Y no digo nada cuando mi hermano pequeño me birla los últimos charms que he comprado para mi pulsera de Pandora.
Mi madre nos obsequió en Navidad con unas pulseras de Pandora a mis cuñadas y a mí, que yo he ido rellenando, pero no había estrenado aún. Y entonces él me dice que no le regaló nada por San Valentín a su pareja, y le doy la idea, pero finalmente los he vuelto a meter en las cajas, tal cual llegaron hace unos días, y se las he dado.
Lo mejor ha sido su agradecimiento. Iba tan ilusionado que sólo por eso ha merecido la pena. Aunque mi pulsera haya vuelto a quedar con los charms originales.
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