Cuando leemos a los rusos sabemos que nos encontramos ante
novelas absolutamente descriptivas, y quizás al describir al mínimo tantos
detalles hacen que la acción transcurra lentamente, pero no por eso dejan de
ser pequeñas obras maestras. Y es que Crimen
y castigo es una pequeña obra maestra.
Reconozco que empecé la novela en el mes de noviembre y no
la he reanudado hasta ahora, justamente porque era muy lenta, o porque me
apetecía leer novelas más modernas. Pero el bibliotecario de Arnedo ya me dio
un toque hace unos días y le pedí que me dejara hasta después de Semana Santa,
que sin duda era una época en que podía terminar la novela. Efectivamente, en
cuanto me he puesto con ella no he podido parar.
Antes de comentar de qué va la trama, he de comenzar por el
título. Nos encontramos ante un crimen que transcurre en la primera parte de la
novela, concretamente en las primeras 150 páginas. El resto de la novela va en
función con el castigo del que habla el título. Cuando se refiere al castigo,
antes de adentrarnos en la acción, podemos pensar que se refiere a la condena,
la cárcel, la justicia, pero en realidad en esta novela, el castigo se refiere
a los remordimientos que tiene el protagonista, un castigo de una densidad tal
que no le dejan vivir, unos remordimientos que le llevan a enfermar, al no
poder soportar lo que ha hecho.

Rodion Raskólnikov es el joven protagonista de la novela. Es
un estudiante (o ex estudiante) que vive (o malvive) en un cuartucho de mala
muerte en San Petersburgo. Las pocas cosas de valor que tiene ha ido
intercambiándolas en casa de dos prestamistas, dos viejas usureras que racanean
con él y con todos los personajes que pasan por su casa. Raskólnikov entiende
que le han estafado, por lo que decide acudir una noche a la casa para asesinar
a Aliona Ivánovna. Se prepara el crimen a conciencia, pero no cuenta con que
Lizaveta, la hermana retrasada de la vieja, también se encuentra en casa, por
lo que Raskólnikov comete un doble crimen, del que en un principio sale impune.
Consigue llevarse un cofre con joyas que esconde en un callejón y vuelve a su
cuartucho, donde se tumba en la cama aquejado de unas extrañas fiebres.
Por otro lado, en el éxtasis de su enfermedad, llegan a San
Petersburgo la madre (Pulkeria Raskólnikova) y hermana (Dunia) de Raskólnikov.
Le encuentran en un estado febril, que aumenta cuando él conoce al prometido de
Dunia, insistiendo a su hermana que él se quiere aprovechar de la pobreza de
ella entregándole su dinero. Para Raskólnikov el prometido de su hermana no es buena
persona y terminará desenmascarándole, hasta que Dunia rompa el compromiso con
él, al comprender que ese hombre no la quiere como se merece.
Por otro lado, en uno de sus estados febriles, Raskólnikov
sale a la calle una noche y se encuentra con un hombre que han atropellado.
Acompaña al moribundo a su casa, se encarga de que llamen al médico y le da el
poco dinero que tiene a la viuda y sus tres hijos para que paguen el funeral.
Entonces aparece Sonia, la hija mayor, que se dedica a la prostitución y que se
encarga de mantener al resto de la familia. Raskólnikov se queda prendado de su
belleza.
Arrepentimiento
El clímax de la novela se encuentra, sin duda alguna, en el
momento de la confesión de asesinato de Raskólnikov a Sonia. Está claro que si
no confiesa él mismo se hubiera delatado, porque los remordimientos le llevan a
la locura, hasta que esa locura no le deja vivir en paz. Finalmente se despide
de su madre y su hermana y acude a casa de Sonia para hacer su confesión. Él ya
sabe que Porfirii está tras su pista y que le pueden detener de un momento a
otro, aunque no tengan pruebas contra él.
El momento álgido es esa confesión, e incluso su hermana va
después a verle y a despedirse de él, porque ella también ha descubierto por
una carta que le están buscando y posiblemente le terminen apresando.
