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lunes, abril 28, 2014

Egon Schiele / Dos poemas, 2















Dos clérigos

El prado verde–gris–naranja
realza
el cepo de satén redondo que gira en centelleos negros,
en la pesada cabeza siena–carmín,
la cabeza sobre la que centellean los cristales brillantes
resplandecientes.
La blanca cadena con la cruz se balancea.
A su lado, con largos pasos de segador,
camina
en una permanente cólera negra el mirón que lleva lentes
y habla mascullando en el paisaje abandonado.


Autorretrato

Yo soy todo a la vez,
pero nunca lo haré todo al mismo tiempo.


Egon Schiele (Tulln, 1890-Viena, 1918), Yo, eterno niño. Poemas, traducción de Jorge Segovia, Maldoror Ediciones, Vigo, 2005
Envío de Jonio González


ZWEI KLERIKER

DER ORANGEGRAUGRÜNE GRASACKER
deckt
den rollrund-schwarzglänzenden Atlasklotz
mit dem karminbraunen dicken Kopf,
den Kopf, worauf die glitzergleißenden Gläser glänzen.
Die weiße Kreuzkette baumelt.
In großen Gratschen neben diesem
schreitet
der lange ixgraugrantige, bleiche Brillengucker
und spricht brummig im losen Land.


SELBSTBILDNIS

ICH BIN ALLES ZUGLEICH,
aber niemals werd’ ich alles zu gleicher Zeit tun.


domingo, abril 27, 2014

Egon Schiele / Dos poemas















Música durante el ahogamiento

Por momentos, el río negro doblegaba
todas mis fuerzas bajo su yugo.
Las aguas bajas, yo las veía profundas,
y las orillas en pendiente suave, abruptas y elevadas.
Arrastrado por el torbellino de las olas, luchaba
y oía las aguas en mí,
las buenas, las bellas aguas negras ––
Después, de nuevo respiré una fuerza dorada.
La corriente fluía, poderosa, siempre más poderosa.



Sensación

Los grandes vientos de las alturas
enfriaron mi columna vertebral,
y ahora mi mirada es estrábica.
Sobre una pared leprosa, vi
el mundo entero
con todos sus valles, y sus montañas, y sus extensiones
          de agua,
con todos sus animales que se desplazaban a lo lejos –
Las sombras de los árboles y las manchas del sol
me recordaron las nubes.
Sobre esa tierra, yo caminaba
y no percibía mis miembros
de tan ligero como me sentía.


Egon Schiele (Tulln, 1890-Viena, 1918), Yo, eterno niño. Poemas, traducción de Jorge Segovia, Maldoror Ediciones, Vigo, 2005
Envío de Jonio González



MUSIK BEIM ERTRINKEN

IN MOMENTEN JOCHTE DER SCHWARZE FLUSS
meine ganzen Kräfte.
Ich sah die kleinen Wasser groß
und die sanften Ufer steil und hoch.
Drehend rang ich
und hörte die Wasser in mir,
die guten, schönen Schwarzwasser ––
Dann atmete ich wieder goldene Kraft.
Der Strom strömte starr und stärker.



EMPFINDUNG

HOHE GROSSWINDE MACHTEN KALT
mein Rückgrat
und da schielte ich.
Auf einer kratzigen Mauer sah ich
die ganze Welt
mit allen Tälern und Bergen und Seen,
mit all den Tieren, die da umliefen –
Die Schatten der Bäume und die Sonnenflecken
erinnerten mich an die Wolken.
Auf dieser Erde schritt ich
und spürte meine Glieder nicht,
so leicht war mir.