viernes, 10 de enero de 2020

Regalo

Desaparecí estos días, sí, lo sé. El motivo fueron las vacaciones que me tomé, mi cumpleaños número veinticinco y el primer año de mi sobrino, El Principito, que revolucionó el Universo.  Desaparecí de mi casa, de la Facultad, del trabajo, del resto de mis amigos. Y, un poco desaparecí para Galeno, con quien establecimos contacto cada vez que pudimos, una vez por día, mandando fotos, mensajes de buenos días y avisos de que el vuelo había ido bien. 

Lo curioso, en este contexto de más distancia, fue que en esas charlas, siempre recordó que faltaba poco para mi cumpleaños.  Y sin embargo, aunque ya intuía que seguramente me iba a saludar no puedo dejar de reconocer que me sorprendió su mensaje. No sólo por lo largo, especialmente si viene de parte de un hombre, sino por lo elaborado. Fue como si todos los otros mensajes de muchachos connotando a mi cumpleaños, hasta éste momento, hubieran sido apocados y se hubiera levantado una vara mucho más justa y alta en cuestión de intención.  Porque Galeno, pese a que demuestra su interés, no incurre en las demostraciones tácitas de afecto y yo ,por mi parte, tampoco. 

Supongo que el motivo es porque no hace demasiado tiempo que nos conocimos y es una etapa de  fuerte descubrimiento sobre el otro, por lo que el vinculo se construye muy despacio, aunque eso no se diga todo el tiempo y quizá ninguno de los dos quiera tener demasiada conciencia sobre ello por miedo a arruinarlo.  

¿Será por eso que desde mi lado, desde esa esfera, yo tampoco incurrí en ninguna declaración tácita de afecto... ? Cuando pienso si tengo una unión de ese tipo con Galeno, sólo puedo responder que es un hombre que me gusta, con quien la paso muy bien y con quien tengo algo parecido al cariño en éste momento, donde todo se está haciendo. Supongo que a veces entre más ignoramos las cosas, mejor resultan, por lo que lo único que quiero tener presente hoy en día es que desde hace seis meses lo estoy descubriendo en persona y a distancia, evaluando su continuidad, su respeto, la importancia que le da a las cosas que me importan; e intentando encontrar también la mejor manera para poder hacerlo sentir acompañado, para aportarle algo a la vida de una persona que vivió mucho, conoció mucho, y no se me muestra fácil de conmover, al menos, en apariencia. 

Porque, por momentos, no puedo evitar preguntarme qué le puedo sumar a la vida de un hombre de cincuenta años que ya se ha casado, se ha separado, ya ha tenido hijos, ya ha progresado, ya ha viajado y ya ha cumplido muchos de sus sueños...  Y sin embargo, la respuesta, hoy entiendo, se le aparece cuando me agarra de las manos en un restaurante mientras esperamos la comida y yo le sonrío o lo miro con "mis ojos de escrutinio", como me dice él. O cuando lo acaricio despacio, suave, y me mira maravillado como si no quisiera perderse ningún detalle de lo que estoy haciendo y de lo que le está pasando, y se emboba con mis manos yendo y viniendo por todo lo que es él.  O cuando le llevo una caja con los alfajores que le gustan, y que no consigue donde vive, porque son sólo de Buenos Aires, y en cada uno de ellos hay un papelito con un mensaje y un momento indicado para que lo disfrute... Es que Galeno es un hombre fuerte para los demás, y hasta reacio para quien no lo conmueve. Se hace cargo de mil cosas, en lo personal y profesional, y sin embargo, también ha aprendido a detenerse a sacarle una foto a un atardecer. Supongo que por eso, a veces, no hay otra forma de demostrar complicidad y camaradería que no sea a través de estos gestos para las personas que son fuertes por fuera pero que, en realidad, mueren de ternura por dentro y cualquier beso bien dado los conmueve hasta las fauces. 

Galeno sabe ser prolijo y muy justo en su trabajo, separa los vínculos profesionales de los personales y no considera amigo a cualquiera. Aunque en lo personal,   tampoco deja acceder a todas las personas. Eso no quiere decir que les falte el respeto, pero tampoco, que se deje pisar o que confié en dos segundos.  En el universo de la medicina es un médico con buen criterio, que pese a tener una jefatura y una gran responsabilidad, no pierde la sensibilidad, que adora a los chicos, que se preocupa por ellos, que discute por ellos y que lucha para que tengan lo mejor en su servicio, sin importarle si se tiene que pelear con un representante del Ministerio de Salud o con el Director de un Hospital. Galeno es un médico que no se la cree ni un poco, que es capaz de ir a trabajar en medio de la pobreza más plena para hacer medicina asistencial y que no se sube a la ficción de los autos caros, los perfumes incomparables y las camisas europeas planchadas para ir al consultorio.  Pero también, en la vida personal, es un hombre extremadamente observador, que sabe escuchar y que en ese proceso te pone a prueba y te cuestiona sin herirte, para poder conocerte mejor. 


