Mostrando entradas con la etiqueta Jaime Gil de Biedma. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jaime Gil de Biedma. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de mayo de 2016

que me avergüenzo de los palos que no me han dado (de nuevo sobre Gil de Biedma).


Jaime Gil de Biedma comienza De moralidades con una consciente autoparodia en la que saca a la mesa de trucos la situación de casi todos los poetas de su generación, a los que recuerda y saluda  junto a sus padres y su amor después de poner fecha (domingo 26 de abril de 1959 a las tres de la tarde) y declarar escribir en nombre del mundo:

Finalmente a los amigos,
compañeros de viaje,
y sobre todos ellos
a vosotros, Carlos, Ángel,
Alfonso y Pepe, Gabriel
y Gabriel, Pepe (Caballero)
y a mi sobrino Miguel,
Joseagustín y Blas de Otero,

a vosotros pecadores
como yo, que me avergüenzo
de los palos que no me han dado,
señoritos de nacimiento
por mala conciencia escritores
de poesía social,
dedico también un recuerdo,
y a la afición en general.

Cuando se llega a la conciencia social, qué difícil es no darse cuenta de lo poco que importa tanto como queda fuera de ella y de cómo la historia debe tomar otras sendas:

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal.
(...)
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.

Aún Gil de Biedma guardaba la esperanza.

martes, 17 de mayo de 2016

rumor de pasos y batir de alas (Canción para ese día, de Jaime Gil de Biedma).


Canta Gil de Biedma ese momento en el que todo parece apuntar la esperanza:

He aquí que viene el tiempo de soltar palomas

Qué maravillosa forma de decirlo, de convertirse la voz poética en profeta o voz colectiva. Y continúa contraponiendo ese tiempo futuro próximo y aéreo, lleno de movimiento y esperanza con su tiempo presente, estático y duro:

He aquí que viene el tiempo de soltar palomas
en mitad de las plazas con estatua.

Y la esperanza:

Van a dar nuestra hora. De un momento
a otro, sonarán campanas.

Aunque todas las certezas de las historias quieran enseñarnos que nunca termina de llegar del todo ese tiempo de soltar palomas, nunca hay que dejar de provocarlo:

(...) Palabras
van a decirse ya. Oíd. Se escucha
rumor de pasos y batir de alas.

Si no son nuestras las palabras serán las de otros las que se digan.

(Canción para ese día, Compañeros de viaje, 1959.)

miércoles, 11 de mayo de 2016

Nuestra felicidad les hace daño. Más de Jaime Gil de Biedma.


Estos días releo a Jaime Gil de Biedma:

Uno sale a la calle
y besa a una muchacha o compra un libro,
se pasea, feliz. Y le fulminan:
Pero cómo se atreve?

(El arquitrabe, Compañeros de viaje, 1959)

No les gusta nuestra felicidad. Ni a los que ven en ella el mayor peligro de su mundo tan controlado. Ni a los que miran a estos con rencor y rabia. Ambos nos exigen: tener vidas previsibles y aseadas; llevar nuestro compromiso hasta el enfado permanente. Risa falsa, mirada torva. No les bastará con que cumplas las leyes si no lo haces con extremada apariencia, golpes en el pecho y proclamas bien altas; no les bastará con que te comprometas y opines y hagas y compartas si no lo haces ceñudo y exigiendo siempre. Gente que no sale a la gente. No hagas caso, la felicidad está en el medio de las dos amarguras y es compatible siempre con todos los dolores del mundo. Nunca un fin, siempre una búsqueda, nuestra felicidad les parece un insulto y lloverá rencor contra ella. Sal, besa, lee, pasea.

martes, 10 de mayo de 2016

Y aquí me espera Gil de Biedma


Qué gusto regresar, después de tantos años a las primeras voces. Y aquí me espera Jaime Gil de Biedma, en las páginas de este libro que compré en el año ochenta y uno (cuando él estaba a punto de no ser y yo comenzaba) para recordarme que en todos los tiempos es posible convertirse en alguien más que uno:

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
                                           Mirad:
somos nosotros.
                                              (Amistad a lo largo, Compañeros de viaje, 1959.) 

Cuántas cosas desde entonces, desde 1959 y desde 1981: tristezas y alegrías, soledades y compañías, risas y llantos, vida, en fin, que en eso consiste. En vivir, un vivir constante aunque no siempre logres saber cuándo ha amanecido o brotado la primavera. A veces, ir tirando. Otras encontrarse en otros -un puñado basta- y celebrarlo.