hombre: Tienes una mami jovencísima. Eso sí, la próxima vez que quedemos, déjate crecer la barba, anda, a ver si hay más suerte..."-.
Menos mal que la carcajada ya fue unánime de los dos.

Total, que desde ese día él tiene dos mamis y yo tengo un hijo adolescente. Y me mola. Me mola, porque si el chiquillo es tan guapo y a mí me confunden con su madre, pues... ¡Blanco y en botella! ;)

Y yastá. La próxima vez que nos toca quedar es ya mismo, porque hay que ir a darse una vuelta por la Feria del Libro de Graná. Que eso, para nosotros, es ya una tradición.
:)





miércoles, 18 de febrero de 2015

Conversaciones callejeras

Seguro que muchas veces habéis sido testigos de conversaciones de personas desconocidas, en la calle, justo cuando pasabais por su lado.
Bueno, más que conversaciones, son los retazos sueltos de una conversación. A veces sólo, una frase.

Vale. Pos aquí una selección de las que he ido escuchando y apuntando por las maravillosas y singulares calles de Graná. No descarto próximas entregas. :)


1) Una pareja de etnia gitana, granaínos de pura cepa, de unos 60 años de edad y parados en medio de la calle. Y se oye la voz de trueno de él:
-"¿Qué quería ni quería? ¡Asistenta social!"-.

Ea, ya lo sabéis. Ahora, a las amigas, amantes y/o/u queridas, se les llama asistentas sociales. O bueno, viceversa, que también puede ser, ¿no?
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _

2) En una procesión de Semana Santa, la madre a un niño de 3 ó 4 añillos, vestido de penitente:
-"No te separes del grupo, que tenéis que ir todos juntos. No vaya a ser que te pierdas en medio del gentío, y bla bla bla, bla bla bla... Pero bla bla bla... bla bla bla"-.
Y el crío, esperando a que terminase toda la retahíla de consejos y advertencias:
-"Ci, mami, ¿pero cuándo nos vamos pa la caza?"-.

Angelico el niño, que estaba ya hasta el mismísimo capirote de toda la historia y quería irce pa zu caza.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 

3) Un par de muchachos jóvenes de la Granada más profunda, dentro de un coche parado en la calle:
-"Chás compae, mira. El GPS está fatá. Un día me dirá que estoy en Alemania y que gire a la derecha"-.

Aclaración: El chás compae, en granaíno, viene a ser como el mira, tío en cualquier otro sitio. 
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4) Un matrimonio de jubilados paseando por la calle, y en medio de su conversación, se oye a la mujer decirle al marido:
-"Hay que ver cómo eres, ¿eh? Pa ná sirves y pa tó estorbas"-.

Vamos, que no pude evitar reírme en voz baja y por supuesto me apunté el refrán porque me encantó. Así que, el día que yo me ponga tó sentenciosa, se lo suelto al primero que se me lo merezca.
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5) Una cría de unos cuatro años, parada en la acera delante de su madre, con los brazos en jarras y soltando la lindeza:
-"Mami, es que no entiendo por qué yo estoy tan dura y tú estás tan fofa"-.

Benditos niños. Pero ea, es lo que tiene la edad, chiquilla, que aún no sabes (y no te preocupa) lo que son las arrugas, las canas, la celulitis, el foferío... Ya llegará el día, ya.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 

Pero vaya, que no hay que irse a la calle para oír algo así. Que el otro día la madre de mi sobri me llamó por teléfono para contarme la última ocurrencia de la churumbela. Sí, podría escribir cienes y cienes de entradas sólo con las perlas que suelta la jodía niña. Os recuerdo que ya escribí una, hace casi un par de años. Entrada AQUÍ.

Bueno, pues el caso es que la niña le preguntó dónde había estado y su madre le dijo que había estado comiendo conmigo.
La niña:-"Ah, ¿con tu amiga Lourdes?"-.
Su madre:-"Sí, con ella"-.
La niña:-"¿Y le has dicho que tengo 4 años?"-.
Su madre:-"Bueno. Lourdes ya sabe que tienes cuatro años"-.
La niña:-"¿Y también sabe que tienes el culo como de gelatina?"-.

