domingo, 31 de octubre de 2021

Memorias

 Me quedé largamente acostada y abrazada a su cuerpo.  Luego me separé un poquito y me di vuelta para dormir, llevándome bastante de la sábana conmigo, dando por terminada la noche luego de un día largo y feliz. 

De pronto, Galeno levantó la sábana con cuidado y yo lo miré girando un poco la cabeza sobre mis hombros.  Pensé que estaba buscando algo aunque de inmediato  noté que me estaba mirando.  Le llamo la atención como me había acurrucado para dormir, separando el pelo de mi cuerpo lo mayor posible, aunque eso supusiera que se volcara todo para un costado, abundante. 

- ¿Qué estás mirando? - pregunté, divertida.

- Nada... Es muy linda mi vista en este momento, estoy formando recuerdos... - dijo, y volvió a taparme con dulzura, antes de hacerme algunas caricias tiernas para que entrara en sueño. 

Me reí, enternecida.

-  ¿Me das la mano?  - le pedí

Galeno se acercó aún más, me dió la mano bajo las sábanas, y  una vez que la tomé, me la llevé al pecho, aferrándola a la mía.

- Disculpame, es que estoy formando un recuerdo - me reí, por lo bajo y entrelacé mis dedos con los suyos, lista, ahora sí, para dormir. 

- Yo también - musitó, burlonamente. 

Y efectivamente, lo hicimos. 

miércoles, 27 de octubre de 2021

¿Ustedes bien?

 Últimamente no estoy muy presente por acá, lo sé. La razón es sencilla: no tengo nada interesante para decir, ni para comentar, y estoy con semanas donde me ocupo de lo que va surgiendo y tampoco estoy con ganas de escribir. 

Rendí los primeros parciales de las materias de la facultad, ahora estoy preparando los segundos, y sigo trabajando freelance como Lic. en Letras, a la vez que sigo buscando algo formal. Pese a que no cumplo horarios formales, y me los manejo según la necesidad, pocos son mis días libres.  

Algo bueno de éstas últimas semanas es que hice mi primer trabajo de corrección "de forma independiente" como Licenciada en Letras (o casi Licenciada, en realidad) y eso me hizo feliz. La persona se conectó conmigo y eso me puso contenta porque pude tratar consigo, pude coordinar los plazos, y manejar todo a mi manera.  Además, dato no menor, pude ponerle el precio que consideré a mi trabajo y eso es algo muy importante para mí, no solo por el dinero en sí, sino, más bien, por lo simbólico del asunto. 

El trabajo de corrección fue sobre una monografía extensa y, la verdad, quedó muy linda con todas las marcas, detalles, colocación de notas al pie y de citas que le realicé. Es como si estuviera puliendo un diamante para que brille aún más y se nota la diferencia cuando "se le metió mano" a un trabajo en relación a un trabajo que me envían a mí en crudo.  Queda como más "serio" y todo. 

Otro de de los trabajos que tuve que entregar esta semana (no sólo corrigiendo, sino, haciendo para otra persona) se trató de un informe sobre una teoría de un filósofo del lenguaje muy conocido y una novela de José Donoso.  Lo bueno es que lo hago y lo disfruto. Lo malo es que mi visión, o si se quiere mi capacidad de análisis, la tengo que andar ofreciendo por unos pocos pesos, siendo que detrás de todo eso hay horas de lectura, estudio y años de formación.  Pero eso es un tema que da para mucho y en el que entraré más adelante. Este trabajo fue para una alumna que estudia lo mismo que yo, aunque en un instituto,  y no sé si no tenía tiempo para hacerlo, tenía miedo, o no tenía ganas... Aunque si lo miro únicamente por mi lado, hacerlo me sirvió y me alegró que fuera de un tema que a mí en lo personal me gusta para que así se hiciera más llevadero.  Sobre el resto, y el aspecto moral de esas conductas, me reservo por ahora los comentarios. 

