Cuando iba a esbozar unas pocas palabras esta tarde, he
tenido que marchar. Pensaba en él; siempre tengo ganas de escribir cuando
pienso en él. Y cuando escribo pensando en él escribo sobre el amor.
Tener que obligarme a no escribir cuando deseaba hacerlo de
veras ha hecho que sintiera una pequeña punzada dentro de mí a medida que
caminaba por la calle. En ese momento, le he sentido demasiado cercano, sobre
todo al ser consciente de que durante unos segundos sólo nos separaban unas
paredes y unas escaleras.
En estos momentos nada me gustaría más que abrazarle y
susurrarle dulces sueños. Quizás esté durmiendo ya.
Hoy ha sido uno de esos días en que el frío me ha recorrido
todos los huesos, he llegado demasiado tarde a casa y, cuando miro el reloj,
compruebo que ya estoy robándole horas al sueño.
Es hora de que me vaya a soñar con él...
Es hora de que me vaya a soñar con él...
No hay comentarios:
Publicar un comentario