... Silencio...



Ala, ahí la llevas.
:)


sábado, 20 de septiembre de 2014

¡Mierda, cagao, culo!

Hace un momento que he terminado de ver la peli "La guerra de papá" en la 1. Sí, era en "Cine de Barrio". No digáis . :)

Y sí, ya la había visto antes unas pocas veces, pero ea, no me puedo resistir a esos clásicos tan ochenteros.

Y es que en estas películas aparecen todos los tópicos de aquellos años en los que a mí me tocó vivir, justo con esa edad. Cuando te decían que todo era pecado y cuando, por poco que hicieras, te aseguraban que te morirías y vendrían los demonios para llevarte al mismísimo infierno. Ea, las cosas que nos metían en la cabeza cuando éramos pequeños.

Y ya no es sólo lo machista que puede llegar a ser una película de aquella época (-"Las mujeres, a la cocina"-), o las barbaridades que se ven en la pantalla y que ahora serían impensables y censuradas (la madre y el pediatra, fumando en la consulta). No. 
Es la cara del crío protagonista. Su inocencia, su curiosidad, su querer saberlo todo... Y su no entender nada.



Y viendo la película, no he podido evitar ponerme en su piel, y pensar (y recordar también, porque yo ya he pasado por esa edad), que cuando somos pequeños no es tan genial, tan estupenda, ni tan fácil nuestra vida como creemos recordarla cuando pasan los años.

Porque sí, porque he pensado en lo triste que es que no te tengan en cuenta para nada. Que todo el mundo piense que no tienes sentimientos o que estos no son importantes; o que no te afectan las cosas que te dicen o que oyes, cuando en realidad, a esa edad todos somos esponjas.

He recordado el miedo que tienes a que te dejen solo, el miedo a la oscuridad. He recordado el no entender las cosas, que no nos las expliquen y que nos traten como si fuésemos tontos.

He visto la cara del niño en todas las escenas y sabía exactamente lo que estaba pensando y lo que estaba sintiendo.



Ya digo que me he visto identificada en él, y eso que ya hace más de treinta años que yo estuve allí.
:)

lunes, 9 de junio de 2014

La Educación gratuita

Hace una semana me llamaron para darle clase a un muchacho de 2º de Bachillerato. Sí, dos días antes del dichoso global de matemáticas. Como siempre, la gente viviendo al límite. :)

Y eso es algo que yo me planteo siempre. Porque, ir a una casa que no conoces, a tratar con un chaval que no conoces, que no sabes si vas a poder conectar con él porque el tiempo es escaso, que no tienes ni idea de si le vas a caer bien o él a ti... 

Porque eso puede pasar, ¿por qué no? No me pasa mucho, es verdad, porque la inmensa mayoría de las veces conecto muy bien con los críos y es más fácil dar clase. Tengo esa suerte. 
Pero ea, alguna que otra vez, se da el caso y no nos soportamos. Ni el crío a mí, ni yo a él. Y muchas veces, ni los padres a mí, ni yo a ellos tampoco. Eso es lo que pasa.

Total. Que como yo sé cómo son las cosas, siempre lo suelo decir desde el principio, para que luego no demos lugar a ningún tipo de malentendido: Que sí, que aunque yo me llame Lourdes, no tengo por costumbre hacer milagros.

Pues eso. A veces el milagro se da, pero otras veces no. Y esta vez, pues no se dio. El chiquillo no ha aprobado, así que no se puede presentar ahora a la selectividad. 
Pero eso sí, nos caímos de maravilla el uno al otro. Y ya no sólo con él, sino con sus otros dos hermanos también.
Yo eso lo noto en el momento en el que ellos me cuentan sus cosas, sus preocupaciones, sus problemas, sus historias... ya al instante de conocerlos.
Ya os digo que llegar a ese punto, me merece la pena toíto.

