Hay días que careces siquiera de unos segundos para bajar a tomar un café, que no puedes permitirte tampoco escribir durante un instante superior a un minuto. Hoy es uno de esos días. Y, además, te quedas sin coche porque está en el chapista después de conducir por una carretera recién embreada ayer.
Así que estoy sin coche, con una cita a la cuatro en un pueblo que está a unos quince kilómetros, así que tendré que ir con la persona con la que he quedado. Andando desde luego que no.
De todas formas, lo que más echo de menos de estar aquí son las horas de después de comer en que me tumbo y a veces cierro los ojos, o cuando me pongo a leer hasta la hora en que me tengo que marchar.
Y pienso en él, me pregunto dónde estará...
Hay días en que no tengo unos minutos para hacer otras cosas, pero por muy ocupada que esté, mi imaginación es tan libre que siempre se permite ese minuto para pensar en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario