Lo veo y no me veo, para mi fortuna. Lo veo y, aunque me pese, encuentro partes viejas de mí. Lo veo, miro a nuestro alrededor atestado de papel, y entiendo muchas cosas que antes me creía incapaz de comprender. Me mira, otra vez, y no lo encuentro a él ni encuentro en su mirada rastros espejados de lo que fuimos un día.
Es calmo sentirme así frente a un cuerpo y a una complexión madura que se ha llevado tanto y me ha dejado tantas veces desordenada. Hoy somos otros. De verdad que, por momentos, parece todo el historial en común se hubiera borrado. Es como si nunca nos hubiésemos conocido más allá de un qué tal o un hasta luego, o de un está bien mío que lo deja sin pie a nada más.
Porque prefiero que sea así todo, con sinceridad. Prefiero no acordarme de nada, seguir sin sonreírle, asentir muy despacio y correrle la mano cuando quiere agarrarme aunque sea para evitar que me lleve sus cosas por delante, sin poder verlas, estando detrás de mí. <<Tené cuidado >> me dice, y no lo miro. <<Vos también tenés que venir >> insiste al rato y sonrío con ironía ante la invitación, sin responder. Jamás volvería a aquella casa. Jamás quisiera que me tocara de ningún modo, otra vez. Creo que el hecho de correr la mano como si me quemara explicó la reticencia de mi mente, mi cuerpo e incluso de mi cintura, el sitio habitual de sus mano hace casi un año, cuando todo decantó; porque empezar, empezó mucho antes. Creo que hoy, cada uno en su orilla, nos vimos siendo otros.
Efectivamente - lo digo, y mientras, sonrío - hoy sentí que el dolor estaba lejos. Verlo, cercarle el contacto y seguir adelante son todas formas de progresar. El dolor se va apagando, gracias al cielo.
Efectivamente - lo digo, y mientras, sonrío - hoy sentí que el dolor estaba lejos. Verlo, cercarle el contacto y seguir adelante son todas formas de progresar. El dolor se va apagando, gracias al cielo.
Durante mucho tiempo creí no poder ver si no usaba sus ojos. Pero con los meses acepté el seguir comprendiendo el mundo desde donde siempre todo me había sido dado. Mirarlo con mis ojos había sido siempre el único remedio, a pesar de querer que me prestara un cachito de su mirada. No me dejé encandilar hasta el fondo. Me desperté. Y salí.
Me alegra mucho estar fuera de esa pesadilla que, a veces, me asusta con volver; y no vuelve. Al contrario... Días como hoy, parece que la vida me dice, despacito: "siempre se puede soñar con bosques arbolados".
Me alegra mucho estar fuera de esa pesadilla que, a veces, me asusta con volver; y no vuelve. Al contrario... Días como hoy, parece que la vida me dice, despacito: "siempre se puede soñar con bosques arbolados".
Si te referís a lo que que creo que te referís, no te supo valorar.
ResponderBorrarY soñá con bosques arbolados, dejando ese pasado atrás. Tu visión del mundo puede ser interesante.
Un abrazo.
Por suerte, el tiempo va acomodando todo.
BorrarIncluso a mí, y desde luego, a él también...
¡Abrazo grande, Demi querido!
la frase común sería que el árbol no te tape le bosque... el tiempo es así, pone las cosas en su lugar... tanto a la gente como al dolor que se transforma en otra cosa y que mejor que así sea... aunque no nos guste....
ResponderBorrarbesos linda!
¡Buenas, señor!
BorrarElegí la frase de los bosques arbolados porque de solo traer a mi mente la imagen de uno, me embarga mucha paz. Es mi ideal de paz, digamos. El aire libre me calma un montón. jaja :)
Por suerte, pasan las etapas. Ya estamos desde hace rato largo en lo light del proceso...
¿Viste que volví? ¡Me está ayudando Blogger con su rapidez!
¡Besossss!
veo que posteás mas seguido, me alegro por eso.... y a mi también me gusta le aire libre, estar en un lugar así para descontaminarse de tanta ciudad....
Borrarahora solo te falta que pases a comentar por mi blog y listo jeje.... salu2....
Tuve un finde amigo, me dieron ganas, digamos. La verdad es que estoy considerablemente menos "habladora" digamos, pero no es por nada especial. ¡Volvió la lluvia de apuntes!
BorrarEl aire libre es lo mejor. Libera mucho, ayuda mucho...
¡Voy, voy, vamos de a poco! :)