Esta mañana me he encontrado a la madre por la calle. 
Me ha contado 'la tragedia' de su crío y ha terminado diciéndome:-"¿Qué le hacemos? Mis niños no me han salido buenos estudiantes. Pero ninguno, ¿eh?"-.

Y yo no he podido evitar decirle:-"Pues, ¿sabes? Vale, que sí. Que lo de estudiar y aprobar está muy bien. Es lo que tiene que ser... Pero a la larga, creo que eso será lo de menos. Porque personalmente pienso que lo importante siempre será que los niños sean buenas personas, sean educados, se pueda tratar con ellos... Y oye, por lo poco que yo he visto, ya me he dado cuenta de que los tuyos lo son. Pero los tres, ¿eh? Y si yo he tenido tan poco tiempo para darme cuenta de eso y lo tengo así de claro, es porque eso salta a la vista, ¿no? Así que, nada, enhorabuena por tus niños, que son un encanto los tres... Y en cuanto a lo de aprobar, pues bueno, ¡ya aprobaremos!"-.

¿Pues no me ha abrazado la mujer y ?
:)

Si pincháis en la imagen, se puede leer mejor. Aunque supongo que tod@s tenéis esto más que claro.
:D



martes, 18 de febrero de 2014

Eran otros tiempos

Los chavales de hoy en día no tienen vergüenza de ná.
Y es que el otro día, sin ir más lejos, escuché a una chiquilla de 15 años decirle a su profe:-"Maestro, mira... Me está saliendo un granito aquí. Pero eso es sólo porque me va a venir la regla, ¿sabes?"-.
Vamos, sí, a esa edad iba yo a decir algo así, vaya. Y menos a un maestro. Ni a un tío. Vamos, ni a nadie.

Que me acuerdo cuando estaba en 8º de EGB, a mis 13 años, y tuvimos una clase de educación sexual en el colegio. Sí, creo que debimos ser pioneros en recibir una clase de ésas, porque aquello ni mucho menos estaba a la orden del día. 

Imaginaos: Mediados de los 80, después del montón de años de censura y represión. ¿A quién se le podría ocurrir algo así, por Dios? Pues eso, a mis profes de entonces, que eran bastante progres y adelantados a su tiempo.

No recuerdo que pidieran permiso a los padres ni que les avisaran sobre lo que íbamos a ver en aquella clase, pero sí que recuerdo que fue algo "raro" para nosotros. No sé, quizás un poco ceremonial o algo así. No sabría definirlo.

Nos llevaron a un aula diferente. Estaba el profe de Ciencias, pero también nuestra tutora y un par de profesores más. No sé. Ya digo que nos pareció extraño que estuvieran todos allí. Supongo que para ver nuestras reacciones, claro.

Empezaron a hablarnos y nos pusieron diapositivas.
Jamás olvidaré la primera diapositiva que vimos. Nos quedamos todos callados, sin saber muy bien qué estábamos viendo. Os imagináis el momento, ¿no?
Caras raras. Cabezas ladeadas intentando adivinar qué era lo que se veía allí. Miradas y encogimiento de hombros...


Pero de pronto se oyó la carcajada estridente y sonora de uno de la clase. Evidentemente, era el repetidor. El que por lo visto, estaba de vuelta ya.
Y es que era la típica foto frontal de la vagina abierta, los labios mayores, los menores, el clítoris arriba... Seguro que la habéis visto. No me hagáis ponerla aquí. :)

Después de ese "shock" inicial, la cosa siguió más o menos normal. Allí sonaron palabras como "vagina", "clítoris" o "semen" que hacían que las niñas nos pusiéramos tó rohas rohas, y los niños se mirasen entre ellos con carillas picaronas.

Sí. Es que eran otros tiempos.
No era una época en la que nos hablasen de eso abiertamente en casa. Bueno, ni en casa ni en ninguna parte. Por eso siempre se vivió aquello con vergüenza. Sí, porque todo eso estaba mal. 
Pero ea, en mi cole fueron algo así como visionarios y se atrevieron a desafiar los cánones sociales de entonces.

