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jueves, 18 de diciembre de 2014

Del diario a la novela: La sonrisa robada de José Antonio Abella y noticias de nuestras lecturas.


La sonrisa robada de José Antonio Abella (Premio de la Crítica de Castilla y León 2014) es una historia construida a partir de una pasión que se introduce en una época desoladorada para mostrarnos facetas que nadie había narrado antes. Inicialmente nos cuenta la investigación que el narrador principal -el propio Abella convertido en personaje- realiza para completar la historia que su amigo, el artista José Fernández-Arroyo, había dejado escrita en un Diario publicado tiempo atrás. Es, por lo tanto, una obra que se construye en un doble plano: en primer lugar, la narración extraída del Diario de Fernández-Arroyo, el conjunto de materiales que lo sostienen y la memoria de este manifestada en las conversaciones que mantiene con Abella; en segundo lugar, la narración de Abella en la que nos da cuenta de su investigación y de todo lo que afecta esta a la historia original. Se trata pues, de una novela muy actual en su propuesta literaria, insertada en el formato de la novela de no ficción que trata de forma literaria un material que procede directamente de la realidad. Es, además, una inteligente apuesta metaliteraria puesto que asistimos a la construcción de la propia novela manifestada continuamente en el personaje del narrador principal, sus dudas y temores.

Pero sobre todo esto se impone el núcleo principal: la historia de amor de dos jóvenes en una Europa desolada tras la II Guerra Mundial y sus consecuencias. Él es un joven español, habitante de una España gris, la franquista. Ella es una joven alemana cuya familia tiene un pasado vinculado con el nazismo. Ambos se conocen a través de las cartas que se intercambian a partir de los encuentros epistolares favorecidos por la prensa de la época. La historia de este amor y sus consecuencias no son solo algo que atañe a la biografía de ambos jóvenes, sino que afecta a millones de personas de su edad que tuvieron que afrontar una postguerra dura que rompió las vidas de tantos.

Hay una gran reflexión sobre la crueldad del ser humano y la desolación de las ideologías totalitarias, pero también una profunda apuesta por la ilusión basada en los sentimientos: la amistad y el amor.

De la mano de Abella nos trasladamos a la Europa de la postguerra y a la vivencia de un amor que marcará no solo la vida de los protagonistas sino también el recuerdo de los lectores. La sonrisa robada, cuya lectura nos ocupará hasta mediados de enero, es una de esas novelas que se olvidan difícilmente por lo que cuenta y, por supuesto, por cómo lo cuenta.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino capta en su introducción a la lectura de La sonrisa robada toda la profundidad que hay en esta novela: una historia que se te pega tan adentro que no puedes olvidar la vida de sus protagonistas.

Paco Cuesta contextualiza el punto de partida de la historia que narra La sonrisa robada: los protagonistas eran adolescentes cuando la guerra vino a truncar sus biografías,  Imprescindible su paseo con el cuello del abrigo subido para comprender la novela.


Penélope sigue leyendo Nada, de Carmen Laforet. Llega aquí a seleccionar citas a partir de la liberación de Andrea de Angustias... No os perdáis su trabajo de ilustración.



Pancho lleva a los protagonistas hasta Zaragoza y allí termina Sancho en la cárcel. No podía ser de otra manera: en este trío está todo lo que Avellaneda quiere destruir de su homenajeado Cervantes... Y acaba con los Beatles, aquí sabréis cómo.

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Relato de un año desde la calle Aribau y noticias de nuestras lecturas con anuncio de la próxima


