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jueves, septiembre 05, 2024

Seamus Heaney / Dos poemas



Adopción

                       A Michael McLaverty

"¡La descripción es revelación!" Royal
Avenue, Balfast, 1962,
Una tarde de sábado, encantado de verme
A mí, recién llegado al lengaje, me tomó
Del codo. "Escucha. Ve por tu camino.
Haz lo tuyo. Recuerda a 
Katherine Mansfield -Contaré
Cómo crujía el canasto de la ropa... es nota de exilio.
Pero nada de exageración:
"Que tus venas no sobresalgan en la birome".
Y después: "¡Pobre Hopkins!" Tengo los Diarios
Que me dio, subrayados, su yo encorvado
Obediente a su dolor. Discernía en todas partes
Las líneas de la paciencia
Y me adoptó y me soltó al mundo, con palabras
Impuestas en mi lengua como óbolos.

[North, 1975]


Exposición

Es diciembre en Wicklow:
Alisos que gotean, abetos
Que heredan la última luz,
El fresno frío de mirar.

Un cometa perdido
Debería ser visible al atardecer.
Esos millones de toneladas de luz
Como un centelleo de bayas y botones de rosa.

Y a veces veo una estrella fugaz.
¡Si pudiera llegar en un meteorito!
En cambio camino entre hojas húmedas,
Cáscaras, las gastadas ocasiones del otoño,

Imaginando un héroe
De algún sucio compuesto,
Su don como una honda
Que defiende a los desesperados.

¿Cómo terminé así?
A menudo pienso en mis amigos,
En sus bellos prismáticos consejos
Y en los férreos cerebros de lo que me odian

Y me siento a sopesar y sopesar
Mi responsable tristia.
¿Para qué? ¿Para el oído? ¿Para la gente?
¿Para lo que se dice tras la espalda?

La lluvia atraviesa los alisos,
Sus graves voces conducentes
Mascullan caídas y erosiones
Y cada gota recuerda, sin embargo,

Absolutos de diamante.
No soy un internado ni tampoco informador;
No soy un emigrado interior, que se ha dejado el pelo largo
Y se ha tornado reflexivo; un ruido en la madera

Que ha escapado a la masacre,
Tomando coloración protectora
Del tronco y la corteza, sintiendo
Todo viento que sopla,

Y que, azuzando estas chispas,
En procura de su magro calor, ha perdido
El portento único en la vida,
La pulsante rosa del cometa.

[North, 1975]

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939-Dublin, 2013), Diario de Poesía n° 7, Buenos Aires, verano de 1987 y 1988 
Traducción de Mirta Rosenberg

Más poemas de Seamus Heaney en Otra Iglesia Es ImposibleUNAM, A Media Voz, Altazor, Ogham
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Foto: Seamus Heany, Dublín, 2007 Eamonn McCabe/The Guardian

miércoles, junio 14, 2023

Seamus Heaney / El encargo



“¡Vamos! Hijo, rápido, corre
y dile a tu madre que trate
de encontrarme una burbuja para el nivel
y un nudo nuevo para esta corbata.” 

Pero sé que le dio alegría que me plantara,
delante de él con una sonrisa
que superaba la suya y su encargo tonto
esperando el siguiente paso en el juego.

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939 - Dublín 2013), Spirit Level, Faber & Faber, Reino Unido, 1996
Traducción de Jorge Fondebrider


Foto: BBC

The Errand 

'On you go now! Run, son, like the devil
And tell your mother to try
To find me a bubble for the spirit level
And a new knot for this tie.’ 

But still he was glad, I know, when I stood my ground,
Putting it up to him
With a smile that trumped his smile and his fool’s errand,
Waiting for the next move in the game.

jueves, febrero 23, 2023

Seamus Heaney / Vida de estante




1. Chispa de granito

Piedra veteada. Aberdeen de la mente.