Ahora hemos avanzado una miaja. Al menos ya no hay tabú en esos temas, y la gente puede hablar de esas cosas sin tener que oír cómo el resto del mundo pone el grito en el cielo.
Supongo que por eso a los chiquillos de ahora no les ocasiona un trauma el tema y lo ven como una cosa normal. (-"Mamá, ¿tú a mi edad tenías picores...? Ya sabes, ahí"-). :P




Y es que, al contrario de lo que nos hicieron creer a algunas generaciones anteriores, hablar de todo sin problemas, sin tapujos, sin vergüenzas y sin juzgar a nadie, es la mejor manera de que la comunicación, la confianza y la información, pues eso, fluyan. ¿O no?
:)

martes, 8 de octubre de 2013

Esa bendita inocencia

El año pasado vi una peli en la televisión... 
Bueno, a ver, vi alguna más, claro que sí. Pero yo me acabo de acordar de una en concreto. Era una de esas películas típicas de los domingos por la tarde en Antena 3. Lo que viene siendo un bodrio de esos tan repetidos las tardes de finde invernal. Pero bueno, como hacía día de sofá, manta y peli, pues aquello fue lo que tocó.

De la película no me acuerdo ni de cómo se titulaba, ni de quiénes eran los actores, ni de nada. De lo único que sí me acuerdo es de un detalle. A ver si alguno de vosotr@s me puede ayudar y recuerda haberla visto también.

La historia a grandes rasgos, era más o menos así: Una familia blanca adoptaba a un bebé de color, cuya madre era drogadicta y a la que le habían quitado la custodia. Ella había entrado en un centro a intentar desintoxicarse. (¿Veis? Justo lo que decía: Trama de domingo por la tarde en Antena 3...).

El crío, cuando tenía tres o cuatro años tuvo una conversación con su hermana adoptiva, que fue lo que realmente se me quedó grabado de toda la peli
Sentados los dos en el suelo, la hermana, de unos catorce o quince años, le decía al niño:-"¿Pero no ves que no somos iguales? Mira nuestras manos... ¿Qué diferencia ves?"-.
Y el chiquillo, con toda la naturalidad del mundo, y poniendo su mano encima de la de ella, le dijo:-"Bueno, tu mano es más grande que la mía"-.



En aquel momento me di cuenta de que es verdad eso. Los chiquillos nunca tienen prejuicios de ninguna clase. Somos los adultos los que, si no tenemos cuidado, se los inculcamos, aunque sea sin querer. Pero sí, lo hacemos.

Los niños no suelen juzgar. No ven diferencias en las personas. Me tratas bien, molas. Me tratas mal, eres un estúpido y no me gustas
Que seas blanco, negro, chino, extraterrestre, rico, pobre, guapo o feo, no les importa. No, porque estoy totalmente convencida de que ellos pueden verte por dentro y es nada más que eso lo que realmente les mueve.


jueves, 19 de septiembre de 2013

-"Ven a jugar con nosotros..."-.

Vale, y ahora en serio... ¿No os da una miaja de repelunno la niña de Yomvi? Porque a mí personalmente, vamos, es oler el anuncio en la tele y recorrerme un escalofrío por la espalda...



No sé. más ver a la jodía niña, siniestra, me viene a la cabeza el recuerdo de las dos hermanas gemelas que el niño de "El Resplandor" se encontraba en aquel dichoso pasillo cuando iba con su triciclo...



Que no se parecen en , ya lo sé, pero a mí me da el mismo mal rollillo.

Desde luego, si lo que querían con el anuncio era generar algo así como ansiedad, conmigo ya os digo yo que estos señores de Canal+ lo han conseguido. 
:)

lunes, 2 de septiembre de 2013

Y llegaron...