El resto fue pasear en la medida de lo posible, comer, ir a algunos sitios en particular, hacer compras en el supermercado, mirar portales de empleo... no mucho más. En líneas generales, nada sustancial ha cambiado (siendo eso bueno y malo a la vez...). 

Espero que ustedes estén bien, sobreviviendo al calor agobiante de éstos últimos días y disfrutando lo que les sea posible :) 


jueves, 21 de octubre de 2021

Motores en marcha...

 Tuve una semana bastante movida por lo que, hoy jueves, me está costando un poquito arrancar. Anoche me dormí muy temprano y hoy me levanté mucho tiempo antes de que sonara la alarma de mi celular, pero sigo cansada física y mentalmente. 

El resto del día se resume en estudiar y trabajar freelance. 

Ya me hice un cafecito y veremos si así puedo encender la chispa de mi mente. 

¿Ustedes, cómo andan? ¿Cómo empezaron su día? 

domingo, 17 de octubre de 2021

Mi mamá

 - Mami ¿le puedo poner todo este jamón cocido a la receta o lo necesitás para algo? - le pregunté a mi vieja, el otro día, mientras me estaba haciendo la comida. 

En mi casa las compras en el supermercado las hacemos entre todos, por eso la consulta. Hay cosas que quiza mi madre las compra para una receta, o lo mismo yo, y nos consultamos para no arruinar el menú de la otra. A veces, planificamos una comida especialmente y compramos las cosas entre las dos que nos faltan para comer nosotros tres. Y otras, cuando viene a comer alguien compramos entre las dos para que todo alcance y sobre y nos ponemos de acuerdo para no repetirnos.  Por eso, pregunté. 

- No, es para vos - dijo - Ponelo.  

- ¿Para mi? Pero... 

- Si. Te lo guarde para vos. Como anoche había cocinado algo que no te gusta, te lo separé para que te hicieras un sanguchito con ese queso de allá y no te quedaras sin comer - argumentó. 

Justo esa noche yo no había comido en mi casa, de casualidad, sin siquiera saber qué habían cenado mis viejos; y ese gesto me produjo una profunda ternura. ¿Qué otra persona haría eso por mi que no fuera mi mamá? 

Así es mi mamá.  Sabe lo que necesito antes de que incluso yo misma, muchas veces, me de cuenta de que lo necesito. 



viernes, 8 de octubre de 2021

Alivio

 Hoy ví a Javier de casualidad por la calle, pero de lejos, por suerte. Lo crucé saliendo de su casa, cerrando la puerta, parado sobre sus pies, de jean claro y buzo negro.  Creo que lo reconocería aunque tuviera un barbijo en el rostro, pero eso es otro tema, porque la culpa la tiene mi vista biónica, con la cual veo con extremo detalle de lejos. 

Después de lo que pasó con él durante este 2021, cada vez que alguna partícula de mi cuerpo se encuentra cerca del suyo, me alegro de que jamás nos vayamos a encontrar.  Siento eso, sí, alivio.

 Alivio de que ésta historia no se dé jamás. Alivio porque pude cerrarla hace años. Alivio porque la sorpresa que me llevé de ese amague histórico de éste año fue la confirmación de muchas cosas y que aunque al comienzo fue un golpe bajo, con el tiempo, me llevó a tener paz. Y alivio porque cuando las cosas no se dan, como no se han dado nunca para bien entre los dos, es la vida con toda su fuerza queriéndote cuidar de algo...  Y, en ese sentido, yo me dejo cuidar muy bien por la vida cuando insiste tanto en alejarte de las personas; porque suele tener toda la razón. 

miércoles, 6 de octubre de 2021

Reflexiones de regreso

 Volví a la Uni después de casi dos años, es decir, que volví después de la pandemia. Y, aunque parezca mentira, en épocas como las que estoy viviendo, me ayudó a conectarme conmigo misma. Entendí cuánto cambié y crecí positivamente en estos dos años. Y entendí que la Uni es mi lugar, más allá de todas las circunstancias que hoy están diferentes a como las conocía, y más allá de los problemas cotidianos, y más allá de todo y de todos... Sí, más allá de todo. Voy ahí, a hacer lo que sea, y enseguida me encuentro. Encuentro mis razones, en realidad. Encuentro las huellas de mi sacrificio y mi esfuerzo. Encuentro todo lo que pude lograr. Encuentro el saber que recorrí mucho y que tengo mucho por delante. Encuentro un lugar que me atravesó durante los últimos siete años de mi vida y me hace valorar mucho hasta donde llegué pese a éste presente con tantas complicaciones por momentos y con tantas enseñanzas por otros. 