Diciendo Brindemos por la unión
me he hecho daño en la mano al apretar
esta hoja de corte de la Torre de Martello
de Joyce, este brillante manchado insoluble

que conservo, pese a tener poco en común con él,
una especie de cuchillo circuncidor de la edad de
      piedra,
un filo calvinista en este mi nido complaciente.
El granito es irregular, como la sal, castiga

y exige. Vengan a mí, dice,
todos aquellos que padecen trabajo y fatiga; no
los refrescaré. Y añade: Aprovechen el día.
Y: Tómenme o déjenme. Allá ustedes.


2. Vieja plancha

Con frecuencia la observé levantarla
desde donde su cuña compacta montaba
la parte trasera de la estufa
como un remolque anclado.

Para saber, de oído, qué tan caliente estaba,
palmoteaba la superficie de acero
o se la acercaba a la mejilla,
adivinando así el peligro en potencia.

Suaves golpecitos sobre el burro de planchar.
Su anguloso codo con hoyuelos
y su inclinación intencional
conforme conducía la plancha

como un cepillo de carpintero entre las sábanas,
el resentimiento de todas las mujeres.
Trabajar, según aquella embestida sorda,
es poner una cierta masa en movimiento

a lo largo de una cierta distancia,
es impulsar el propio peso y sentirse
exacto e igual a él.
Sentirse arrastrado. Y alegre.


3. Viejo cacharro

No pertenece a la edad de plata, sino a un cierto
analfabetismo que habita bajo estas vigas:
un plato abollado, sobado, ahumado,
lleno de tormentas, manchado y corriente.

Me fascina el peltre tal cual, mi suave opción
cuando de metales se trata —después de la soldadura
que llora en contacto con la plancha caliente—;
triste y plácido como un aliso de corteza brillante

reflejado en la orilla nebulosa de un estanque,
donde creyeron que me había ahogado un día de
 invierno,
como lanzar una piedra desde casa, cuando todo el
 campo
era bruma y yo me escondía a propósito.

De destellos se compone el alma.
Retos nebulosos, resplandores lejanos de conciencia
y solapadas verdades a medias de verdadero amor.
Y toda una inundación tardía por el deshielo ancestral.


4. Gancho de acero

Tan parecido a un diente de trilladora,
escucho el rozar de un jaez y el golpeteo
de las piedras en un campo recién arado.
Pero se trataba de la era del vapor

en Eagle Pond, New Hampshire,
cuando este herrumbroso gancho que ahí encontré
fue dirigido y conducido
para arreglar un diente de trilladora.

¿Qué garantiza la permanencia de las cosas
si un sistema de rieles puede levantarse
como una larga zarza desde las hierbas cenagosas?
Sentí que había vuelto en mí

por el sendero de césped silencioso
donde saqué este pedazo de acero como una espina
o una palabra que había creído mía
de la boca de un extraño.

Y aquello que lo hundió
con un último golpe sordo,
muy dentro del durmiente
alquitranado, ¿dónde está?

¿Y el mango curtido de sudor?
Pregúntales a los del vagón de cola,
sordos y en su lugar;
las sombras los han dejado atrás.


5. Piedra de Delphi

Que me lleven a la capilla de madrugada
cuando el mar esparza rumbo al sur sus lejanas
cosechas de sol,
y yo realice la ofrenda matutina una vez más:
que me salve del miasma de la sangre derramada,
que controle la lengua, tema a hybris, tema al dios
hasta que se exprese sin trabas por mi boca.


6. Bota de nieve

La presilla de una bota de nieve cuelga de la pared
sobre mi cabeza, en un cuarto quieto y a la deriva:
es como una cifra escrita a todo lo largo,
un jeroglífico para todos los ámbitos del susurro.

Con tal de seguirle el rastro a una palabra,
abandoné la habitación tras una tormenta de amor
y trepé por las escaleras del tapanco como un
 sonámbulo,
abrigado y con la sangre caliente, restregando la costra
 de nieve.

Luego me senté ahí a escribir, imaginando en silencio
sonidos como los del amor después de larga
 abstinencia.
animado y absorto y dispuesto
bajo el signo de una bota de nieve en la pared.

La presilla de la bota, como papalote de otra época,
se alza al viento y se pierde de vista.
Ahora, sentado, en blanco veo la gradual brillantez
 de la mañana,
su expresión distante, inviolada.