¡Ah! Los exámenes de septiembre...
Sí, supongo que es una de las peores cosas de este mes. Y eso que mis septiembres nunca fueron muy traumáticos del todo. Creo que sólo hice uso de ellos un par de veces en toda mi vida estudiantil. Y fue ya en la carrera, así que...

Lo cierto es que para mí septiembre siempre fue el mes de los reencuentros. Sí, el mes en el que todos mis amigos volvían de sus 'lugares de origen' para empezar a organizar el comienzo del nuevo curso. 
Y claro, todos aparecíamos por la facultad sin haber quedado ni nada. Simplemente, nos encontrábamos allí. ¿Dónde? Pues en la cafetería, por supuesto. ¿Dónde si no?

Septiembre era el mes en el que había que quedar a comer, a tomar café, a pasear por Granada sin los agobios de las clases, de las horas de laboratorio y de los exámenes... 

Carrera de la Virgen, Granada - Fotillo de la Lou

Pero ea, para mis chiquillos de Bachillerato, septiembre no tenía que haber llegado nunca.
Ahí estaban ayer, histéricos de los nervios, dejando su sentir en twitter o en "feisbu", con las típicas plegarias desesperadas, o directamente, con la resignación de que la suerte ya estaba echada.

Alguno me llamó anoche. Y cuando contesté y oí:-"Hola, ¿qué haces?"-. Pensé:-"Pues gracia. Me hace gracia"-. Sí, porque siempre les digo en la última clase antes de su examen, que si les surge alguna duda, me llamen por teléfono y se la aclaro. Pero justo ayer, y con el tono de voz del muchacho en cuestión, supe que no tenía dudas; que sólo quería charlar.

Ya aproveché para darle ánimos, para asegurarle que le iba a salir muy bien, que fuese tranquilo, y que tuviese cuidado con "aquello que se te olvida siempre calcular" o con "la fórmula aquélla que hay que usar siempre que te den unos datos determinados". 
Y cuando nos despedimos, le dije lo que siempre les digo (aunque yo sé a ciencia cierta que no hace falta que se lo diga porque luego siempre lo hacen):-"Llámame cuando salgas y me cuentas qué tal"-.

Y me acordé cuando yo estaba de exámenes también, y estaba deseando de que sonase el teléfono en mi casa. Sí, porque si era para mí, lo más probable es que fuera alguien que tenía el mismo examen que yo, y que sólo llamaba para darnos apoyo mutuo.
Pues sí. Ahora soy yo la que da ese apoyo a los chiquillos. Y lo que más me gusta de todo, es que ellos buscan ese apoyo en mí. Pienso que quizá no lo estoy haciendo muy mal del todo con ellos.
:)

martes, 14 de mayo de 2013

Ese maravilloso lenguaje nuestro

Y es que a veces, utilizamos el lenguaje como nos da la real gana. Cada patá que le damos al diccionario de vez en cuando que es para flipar.



El otro día, sin ir más lejos, le pregunté a mi primo:-"Y tu novia, ¿cómo está? ¿Cuándo caduca?"-. Por supuesto que su novia está embarazada y salía de cuentas por estas fechas. Pues eso, que estaba para caducar ya, ¿no? Lo que pasa es que me salió así, tal cual, sin pensármelo. Que digo yo que los matices son los mismos, aunque haya algunas diferencias entre salir de cuentas y caducar. Pero vamos, más o menos, lo mismo es.

O que alguien me diga que se ha comprado un coche nuevo, y enseguida le pregunte yo:-"¿Sí? ¿Y de qué raza es?"-. Pues claro que sí. De la misma manera que cuando me hablan de un perro, pregunto de qué marca es, así, para hacernos una idea.

Está claro que el lenguaje es algo muy sui géneris. Cada uno lo usamos como nos da la gana. Eso sí, no me preguntéis por vocablos granaínos, porque eso ya sería un no parar de interpretaciones y matices de cada bonito palabro. :)

Vale. Y si traducimos del inglés ya pa qué. 
La otra tarde tenía una clase con una chiquilla, y le habían mandado la típica traducción de las viñetas del libro. Allí estábamos tan entretenidas las dos, dándole la mejor interpretación para que no sonase raro. Ya sabemos que no le encontramos mucho sentido al inglés si lo traducimos de manera literal, así que... Pero vamos, que a los 15 años, las traducciones que nos mandan no son mú complicás.