Por eso, me sorprendió su mensaje. Porque entendí que había visto y entendido cosas de mi, que yo pensé que no había notado, que no le habían importando. Y, contra todo pronóstico, ahí estaba una enumeración de todo lo que conoció hasta ahora, como si me conociera desde hace años: 

" ... feliz vuelta alrededor del sol ; es un saludo nuevo, ya que nos toca acompañarnos en nuestros caminos desde hace algunos meses (...) Sos una persona sensible, buena gente luchadora, inteligente (...) , todo eso te hace muy atractiva y merecedora de todas las cosas positivas (...) Quiero que transites todo tu sendero con las mismas carcajadas que siempre te digo, de ese día que llegabas tarde y no podías caminar de la risa hablando conmigo por teléfono". 

Y sí, finalmente, acá está el tipo... El hombre que yo pensé que no iba a existir, el que tuviera dos segundos para darse cuenta que está frente a una persona. Quien me diera la confianza suficiente para poder expresarme, en todos los sentidos, sin sentir miedo. Finalmente Galeno vió que soy sensible, que soy sensible aunque me muestre fuerte por fuera. Que he luchado y me siento orgullosa de eso, según como fue viniendo el sol. Y otras cosas que yo, en realidad, hubiese sido incapaz de poder calificar desde mi propio interior.  Acá parece estar el hombre que habiendo visto todo eso, habiendo sabido de los momentos más tristes y de los más felices de mi vida, habiéndome escuchado llorar o visto  y escuchado explotar de placer bajo sus manos, habiéndome abrazado, besado y acariciado, habiéndome escuchado leer o visto sin maquillaje; no huyó. No, no huyó. De mí ni de si mismo frente a lo que implicó tener que tomar las decisiones del caso. Pese a todo, inclusive, a los que, ahora son, veinticinco años de diferencia (y al mismo tiempo, de una inexplicable juntura), no se rajó.  Y eso, constituye casi un milagro en materia de coraje.  

Por eso, tomar dimensión acerca de lo que está pasando, fue un regalo... de cumpleaños, sí. 


4 comentarios:

  1. Está bien, son causas más que justificadas para ausentarte de la blogosfera. Ya sé lo que significa tu sobrino para vos. Aunque podrías habernos hablado de tu cumpleaños.

    Está bien el tiempo reservado para Galeno.
    Me gusta esa conexión que tienen ustedes dos esa forma de conocerse, tener gustos en común. Y eso que te escribo es muy sentido, te describe muy bien.
    ¿Que tenés para ofrecerle? Nada menos que a vos misma, con tu belleza interior y exterior, con tu sensibilidad, tus emociones.
    Creo que es capaz de ver en vos lo que vos no solés notar.

    Yo te decía que ibas a encontrar a alguien así, alguien que se dedicó a conocerte, alguien compatible con vos.

    Te envío un tardío pero muy sincero deseo de feliz cumpleaños. Mucha felicidad para vos, que los momentos felices abunden.
    Un abrazo y un beso, estimada.

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    1. ¡Hola, Demi!

      Sí, pasó un poco por alto mi cumpleaños en los retratos de éste espacio. El asunto fue que ese mismo día volví para Buenos Aires de mis vacaciones y, pasé, a resumidas cuentas, mitad del día allá y mitad del día acá. Cuando llegué, por la noche, hice una reunioncita muy tranquila, con mis papás, mis hermanas y mi sobrino.

      Con Galeno creo que hacemos cada uno sus esfuerzos para tratar de conocernos de cerca y de lejos, según se nos dé la oportunidad. Reconozco que no es la situación más fácil, ni más cómoda, ni tampoco más convencional del mundo... Pero, al mismo tiempo ,confío en que cuando las cosas se dan así, de ésta forma que parece tan inevitable, una enseñanza fuertísima tienen seguramente detrás. Por el momento, mi deseo es poder disfrutar todos los días de tener - cerca o lejos - a éste hombre que no se asustó. Con eso, te digo todo. Para mí Galeno es, en esencia, el hombre que no se asustó.

      ¡Muchas muchas gracias por los deseos de cumpleaños!¡Estoy un año más vieja también en Blogger, jaja!

      ¡Un fuerte abrazo, mi querido!

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  2. Que lindo regalo de cumpleaños, encontró las palabras justas para tu corazón.
    Me alegro que lo hayas pasado bien, con tanto para festejar. Muchas experiencias bonitas.
    Feliz nueva vuelta al sol! :-)
    beso

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    1. ¡Hola, Estrellita!

      Sí. Fue muy lindo el regalo, en especial, porque con ese mensaje me di cuenta cuánto había sabido ver de quien soy y yo pensando que no prestaba atención, que quizá no se daba cuenta, etc. Me sorprendió mucho viniendo de él, francamente, pero valoré el detenimiento y el detalle.

      Sí, estoy muy muy agradecida con la vida, Dios, o el Universo, como cada uno lo quiera llamar, por tener motivos y la posibilidad de festejar. Nada es para dejar pasar inadvertido.

      ¡Muchas gracias por los saludos de cumple!

      ¡Beso grande!

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Veinteava