“Quizá ella esté despierta a esta hora, piensa. Tal vez se encuentre sentada con un libro en las manos, alzando en ocasiones la vista para comprobar qué hora es. Para imaginar lo que en este momento hacen él y sus hombres. Tal vez cuenta las horas, inquieta. O puede –lo más probable, por lo que Lobo cree saber de ella- que duerma ajena a todo, indiferente; soñando con aquello, sea lo que sea, que ocupe el sueño de las mujeres dormidas. Por un momento el corsario imagina la tibieza de su cuerpo, la expresión al abrir los ojos por la mañana, la pereza de los primeros movimientos, la luz del sol que entra por la ventana al iluminar su rostro. Ese sol que, posiblemente, algunos de los hombres que ahora están a bordo no verán levantarse nunca”.
Hay muchos que dicen de Pérez-Reverte que sólo lo siguen en sus artículos dominicales, que su prosa fluida plasmada en tres o cuatro columnas, diciendo exactamente lo que hay que decir (no cabe otra expresión, ni puede escribirse otra palabra en el lugar de la que hay, porque la que él ha colocado es la que mejor encaja en el texto) es magnífica. Se quedan en sus artículos, que son buenos, que recopila cada cinco años en un volumen publicado por Alfaguara, y nunca se atreven a coger las novelas porque creen que puede llegar a decepcionarles. Quizás tengan razón. Personalmente prefiero sus novelas, porque los artículos me saben a poco, siempre quiero más y más. Las novelas, en su mayoría largas, te dan mucho más, te hacen querer u odiar a sus personajes, te hacen divagar, preguntarte sobre esto o sobre lo otro, y con un autor como Pérez-Reverte siempre sabes que terminará, no bien o mal, sino como tiene que acabar. Podría haber otros finales, pero el escogido por él siempre es el mejor, y eso lo convierte en algo sublime.
Hablaré de los personajes de esta novela, porque ellos son los que crean la trama, el enrejado que termina, de alguna manera, uniéndolos al final. Sólo mencionar que la acción transcurre en Cádiz durante los años 1811 y 1812, una ciudad acorralada y cercada por las tropas napoleónicas, donde conviven franceses, españoles y los aliados de éstos (ingleses). Y en una ciudad marítima no podían faltar los corsarios, piratas que sólo atacan a las naves enemigas con el visto bueno del monarca. Lo interesante del libro es que vemos todos los puntos de vista, no sólo los de los gaditanos, también terminamos conociendo la manera de pensar de los franceses.
El personaje más atrayente es, desde mi parecer, uno de esos corsarios, un tipo curtido por el mar, el capitán de un barco que sabe lo que tiene que decir en el momento oportuno, que evita los duelos y no por cobardía, que es duro como el hueso que no se deja roer. Pero su antifaz de marino curtido no podrá evitar que termine enamorándose, quizás de la mujer equivocada, y que la locura del amor le lleve a batirse en duelo por esa mujer, que le lleve a apostar su vida por ella en una batalla desigual. Pepe Lobo lleva muchas décadas en el mar; obligado por la necesidad, no conoce otro mundo que el mar, pero aspira a retirarse y comprarse una casita con una tierra para vivir tranquilamente. Nunca ha tenido su propio barco, hasta que un comerciante gaditano le ofrece el Culebra con la patente de corso real para convertirse en corsario que ataque los barcos franceses. Ese comerciante le presenta a la mujer que será su patrona y compartirá las ganancias con él, Lolita Palma.
Lolita Palma es la heredera de un negocio comercial de los más prósperos de Cádiz. A la muerte de su padre, se hizo cargo del negocio familiar y da órdenes con mano de hierro, controla sus barcos y de sus negocios saca pingües beneficios. Nunca le han gustado los corsarios, pero cuando ve mermar su economía a causa de la guerra no tiene más remedio que aliarse con Pepe Lobo, un hombre que tiene un especial magnetismo para ella.
Simón Desfosseux es un capitán artillero francés que se preocupa únicamente de que las bombas de sus cañones lleguen al centro de Cádiz. El barracón francés está situado en el enclave conocido como La Cabezuela, en un cabo situado frente a la ciudad. Desde allí hace pruebas para dar más alcance a sus bombas. En realidad, él es físico, pero con la guerra no le ha quedado otro remedio que alistarse al ejército francés y marchar sobre Cádiz. Quiere que sus bombas alcancen San Felipe Neri, el lugar donde se reúnen las Cortes de Cádiz, y donde posteriormente se aprobará la famosa Constitución de Cádiz, conocida como La Pepa. De repente, un policía desembarca en La Cabezuela para hacer un extraño pacto con él.
Rogelio Tizón es un comisario duro de roer, todo Cádiz le teme. Y ahora se enfrenta a un asesino que mata a muchachas jóvenes a latigazos, dejando el cadáver con la espalda descarnada, un cadáver en las cercanías de los lugares donde caen bombas francesas y no hay víctimas. Para el comisario, que juega al ajedrez con su amigo, el maestro Hipólito Barrull, Cádiz se ha convertido en un tablero de ajedrez donde sólo el asesino y Rogelio sienten los vórtices donde se producen los crímenes.
Felipe Mojarra es un salinero humilde que ha colocado a su hija mayor, Mari Paz, de criada en la casa de Lolita Palma. Está muy orgulloso de ella. A veces va a verla. Por lo general suele acudir a Cádiz para ayudar a la Armada a luchar contra los franceses y ganarse el sustento diario.
Cádiz se convierte en ese tablero de ajedrez con sus piezas saltando de un lugar a otro, a veces entrecruzándose en las casillas.
No quiero contar más. La historia es sublime.
“Temblando bajo la toquilla, la mujer siente ahora, preciso y concreto como una herida, el hueco de los gestos que nunca hizo; el silencio de todas las palabras que no pronunció mientras la penumbra del último atardecer –sólo han transcurrido unas horas, y parece goteo de años- velaba las facciones del hombre cuyo recuerdo la estremece: un trazo blanco sobre la piel atezada, doble reflejo de uva mojada en los ojos claros, ausentes, absortos en la noche que se apropiaba implacable de sus sentimientos y sus vidas. Quizá él regrese cuando todo termine, se dice de pronto. Quizá yo pueda, o deba. Aunque no. Tal vez nunca. O sí. Tal vez siempre”.
4 comentarios:
Tentadisima he estado muchas veces de comprarlo cuando he pasado delante de él an Fnac alguna vez. Además la gente no para de hablar divinidades de este libro. Supongo que cuando vaya algo más desahogada lo acabaré comprando, porque a mi Pérez-Reverte me gusta mucho ^^
Saludos!!!
Pues si te gusta Pérez-Reverte éste no te va a decepcionar. Los personajes están magníficamente perfilados y, por una vez, no he contado el final, ni nada de la trama que no venga en la contraportada, sólo he hablado de esos personajes magníficos que crean una historia magnífica.
Mi libro preferido de Pérez-Reverte siempre ha sido La piel del tambor, pero este puedo añadirlo como favorito, porque está realmente bien.
Ya verás...
Me encanta el corsario :D
Ay, a mi de él me gusta mucho "El club Dumas". Cuando lo leí (ha llovido de eso), me impresionó mucho. Cabe destacar mi decepción ante la peli cuando la vi tiempo después, por cierto. Bueno, ya le echaré el guante a este, ya ^^
Saludos y buen finde! ^^
Te va a gustar.
El fin de semana podría haber sido mejor.
Que vaya bien la semana. Un saludete!
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