"El chal" Cynthia Ozick
"Estamos heridos. Nuestras heridas no se ven. Nos desangramos por dentro..." Así empieza el prólogo de Berta Vías Mahou con el que se abre esta edición de " El chal ", de Cynthia Ozick. Pero estas tres frases no son suyas. La prologuista comienza citando a Hans Reichmann en cuyo libro " Ciudadano alemán y judío perseguido " aparecen. Y termina: " Este prólogo no pretendía ser más que un nuevo grito de cólera y de tristeza. El alarido que tantos no pudieron proferir, el que parecemos condenados a ahogar una y otra vez en nuestra garganta. El alarido al que Cynthia Ozick prestó voz en El chal" . Sí, " El chal " es un pequeño gran grito. Pequeño por su extensión, pero grande, inmenso, por su contenido. Es el mismo grito que ahogamos reiteradamente los que nos acercamos a ese episodio de la historia que, por mucho que se quiera equiparar a otros, por mucho que se apele a otras barbaridades cometidas en otras guerras, en otras épocas...