El jueves al levantarme, me encontré un mensaje en mi celular que tenia esta imagen:
El mensaje, extrañamente, era de Urtubey.
En cuanto lo vi, me pareció absurdo. Hace un tiempo dejamos de hablar de una forma mas sentida, por razones que nunca entendí del todo, pero que asocie con su salida a flote. Es decir: ahora que estaba mejor, ya no necesitaba alguien que lo entienda, mientras los otros lo apedreaban; y yo, en este sentido, habia perdido toda mi rentabilidad. En cambio - a la vista quedo - en ese punto de su mejoría se le volvió necesario conocer otras mujeres capitalmente diferentes a una persona que lo entienda ya que, al parecer, tiene esos dos términos muy bien separados y en el auge de un discurso "nosotros nos llevamos bien, la pasamos bien y nada mas", esta despachando a señoritas, campo abierto.
En cuanto lo vi, me pareció absurdo. Hace un tiempo dejamos de hablar de una forma mas sentida, por razones que nunca entendí del todo, pero que asocie con su salida a flote. Es decir: ahora que estaba mejor, ya no necesitaba alguien que lo entienda, mientras los otros lo apedreaban; y yo, en este sentido, habia perdido toda mi rentabilidad. En cambio - a la vista quedo - en ese punto de su mejoría se le volvió necesario conocer otras mujeres capitalmente diferentes a una persona que lo entienda ya que, al parecer, tiene esos dos términos muy bien separados y en el auge de un discurso "nosotros nos llevamos bien, la pasamos bien y nada mas", esta despachando a señoritas, campo abierto.
En mi caso, como no solamente soy distinta - rompí el molde y no tengo que cambiar - sino, que soy ademas la hija de su amigo, al parecer desde su imaginario se puede dar algunos permisos, como por ejemplo, despertarme así. De ahí que, como hija de su amigo que soy es normal que me envíe estas imágenes un jueves a la mañana, en relación a un radio amplio de puntos ciegos en torno a su persona, que desde hace muchos meses vengo acumulando. Acompañando a la imagen, en otro de sus permisos, me decía que estaba con ganas de leer Rayuela, y si no tenia problemas en pasárselo, porque ese fragmento de la foto le habia encantado.
Me quedo mirando algunos segundos mas la pantalla, sabiendo que habia algo raro en toda esa secuencia y no lograba darme cuenta donde estaba fallando mi observación. Me quedo mirando la pantalla... seria, ya sin gracia ni entusiasmo, por intuir esto como algo con doble filo y no poder corroborarlo en la realidad. Pero, sin mas remedio, le contesto que no tengo problema, que es maravilloso - sabe, de primera mano, todo lo que lo para mi representa, claro - y que lo leyera sin apuro. Le explico de donde viene ese fragmento, en especial, y le envío el capitulo que - me dijo - leería a la hora del almuerzo. Si bien nunca antes me habia demostrado sentir demasiada urgencia en esta clase de lectura, ni este autor en especial; jamas pensé en dejar de abonar ese súbito interés porque me condena mi alma de futura Profesora de Lengua y Literatura.
Pero lo mas extraño de todo no fue su repentino interés en un escritor que amo, sino que cuando vino a casa, luego de esa charla, casi no podía mirarme. De hecho, por alguna misteriosa razón, no cruzamos la mirada prácticamente en ningún momento, ni tampoco, me hizo ninguna pregunta directa. Hablo solo con mi padre, como en los viejos tiempos y yo espere, realmente, a ver si mencionaba el libro o algún tema alusivo.
Espere, espere, espere y espere; pero Urtubey no dijo nada. No dijo nada de eso, ni de sus citas, pese a que mi padre lo interpelo directamente. No dijo nada de su ex-mujer, ni de lo cambiado que esta, respecto a ella. No dijo nada de su forma actual de ver las cosas, de sus inquietudes, ni de sus ganas de hacer cosas nuevas.
Pienso que no puede seguir haciendo las cosas por izquierda, porque todo esto, va a terminar mal. Pienso que no puede llegar a mi casa, sentarse en mi mesa, e implantarse un chip para ser, estando yo al menos, el mas bueno de todos los tipos de treinta y largos que existen en el mundo. De hecho, si yo no supiera por boca de mi padre las andanzas, jamas me hubiera enterado que estaba haciendo uso de su deseo y su fisiología, al contrario. Lo que tendría es la imagen de un tipo separado hace un año, que ha intentado salir con algunas pibas, que se ocupa de su niño, que hace deporte y se queda en casa comiendo pizza y mirando la televisión, con su alma sensible... Inclusive, tendría la imagen de un tipo que tiene ganas de leer libros, buena literatura, de un momento para el otro que me requiere una obra compleja, pero esencial para mi, de mucho peso en mi vida literaria. Tendría la imagen del chico bueno, que sale con amigos a comer, no a bailar, "porque no tiene edad para ese tipo de cosas".
Espere, espere, espere y espere; pero Urtubey no dijo nada. No dijo nada de eso, ni de sus citas, pese a que mi padre lo interpelo directamente. No dijo nada de su ex-mujer, ni de lo cambiado que esta, respecto a ella. No dijo nada de su forma actual de ver las cosas, de sus inquietudes, ni de sus ganas de hacer cosas nuevas.
Pienso que no puede seguir haciendo las cosas por izquierda, porque todo esto, va a terminar mal. Pienso que no puede llegar a mi casa, sentarse en mi mesa, e implantarse un chip para ser, estando yo al menos, el mas bueno de todos los tipos de treinta y largos que existen en el mundo. De hecho, si yo no supiera por boca de mi padre las andanzas, jamas me hubiera enterado que estaba haciendo uso de su deseo y su fisiología, al contrario. Lo que tendría es la imagen de un tipo separado hace un año, que ha intentado salir con algunas pibas, que se ocupa de su niño, que hace deporte y se queda en casa comiendo pizza y mirando la televisión, con su alma sensible... Inclusive, tendría la imagen de un tipo que tiene ganas de leer libros, buena literatura, de un momento para el otro que me requiere una obra compleja, pero esencial para mi, de mucho peso en mi vida literaria. Tendría la imagen del chico bueno, que sale con amigos a comer, no a bailar, "porque no tiene edad para ese tipo de cosas".
Y ahí es donde bendigo a mi padre.
Porque, si solo debería atenerme a lo que Urtubey me muestra, yo tengo que pensar que, evidentemente, anda a la caza de una de las mejores obras literarias de 1963, y de todo El Boom Latinoamericano, en general. Pero ademas, andar con ganas de leer pasajes como "pero el amor, esa palabra, moralista Horacio..." y quedar como un romántico total, porque se levanto así de la cama, pobre pichoncito con su roto corazón. Y si, claro, dicho sea de paso, sacarse de primera mano las dudas de que es lo mágico de una novela que casualmente, a Veinte, le gusta como le gusta y viste que ella lee ¿no?
IV
Demas esta decir que no menciono la charla o el libro, mas bien, todo lo contrario, fue como si nada de eso hubiera pasado en la realidad, estando en casa. Siguió siendo frente a mi padre, su amigo; y frente a mi, el emisor de variados mensajes. Y yo, seguí con la sensación de que algo no estaba tal cual como aparentaba.
Silencio.
Indiferencia.
Silencio.
Doble cara.
Doble discurso.
Doble moral.
Dobles intenciones.
Me repetí esas palabras, mientras tomaba mate y pensaba que, si no hubiera tenido todos los mensajes guardados como prueba, me hubiera costado creer el talante de mis propias preguntas, mirándolo, en su otra manera de comportarse
Observando el cuadro de lejos, muy de lejos y de un momento para el otro, entendí lo que me enojaba de su silencio. Y es que Urtubey con sus actos me recordó a cuando El intentaba justificar las cosas, de cara a si mismo, en los momentos donde se sentía culpable porque le pasaran cosas conmigo que - por ser como era - no podía soportar. Me recordó al desconcierto que yo misma sentía cuando no entendía lo que estaba haciendo, ni por que. Me recordó al día donde saco a colación la misma frase, del mismo escritor y me hizo pensar, llena de rabia, por que me pasaba lo mismo con Urtubey, salvando todas las distancias posibles. Me recordó a los momentos donde El escondía la piedra, la mano, y a la siguiente oportunidad, me arrojaba un contenedor de ellas, junto con algunas caricias. Me recordó, ademas, a los momentos posteriores donde llego a confesarme que se echaba para atrás, todo el tiempo, porque se daba cuenta de "las cosas que le estaban pasando" y que, sin poder detenerse, tendía a avanzar nuevamente, porque "no podía controlarse". Me recordó, en especial, a la incapacidad para hacerse cargo de sus actos y la comodidad que le representaba pensar, en un punto, que la confundida era solamente yo.