¿Qué nos aporta una relectura hoy de Nada de Carmen Laforet? En primer lugar, la brillantez de la escritura en primera persona, la forma aparentemente sencilla pero magistralmente eficaz de estructurar la materia novelada a través de la vivencia de la protagonista. El año en la calle Aribau de Andrea comienza con la ruptura de todas las ilusiones con las que llegaba a Barcelona, antes incluso de atravesar la puerta de la casa familiar. La primera parte de la novela es la caída en una angustia creciente. Andrea se siente oprimida por la miseria que la rodea, las personalidades de todos los miembros de la familia y, especialmente, el control de su tía Angustias. De esta manera, ni siquiera puede disfrutar de la vida universitaria. Tras el episodio de fiebre sucede en ella un cambio en el que percibimos cómo va afirmando su personalidad, lo que quiere y cómo ese deseo choca inevitablemente con la realidad que le rodea, pero le permite gozar de la apertura a un mundo de relaciones fuera de la calle Aribau. Tras la marcha de Angustias este mundo crece: Andrea se ha liberado de la opresión, aunque no del hogar mediocre en el que todo parece aliarse para hacer desgraciados a todos y cada uno de los que allí viven, incapaces de salir de un círculo que les condena a la infelicidad, el hambre y la miseria (expresada en la suciedad, en el polvo, en los chinches y cucarachas). Pero Andrea se siente libre de esa opresión y ejerce su libertad incluso contra sí misma, permitiéndose caprichos que le llevan a pasar hambre cuando se le acaba la asignación mal gestionada. También choca contra el mundo externo en el que quiere vivir: no encaja. Hay algo en ella que se lo impide, en su propia psicología. Pero también en su sensación de huérfana que se extiende a varios ámbitos de su forma de ser: la rebeldía, la falta de expresividad para dar y recibir afectos. Y una tercera razón. Andrea procede de un mundo, el de la burguesía catalana, de perdedores. Y hay una cierta sensación de desclasada: por una parte, no existe ni rastro de presencia del mundo obrero, por otro, no puede entrar con pleno derecho en los núcleos burgueses. La historia con Pons es más que siginificativa. La única posibilidad de cariño verdadero y de pertenencia a un grupo que la proteja que tiene Andrea es la amistad con Ena y su ingreso en la familia de esta. Andrea, emocional y socialmente es dependiente de esta relación. Cuando Ena se aleja de ella, se encuentra débil y sin rumbo. De ahí que cuando recupere la amistad se abra un mundo de esperanza para ella. El final abierto del libro representa una huida de la oscuridad del piso de la calle de Aribau pero no tanto de la personalidad de Andrea. El lector termina el libro con la sensación de que Andrea solo podrá ser feliz mientras la protección de Ena y su familia sea eficaz, pero no por su fuerza interior. Cuando uno huye se lleva también su personalidad encima. Este es, sin duda, el sentido del título: el vacío interior de Andrea se debe a las circunstancias familiares y sociales pero, sobre todo, a su propia condición de joven sin la suficiente voluntad interior para poder salir de todo lo que le hace infeliz. Pero se justifica: la edad de Andrea y su condición de mujer y huérfana, en la sociedad española del momento, impedía en gran manera este desarrollo.

Es precisamente esa voz femenina lo que sorprende, en gran medida, en los años cuarenta: una mujer joven nos narra la vida íntima de una familia de la burguesía catalana venida a menos tras la guerra. En ese círculo de intimidad todo está dispuesto para que nadie pueda ser feliz. La sensación de extrañeza de Andrea, su desorientación, la frustración inicial de todas sus esperanzas y la necesidad de que se abra en algún momento una esperanza a la que agarrarse para huir de las circunstancias pudieron ser reconocidas por muchos jóvenes españoles del momento.

Y esto precisamente sigue siendo un universal reconocible incluso en momentos en los que la sociedad oprime menos que en aquella postguerra de los años cuarenta. El individuo que siente un malestar interior ante la vida, que no encuentra forma de disciplinarla, que cae en un círculo opresivo que amenaza con acabar con él y que busca desesperadamente que algo, desde fuera, le ilumine porque dentro de él no encuentra las fuerzas ni las oportunidades. Esto se halla relatado magníficamente en Nada como en pocas novelas contemporáneas.

Noticias de nuestras lecturas

Tal y como informamos, el pasado martes tuvo lugar la sesión presencial del Club de lectura en la Biblioteca General de la Universidad de Burgos. Para aquellos que no pudisteis asistir, Mª Ángeles Merino comenta con Andrea lo que allí se habló.

Paco Cuesta cierra balances interesantes en su lectura de Nada y la enlaza con la del próximo título, La sonrisa robada de una forma muy inteligente porque ambos tienen más que ver de lo que podría parecer en un primer momento.


