domingo, 29 de septiembre de 2024

Quien de nosotros

 - Y me dijo que se iba a buscar una amante que no estudiara porque yo tenía que estudiar. Y ahí si que me sacó. Yo se que me lo dijo en joda, pero tiene un humor... 

- Usó una palabra distinta. Es la primera vez que la usa. 

- Justamente. Es un concepto equivocado. 

- ¿Que le respondiste? 

- Que si, que se busque una amante que no estudie. Que le diga todo que si. Que salga corriendo detrás suyo y que no lo batalle. Que yo no iba a ser jamás porque tenía una vida (...) suspiré - Esto es distinto a lo acordado. 

- ¿Por qué? 

- Ser amante es otra cosa. Implica un compromiso distinto pero que no deja de ser compromiso al fin. Construido está. Es como si el otro quisiera construir lo mismo que ya tiene, pero con vos y no renunciar a ninguna posibilidad. Pero además, se entiende que puede tomarse las mismas atribuciones. Las mismas licencias. Las discusiones inclusive, vos no sabes lo picante que es peleando. Por momentos te lo queres comer, por otros lo querés matar... Yo el otro día dije: "no, mira, no te confundas, flaco, la podemos pasar bien de vez en cuando, si los dos queremos, pero yo no voy a rifar todo por vos. No sé cómo explicarlo, pero lo siento diferente. 

- Hay un aspecto simbólico que cambia. Vos serías su amante. Es esto mismo de "yo te cuido", de que, como te dijo,  sea el quien se preocupa por mentir o por ocultar y no vos... - argumentó - Una amante entra como otra cosa más de las que son suyas. Habilita otras cuestiones. 

- Claro, pero... para mí sigo sin tener ninguna obligación con el. Yo no quiero ser amante de nadie, no quiero sostener el secreto. Una cosa es encontrarnos de vez en cuando y no hablar y otra cosa es hablar, organizar entre semana, evaluar tiempos. Dar explicaciones. Yo no quiero eso. Pero Javier es como que asimila lo sexual con lo vincular. Lo veo en lo que me cuenta. Me habla con si yo supiera el nombre del vecino, por ejemplo y el otro día le dije: "Javi, no se quién es Jorge". Pero lo ves contando ahí todo muy tranquilo... 

- Y eso hace que sea más difícil salir. 

- Sin dudas. Y más difícil de preveer. Yo le dije el otro día que no lo quiero arruinar. Que no quiero que pierda todo. Que se va a poner triste si pierde su relación, si algo llegara a pasar. 

- ¿Y qué dijo? 

- Que no me preocupara. Que no lo arruinaba. ¿Que va a pasar? Eso me preguntó. Que el trataba de no pensar demasiado en eso y que a mí no me iba a pasar nada porque él me cuidaba. Pero no lo digo solo por mí. Lo digo por el. Pero no sé, no sé cómo no lo entiende. Además, si quiere tener sexo conmigo no tiene sentido que haga esto. Por eso no lo entiendo. Sexo ya tuvimos. Ayer pasaron cosas que en mí vida me imaginé que iba a hacer. 

- ¿Cómo cuales? 

- Primero, aceptar volver juntos al barrio. Después ir a buscarlo, todo lo que pasó adentro de la oficina. O sea, nosotros estábamos en un viaje astral en la oficina del tipo, alrededor de las cosas de sus empleados. Y te juro que yo pensé "Dios, estoy haciendo cualquiera, es su oficina, no da". Pero después... Mí mente se apagó. Razonar todo todo el tiempo de una tortura. 

Mofe. 

- Cuando pierdo el control, yo no quiero estar tan cerca. Eso es lo que me pasa. No quiero compartir tanto. Y al mismo tiempo, cuando estoy cerca, una parte mia dice: "decile que si" y físicamente es irresistible lo que pasa. Vos no sabes lo difícil que es hablar para nosotros antes de tener un momento  sexual por todo lo que se juega, y lo peor, lo fácil que está siendo esa charla del después para el. 

- ¿Se lo ve cómodo? 

- Si, cada vez lo veo más relajado. La intensidad de lo que vivimos el otro día, tuvo que ver con eso, nos dijimos de todo, todo lo que queríamos hacer, de los dos lados. Y desde ahí me tocaba distinto, me buscaba distinto, era como que buscaba entender y que realmente disfrute. Pero bueno... No sé en qué se basa para él eso. 

- En compartir. Cuando se comparten cosas entre ustedes, también la intimidad cambia. Para vos también cambio. 

- Si. Estuvo mil veces mejor. Pero bueno, es más difícil salir. Prefiero que no compartamos lo cotidiano, no sirve. No le va a servir para tenerme en su mano. Quizá en algún momento yo quiero otra cosa con otra persona y compartir implica tener que explicar mil cosas. No quisiera tener que explicarle nada. 

- ¿Quedaron en algo? 

- No. Cuando me dejó en casa, me dijo "después hablamos", pero seguro es un decir. Necesito espacio. Que sea una semana más calma. Espero que realmente no me mande mensajes porque me cuesta un huevo todo... 

- ¿Qué te cuesta? ¿Pasarla mal antes y decirle que no, o el después donde sentís esto de "qué hice"? 

- Ambas cosas me cuestan. Pero me cuesta muchísimo más decirle que no. Con el si, pese a que es algo moralmente muy pesado para mi, puedo entender. Tenés del otro lado a alguien que constantemente te ofrece lo que deseas, y cuando le decís que si, es liberador. Yo me la paso aguantandome y es una tensión permanente. 

- Es lógico. El punto es que esa tensión se resuelve de una forma placentera que después te genera malestar. Es un momento de placer y otro largo de malestar. 

- Si. Eso sí. Además, no me gusta caretearla. Pero es una lucha. No voy a ser hipócrita. Yo se que me cuesta decirle que no y se que llego a un punto de dificultad intolerante donde lo único que quiero es decirle que si. Pero después, al otro día, no entiendo por qué. O como. Cómo no puedo pensar, en ese momento. Cómo es más fuerte lo impalpable. 

- Y sería bueno pensar esto, fuera de la situación, maneras de encontrar satisfacción que no tengan que estar ocultas. Uno cuando está contento le contaría a su familia, a sus amigos. Y esto si o si tiene que ser un vinculo en secreto.  Javier es tu whisky. 

-Si, lo sé. Te juro que lo sé. Entiendo eso. Y espero poder tener una semana en paz para pensarlo. Para poder probar no hacerme mierda. 

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