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939-Dublin, 2013), "Station Island" [1984], Seamus Heaney, Selección, traducción y nota introductoria de Pura López Colomé, Material de Lectura n° 191, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2013


jueves, febrero 03, 2022

Seamus Heaney / La forja




Todo lo que conozco es una puerta a la oscuridad.
Afuera, los viejos ejes y flejes de hierro oxidándose.
Adentro, el repique breve y alto del yunque martillado,
El impredecible abanico de las chispas
O el siseo de una herradura templándose en el agua.
El yunque debe estar de algún modo al centro,
Astado como un unicornio, cuadrado en un extremo,
Y allí inamovible: un altar
Donde él se gasta a sí mismo en forma y música.
A veces, con delantal de cuero y pelos en la nariz,
Se asoma por el vano, evoca el retumbar
De cascos donde ahora el tráfico centellea en filas,
Después gruñe y entra con un portazo y un revuelo
A moldear el hierro verdadero, a hacer andar los fuelles.

[Door into the Dark, 1969]

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939-Dublin, 2013), Diario de Poesía n° 7, Buenos Aires, verano de 1987 y 1988 
Traducción de Mirta Rosenberg



The Forge

All I know is a door into the dark.
Outside, old axles and iron hoops rusting;
Inside, the hammered anvil’s short-pitched ring,
The unpredictable fantail of sparks
Or hiss when a new shoe toughens in water.
The anvil must be somewhere in the centre,
Horned as a unicorn, at one end and square,
Set there immoveable: an altar
Where he expends himself in shape and music.
Sometimes, leather-aproned, hairs in his nose,
He leans out on the jamb, recalls a clatter
Of hoofs where traffic is flashing in rows;
Then grunts and goes in, with a slam and flick
To beat real iron out, to work the bellows.

Door into the Dark, Faber & Faber, Londres, 1969

martes, julio 13, 2021

Seamus Heaney / Muerte de un naturalista



Todo el año el barrial que empapaba el lino ulceraba en el corazón
el pueblo; verde y pesado
el lino se había podrido ahí, aplastado por enormes terrones.
achicharrado a diario bajo el severo sol.
Las burbujas hacían gárgaras delicadamente, las moscas azules
tejían una poderosa gasa de sonido alrededor del olor.
Había  libélulas, mariposas moteadas,
pero lo mejor de todo era la baba cálida y espesa
de los huevos de rana que crecían como agua coagulada
a la sombra de las orillas. Allí, cada primavera
yo llenaba tarros de mermelada con las gelatinosos
manchitas para ordenarlos en los alféizares de casa,
o en los estantes de la escuela, y esperaba y observaba hasta que
aquellos puntos engordaban y explotaba en ágiles
renacuajos nadadores. Miss Walls nos explicaba por qué
la rana papá se llamaba rana toro
y cómo croaba, y por qué la mamá rana
ponía cientos de huevecillos que eran los
huevos de la rana. Podías predecir el tiempo por las ranas también,
porque se ponían amarillas con el sol y marrones
con la lluvia.

Luego, un día caluroso, cuando los campos hedían
a bosta de vaca entre el pasto, las ranas airadas
invadieron el barrial; me agaché entre los setos
atraído por un rudo croar que no había oído
antes. El aire estaba denso por un coro de bajos.
Justo bajo la presa había ranas panzonas alerta
sobre los terrones; sus cuellos flojos se hinchaban como velas. Algunas saltaban:
los chapoteos y hundimientos eran obscenas amenazas. Algunas quietas,
serenas como granadas de lodo, con sus cabezas chatas, pedorreaban.
Sentí náuseas, me di vuelta y corrí. Los grandes reyes del limo
se habían reunido allí para vengarse, y yo sabía
que si hundía la mano, los huevos la atraparían.