El motivo que da Raskólnikov, el móvil que le lleva a
asesinar, no es el robo del dinero, sino que quiere comprobar si es capaz, si
se atreve a cometer un asesinato, como si fuera uno de los grandes hombres de
la Historia (se llega a comparar incluso con Napoleón, a quien no le hubiera
temblado la mano, y mucho menos se hubiera arrepentido después) o si es un
piojo, igual que el piojo que ha asesinado. Comprende Raskólnikov que él no es
un gran hombre al ser consciente de su arrepentimiento.
Svidrigáilov es un hombre que tiene una habitación junto a
la de Sonia y escucha toda la confesión de Raskólnikov, llegando incluso a
amenazarle con las insinuaciones que le hace. Esto lleva a Raskólnikov al
temor, sobre todo al no tener claro qué quiere Svidrigáilov de él.
Raskólnikov no puede encontrar la paz (sólo tiene dos
salidas: entregarse o morir suicidándose) y quizás impulsado por el amor que
siente por Sonia finalmente acude a la comisaría y se entrega. Sonia le promete
que irá al presidio con él. De hecho, cumplirá ocho años de condena en Siberia
y Sonia irá tras él. Finalmente comprenderá qué es la felicidad al sentirse
dichoso y enamorado cada vez que Sonia va al penal a verle.
San Petersburgo en la época en que se escribió la novela
Crimen y castigo
es, junto con
Guerra y paz, de Lev
Tolstói, una de las novelas más influyentes de la literatura rusa.
La novela se divide en seis partes más un epílogo. Se habla
de la noción de dualismo en la obra, tanto como para que se sugiera cierto
grado de simetría. Los episodios clave se centran en cada una de las mitades
del libro. En la primera mitad se nos presenta a un racional y orgulloso
Raskólnikov, mientras que la segunda mitad del libro nos presenta al
protagonista como irracional y humilde. Poco a poco se va mostrando la
progresiva destrucción del principio que gobierna su carácter. El cambio se
observa en la propia mitad de la novela.
Crimen y castigo
está escrita en tercera persona a través de un narrador omnisciente, siendo la
perspectiva principal la de Raskólnikov, aunque a veces vemos a través de los
ojos de otros personajes que aparecen en la novela.
Dostoievski emplea juegos de palabras, utilizando sobre todo
la polisemia. En el texto original en ruso, el lector puede apreciar el doble
sentido de los nombres de los personajes principales, que no se aprecia en las
traducciones: Rodion Románovich Raskólnikov (significa en ruso “la patria de
los Románov ha quebrado”); Piotr Petróvich Luchin (significa en ruso “charco”);
Dmitri Prokófich Razúmijin (significa en ruso “razón, inteligencia”); Aleksandr
Grigórievich Zamétov (significa en ruso “darse cuenta”); Semión Zajárovich
Marmeládov (significa en ruso “mermelada”); Arkadi Ivánovich Svidrigáilov
(significa en ruso “príncipe lituano”).
El libro gira en torno a un único personaje, aunque haya
toda una recua de personajes secundarios, Crimen
y castigo es Rodion Raskólnikov, sin él no hay novela. Toda la acción e
incluso los pensamientos giran en torno a su figura.
Personajes similares a Raskólnikov en su comportamiento y
creencias pueden encontrarse en otras obras de Dostoievski (Memorias del subsuelo o Los hermanos Karamázov). Raskólnivok produce
él mismo sus sufrimientos matando a la prestamista y viviendo en condiciones
tan precarias cuando podría conseguir un empleo. Razúmijin, que se encuentra en
la misma situación que él, vive en condiciones mucho mejores. Raskólnikov trata
constantemente de desafiar los límites de lo que puede y no puede hacer para
darse cuenta de si es o no el hombre extraordinario que describe en su propia
teoría o un perdedor más, por lo que a lo largo de toda la novela mide su
propio miedo, tratando de razonar consigo mismo para superarlo. Constantemente trata
de racionalizar su irracionalidad y paranoias, con afirmaciones que trascienden
su propia conciencia como rechazo a la razón y a la racionalidad.
