Me he tomado con mucha parsimonia la limpieza semanal, tanto que aún no he terminado. Pero no importa, que las horas del sábado pasan lentamente.
Lo que ocurre es que de repente me apetece leer un capítulo más y paro lo que esté haciendo para reanudar la lectura. Ayer pasaba del ecuador del libro y no estoy muy segura de terminarlo hoy, pero con el anterior de Franck Thilliez me ocurrió algo parecido.
Así que ahí sigo alternando entre la fregona y el libro. Claro que en un rato saldré a la calle a comprar el pan.
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