- Tengo miedo de verte y que me pasen cosas con vos. Por eso no quiero que vengas a Buenos Aires - le dije a Galeno, casi un año atrás, cuando recién empezaba nuestra historia.
- ¿Eso sería algo malo? - me preguntó.
- No. Pero... ¿Y si a vos te pasan cosas conmigo cuando me ves...? ¿Qué hacemos? - le pregunté.
- Es que a mí ya me pasan cosas con vos y por eso quiero viajar a Buenos Aires a verte en persona. Pero si tenés miedo, yo lo entiendo. Y si, es lógico que te dé miedo.
- ¿A vos no te da miedo venir? Y que nos conozcamos...
- No lo he pensado. Siento el deseo de ir a verte. No me importa nada más. Lo siento. Es suficiente para mí.
Sonreí cuando leí eso.
- Sos valiente - le contesté.
- Voy por lo que quiero. Ya te lo he dicho. No estoy acá para mentir, tampoco. Esto es lo que soy. Quiero viajar a verte. Fin.
Me rei.
- O principio... - le dije.
- Sin dudas.... - me contestó.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro... Lo que vos quieras. Pregunta.
- ¿No te parece una locura tomarte un avión para venir a verme solamente?
- Para mí, no es poca cosa - me dijo - Y si te preocupa el dinero, pensa que me baje de un colectivo y nos vamos a encontrar a tomar un café. No pienses que me tomé un avión desde otra provincia.
- No quiero que lo hagas al pedo. Eso es en realidad lo que me da miedo. Que viajes, que vengas, y... No sé. Que algo salga mal.
- ¿Y si sale bien? - me preguntó - Me parece que vale la pena. Yo cuando quiero algo voy, Veinte. Lamento no ser cobarde , pero es la verdad. Para mí, conocerte, no será ir al pedo a Buenos Aires. ¿Te parece poco que llevamos hablando todos los días hace un mes y medio todo el tiempo? ¿Como no voy a tener ganas de conocerte?
- Si... Yo también siento que es cada día más... importante que nos conozcamos. Y al mismo tiempo estoy asustada de lo que pueda pasar.
- ¿Que es lo peor que puede pasar? Ya sabes que no quiero tus órganos, lo hemos hablado - bromeó, porque yo le decía eso en broma.
- Que me pasen más cosas con vos. Por eso no quiero que vengas. Porque tengo miedo que me pasen cosas con vos qué ya no pueda ordenar.
- Ahhhhh, eso es otra cosa - me dijo - Ahora quiero ir más que antes.
Me rei.
- ¿Que hacemos, Galeno, si pasa algo bueno ese día con nosotros?
- Lo vivimos. Yo, al menos, no me la quiero perder ni loco.
- Dios mío - exclamé - Bueno... ¿Tenés SUBE? - le dije, en broma.
- Si, la última vez que estuve en Bs As me la compré. La puedo cargar y tomarme un colectivo cuando vos estés preparada - me dijo.
Me reí, a una provincia de distancia.
- Gracias. Aunque también me voy a hacer a la idea de que realmente te vas a tener que tomar un avión para venir. Y que eso no lo hace cualquiera. Esto no tiene que ver con el dinero.
-No, claro que no. Tiene que ver con la conexión. Yo siento una conexión muy fuerte con vos. Iría de cualquier otra manera si no pudiera tomarme un avión. Pero por suerte, puedo. Y no tengo problemas en hacerlo cuando me des la habilitación - me dijo.
Tarde un tiempo más en decidirme. En eludir el miedo y en trabajar al mismo tiempo para atravesar el terreno hacía la realidad.
Cuando le comunique a Galeno la decisión, en cinco horas, había sacado los pasajes, había reservado un hotel y arreglaría su ausencia en el consultorio médico dónde trabaja como Pediatra.
- ¿Estás seguro que no vas a ir al consul? ¿No te perjudica?
- Dejo un reemplazo. Esa persona cobra por mi, no va a hacerlo gratis. Y a mí no me afecta perder un día de trabajo. Seamos sinceros, esto no se trata de dinero. Yo realmente te quiero ver.
- Pero... No quiero hacerte perder plata ... No sé, podemos buscarle la vuelta si queres. No quiero complicartela. Podés venir e irte para llegar. Te juro que no me molesta.
- No me la estás complicando. No te la compliques vos, pensa en que pronto nos conoceremos. Ya arreglé todo y tengo a *** para que me reemplace. El martes a la mañana recién estaré volando a *** ¿si?
- Bueno, señor valiente. Serás muy bien recibido en Buenos Aires. Eso ya lo sabes.
- No tengo dudas. Estoy muy contento por ir.
II
Y sí... Ya hace un año casi, que nos encontramos por primera vez.
Pienso que jamas me imaginé estar en la situación que estamos.
¿Se podrá desear todavía encontrarnos?
¿Será mucho pedir, en medio de tanto dolor y de tanta muerte?
¿Será una demostración de egoísmo?
¿O será un deseo posible?
Dudas, dudas, dudas... floto sobre algunas dudas, a nivel interior.