Seamus Heaney  (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939-Dublin, 2013), Death of a Naturalist, Faber & Faber, Londres, 1966
Traducción de Jorge Fondebrider




Death of a Naturalist

All year the flax-dam festered in the heart
Of the townland; green and heavy headed
Flax had rotted there, weighted down by huge sods.
Daily it sweltered in the punishing sun.
Bubbles gargled delicately, bluebottles
Wove a strong gauze of sound around the smell.
There were dragonflies, spotted butterflies,
But best of all was the warm thick slobber
Of frogspawn that grew like clotted water
In the shade of the banks. Here, every spring
I would fill jam potfuls of the jellied
Specks to range on window sills at home,
On shelves at school, and wait and watch until
The fattening dots burst, into nimble
Swimming tadpoles. Miss Walls would tell us how
The daddy frog was called a bullfrog
And how he croaked and how the mammy frog
Laid hundreds of little eggs and this was
Frogspawn. You could tell the weather by frogs too
For they were yellow in the sun and brown
In rain.

Then one hot day when fields were rank
With cowdung in the grass the angry frogs
Invaded the flax-dam; I ducked through hedges
To a coarse croaking that I had not heard
Before. The air was thick with a bass chorus.
Right down the dam gross bellied frogs were cocked
On sods; their loose necks pulsed like sails. Some hopped:
The slap and plop were obscene threats. Some sat
Poised like mud grenades, their blunt heads farting.
I sickened, turned, and ran. The great slime kings
Were gathered there for vengeance and I knew
That if I dipped my hand the spawn would clutch it.

viernes, abril 02, 2021

Seamus Heaney / Tres poemas

















Cuadraturas

XX

En la Plaza Roja, el muro de ladrillo del Kremlin
Parecía inocuo, a escala, justo para que a su lado
La gente se comportara bien, afuera o adentro.

Enfrente, el gran espacio despejado daba vértigo.
Pasé la vista por el alzamiento y curva del empedrado
Como los que fulguraban cuando soñé volar

Sobre la vieja carretera, con todo el aire
Abanicándome cuello y esternón.
(Stalin llamaba a Pasternak "vagabundo entre nubes"...)

¡Qué terrible historia y qué protegidas alegrías!
Explosivo estiércol de caballo sobre calles de 1940.
Bombardeos de noticiario, tan inofensivos como nubes de polvo.

Viendo visiones, 1991


Un símil normando

Ser tan maravillosamente uno como el río, su agua,
que, según Geraldo de Gales, corre junto al muelle de Arklow
aún en marea alta, cuando uno esperaría salada el agua.


W. H. Auden (1907-1973)

Después de Oxford e Islandia, España, Berlín y Freud,
después de Marx y los Treinta: Nueva York, Chester y Dios,
Una pausa para la po-ética. El ascenso moral al Parnaso,
Y luego, ahorros, libretos, martinis, pantuflas y el rostro.
Concebido en el tesoro de palabras, giros de lenguaje y vocerío,
fue instructor, fuente de instrucción, y de maestro de poesía:
los anillos arbóreos del genio resonaban en su voz, definitiva.

La luz de las hojas, 1999

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, Reino Unido, 1939-Dublin, 2013), Obra reunida, Trilce-CONACULTA, México, 2015
Traducción de Pura López Colomé


martes, enero 01, 2019

Seamus Heaney / También un perro aullaba en Wicklow esta noche

                         
        













                           in memoriam Donatus Nwoga

Cuando los seres humanos repararon en la muerte,
Enviaron un mensaje a Chukwu con el perro:
Querían volver a entrar a la casa de la vida.
No querían acabar perdidos para siempre,
Como leña en brasas que se disuelve en el humo
O cenizas que se lleva el viento hacia la nada.
Sería mejor ver sus almas en crepuscular parvada,
Graznando y regresando a su antiguas perchas,
Sus aire brillantes y matinales despliegues de alas.
Morir sería como pernoctar en el bosque:
Con las primeras luces volverían a la casa de la vida.
(El perro debía informar todo esto a Chukwu).

Pero la muerte y los seres humanos dejaron de importarle
Cuando, trotando, se alejó del sendero y comenzó a ladrarle
A otro perro a plena luz del día, a ladrarle simplemente
En respuesta desde la otra, distante, margen de aquel río.
Y así fue como el sapo llegó hasta Chukwu primero.
El sapo, que había acertado a oír en un principio
Lo que el perro debía comunicar. "Los seres humanos -dijo-
(Y en esto de le dio crédito absoluto)
Quieren que la muerte dure para siempre."