Mientras caminaba por la facultad, me acordé que cuando yo iba a la universidad, y no conseguía empleo pensaba que estaba fallando. Que yo estaba mal y que nunca iba a tener una oportunidad para demostrar que era muy capaz. Pero también, la mayoría del tiempo, si dejaba a un lado el hecho de que no conseguía - todavía - un trabajo formal, sabía que  todo lo que estudiaba y todo por lo que me esforzaba daría algún día sus frutos. 

Hoy por hoy, si no fuera por todo eso que estudié y que me esforcé, yo no tendría posibilidades de generar algo de dinero de una manera que me permitiera avanzar.   Lisa y llanamente. Si no hubiera estudiado ésta carrera durante los últimos seis años de mi vida, y estuviera casi por recibirme ya, yo no podría ni siquiera trabajar freelance en lo que trabajo ahora.  No podría usar el conocimiento adquirido en mi carrera para ganar algo de dinero, que si bien no es ni un cuarto de lo que preciso, me permite sobrevivir. 

Y de eso me di cuenta cuando pisé la Universidad de nuevo. Recordé mis preocupaciones y mi enorme felicidad por estudiar, y el cansancio de tantas noches, y tantas tardes estudiando en el bar. Y pensé: ¿por qué soy tan dura conmigo misma, si tengo tantos motivos para estar orgullosa?  Y entonces, me sentí realmente orgullosa de todo lo que logré. 

En muchos momentos durante todos estos meses no puedo negar que ví mi valor a través de lo que podía generar. Pensaba que, al no tener trabajo, yo era tonta; nadie me iba a tomar, ni nadie me iba a dar una nueva oportunidad. Y, la verdad, aunque todavía no he logrado dar con un trabajo formal como preciso, debo admitir que no paré ni un segundo de hacer cosas y de intentar superarme a mi misma. Y por eso, también tengo que estar orgullosa. 

Durante toda esta etapa fue difícil acallar las voces del miedo, la preocupación y la desesperanza. El desempleo también es una guerra contra todos los pensamientos negativos que te puedas generar. Es una especie de batalla diaria con vos mismo, en la que nadie más te puede ayudar, por mucho que te aconsejen.  Y lo sigue siendo, pero, si tengo que ser sincera, cada día me adapto más a lo que me está tocando vivir y lo transito con más tranquilidad. 

Entendí que no puedo controlar nada de lo que estoy viviendo, pero que mis esfuerzos valen. Y no sé si valdrán para la sociedad,  o para conseguir el mejor trabajo del mundo, pero valen para mí. Especialmente, en los momentos malos, donde toda tu mente te dice que no vale la pena hacer el mejor esfuerzo, donde mi mente me lo ha dicho muchas veces en estos tres meses. Vale el haber tratado de vivir esto lo mejor que pude, habiendo transitado todos los estados posibles, y habiendo sentido todo lo que yo creo puedo sentir frente a esta situación.  Es curioso porque digamos que la situación no ha mejorado, pero sí, creo que yo he mejorado en cuanto a la resistencia sobre ella y la manera de llevarla. Y eso, es un gran progreso. 

Al principio, todo esto del desempleo que se aproximaba fue una piña. Creí realmente que no iba a poder aprender a vivir lo que la vida me estaba presentando, que iba a deprimirme mal sin nada que hacer.  Y derroqué esa propia creencia día tras día donde me levanté y me propuse intentarlo. E incluso, esos días donde tuve entrevistas para trabajos en negro o mal pagos y me di hasta el reconocimiento para decir "no, te agradezco, pero prefiero seguir buscando". 