"He had spent his pocket money on CDs". 
Yo:-"Venga a ver... Él había gastado su dinero en CDs, ¿sí?"-.
Y la niña:-"Sí... Pocket money es dinero de bolsillo, ¿no?"-. 
Lista es mi niña, oyes. Seguimos...
"So he has got a massive collection".

Y ahí está el problema algunas veces. Leer una palabra en inglés que se parece mucho a una en español y  traducirla tal cual.
-"... Así que él tiene una colección masiva... Eeerr... Bueno, a ver, ya sabes que la palabra "masiva" no estaría bien traducida. Sería más bien "una gran colección" o algo así, ¿vale?"-.
Y la niña:-"Ah, vale... Que la tenía grande, ¿no?"-. 
Y enseguida, como dándose cuenta y queriendo arreglarlosin darme tiempo a mí a decir nada, siguió ella:-"Huy... ¡La colección, digo!"-.
Y yo, muy muy seria, con tono aliviado:-"Ay, jamía, menos mal que me lo has aclarado. Por un momento, de verdad que ya no sabía de qué estábamos hablando"-.
:)

Lo dicho. Que el lenguaje es bastante más que entretenido. Y lo mejor: Sea como sea, a pesar de, a ratos conseguimos entendernos... 


jueves, 25 de abril de 2013

Supuesto práctico

Vale. Pongámonos en situación...

Cuatro y media de la tarde.
Aledaños de la Plaza del Realejo, en Graná.

Barrio del Realejo - Fotillo de la Lou

Delante de mí, andando por la calle, una madre con sus dos hijos (niño y niña), de unos once o doce años. 
La mujer que se encuentra con un amigo, un hombre entrajetao, más o menos de la misma edad que ella, o quizás algo mayor. 
Se saludan y se paran a charlar en la acera. Que si qué tal va todo, que si cómo está tu mujer, que si cómo va el trabajo, que si a ver si llamo a tu marido y quedamos un día a tomarnos algo, que si son estos tus niños, que si tal, que si cual...

El crío, impertinente, saltando en mitad de la conversación:
-"Mamá, ¿quién es? ¿Quién es? Mamá... Mamá..."-.
(Ahí, primera vez en la que mi madre, una madre de verdad, me habría mandado callar de manera contundente, alegando que estaban hablando los mayores y que les tuviera un respeto).

Pero sin venir a cuento, y sin más historias, el puto crío da un grito que ha resonado en toda la calle, dirigiéndose al hombre:
-"¡Caraculo!"-. 
(Ahí, segunda y última vez en la que mi madre, sin decir más nada, me habría dado un hostión y me habría estampado contra una pared, siguiendo con la típica amenaza de:-"Y espérate a que lleguemos a casa"-.).

Pero no. Este criajo ha tenido suerte. Sólo he oído a la madre decir:-"Pero bueno..."-, pero sin tomárselo muy allá tampoco. 
Y es que debe ser que el crío hace o dice cosas peores... O debe ser que ésta no ha sido de las más malas que ella haya tenido que oir... O debe ser que ella ya sabe que sus críos no tienen ni chispa de educación con la gente, pero por lo visto no le parece que sea algo que importe mucho en la vida diaria de su progenie. Sí, porque si no, algún remedio habría puesto ya la doña, digo yo...

Vamos, a mí me ha dado hasta vergüenza ajena. Porque esa educación que se debe adquirir en las casas y desde pequeños, brilla por su ausencia la mayoría de las veces
Está claro que les han ido pasando la mano año tras año, igual que ocurre con los cursos de la ESO, y la cosa ya no la arregla ni la Supernanny, ni el Hermano Mayor, ni nadie...