sábado, 7 de mayo de 2016

Humanidad

- Parece que se entendió con ella... - decía mi papá, a una amiga de la familia, mientras tomábamos todos un cortado, en referencia a mí. 
- Sí, es que la sabe llevar tan bien - añadió mi mamá. 
- El otro día, en la fiesta de cumpleaños, me quedé helada yo - advirtió esta amiga en común de todos - Es impresionante cómo la maneja ella, cuánto la comprende, cómo la trata... 
- Es que si me enfoco en prestarle atención de esta forma, es para quedarme con lo bueno. Es mi abuela después de todo, con lo bueno y lo malo. No tiene razón en todo pero a la vez es la única referencia que conservo en cuanto al vínculo y, antes que perderlo, la acepto como es y ella también me acepta. No tengo abuelos, de mi otra abuela sólo recuerdo los síntomas del alzhéimer... - me encogí de hombros. 
- No, claro, está perfecto... - sonrió, cálidamente - ¡Y qué nieta que tiene, no se imagina! 
- Yo a veces la veo y veo cómo la trata a ella o cómo ella le dice las cosas, el caso que le hace, la escucha... Mi vieja siempre fue muy brava, viste... 
- El punto está en concebirla como tal - intervine - ¿Para qué vas a pedirle que cambie, a esta altura de su vida, si todos estamos de acuerdo en que pese a no ser mala, siempre fue una mujer brava? Bueno, partiendo de eso, con esa formas, no hay que esperar milagros, creo yo. Hay que sacarle el jugo a lo bueno y ella es una mujer muy buena, aunque sea tan poco dócil por momentos - argumenté. 
- Y ahí tenés - suspiró mi papá, hablándole a nuestra amiga - Con todo eso, te das cuenta, tiene debilidad por ella y ella encima que le habla así viste... Eso a mí me deja tranquilo igual. Que esté con ella, que confíe en ella. 

Yo, no acoté nada ni levanté la vista. Dije, en el instante que consideré pertinente lo que tenía que decir, y lo demás, lo mantuve en mi mente. Por mucha confianza que tenga con alguien siempre suelo reservarme en las cosas que considero que pueden ser, con las vueltas de la vida, seriamente perjudiciales para un otro que quiero y respeto. Además, el núcleo de la charla era mi abuela, internas familiares por actitudes de ésta donde yo hago de Golden Retriever (como desde que nací, a nivel general) esta vez, por ciertos problemas con mis padres y otros grandes éxitos en el ranking. Es decir, esos tópicos históricos y fundacionales de todas las familias.  

Obviamente, yo seguí sin alzar la vista hasta un segundo después e hice una sonrisa rápida, de pura vergüenza. Esta conocida de todos, que me adoptó como nieta, con quien somos como amigas, me miraba con cariño. 

- Mirá, si no te humanizás con ella... - miró a mis viejos, lo más contenta. 
- No, eso ni hablar... - admitió mi papa, el humanizado número uno, quien dice que yo soy su hija preferida a los cinco vientos. 
- No, es que de verdad, nena, no me mires así... - se rió, porque de seguro yo la miraba con mi habitual escepticismo en cuanto a los elogios - ¿Quién, decime, no se puede humanizar con vos? ¡El que no se humaniza con vos, está...! - añadió.  << ¿Quién no se puede humanizar con vos? >> me repitió, mientras yo la miraba con un abanico gestual inhibido, seguramente... Yo bajé la vista. 

Me hubiera gustado decirles que me miran con demasiada bondad, que no soy infalible, que existe gente imposible para mí, claro que existe. Decirles que precisamente en la vida ajena que más me hubiera gustado dejar huellas, yo siento que pasé con la ligereza de un plumazo. Me hubiera gustado expresarles, apenas, un poco de esa sensación de picardía atroz que siempre me recorre cuando me acuerdo de nosotros, de Él, de mí... Cuando me acuerdo así nomás, quiero decir de un momento a otro, mientras hago cualquier cosa. Cuando advierto sin demasiadas ceremonias, sin particularidades, que la única persona... que quien deseé tener siempre tan humano bajo mis bracitos, a quien deseé poder ablandar, curar, confortar, alegrar, mimar, escuchar, proteger, consolar, tranquilizar, embellecer... 

Y al final, otra vez, ante todo este conglomerado de emociones, prefiero no decir nada. La pregunta queda, como tantas otras, sin ser contestada al menos de modo explícito.  Sé que esta es de esas charlas que se zanjan y alegran con una sonrisa, así que levanto la vista y le sonrió a ella sin mostrar los dientes, mientras improviso una mueca más para salir completamente del pantano. 


2 comentarios:

  1. No creo que seas infalible, pero sabes tratar con gente que no es necesariamente fácil de tratar. Tenés algo especial, tenés empatía.
    Intuyo que hay que ser inepto para no tener un mejor aspecto con vos. Puede ser que haya gente así, ya hubo alguien que fue inepto.
    Pero ser algo especialmente gratificante ser ablandado, curado, confortado, alegrado, mimado, escuchado, protegido, etc, por vos.
    Para un hombre encontrar a alguien capaz de eso, es uno de los grandes deseos que se puede tener.

    Un especial abrazo.

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  2. Y hablando de no ser perfectos...
    Tuve un contratiempo en el taller de dibujo modelo vivo. Trataba de buscar un lugar para dibujar a la modelo. Al mover el atril, el tablero se cayó sobre mi pie izquierdo. Se cayó todo.
    Más besos.

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Veinteava