Sigue Pancho uniendo con maestría a los Beatles con el Quijote apócrifo. Llega aquí de su mano hasta Bárbara y la narración de las desdichas de esta mujer tan importante para el resto de la narración.

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

Próxima lectura


Leemos ahora La sonrisa robada, de José Antonio Abella. Nos ocupará hasta el jueves 16 de enero. Podéis hallar más información sobre esta obra en este enlace. Aquellos que tengáis problemas para encontrarla en las librerías podéis solicitarla directamente a la editorial en este enlace. Son muy eficaces, fiables y rápidos en los envíos.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Angustias y Andrea como modelos femeninos en Nada de Carmen Laforet y noticias de nuestras lecturas con recordatorio del aniversario de la olla podrida quijotesca


¿Dónde se habían ido las hijas pudibundas, cargadas con enormes sombreros, que al pisar -custodiadas por su padre- la acera de la alegre y un poco revuelta calle de Aribau, donde vivían, bajaban los ojos para mirar escondidas a los transeúntes?

La relación de Angustias con Andrea marca una de las claves de comprensión de la novela. Angustias es un mundo en decadencia, que desaparece. De hecho, la tía de Andrea intenta mantener la apariencia de que ese mundo sigue vivo y guarda todas las normas que una mujer bien de la burguesía anterior a la guerra debe guardar, fundadas sobre todo en aparentar virtud y guardar con celo los secretos individuales y familiares. Hasta en su cuarto, tan diferente al resto de la casa. Por eso choca con los otros componentes de la familia: aquel mundo ha muerto, se ha desintegrado con la guerra y sus consecuencias, aunque podría no parecerlo ante el régimen instalado en España tras ella. Intenta gobernar con mano de hierro la casa, pero fracasa. También fracasa en el intento de controlar a su sobrina.

Dado que la narradora no nos cuenta con detalle los hechos por los que Angustias la califica de rebelde, debemos acudir al cruce de acusaciones que surgen en los diálogos. No importan esos datos concretos, lo que hace o no hace Andrea sino cómo sienten los mismos ambas. Esta novela no trata tanto de realidades como de la forma emocional como se viven. Así, la Andrea de la primera parte de la novela es rebelde no tanto por sus acciones como por lo que dicen de ella o por las emociones que manifiesta.

Frente a Angustias, Andrea es una mujer joven, con ganas de ser libre. Esta libertad la lleva a la desprotección. De hecho, ese vacío interior que manifiesta sentir en muchas ocasiones es producto de su propia libertad. Al asumir sus deseos todo, antes o después, termina decepcionándola. Lo primero de todo, su familia, encabezada por su tía, Angustias, que representa para ella una mano opresora que protege pero impide ser libre.

Tras la novelesca marcha de Angustias -porque no podía desaparecer de otra manera que a la antigua, tanto en su decisión de ingresar en un convento como la única forma decente de refugio para una mujer soltera de su clase como en la despedida en la estación-, Andrea es libre. Pero asumir esta libertad la lleva a territorios que al lector le extrañan. El primero de ellos, el hambre. Asumido casi como un sacrificio necesario para alcanzar la independencia.

Noticias de nuestras lecturas

Pamisola se incorpora a nuestra lectura de Nada y lo hace desde las emociones que le despiertan la novela, que muchos lectores compartirán.

Mª Ángeles Merino comenta el momento de crisis de Andrea gracias sus citas de té y dulces con la protagonista.

Coro Entreaguas nos regala con una magnífica entrada más que recomendable. En ella nos une a todos los participantes con sus emociones en la relectura de la obra y una valoración de la misma.

Gelu resalta las frases más significativas de los capítulos en los que se comienza a desenvolver la primera parte de la  novela. Hasta el tamaño de sus citas importa.

No os podéis perder la forma tan atractiva con la que Paco Cuesta consigue introducirnos en los obstáculos de Andrea en Nada. Imprescindible.

Pancho termina, de la mano de los canónigos, las narraciones intercaladas en el Quijote apócrifo, acierta plenamente en la forma de enfocar el cuento tradicional de Sancho y su uso y nos deja con la miel en los labios al aparecer una misteriosa voz femenina...

