- Mami ¿le puedo poner todo este jamón cocido a la receta o lo necesitás para algo? - le pregunté a mi vieja, el otro día, mientras me estaba haciendo la comida.
En mi casa las compras en el supermercado las hacemos entre todos, por eso la consulta. Hay cosas que quiza mi madre las compra para una receta, o lo mismo yo, y nos consultamos para no arruinar el menú de la otra. A veces, planificamos una comida especialmente y compramos las cosas entre las dos que nos faltan para comer nosotros tres. Y otras, cuando viene a comer alguien compramos entre las dos para que todo alcance y sobre y nos ponemos de acuerdo para no repetirnos. Por eso, pregunté.
- No, es para vos - dijo - Ponelo.
- ¿Para mi? Pero...
- Si. Te lo guarde para vos. Como anoche había cocinado algo que no te gusta, te lo separé para que te hicieras un sanguchito con ese queso de allá y no te quedaras sin comer - argumentó.
Justo esa noche yo no había comido en mi casa, de casualidad, sin siquiera saber qué habían cenado mis viejos; y ese gesto me produjo una profunda ternura. ¿Qué otra persona haría eso por mi que no fuera mi mamá?
Así es mi mamá. Sabe lo que necesito antes de que incluso yo misma, muchas veces, me de cuenta de que lo necesito.
Que atenta estuvo tu madre.
ResponderBorrarBesos.