Siempre me ha fascinado Picasso, más su última etapa (la cubista) que las primeras. He leído todo lo que ha caído en mis manos sobre él, sobre su arte, sobre su vida; he visitado casi todos los museos dedicados a él o, por lo menos, los más importantes: Barcelona, París (aunque me falta el de Málaga); he visitado la segunda planta del Reina Sofía una infinidad de veces sólo para extasiarme con la impresionante y, sin duda, su más famosa obra, aquella que nunca quiso explicar: el Guernica.
Y, de repente, en cierto momento determinado, me viene a la mente algo de él. Hoy ha sido el lienzo de La vida, de su etapa azul.
Son los personajes plasmados modelo de la miseria humana, perfilados como figuras esqueléticas en tonos azules que aumentan el ambiente tristón del mensaje que el pintor quiere dar en esta obra.
Representa el tránsito de la vida, simbolizado por una pareja desnuda que observa a una madre con su bebé vestidos. En el fondo aparecen unas figuras también desnudas, que simbolizan el recorrido de la vida hasta la soledad de la vejez, representada en el personaje solitario central. Todo ello está rodeado de un ambiente melancólico.
Impresionante cuadro. Se encuentra en el Cleveland Museum of Art de Ohio (USA).
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