Mostrando las entradas con la etiqueta Basilio Uribe. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Basilio Uribe. Mostrar todas las entradas

domingo, abril 22, 2018

Basilio Uribe / Porque anduve en Ginebra en el frío



Cuando tengo una pequeña gota de alcohol en mí,
una pequeña gota, Señor
-jamás bebí, lo que se dice beber-
renace aquel momento fugaz que me diste,
la revelación en Ginebra
de la felicidad física de comer,
luego del frío y la nieve
y caminar largamente
a lo largo de la Rue Guillaume Tell.
Aprendí entonces el goce
de estar en el bullicio humano
pescando el fromage de la fondeu,
el Gruyére cultural,
perdidos sus agujeros.
Siempre te daré
gracias por ese instante,
por su luz y su color y aquella calle
que tenía el mismo nombre
que la de Altdorf,
y llegaba en el pueblito suizo-italiano
desde el hotel Poldi, minúsculo,
hasta la plaza donde Guillaume
atravesó -creamos- la manzana
con su ballesta
y luego asaetó al burgomaestre
para liberar a Suiza.
Yo vi abrirse aquel día
la eternidad que todo lo transforma,
como vi transformarse en mi niñez
las nubes y un cielo
inolvidable.

(2-III-70)

Basilio Uribe (Buenos Aires, 1916-1997), "Desmemorias. 1959-1983", La huella de su paso, Comisión Arquidiocesana para la Cultura, Buenos Aires, 1996

Ref.:
Fundación Konex
Alpialdelapalabra
La Nación

miércoles, junio 28, 2017

Basilio Uribe / Dos poemas





















Resurrección

Las cosas que vuelvo a ver
en esta mañana única
nunca serán ya las mismas.
y esto que ahora digo
con un sonido lavado
ya no se me dará más.
Serán otras, otra vez,
las palabras con que intente
manar al fin, al decirlo.

(22-X-59)


En el jardín del retiro

Nunca dejaré de ser,
y ahora, si me encuentro
andando en este parque
donde se oyen una urraca,
bichofeos y el silencio,
con ladridos lejanísimos,
es tan solo actualidad
de lo eterno que ignoramos.
La tijereta a veces
atraviesa este olvido,
no la paz inmarcesible.

La campana ahora llama
en la hora del albergante,
oh silencio en el silencio.

(24-VII-60)

Basilio Uribe (Buenos Aires, 1916-1997), "El pan del silencio" (1959-1961), La huella de su paso, Comisión Arquidiocesana para la Cultura, Buenos Aires, 1996

domingo, marzo 25, 2012

Basilio Uribe / De "La ballena"




Algunas decadencias

La pera comienza a deshacerse,
pierde los bordes, se vuelve transparente
y blanda en la carne
que debía resistir la lengua,
y en la zona de los límites,
donde fluía el agua dulce y nítida,
se adormila el gusto, híbrido ahora
de batata y papa que han estado
demasiado en el hervor.

Otra experiencia más que se degrada.
Es difícil retener el instante fugaz
de la madurez perfectamente joven.
E inútil aclararlo.
Cualquiera sería mirado con asombro
si en el almuerzo explicara
qué es un verso, y cómo puede
pasarse de punto en el pulido del oficio,
esa maldita cocina de la muerte.

5-III-75


La otra orilla

Cada día sentía el odio hecho de amor
entre zarzas y espinas que la ira
no lograba sofocar.
La vida provendría de un equivoco lejano
visto demasiado de cerca. Las espinas
serían hilos y hebras de ese nido.
Y canto sus chirridos.

9-IX-80

Basilio Uribe (Buenos Aires, 1916-1997), La ballena, Emecé, Buenos Aires, 1981

Foto: Basilio Uribe en Fundación Kónex

sábado, febrero 27, 2010

Basilio Uribe / Dos poemas




El faraón impreso

Aislada sobre la página blanca
donde está impresa en colores refulgentes,
la belleza que irradia
la máscara del faraón
excluye el polvo, la paciencia sorda
del escarabajo entre carroñas de tejidos,
el olor insidioso y otras colonias de alimañas
del tiempo. El hombre repule así la belleza
que no mantuvo la belleza
creada por el hombre. Crear
es una infinita escalinata
donde cada escalón se ensucia luego,
y sólo el nuevo nos deslumbra todavía
para que pronto lo pisemos.

3-VIII-74


La luz quieta del otoño

Primero vino la lluvia, luego
el frío de la tarde
en el cuarto sin otros. La ausencia
se adueña siempre del sábado y el domingo
como un bloque que colma cada rincon,
donde una figura sola ni siquiera intenta
que el tiempo pase. Aguarda sin espera,
mira la aralia contra el cedro,
en el equívoco que crea la perspectiva
vista desde el sillón, y a veces
el televisor. La comedia chispea
o de pronto se quiebra
con el destello melancólico del amor
impedido por falta de dinero.
Casi no hay transcurso en la tarde.
La luz del nublado se sucede siempre a sí misma.

20-IV-74

Basilio Uribe (Buenos Aires, 1916-1997), Raúl Gustavo Aguirre, Antología de la poesía argentina, Ediciones Librería Fausto, Buenos Aires, 1979


Ilustración: Máscara del faraón, dibujo para pintar Yodibujo.com


De Uribe en este blog:
Objeto psicológico

lunes, marzo 09, 2009

Ese era el cuadro


Objeto psicológico


Ese era el cuadro: no podría dejar de verse,
vuelto objeto psicológico. El entomólogo
observaría al insecto, puestos electrodos
diminutos en las antenas. Exploraría su psiquis,
ese almacén de productos en sombras
que propondrían una madurez de hongos,
y otros que encogerían, resecos; donde tal vez unos pocos
aguardaran frescos hasta el momento
de consumirse en la luz de un solo día,
de una hora, de un minuto.
Él estaría en la puerta, mirando al cuadro,
cuidando los limites y la aduana
que no debían ser traspasados.
Ni siquiera en sueños.

18-IX-80

Basilio Uribe (Buenos Aires, 1916-1997), Antología inédita, Ediciones La Isla, Buenos Aires, 1984

Ilustración: Raúl Lozza, Radiografía de obra, 1973 Del Infinito Arte