Observando el cuadro de lejos, muy de lejos y de un momento para el otro, entendí lo que me enojaba de su silencio. Y es que Urtubey con sus actos me recordó a cuando El intentaba justificar las cosas, de cara a si mismo, en los momentos donde se sentía culpable porque le pasaran cosas conmigo que - por ser como era - no podía soportar. Me recordó al desconcierto que yo misma sentía cuando no entendía lo que estaba haciendo, ni por que. Me recordó al día donde saco a colación la misma frase, del mismo escritor y me hizo pensar, llena de rabia, por que me pasaba lo mismo con Urtubey, salvando todas las distancias posibles. Me recordó a los momentos donde El escondía la piedra, la mano, y a la siguiente oportunidad, me arrojaba un contenedor de ellas, junto con algunas caricias. Me recordó, ademas, a los momentos posteriores donde llego a confesarme que se echaba para atrás, todo el tiempo, porque se daba cuenta de "las cosas que le estaban pasando" y que, sin poder detenerse, tendía a avanzar nuevamente, porque "no podía controlarse". Me recordó, en especial, a la incapacidad para hacerse cargo de sus actos y la comodidad que le representaba pensar, en un punto, que la confundida era solamente yo.
IV
Tome mate en silencio, se lo cebe a mi padre. Me levante de la silla, entre a mi habitación, me pare frente a la biblioteca y tarde breves instantes en localizar el ejemplar buscado. Lo agarre y, sin decirle ni una palabra, fui caminando hacia el y se lo apoye arriba de la mesa, sin frenarme, como quien deja un paquete de galletitas.
Quería ver como reaccionaba y que tanto le importaba el libro, en realidad, especialmente, a los ojos de mi padre que lo miraba desconcertado, por su interés en un autor que es complejo, que adoro y que, siempre y cuando me hables de el, conmigo, tenes charla aseguraba y, en especial, interés casi casi asegurado.
Quería ver como reaccionaba y que tanto le importaba el libro, en realidad, especialmente, a los ojos de mi padre que lo miraba desconcertado, por su interés en un autor que es complejo, que adoro y que, siempre y cuando me hables de el, conmigo, tenes charla aseguraba y, en especial, interés casi casi asegurado.
- Uh, ah, el libro... - fue lo único que me dijo, Padre Coraje. Mi padre, asimismo, se quedo en silencio, como si lo hubiera sobresaltado con el gesto, cosa que buscaba hacer, en cierto modo.
- Es enorme - me dijo y me miro, aunque yo estaba dada vuelta, trajinando en la cocina.
- ¿Viste? - le conteste, con algo de sorna - Te va a gustar, lee tranquilo.
Mi padre permaneció callado.
- ¿Viste lo grande que es, ***? - le dijo, Urtubey.
- Si si, es un librazo - se limitaron a contestarle.
En un punto, luego de eso, me sentí aliviada, pero su reacción, no me aclaro las dudas. De una forma totalmente normal habia hecho lo que necesitaba: dejarlo en evidencia, en este caso, para cuidarme las espaldas de su histeria. Si, claro, el que tuviera que llevarse ese libro de mi casa, era también, frente a mi padre, asumir que me lo habia pedido, que habia hablado conmigo, y que habia "apuntado" - al menos desde la perspectiva de mi padre - hacia un punto de fuerte interés para mi: la literatura; mi autor preferido, y por si algo faltara, mi novela preferida.
Yo me quede callada, esperando que saliera de esa, ahora.
Se hizo un silencio que mamita...
Se hizo un silencio que mamita...
Mi papa siguió mirando la situación, es decir, a su amigo de 37 pirulos pidiendo novelas y ojeandolas con avidez. Urtubey no dijo nada, solamente, lo abrió, lo ojeo.
- ¿Lo subrayaste? - me pregunto, falsamente alarmado.
- ¿Lo subrayaste? - me pregunto, falsamente alarmado.