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

Próxima lectura



El jueves de la próxima semana termino con el comentario de Nada, de Carmen Laforet. Nos ocupará después, hasta el jueves 16 de enero, la lectura de La sonrisa robada, de José Antonio Abella. Podéis encontrar más información sobre esta obra en este enlace.

Los participantes en el Club de lectura en su formato presencial tendremos nuestro próximo encuentro el martes 9 en la Biblioteca General de la Universidad de Burgos en el horario habitual.

Aniversario de la olla podrida quijotesca



Hoy se cumplen cuatro años de la olla podrida quijotesca con la que los participantes en la lectura del Quijote celebrábamos en Ibeas de Juarros (Burgos) la conclusión de la misma. Aquella aventura de leer el Quijote a razón de un capítulo por semana y comentarlo usando para ello todos los medios de la web 2.0 -algo inédito y que ha quedado como uno de los hitos significativos del cervantismo en el mundo digital tanto por la idea como por su realización- fue la razón de que se fundara el Club de lectura de La Acequia. Quizá el año que viene, cuando se cumplan cinco años y celebremos el aniversario de la publicación de la segunda parte de la novela sea un buen momento para repetir la experiencia.

jueves, 27 de noviembre de 2014

La fiebre en Nada y noticias de nuestras lecturas


Hasta la crisis ocurrida cuando Andrea cae enferma, invadida por una fiebre motivada por una gripe que, en realidad, es una consecuencia simbólica de todo lo vivido en sus primeras semanas de estancia en Barcelona, la protagonista de Nada se encuentra en un estado de irrealidad, como si viviera de forma automática en permanente encerramiento en sí misma. Se da cuenta de todo, percibe todo pero nada le gusta de aquello que ve, le parece mediocre, sin alicientes. El abatimiento de las ilusiones que había puesto en la gran ciudad y la grisura de su familia y de la casa de la calle Aribau hacen que no viva ni siquiera sus estudios universitarios. Esta no vida será señalada por todos pero especialmente se la muestran sus compañeros de clase cuando consigue abrirse a ellos. Hasta esa crisis, los días se habían sucedido, uno tras otros, de forma opresiva:

¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían trascurrido desde mi llegada me pesaban encima, cuando arrastraba los pies al volver de la Universidad. Me pesaban como una cuadrada piedra gris en el cerebro.

La casa de la calle Aribau resulta irrespirable. Todos se han fabricado pequeñas covachuelas en ella para aislarse de los demás. Juntarse es enfrentarse a una realidad que a nadie les gusta, entablar continuas riñas ante la escasez, la suciedad y la destrucción de toda esperanza. La vida en el hogar es la mejor forma de ser infeliz y de no alcanzar nunca aquello que se desea. Poco a poco Andrea irá enterándose de la vida de los demás, de sus frustraciones, de sus desilusiones y de cómo han llegado hasta la situación presente. Es una combinación nefasta en la que se ha juntado una situación exterior provocada por la guerra civil y sus consecuencias y una descomposición de la familia en la que ni los individuos pueden salvar al grupo ni este puede amparar a ninguno de ellos para hacerlos felices.

Por eso es tan importante el simbolismo de aquella fiebre que de pronto acomete a Andrea y tiene un efecto liberador en ella:

No sé a qué fueron debidas aquellas fiebres , que pasaron como una ventolera dolorosa, removiendo los rincones de mi espíritu, pero barriendo también sus nubes negras (...). El primer día que pude levantarme tuve la impresión de que al tirar la manta hacia los pies quitaba también de sobre mí aquel ambiente opresivo que me anulaba desde mi llegada a casa.

A partir de ahí, la vida de Andrea da un giro y ella se muestra más consciente de su propia situación: el individuo consciente encuentra ese camino liberador en sí mismo y en su forma de afrontar las cosas y analizar lo que le rodea.

Noticias de nuestras lecturas

Coro Entreaguas tras jugar a los paralelismos y a la necesaria entrada de aire puro, junta excelentemente tiempos paralelos para hablar de mujeres como Andrea y sus esperanzas comunes de estudios universitarios en diferentes tiempos.

