Antes de abordar la reseña de Tom Petty & The Heartbreakers, quisiera hacer hincapié en nuestro primer bolo en tierras irlandesas que fue protagonizado por el bluesman dublinés Eamonn McCormack (¡un auténtica fiera!) acompañado para la ocasión de una leyenda como es Brian "Robbo" Robertson en un local llamado Whelan’s . Una ocasión única de ver en acción al polémico guitarrista que en su día puso su sello en obras de Thin Lizzy y de aquel incomprendido pero a la vez cojonudo “Another perfect day” de Motörhead.
En esta ocasión ha sido Paulamule la encargada de hacer una crónica sobre lo acontecido durante esa velada a cargo de estas dos bestias pardas y servidor se limitará a comentar nuestro breve encuentro con ellos después del concierto. No os perdáis la entrada porque lo vivido fue de traca. Algo más de dos horas de poderoso blues/ rock’n’roll de altos vuelos con infinidad de versiones a cargo de Rory Gallagher, Muddy Waters o Bob Seger.
Al ser en un sitio muy pequeño, fuimos bastante precavidos y nos llevemos los discos de Thin Lizzy y Motörhead para que Robbo pusiera sus firmas en los libretos, pues era bastante probable estar con el mítico ex-guitarrista de Thin Lizzy. Y en efecto, el encuentro se produjo. Justo unos minutos antes, charlamos un rato con Eamonn y nos comentó que acababa justo de finalizar un pequeño tour por nuestro país y que salió encantado de la experiencia. Un tipo muy amable que desde luego merecería un mejor reconocimiento de nuestra parte porque os puedo asegurar que toca un huevo.
Al poco salió “Robbo” acompañado de su manager. Todo parecía que se iba a comportar como la típica estrella engreída y salir pitando para fuera, pero nada de todo eso. Se sentó tranquilamente en una de las mesas del local con una copa de vino blanco y se puso a firmar todo lo que la gente le iba dando. Durante nuestro turno, se hizo fotos con guasa incluida y al llegar el momento de darle el “Another perfect day”, que tantos problemas le acarreó en el pasado, y con mi intriga por ver la cara que iba a poner al dárselo, ¡sorpresa!, ni se inmutó y lo firmó amablemente. En todo momento fue muy cordial y hasta gastando bromas con todo el personal. Llegó incluso a firmar una foto de ¡Phil Lynott! con una pachorra digna de ser vista. Esa pinta de tipo duro que siempre llevó encima no hizo aparición en ningún momento de la velada, cosa que se agradece.
La experiencia pues, no pudo salir mejor aquella noche en el Whelan’s y tal como lo presentó Eamonn McCormack antes de pisar el escenario: “Brian Robertson, one of the best guitarist of the world”, nos podemos sentir muy afortunados por haber estado un ratito con semejante pedazo de músico.