- Si, porque esa es mi edición de batalla, para hacerle de todo... - le explique - La de colección, que es otra mucho mas linda, y mas grande, con tapa dura y todo, la tengo impecable, ni una marquita.
- Esa es la biblia de mi hija - le dijo mi padre. A mi, me dio mala espina el modo - A ella le encanta ese libro - insistió.
- Casi casi que te otorgo mi riñón... - bromee, interrumpiéndolo, para alivianar la carga atmosférica que se habia producido.
El se lo quedo mirando en silencio, y cuando salí de bañarme, un largo rato después de que se hubiera ido, mi padre me comento, escueto, que se habia llevado el libro. Yo le dije, simplemente, un esta bien. Nadie hizo mas preguntas, al respecto lo cual también estuvo bien.
VI
Lo que me acabo de dar cuenta, mientras escribía, es que yo hace un tiempo, de casualidad, examine la biblioteca de Urtubey... y preste especial atención a sus libros.
Parece imposible no haber advertido antes que en esa casa hay una edición del mismo libro que me dijo tener ganas de leer, luego de mandarme esa frase. De hecho, ese mismo libro descansa en uno de los anaqueles, el tercero, a la izquierda, para ser exactos, lo recuerdo con firmeza, ahora, una vez que se corrió el velo. Se que de este autor le faltan dos o tres, pero estoy segura de que a ese, lo tiene. Estoy convencida, porque recuerdo haberlo visto, y sonreído, en mi mente.
Automáticamente, miro mi estante, con el espacio vacante...
Me siento mas inocente que La Maga y bajo ningún concepto logro comprender a Urtubey.
Varias cosas para comentar:
ResponderBorrarEstuvo perfecta la acción de dejarlo en evidencia, muchas veces te comenté por acá que lo peor es no reaccionar, no intentar algo... No importa como salga...
La expectativa o el rollo de tus primeras frases es muy masculina... Nosotros exageramos con eso y cualquier indicio para que nos estuvieran diciendo mas de lo q en verdad nos dicen... Se entiende?
Y otro error garrafal es que sabes bien que los libros no se prestan... Nunca...
ResponderBorrarCorres el riesgo de que no te lo devuelvan, de que no lo valoren, de no tener una buena devolución como experiencia y para colmo, que no entienda lo que resaltaste vos...
Que todo ésto sea al revés sería un milagro ja... En fin, Rayuela es un monstruo 👾 que no leí de mi autor favorito...
Por respeto, así que imagínate lo q lo valoro... Si te lo devuelve y no se hace fan sería indigno Urtubey de vos... A todo es te expusiste ja...
La alargué demasiado... Besos!!!!
¡No, no la hiciste larga, no pasa nada!
ResponderBorrarLos libros no se prestan, si, lo se, pero... ¿Que le iba a decir, no? Me resulto raro que me lo pida, pero como el me presto un montón y yo siempre se los devolví... No podía ser mezquina.
Si no entiende lo resaltado, si no entiende el libro, si no le gusta o lo embola... El se lo pierde, jaja. ¡Es maravilloso, no me canso de decirlo! Y, en cierto modo, pasara sin entender un sesenta por ciento de mi amor hacia la literatura, vio. Se TIENE que hacer fan.
Ademas, están todas las anotaciones que le hice desde los 16 años... Si, che, le preste la biblia, un diario intimo, poco mas. Mas lo pienso y menos lo entiendo, jaja.
Esto que te cito a continuación, no lo entendí: "...La expectativa o el rollo de tus primeras frases es muy masculina... Nosotros exageramos con eso y cualquier indicio para que nos estuvieran diciendo mas de lo q en verdad nos dicen... Se entiende? ..."
PD: mientras "revisaba" la entrada, por las dudas, como suelo hacer siempre, si la volves a leer, vas a ver algunos cambios.
El tal Urtubey se comporta en forma confusa, a veces da señales de quererte como confidente, incluso como la hija de un amigo. Otras, parece atraído por vos. Hasta pedirte prestado un libro que ya tiene.
ResponderBorrarSi se siente atraído debería tener coraje, o al menos mostrar menos ambigüedad.
Curioso que se comporte parecido a Horacio, aunque no tan mal.
Un especial abrazo.