No tenía intención de coger un barco hoy, pero cuando he llegado al puerto de la ciudad vieja había una cantidad de gente explicando los trayectos a varias islas.
Acababa de bajar de las murallas, tenía el bikini y las chancletas en la mochila (por si acaso), así que la idea de bañarse en una playa de arena en una isla era demasiado tentadora.
Y hoy me he bañado en el mar Adriático. Tiene tanta sal que me picaban los ojos, pero qué bien me ha sentado el baño.
El barco estaba lleno de ingleses y franceses y servían una cerveza pésima, pero ha merecido la pena.
He conocido a mucha gente hoy, en el barco. Es que todo el mundo hablaba con todos. Y no digo nada de la vuelta, que la gente iba hasta arriba de cerveza y vino blanco… que era gratis.
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