martes, abril 27, 2010

La memoria selectiva

Hoy he venido por una carretera secundaria, llena de curvas, pasando por la ermita... Se veía todo tan verde, de una belleza tal que impresionaba, pero iba con prisas. En el cruce he tenido que esperar a que pasara un coche. Era de color granate, un modelo que no quiero decir, y entonces ha saludado cuando estaba a mi altura. "¿Quién será, viniendo en esa dirección?". He empezado a pensar quién de mi pueblo tiene un coche así, pero no caía. He seguido caminando hasta el semáforo y he parado detrás. He visto la matrícula, de otra provincia. He visto su pelo recogido de una manera que conozco demasiado bien y sus ojos mirando en el espejo retrovisor. Mi memoria es selectiva en lo que respecta a esa persona, tanto que ni me acordaba de su coche ni sé nada de él. F., tanto tiempo que me resulta hasta gracioso. Mis recuerdos no guardan nada cariñoso respecto a esa persona y, si le hubiera reconocido cuando me ha saludado, posiblemente hubiera mirado a otro lado. Debería perdonarle, pero sé que no lo voy a hacer en mucho tiempo. Siento el resquemor cuando le veo, como hoy, pero como nunca suelo verle pues no siento nada. Indiferencia.
Me resulta gracioso porque ahora es él quien saluda, pero sus saludos de medio pelo ya no pueden ablandarme. Ya no. Y además considero innecesario malgastar unos minutos en esa persona. Es pasado y el pasado no existe. Ahora sólo existe el 'ahora'.

No hay comentarios: