Situado en el barrio de Södermalm, el Fotografiska es un fantástico museo de fotografía.
El enorme edificio de 5500 m2 es una construcción industrial modernista de ladrillo realizada por el célebre arquitecto Ferdinand Boberg en 1906. Era un antiguo edificio de aduanas en el que se invirtieron 250 millones de coronas para transformar su interior en un museo, que abrió en 2010.
Se trata de un museo que trae exposiciones de los mejores fotógrafos del mundo. Yo no puedo quejarme porque ver las fotografías de Peter Lindbergh fue algo majestuoso.
Peter Lindbergh (1944-2019) fue un fotógrafo polaco que utilizó la fotografía como medio de expresión. A través de su objetivo creó el estilo top model en los años 90, donde utilizaba perfiles de modelos en blanco y negro con el mínimo maquillaje y expresión sencilla, aunque no se limitó al modelaje, sino que también tiene fotos de actores y actrices de cine, cantantes, etc.
En 1978 estuvo en París, donde se concentró en la alta costura. Allí fotografió a varias modelos como Christy Turlington, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Cindy Crawford, Stephanie Seymour, Isabella Rossellini, Nastassja Kinski y Tatjana Patitz, y emprendió otros proyectos junto a Karl Lagerfeld o Giorgio Armani.
Ikram Abdulkadir, por su parte, es una mujer que nació en Nairobi, nacionalizada sueca, y fotógrafa y artista de profesión. Para ella la fotografía es el paso entre dos mundos: la nostalgia y las viejas fotografías de familia. Plasma sobre todo la esencia árabe a través de mujeres árabes que van "tapadas", pero en su mirada reflejan un mundo entero.
La exposición de Alexander Wessely nos muestra una serie de esculturas de partes del cuerpo humano donde el mayor efecto lo hacen las luces. Es un joven griego-sueco de 26 años que cultiva varias disciplinas artísticas.
Diana Markosian es una fotógrafa, escritora y cineasta estadounidense de origen ruso. Nació en Moscú pero se mudó de niña a Estados Unidos. En la exposición nos muestra un reportaje de sus padres en los primeros años americanos. Es una exposición, para mi gusto, de carácter íntimo, en el sentido de que son los padres de la propia fotógrafa los que aparecen en las imágenes.
En la última planta del edificio hay un restaurante y cafetería, donde hay unas vistas magníficas de Gamla Stan, así como cuadros de anuncios publicitarios, fotografías de autores que han expuesto antes en el Fotografiska y libros de decoración y arte. Es un lugar muy acogedor. De aquel edificio recuerdo la fotografía de Peter Lindbergh y pienso en lo afortunada que fui al coincidir con sus fotografías.