Este tema es muy común en el existencialismo. Friedrich Nietzsche,
en El ocaso de los ídolos, o cómo se
filosofa a martillazos, alaba los escritos de Dostoievski a pesar del
teísmo presente en ellos: “Dostoievski,
el único psicólogo, por cierto, del cual se podía aprender algo, es uno de los
accidentes más felices de mi vida, más incluso que el descubrimiento de
Stendhal”. Además hay un evidente parentesco entre la teoría elaborada por
el personaje principal, Raskólnikov, respecto a los hombres que pueden
prescindir de la moral en bien de un provenir que justifique sus acciones, y la
teoría del Súperhombre, elaborado por
el filósofo alemán.
Walter Kaufmann considera la obra de Dostoievski como
inspiración para
La metamorfosis de
Franz Kafka.
Por otro lado, Dostoievski emplea al personaje de Sonia para
mostrar que solamente la fe puede curar la depravación del hombre, que es donde
se diferencia de otros existencialistas. Aunque esta filosofía es particular de
Dostoievski, por el mencionado énfasis del Cristianismo y también en el
existencialismo, temas similares que pueden encontrarse en escritores como Jean
Paul Sartre, Albert Camus, Herman Hesse o Franz Kafka.

La novela hace alusiones a la
Biblia o a historias del
Nuevo
Testamento, entre ellas la historia de Lázaro, cuya muerte y resurrección
pueden verse como paralelas a la muerte y resurrección espiritual de
Raskólnikov. También hace referencia al
Libro
de las Revelaciones, en el sueño que Raskólnikov tiene una vez ya
encarcelado en Siberia, respecto de la desolación terrenal y de ciertas plagas
que afectan al hombre y que lo transforman violenta y desordenadamente en un
ser nihilista. Y en el final, el castigo de ocho años que debe cumplir por su
crimen, es también el tiempo que debe pagar para poder estar finalmente con
Sonia, en una clara alusión a la historia bíblica del israelita Jacob y los siete
años que tuvo que trabajar para poder emparejarse con Raquel.
Aunque la comencé en noviembre y la abandoné por otras novelas más modernas, al final, cuando la he retomado no he podido parar. Me gusta más cómo escribe Tolstói, pero Dostoievski no se queda atrás. Reconozco que he disfrutado con la novela.
Fiódor Dostoievski nació en Moscú en 1821, hijo de un médico militar. Estudió en un colegio privado de su ciudad natal y en la Escuela Militar de Ingenieros de San Petersburgo. En 1845, su primera novela, Pobre gente, fue saludada con entusiasmo por el influyente crítico Bielinski, aunque no así sus siguientes narraciones. En 1849, su participación en un acto literario prohibido le valió la condena de ocho años de trabajos forzados en Siberia, la mitad de los cuales los cumplió sirviendo en el ejército en Semipalatinsk. De regreso a San Petersburgo en 1859 publicó ese mismo año la novela La aldea de Stepanichkov y sus habitantes. Sus recuerdos de presidio, Memorias de la casa muerta, vieron la luz en forma de libro en 1862. Fundó con su hermano Mijaíl la revista Tiempo y, posteriormente, Época, cuyo fracaso le supuso grandes deudas. La muerte de su hermano y de su esposa el mismo año de 1864, la relación 'infernal' con Apolinaria Susova, la pasión por el juego, un nuevo matrimonio y la pérdida de su hija le llevaron a una vida nómada y trágica, perseguido por acreedores y sujeto a contratos editoriales desesperados. Sin embargo, desde la publicación en 1866 de Crimen y castigo, su prestigio y su influencia fueron centrales en la literatura rusa, y sus novelas posteriores no hicieron sino incrementarlos: El jugador (1867), El idiota (1868), El eterno marido (1870), Los endemoniados (1872), El adolescente (1875) y, especialmente, Los hermanos Karamazov (1879-1880). Sus artículos periodísticos se hallan recogidos en su monumental Diario de un escritor (1876). Dostoievski murió en San Petersburgo en 1881.
Este libro perteneció a la colección privada de Leopoldo Alas Mínguez, sobrino-bisnieto de Leopoldo Alas "Clarín". Fue también escritor y nació y vivió en Arnedo (La Rioja). A su muerte, en 2008, su colección privada de libros fue donada a la Biblioteca de Arnedo, de donde yo he cogido el ejemplar.