Hoy, todavía, al día de hoy, miércoles 06 de octubre, no conseguí un trabajo. Mañana, quizá, diga: "hoy, jueves 07 de octubre, ya conseguí un trabajo y me siento super feliz y agradecida por esto que ahora estoy viviendo".  Pero el punto es que esa circunstancia no determina ya mi valor ni lo que yo creo de mi misma, ni tampoco, y esa es la parte más difícil, lo que será mi futuro incluso a la luz de un presente tan complicado. 

¿Cuánto cuesta creer en nosotros mismos cuando las cosas se ponen picantes, no? ¿Cuánto cuesta separar el presente que parece tan absoluto de un futuro que siempre da revancha, que siempre da victorias, y que siempre pero siempre recompensa de algún modo?  ¿Cuántas veces yo pensé que el presente que viví en aquél momento jamás iba a cambiar, y al final, se dió vuelta como una media? 

¿Cuántas veces creí, durante esos seis años que estudiaba, ayudada por mis padres, siempre con tanto sacrificio, que nada iba a mejorar? Más de una vez, lo sentí. Y sin embargo, mejoró. Mejoró y conseguí un trabajo que me permitió pagarme los estudios holgadamente; que me permitió disfrutarlos al cien sin que el dinero fuera una preocupación a resolver y que me permitió además darme y darle a mi familia lo que se me antojara.  ¿Creía en mí en esa instancia más que ahora?  Aunque parezca mentira, no. Creo en mí todavía más en el presente de lo que creía en mí entonces, que por cierto, era bastante. 

¿Y por qué, si todo está para el culo hoy por hoy? Porque no todo está siempre para el culo, y volver a los lugares que me constituyen a nivel recorrido humano, me hace recordar todo lo que dí y todo lo que merezco, y todo lo que llegó y todo lo que llegará y todo por lo que me siento enormemente orgullosa y agradecida. 

Al día de hoy, después de tantas cosas vividas en lo que va del 2021, creo en mí pase lo que pase. Y eso, es muy fuerte, es un gran logro, porque sé que pase lo que pase, voy a encontrar la manera de poder con ello y de salir adelante.  

Creo en mí, sí. Aunque mucho de mi equilibrio sea desequilibrio e incertidumbre. Sé que lo próximo que me toque lo voy a poder atravesar y superar. 

Creo en mí tenga o no tenga trabajo hoy, porque es algo que pueda cambiar y porque un día estás en la lona  y otro día se te acomodó todo.  Creo en mí aunque no sea el perfil buscado por X empleador, aunque no tenga toda la experiencia del mundo y aunque no tenga el nivel de inglés que desearía o la formación tan brillante por lo que trabajo arduamente a diario para lograr algún día. 

 Creo en mí aunque las cosas se tomen su tiempo y mi impaciencia, -bien característica de jovencita de menos de treinta años- quiera todo ya y todo ahora. 

 Creo en mí pese a los tropiezos tan presentes en este año. 

Creo en mí pese a la opinión de los demás, que creen solucionarme la vida sin conocer mis batallas.  

Creo en mí pese a las pelotudeces que diga la gente que no está viviendo tu proceso. 

Y creo en mí, especialmente, porque cuando todo mejore como sé que mejorará, voy a seguir necesitando ser mi mejor compañera como hasta ahora para poder disfrutar todo lo lindo que aparezca. Será la recompensa por haber creído en mí como nunca antes y por haberle dado pelea a todo tipo de obstáculos durante este tiempo.  

Cuando veo este progreso, éste acompañamiento que ahora me puedo dar a mi misma, éste espíritu fuerte, ésta mente sólida, pienso que  la Veinteava de ocho, nueve, u once años, estaría tan pero tan tan tan orgullosa, que no me alcanzan las palabras para explicarlo. 

Y resulta que uno se preocupa por el trabajo, al final...  Mirá todo lo que hemos avanzado.