miércoles, abril 28, 2010

La telaraña de sueños

He escuchado a muchas personas que nunca sueñan. Me resulta extraño oír eso. Una vez leí que todo el mundo sueña siempre, todas las noches; algunos se acuerdan y otros no. Yo tampoco recuerdo los sueños que tengo la mayoría de las veces. Sólo hay dos motivos por los que pueda recordarlos, al menos en parte: cuando me despierto bruscamente o cuando, a lo largo del día, algún objeto o persona me lleva al sueño porque aparecía en él.
Hay personas que dicen que nunca sueñan. Si, por la razón que fuera, yo estuviera en su lugar, me inventaría los sueños. Soñar es gratis y, aparte, los sueños son necesarios, aunque no se cumplan. Algunos, muy pocos, esos que llaman 'premonitorios', suelen terminar cumpliéndose. El resto nos ayudan, a veces, a marcarnos objetivos y, otras veces, a alimentar ilusiones. Yo me los inventaría. Afortunadamente, creo que sueño todas las noches y, aunque no me acuerde, intuyo si lo que ha vivido esa noche mi subconsciente ha sido bueno o malo según me despierte por la mañana. Por lo general, en los últimos meses, suelo sonreír nada más abrir los ojos cada mañana y tiendo a recordar más a menudo de lo que quisiera esas historias enmarcadas en otra dimensión.
Es todo un mundo ese de los sueños. Yo quiero seguir soñando y, sobre todo, quiero seguir soñando con él. Se cumpla o no se cumpla lo que sueño... eso no es algo que yo pueda decidir, porque al fin y al cabo es sólo un sueño.

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