Luz del Olmo motiva en el hambre y una extraña sensación el reencuentro de la protagonista con Pons para darse cuenta de sus vidad y une la fiebre de su Andrea nonagenaria con la recordada y nos regala un poema de Hierro.

Gelu sigue su selección de fragmentos de la novela. Gracias a ellos se resaltan más las sensaciones que se trasmiten al lector: hambre, nada, sorpresas...

Mª Ángeles Merino trata con sumo acierto de desentrañar la razón de una tristeza que hace rara a una mujer joven sin que podamos más que quedarnos atrapados...

Es tan buena la entrada que Paco Cuesta dedica a la voz narradora en Nada que no podéis dejar de leerla para comprender una de las claves de lectura de esta novela.


Pancho consigue unir el tratamiento católico del arrepentimiento y la unión reparadora en el buen camino con los Beatles en el Quijote apócrifo. No podéis dejar de verlo.

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jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Tienes miedo? El inicio de Nada de Carmen Laforet y noticias de nuestras lecturas.


La pregunta que le hace Gloria Andrea al inicio de la novela (¿Tienes miedo?) resume el punto de partida de Nada. Pocas veces una novela nos introduce con tanto acierto en un ambiente como ocurre en el primer capítulo de esta narración.

Andrea es una joven que llega a Barcelona para estudiar Letras en la Universidad. La energía de la juventud, la decisión personal de salir de su lugar -en el que se comporta de forma rebelde para imponer su firme planteamiento de que la manden a estudiar a Barcelona- para ir a la gran ciudad y sentirse libre, la emoción de la llegada, le impide en los primeros momentos comprender dónde se encuentra: el tren ha llegado con tres horas de retraso, la ciudad no se presenta amable ante sus ojos, pronto se hace referencia a la guerra civil tan reciente y sus consecuencias, su abrigo es viejo y la maleta no es la adecuada. No importa, ella lleva su impulso personal dentro y el recuerdo de una Barcelona que conoció de niña, llena de gente alegre, anchas calles y tranvías.

Pero le basta el primer vistazo desde la puerta a la casa de la calle Aribau donde vive su familia, la que la acogerá en su estancia en Barcelona y a la que apenas conoce, para que todo se desmorone. El ambiente de aquella casa es asfixiante: apenas hay luz, todo está sucio, sus familiares tienen extraños comportamientos, hasta los animales que viven allí -un gato, un loro, un perro- se comportan con rareza. Las primeras conversaciones, los rostros, la manera en la que aparecen poco a poco cada uno de los habitantes, la experiencia de la ducha, todo incrementa la angustia en Andrea. Sí, llega a tener miedo. Sin duda intuye que el infierno puede estar en su propia casa, en aquel hogar que conoció mejores tiempos y ahora es un caos lleno de muebles amontonados, en el que las cosas en su desorden y suciedad -como le dice Román- parecen provocar los gritos. El pasillo oscuro que se abre ante la mirada de Andrea es un pozo hacia la tristeza. De ahí que los momentos que vive fuera de la cadena del hogar y de la familia sean tan liberadores.

En estas primeras páginas ya tenemos planteado uno de los temas centrales de Nada: la posibilidad de libertad y felicidad de un individuo -más aún si este es mujer- en un ambiente hostil y su capacidad de supervivencia como tal, como individuo con derecho a la libertad y la felicidad. La calle Aribau condensa lo peor del ambiente denso e irrespirable de la España de los años cuarenta.

Noticias de nuestras lecturas

Coro Entreaguas retoma sus colaboraciones con este Club y, de forma certera, nos muestra una de las virtudes del libro de Carmen Laforet: la capacidad de explicar vidas de varias generaciones.

Mª Ángeles Merino nos cuenta el resultado de su cita a té y literatura con Andrea... y nos ayuda a comprender Nada desde dentro del personaje.

Paco Cuesta pasea el otoño para comprender Nada y aborda en su propio monólogo la concepción de herramienta para conocer la sociedad del momento que es la novela en manos de Carmen Laforet. Una entrada muy inteligente.


Pancho continúa su caminar junto a don Quijote y es capaz de juntar a los Beatles con Avellaneda con tanta habilidad como suele. Llega al núcleo ideológico de la novela con esta oportuna entrada.

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jueves, 13 de noviembre de 2014

Modernidad de Nada, de Carmen Laforet y noticias de nuestras lecturas.


Releer Nada, de Carmen Laforet, nos enfrenta con la certeza de su modernidad. La novela con la que una joven mujer se presentaba en el mundo literario obteniendo el primer premio Nadal nos agarra desde su inicio como si no hubiera pasado el tiempo por ella. Y no solo por su condición de clásico de la literatura española, puesto ganado por mérito propio sino porque el lector reconoce sentimientos, vivencias y manera de expresión como algo actual. Esto realza el valor de esta narración.

El primer premio Eugenio Nadal, de la editorial Destino, convocado en 1944, se falló en la noche del 6 de enero de 1945 inaugurando una de las tradiciones literarias más antiguas de España. Se convertiría pronto en el premio de referencia en la novela española por el acierto a la hora de elegir a los premiados y por su capacidad para descubrir nuevos valores (Laforet, Gironella, Delibes, Arbó, Romero, Sánchez Ferlosio, etc.). Esto se ha reducido notablemente desde la adquisición de Destino por la editorial Planeta, aunque aún guarda parte de su prestigio antiguo. El premio lo constituyó la revista Destino como homenaje a Eugenio Nadal, jovencísimo redactor jefe de la misma fallecido ese año. Sin duda, el proyecto era arriesgado pero demostró ser una apuesta inteligente porque venía a llenar un hueco en el panorama español: apostar por jóvenes narradores en un momento como aquel, en el que España se encontraba en los momentos de mayor dureza tras la guerra civil y la presión que ejercía sobre la cultura del momento el régimen dictatorial del general Franco. Algo de esto debía estar en la mente del jurado a la hora de apostar por Nada. La obra retrata esa España angustiosa y lo hace desde la perspectiva de una joven estudiante universitaria en Barcelona. Aquella calle Aribau en la que vive Andrea tiene una fuerte carga simbólica que ejemplifica la vida que le espera a cualquier joven del momento y, en especial, si es mujer.

La personalidad de Carmen Laforet y su biografía es suficientemente conocida, como sus dramas y miedos más íntimos personales. Sobre todo a partir de la publicación por su hija, en 2003, de Puedo contar contigo, una recopilación de cartas que nos ayuda a comprender mejor su personalidad y su tendencia a aislarse del ruido social y las luchas de los grupos literarios. Leer este puñado de cartas nos ayuda a entender mejor Nada pero no debemos confundir esta con una mera autobiografía. Andrea no es Laforet sino su mirada sobre una sociedad gris que no ofrece aliciente alguno a una joven con inquietud.

Uno de los atractivos de Nada es que nos ayuda a comprender mejor aquella sociedad del primer franquismo pero esto no haría a la obra actual. Lo que la hace actual es su capacidad para adentrarse en las relaciones entre el individuo y una sociedad mediocre que no está a su altura. Sin olvidarnos, en ningún momento, del añadido valor del punto de vista femenino desde el primer momento, en el que vemos a la protagonista sola ya por primera vez en su vida.

Esta es la perspectiva con la que abordo mi relectura de Nada en este mes que tenemos por delante.


Noticias de nuestras lecturas

Gelu inicia su lectura de Nada seleccionando los fragmentos más relevantes. Ya he dicho alguna vez que con sus entradas todos tenemos un esquema y un repertorio de frases que nos ayudan a retener en la memoria las obras. Y a explicarlas.

Paco Cuesta está dispuesto a leer Nada aunque le suenen todas las alarmas. Su entrada es una forma ingeniosa de enfrentarnos con el contexto en el que se escribió la novela.

Mª Ángeles Merino dialoga con Andrea, la protagonista de la novela. de su diálogo e ilustraciones arranca una lectura apasionante, sin duda.

Luz del Olmo recrea de forma muy sugerente un posible regreso de Andrea a la calle Aribau en la actualidad. Todo ha cambiado. O no.



Paco Cuesta analiza, con todo el acierto, la locura de doble personalidad de don Quijote y su linealidad en Avellaneda. Un gran acierto en pocas líneas.

