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sábado, julio 30, 2022

Silvia Dabul / De "La función de la marea"




Viaje de invierno *

Nieve, tú que conoces mi tristeza
                              Wilhelm Müller

El hombre se asemeja a una pelota con la que juegan la casualidad y la pasión.
                                                                                                      Franz Schubert



Buenas noches

Escribo sin poder elegir el momento para mi viaje. La luna dibuja una sombra y me siento extraña esta noche. Podría empujar una nota debajo de tu puerta, pero el amor es un perro loco y no quiero molestarte. La oscuridad nubla mi camino y altera mi sueño. No hay daño, sino nieve entre las flores. ¿Por qué debería quedarme? Dios hizo los blancos campos y el vagabundeo para seguir las huellas de sus animales.

Lágrimas

La rueda del invierno gira. Guardo en un cofre todo el hielo del mundo, pero mi mano es una fuente tibia que podría derretir los polos. Te busco en los ojos de los gatos, en las patas de las palomas. Ese deseo que tantas veces me ronda aparece cada vez más a menudo. Esta mañana parece una foto congelada y he llorado sin darme cuenta. Al contacto con superficies muy frías, es propiedad del rocío brotar del aire y de nosotros.


Última esperanza

Tiemblo cada vez que puedo. A veces me quedo de pie frente a mi tumba mirando cómo las hojas se desvanecen y viajan en medio del viento. Como ellas, mi pensamiento se desprende y vuela. La esperanza me empuja hasta hacerme caer. Ojalá que alguna vez puedas conocer este jardín. Floreceré por aquí y allá después de hundirme semilla en un suelo de colores.


En el pueblo

Se demoran en el lecho los perros durmientes. Cada uno sueña su porción de felicidad. Disfruto de cierta dulzura y también me quedo un rato más sobre mi almohada. Sonidos de cadenas. Soy guardiana de lo que no poseo, podría ladrar todo el día a la gente que pasa y después desaparece. 


La señal

Una calle ante mis ojos. Y el poste que indica la dirección hacia las rocas desconsoladas. Caminante de ciudades sin rumbo y sin paz. Un deseo tonto me aleja de la gente. ¿Dónde esconderme para evitar la muchedumbre? ¿Dónde el puente que lleva al desierto? Nunca me gustó pisar escarcha. Ansío llegar, como un viajero ansía llegar en la noche oscura a un punto radiante.

Silvia Dabul (Mendoza, Argentina, 1962)

La función de la marea
,
La Gran Nilson,
Buenos Aires, 2022









* Viaje de Invierno (Winterreise), la serie de lieder de Franz Schubert sobre poemas de Wilhelm Müller, es la base de estos textos que recrean poemas de Müller y cartas de Schubert. Sus títulos son los de los lieder (N. del Ad.)


Foto: Gentileza de la autora

domingo, septiembre 17, 2017

Silvia Dabul / De "Diario de fuga"















Día 24

Fuga inversa. El tema es la comprensión. El director indica un tiempo ágil. Sujeto y contrasujeto rotan de lugar, costumbres y dirección. Uno es otro, otro es uno. Ambos caminan invertidos en contrapunto hasta coincidir en el silencio central, en el que durante un segundo se miran y duelan. Las flores de utilería son azules. El resto de los personajes simula distracción.

Día 23

Códigos elementales y secundarios. El fondo del escenario se cubre con un gran lienzo lleno de dibujos de sombreros. Cientos, miles de sombreros. Los personajes se rapan completamente. Eliminan la raíz de sus ilusiones. El tiempo es lánguido, como de pavana o alguna danza vetusta. De a uno van dejándose caer sin resistencia en una plataforma inflable. Hay humo y el efecto es dulce. Formas que se entregan a lo blando como partículas inanes.

Día 22

El sujeto lleva un cronómetro en la mano. El tema es la exactitud. El elenco se muestra nervioso en condiciones de medida estricta y la fuga se torna insoportable. Moscas en el recinto. El director se irrita. Su objetivo es ajustar el mecanismo hasta un extremo inhumano. Ser instrumento del blanco absoluto, máquina de gorjear perfecta. Cree que un engranaje sin lesiones lo acerca a Dios.

Día 21

Movimiento tranquilo, registro de laúd. Las mujeres llevan vestidos claros y adornos con puntilla. El objetivo es frivolidad rococó. El sujeto circula sin confrontar densidades, como pato en agua empalagosa. El contrasujeto se siente completamente inútil. Su rol es oponerse, ser carne de tensión. Detiene la escena con gritos de protesta. Las mujeres marcan el compás con triángulos. Entran por un oído, salen por el otro. El sujeto continúa su recorrido sin mayor complicación.

Día 20

Noche cerrada. Todo es gravedad. Ritmo lentísimo surcado por silencios esponjosos. Los personajes caminan sin tocarse, con la mirada perdida. Son sonámbulos, o ciegos incipientes. El escenario está lleno de pozos y con cada entrada del sujeto alguien cae y desaparece englutido. Es una danza en desmedro. Púdica, parsimoniosa. El cielo se puebla de pájaros raros.

