Ahora que parece que tendremos una continuación al infumable
“Chinese democracy”, según palabras del teclista de Guns N’ Roses, Dizzy Reed,
nada mejor que pasar del asunto y volver a deleitarnos con algo mucho más real
y auténtico en la persona del gran Izzy Stradlin. Podía hablar maravillas de
cualquiera de sus trabajos, unos pueden estar un poco más abajo que otros pero
siempre te ofrecen grandísimas canciones. He elegido hoy este “117º” porque
quizá sea mi favorito por la variedad de estilos que engloba.
Escuchando los discos en solitario del ex gunner, uno se da
cuenta de que este hombre ama el Rock’n’roll por encima de todo y se aleja
totalmente de todo aquello que lleva la etiqueta “comercialidad”. No me extraña
que en su día se fuera por patas de la banda angelina al ver el monstruo
mediático que habían creado. Se decidió por una vida mucho más apacible y acertó
de lleno. Este disco es su segundo trabajo donde se alió con su antiguo
compañero Duff McKagan y el ex Georgia Satellites, Rick Richards, para
ofrecernos rock’n’roll puro y duro como lo hacían antaño Stones, Faces o Chuck
Berry.
Aquí nada de samplers, loops y chorradas similares,
rock’n’roll del que a todos nos gusta y seguirá gustando, prueba de ello son
trallazos guitarreros como “Ain’t it a bitch”, “Methanol” o “Freight train”;
punk para amargar cualquier fiesta indie en “Parasite”; descargas de
rock’n’roll clásico en “Ain’t it a bitch”, “Memphis” o “Up jump the devil”, y para
relajar un poquillo la cosa deliciosos medios tiempos como “Gotta say”, “Good
enough” y la más country “Bleeding”.