Pancho continúa con su excelente comentario de las narraciones intercaladas, construidas, como muy bien dice él, con la idea de que no se ultraja a Dios en vano...

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Conclusiones del Quijote apócrifo y noticias de nuestras lecturas


El final del Quijote de Avellaneda supone el restablecimiento de la visión correcta de la sociedad tal y como el imaginario de la ortodoxia moral la imaginaba. De ahí, por ejemplo, la insistencia en la presencia de la autoridad y de la facilidad para acabar en la prisión -y para salir de ella con las suficientes influencias-. Casi angustioso ese control. Ya se nos había anunciado en las dos novelas intercaladas: el que hace mal, mal acaba; aquel que hace bien o que sabe arrepentirse a tiempo, bien acaba. No hay salidas intermedias. Bárbara acabará recogida y corrigiendo su vida, Sancho abandonando a su amo y teniendo éxito en la Corte, Don Quijote, loco en un manicomio. Todo encaja para que el bien social tal y como se ordenaba, no se alterase. Incluso la risa. Hay momentos francamente divertidos en esta novela, como los protagonizados al final por Sancho Panza. Pero esta risa ya no es peligrosa. Es la risa que provoca el simple, el que no puede hacer daño con su malicia porque esta no atenta contra el estado de las cosas. La novela nos ha conducido con paso firma hacia este desenlace. Avellaneda ha sabido darnos un argumento limpio, sin sobresaltos, fácil de seguir. En esto está lo mejor y lo peor de la novela. Esta segunda parte se sigue bien, tiene momentos bien trabados y resueltos. En ella todo lo domina el narrador sin que el lector deba esforzarse para comprender nada: todos los caminos y todas las lecciones son muy claras en un camino único de lectura. En él los personajes evolucionan como lo que son y no se traicionan. Y todos se cierra con el triunfo de la sociedad moral de la España de los Austrias. Eso sí, aventurando que podría haber una nueva continuación de este Quijote apócrifo en el que don Quijote siguiera loco y dando que hablar. No es de extrañar que Cervantes lo matara tras hacerle recuperar la cordura, si es que alguna vez la perdió en el relato original.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte hace una brillantísima y oportuna aportación a nuestra lectura, al estudiar el habla popular de Sancho, que tanto le caracteriza en Avellaneda.

Pancho quijotiza a Sancho y sigue en el camino con los personajes hasta una pausa en la que compartir el aire. Después comienza su comentario de las historias intercaladas, con todo el acierto en su mirada a este conjunto tan tridentino.

Juega bien Mª Ángeles Merino a confrontar los Quijotes de Cervantes y Avellaneda en esta entrada -quizá la mejor de su ya buena serie de comentarios sobre el apócrifo-, en la que también puede hallarse la reseña de la inauguración del curso que tuvimos el martes pasado.

Gelu nos lleva en su entrada, hasta Zaragoza, la ciudad que jamás pisó el Quijote verdadero... No hay que perderse las ilustraciones ni los enlaces.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.


Próxima lectura: Nada, de Carmen Laforet




Nos ocupamos ahora de Nada, la novela con la que Carmen Laforet obtuvo el Permio Nadal de1944. Se trataba  de la primera convocatoria de este prestigioso premio de la editorial Destino -hoy dentro del grupo Planeta- y con su entrega el 6 de enero de 1945 se inauguraba una tradición literaria que llega hasta nuestros días. No exento de polémicas y con algunos años de decadencia, la nómina de escritores que lo han obtenido y los títulos premiados, sobre todo en las primeras décadas, marca la historia de la narrativa española del siglo XX. Es hora de revisitar esta novela imprescindible para comprender la evolución del género en el último siglo. Hay varias ediciones fiables de la novela en el mercado, la más reciente de la editorial Crítica. También es fácil encontrarla en Internet junto a material didáctico y estudios. En 1947, Edgard Neville hizo una interesante adaptación cinematográfica. Aconsejo también visitar la página oficial de la autora en este enlace.

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Luz del Olmo ya comenzó con el comentario de esta novela. En su primera entrega, nos lleva desde este presente abochornante e indignado hacia Nada.