Que lleguen las cuatro de la tarde de un viernes de verano y que me olvide de trabajo hasta el lunes es extraño, pero así es.
Por lo que he venido a relajarme a la casa de mis padres mientras me echo unas risas con los breves pasajes de Historia que una vez Pérez-Reverte escribió en el suplemento dominical.
Claro que a este paso no me va a durar mucho.
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