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domingo, 11 de enero de 2009

Isabel Huete, editora (3): Territorio Bilbao.


Ahora que Isabel Huete nos anuncia la presentación del último libro que ha editado y elaborado (Fiebre y ciudad, de Andreu Navarro Ordoño), quiero dar cuenta aquí de un proyecto suyo anterior: Territorio Bilbao, antología publicada en Madrid por Diógenes internacional, en 2005, en su colección Las ciudades son libros que se leen con los pies...

Cada libro lleva una forma dentro: si el editor sabe encontrarla, el que recibe ese objeto artístico toma en sus manos algo que le abre nueva forma de recibirlo, como si recibiera la llave de un misterio.

En este caso, Huete ha elegido una forma abierta, un libro que se muestra para que no podamos cerrarlo, sino dejarlo expuesto de forma continua a la mirada y elegir la página que queramos que nos sorprenda, como un calendario, al despertarnos.

Territorio Bilbao suma imagen y palabra -y, en algún caso, sonido- y podríamos hacer con él un calendario poético de nuestros estados de ánimo, de nuestras formas de enfrentarnos a nuestra ciudad interior cada día, puesto que descubrimos la nuestra en la de los otros. Parte de una selección de fotografías de escaleras de Bilbao tomadas por Juan Jesús Sanz, con las que dialogan los textos de diferentes autores, casi todos procedentes del Taller Literario La Galleta del Norte, un activo grupo de los años ochenta y noventa.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Isabel Huete, editora (2): Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos, de José Blanco.


Comprar una caja que tenga una ciudad dentro, contada en versos y fotografías: Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos. Este libro de José Blanco, editado de forma convencional por Baile del Sol (Tenerife, 2005), encuentra nuevo sentido en esta cuidada edición que Isabel Huete confecciona para Diógenes Internacional (Madrid, 2005). Los versos de José Blanco no pierden ni se disfrazan, sino que dialogan ahora con el nuevo formato para adquirir nuevas dimensiones: una caja con cierre que, al abrirse, da paso al tesoro de lo secreto: 13 láminas con fotografías del mismo autor que juegan y modulan el texto; 4 cuadernillos con las diferentes partes que estructuran la obra.

La primera, Hogar, es un descubrimiento del núcleo que da inicio y cierra el poemario: el yo interior que se revela explorándose en un paisaje en el que está solo pero conteniendo la ciudad, que es su ámbito:

La ciudad tiene los pasos contados
el hombre que camina venciendo los días y las noches trata de fijar sus luces e incurre en el delirio
ese leve tremor confunde
las calles en un solo plano

Ese yo también dialoga con su creación, configurando esa conversación en poética:

escribir es vivir
escribir es vivir en lo vivido

La voz poética crece intensamente en ese pasear solitario por las palabras, hasta que culmina en un soberbio poema, Hogar:

Cuando el poema dolió
lo puse en cuarentena
y mermaron sus versos

En la segunda parte, Ciudad al otro lado, el poeta sale de su ciudad interior para hallarse en otras, por las que se mueve con guías literarias, y que son distintas y las mismas porque se igualan en la emoción:

De noche, todas las ciudades son
oscuros derrumbaderos de sueños.
Las voluntades quedan clausuradas
hasta que vuelve a funcionar el metro.

En la tercera parte, Autobiografía doble, el poeta entrega sus versos a sus referencias, con la idea de que la poesía es parte de una voz que los integra: Bernat, García Montero, Manuel Rivas, etc.

Finalmente, en la cuarta parte, En busca de la gracia perdida (Una canción desesperada), el poeta se desata en palabras para crear una especie de largo himno (antihimno, mejor), de un tiempo vivido para afirma su propio yo en el presente-futuro:

sedúcete a ti mismo
hazte el amor y no la guerra
aunque camines doblado bajo el peso de tus múltiples deudas literarias
recuerda: los caminos de la creación son inescrutables
o

no todo lo que reluce es de otro
sharonestonízate
todoestaentízate

o

nadiemejorquetumísmate
entimísmate

Recorrido largo el de este poemario: desde el yo encerrado hasta el yo afirmado en el paisaje. Y todo ello en una caja para ser abierta y permanecer así, a la vista, llamándonos con sus labios, que tienen que ser escuchados.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Isabel Huete, editora (1)


Isabel Huete me ha hecho llegar algunas muestras de su trabajo para la editorial Diógenes Internacional, ya reseñados por la recomendable bitácora Burgostecarios. Pertenecen a la colección Las ciudades son libros que se leen con los pies... y responden a un tipo de edición que busca tratar a cada libro como un objeto diferente sin que su precio lo convierta en algo inasequible.

El proceso de impresión masivo, que se generalizó en las primeras décadas del siglo XIX, uniformó los volúmenes de tal manera que, aunque cumplía la necesaria tarea de difusión de la cultura ante un nuevo mercado, dificultó la ilusión de que el volumen adquirido nos esperaba como lectores únicos.

Es imposible negar la importancia que la edición moderna ha tenido en la democratización del acceso a la cultura: sin ella, como ahora sin Internet, sería impensable el nivel de desarrollo adquirido. Pero todo logro tiene un precio: el libro, como objeto, se convirtió en algo aburrido y poco sorprendente; cómodo, pero tedioso y previsible. El interés económico que rige, en gran medida, el mercado editorial halló la media docena de formatos cómodos y vendibles y saturó las librerías con ellos.

Por eso, durante todo el siglo XX, algunos artistas han volcado su atención en la confección de libros que sean, en sí mismo, objetos artísticos. A veces, piezas únicas, a la manera de los códices manuscritos: es una concepción del arte muy interesante, que contesta la producción masiva y mercantil y eleva un grito de individualidad creadora.

En ocasiones, el ejemplar así pensado se convierte en algo que está a caballo entre la literatura y la escultura o la pintura: es decir, muestra en sí mismo de una concepción muy apropiada de una de las líneas más interesantes del arte del siglo XX. Estos volúmenes únicos o con escasos ejemplares, se convierten rápidamente en piezas de las que se apropian coleccionistas, que los retiran del mercado para exponerlos en vitrinas privadas.

En el campo editorial español hay un espacio poco desarrollado para un tipo de edición que cuide cada libro y le encuentre la forma objetual, física, que lleva dentro sin que, por ello, caiga en la impresión de piezas difícilmente comercializables a precio razonable. Como los grandes sellos editoriales están más preocupados por caber en los estantes de las librerías sin crear problemas o por libros de lujo para abastecer un mercado de coleccionistas sin imaginación, son habitualmente las pequeñas editoriales las que ocupan este espacio tan necesario para ayudarnos a comprender que un libro lleva casi siempre un tesoro dentro.

Es aquí donde desarrolla su trabajo Isabel Huete, que lleva en su mirada la sabia comprensión que sabe dar forma al sonido interior de cada texto. Lo veremos en próximas entradas.