- ¿Qué hora es? - pregunté, a un Galeno adormilado que descansaba a mi lado.
- No sé - musitó - Tarde.
- Ok - dije, y saqué mi largo pelo del cuerpo suyo, evitando pasarle calor . Él me abrazó, de costado, y me pegó a su lado, besándome el rostro ahora sin tanto cabello sobre el.
- Quedate a dormir conmigo - dijo.
Sonreí, en la plena oscuridad, sin que me viera.
- Dormí. En serio, tranquilo, no me voy a ir - le susurré, pegándome a su abrazo.
Me acarició la espalda y la parte baja de la cintura entre dormido, unos minutos, hasta que finalmente el cansancio lo venció y se quedó callado. Antes de eso, mientras yo estaba envuelta entre su cuerpo y sus brazos largos, musitó:
- Dormí, dormí... En serio, dormí conmigo... - dijo, y yo volví a reirme sin que me viera.
Le di un beso en su pecho, casi sin pelos que me molestasen y lo acaricié allí, hasta que se relajó. A los pocos minutos, noté cómo su respiración se adecuó al ritmo del sueño profundo y propiamente dicho; y sin embargo no se despegó ni un centímetro. Lo sentí respirar, dormir, dejarse ser vulnerable a mi lado. Lo sentí como jamás había tenido la chance de poder sentir a un hombre. ¿Cómo era posible que éste hombre me abrazara para dormir tan confiado, como si nos conociéramos de toda la vida? ¿Cómo era posible que yo, con todos los antecedentes del caso, pudiera sentirme así entre sus brazos, pegada a su piel, amoldada a su cuerpo, compenetrada fielmente a la marea de sensaciones en consideración?
Cuando quise darme cuenta, lo siguiente que noté y lo primero que ví cuando desperté fue el cuerpo de Galeno descansando casi igual de cerca que el mío.
No me desperté asustada. No me desperté extrañada. No me desperté sintiéndome ajena. No me desperté como hubiera creído que iría a despertarme, como he llegado a despertarme alguna vez. Sino que me desperté como si hubiera dormido en sus brazos durante años; acompañada con una naturalidad y una sensación de hogar injustificable. Como si ya lo hubiese conocido, y simplemente, lo estuviera reencontrando, como si dormir con él hubiera sido algo en lo que yo estuviese acostumbrada... desde antes.
II
Más tarde, al otro día, mientras charlábamos después de la intimidad, Galeno me dijo, en un momento:
- Lo que más me llama la atención es... esto - nos señalo, con un gesto esclarecedor - Siento como si te conociera, como si fuéramos dos amigos, no sé, dos personas que se reencontraron después de muchos años sin verse y ... que nos conociéramos de antes, realmente. Tenemos buena comunicación, eso quedó demostrado estos días, pero... también... lo demás...
Se quedó callado.
- Es muy loco, sí - admití.
- Yo sentí eso con vos, desde el principio, desde que empezamos a hablar ése primer día y le metimos tres horas de charla, como si nada... Y que cada vez que hablabábamos era igual, no se cortaba, pasaban horas y esa conexión estaba ahí. Eso fue lo que me dijo que tenía que venir... Lo hablé con Pablo. Él cree más en todas esas cosas... Yo no sé, no creo... pero él me explicó cosas sobre la energía, la conexión... - suspiró, hablándome de las charlas mantenidas con su amigo de toda la vida - No sé.
- Yo sí creo en la energía. Para mí, Dios, es energía. Sé que vos no creés en Dios, pero es un concepto equivalente con lo que te explicó Pablo - argumenté - y lo de nosotros dos es rarísimo, Galeno. Ésto, estar así, acá, ahora...
- Ni hablar - dijo, y me acarició la cara.
Le sonreí.
- Ni hablar - lo burlé y le di un besito corto.
Sonrió.
- Pero estamos acá. Eso es lo importante ahora. Estamos aquí y ahora - le dije , de forma irreconocible, hasta para mi misma.
- Sí, exactamente... Acá es mejor... - dijo, apoyando mi cuerpo en el colchón para, con cuidado de no aplastarme, besarme apasionadamente - ¡Y acá, ni te cuento! - añadió, besándome el cuello.
Me reí, suavecito, después de corresponderlo y tomarlo por asalto para devolver ese beso descaradamente bien dado.
Enredé mis brazos alrededor de su cuello, perdiendo mis manos por su pelo e intentando asirlo por la espalda, la maciza figura. No sé por qué, en ése momento, me acordé del poema de Neruda ,recitado por Awada , que me había mostrado un día antes:
"(...) quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa..." 1
*Llénate de mí - Pablo Neruda