Silvia Dabul (Mendoza, Argentina, 1962), Diario de fuga, inédito

Ref.: Silvia Dabul

martes, junio 18, 2013

Poemas elegidos, 34


Silvia Dabul
(Mendoza, 1962)

Un hombre trepa por las paredes y sube al cielo, de Edgar Bayley
Me gusta el ascenso de este hombre decidido que se detiene a oler malvones, geranios y hortensias, flores sin aroma alguno. Mi homenaje a Edgar Bayley, a su hombre solitario que trepa, y a la arbitrariedad que permite la poesía:




De la inexistencia de un aroma y una pierna (de Silvia Dabul)

Hoy murió, a las diez de la mañana,
el hermano de mi madre.
Lo hizo esta vez completamente,
su pierna derecha había muerto solitaria
algunos años antes.
Es posible que fuera la izquierda,
pero no es esto crónica
y a los efectos del verso
es sin duda mejor mantener 
-aunque dudosa- 
la derecha ausencia intacta.

Ya Bayley hizo trepar a ese hombre
por la pared al piso trece,
y no le puso obstáculos en el camino
cuando se detuvo a aspirar 
el improbable olor
de hortensias y malvones.

Así yo, 
amparada en la impunidad del poeta,
preclara, 
sin ambigüedades,
me dispongo a amputar
la pierna equivocada de mi tío muerto
a las diez de la mañana,
el hermano de mi madre.
                                     
                                                    2005


Un hombre trepa por las paredes y sube al cielo

Colgado de una soga
el hombre que escala las paredes
tiene fuertes zapatones con clavos
Escala las paredes
porque ha olvidado las llaves de su casa
y mientras escala las paredes
hasta llegar al piso trece
se detiene algunos momentos
en los balcones de cada piso
donde aspira el olor de los geranios
las madreselvas
las hortensias
y los malvones
Hay sol
gallardetes
vendedores ambulantes
y más allá está el río
y más allá los puentes
por donde se va a la pampa
Abajo están los niños
que salen de las escuelas
y por el cielo pasan aviones y pájaros
y sombreros de anchas alas
que el viento arrancó a los desprevenidos
La soga ha sido atada a la viga
que sobresale en la azotea
Un hombre la ciñó a su cintura
y asciende tomándose de la soga
con sus manos enguantadas
Usa un chaleco floreado y una gorra a cuadros
Debe llegar al piso trece
donde tiene que regar unos claveles
pisar maíz
escribir unas cartas
y preparar una cazuela
Sube lentamente
y en cada piso se detiene un rato para descansar
Entra en el balcón de cada piso
y se sienta en un sillón
o se extiende sobre una reposera
y conversa con la vecina o los vecinos
y acepta un café o un mate
o deja caer un chorro de una bota de vino
en su garganta
o juega a las cartas
o escucha confidencias y da consejos
y cuenta algún episodio de su vida
hasta que saluda y se va
y sigue trepando por las paredes
colgado de una soga
Es el hombre que tiene fuertes zapatones con clavos
y un chaleco floreado y una gorra a cuadros
que olvidó las llaves de su casa
y aspira el olor de los geranios
y debe llegar al piso trece
antes de que aparezcan los búhos
y se iluminen las ventanas
Están los pájaros y el río allá lejos
y el césped del parque
y los caballos que galopan por la llanura
y esta silla desvencijada
y la bañera
fuera de uso
llena de tierra y de flores
y el mar y el navío que se acerca
y la lagartija que se escurre entre las rocas
y el vendedor de diarios que desde abajo
le grita consejos y advertencias
mientras el hombre vuela
asciende
conquista cada piso con esfuerzo
y mira siempre hacia arriba
la tierra está lejos
el cielo está lejos
El hombre que trepa por las paredes
colgado de una soga
cuando entra en una casa por el balcón
es bien recibido por los vecinos
y él trata de ser útil
pero en uno de los pisos
una mujer inesperada
que es una sola
y al mismo tiempo
todas las mujeres de su vida
le pide que la lleve con él
Entonces ella se ata también con la soga
y sube con el hombre
más allá del piso trece
hacia las nubes
el aire libre
el cielo
el viento
entre los geranios
las sombrillas
las reposeras
sobre puentes y puestos de diarios
y mástiles
y enredaderas
y algunas gotas
y semillas
y sueños
con su gorra a cuadros
con su chaleco floreado
con su enamorada de siempre

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919-1990)

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Foto: Silvia Dabul en Hostnews

lunes, mayo 07, 2007

Silvia Dabul / Multiplicación






















Próxima a territorio
de murciélagos duerme
entre telones
con una ventana abierta

rigor de oscuridad
ramalazos de agua helada

ni duda
ni estigma
aparecen en la escena

de rodillas desentierra
divide bulbos bajo el sol

desliza las manos por el vestido

palma dorso

hasta dejarlas limpias

dorso
palma

libres de temblor
de toda náusea

Silvia Dabul (Mendoza, Argentina, 1962), Lo que se nombra, Ediciones en Danza, 2006