Entonces Chukwu vio las almas de la gente en forma de aves
Orientándose hacia él como manchas negras al ponerse el sol
Hasta un lugar donde no habría perchas ni árboles
Ni camino alguno de regreso a la casa de la vida.
El pensamiento se le encendió y oscureció a un tiempo
Y nada de lo que el perro lograra decir después
Cambiaría aquella visión. Grandes jefes y grandes amores
Bajo la luz desvanecida, el sapo en el lodo,
El perro aullando la noche entera tras la casa de la muerte.

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, Reino Unido, 1939-Dublin, 2013), "El nivel" [2000], Obra reunida, Trilce-CONACULTA, México, 2015
Traducción de Pura López Colomé

Zenda - A Media Voz

Foto: AP/WBUR


A Dog Was Crying Tonight in Wicklow Also 

                          In memory of Donatus Nwoga

When human beings found out about death
They sent the dog to Chukwu with a message:
They wanted to be let back to the house of life.
They didn’t want to end up lost forever
Like burnt wood disappearing into smoke
Or ashes that get blown away to nothing.
Instead they saw their souls in a flock at twilight
Cawing and headed back to the same old roosts
And the same bright airs and wing-stretchings
Each morning.
Death would be like a night spent in the wood:
At first light they’d be back in the house of life.
(The dog was meant to tell all this to Chukwu.)

But death and human beings took second place
When he trotted off the path and started barking
At an other dog in broad daylight just barking
Back at him from the far bank of a river. 
And that is how the toad reached Chukwu first,
The toad who’d overheard in the beginning
What the dog was meant to tell.
‘Human beings,’ he said
(And here the toad was trusted absolutely),
‘Human beings want death to last forever.’ 

Then Chukwu saw the people’s souls in birds
Coming towards him like black spots off the sunset
To a place where there would be neither roosts 
Not trees
Nor any way back to the house of life.
And his mind reddened and darkened all at once
And nothing that the dog would tell him later
Could change that vision. Great chiefs and great loves
In obliterated light, the toad in mud,
The dog crying out all night behind the corpse house.

lunes, agosto 01, 2016

Seamus Heaney / El subterráneo













Nos recuerdo corriendo por el túnel,
Tú, envuelta en el abrigo de viaje,
Y yo, un gran dios de fragata, atajándote el camino
Para que no te volvieras junco

O alguna flor blanca jaspeada con carmesí,
Mientras el abrigo aleteaba salvaje y un botón tras otro
Salían volando y caían sobre tu rastro
Entre el subterráneo y el Albert Hall.

De luna de miel, bajo la luz de luna, llegando tarde a los conciertos.
Nuestros ecos se ahogan en aquel corredor y ahora
Vengo como Hänsel, entre las piedras bañadas de luz de luna,
Recorriendo de nuevo aquel sendero, recogiendo los botones,

Para terminar en una estación de luces encendidas
Donde los trenes se han ido, los rieles mojados,
Desnudos y tensos como yo, todo atención,
Tras tus huellas, y maldito sea si vuelvo la vista.

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, Reino Unido, 1939-Dublin, 2013), "Isla de las estaciones" [1984], Obra reunida, traducción de Pura López Colomé, Trilce-CONACULTA, México, 2015

Foto: Raidió Teilifís Éireann (RTÉ)


The Underground

There we were in the vaulted tunnel running,
You in your going-away coat speeding ahead
And me, me then like a fleet god gaining
Upon you before you turned to a reed

Or some new white flower japped with crimson
As the coat flapped wild and button after button
Sprang off and fell in a trail
Between the Underground and the Albert Hall.

Honeymooning, moonlighting, late for the Proms,
Our echoes die in that corridor and now
I come as Hansel came on the moonlit stones
Retracing the path back, lifting the buttons

To end up in a draughty lamplit station
After the trains have gone, the wet track
Bared and tensed as I am, all attention
For your step following and damned if I look back.

martes, abril 08, 2014

Seamus Heaney / Norte




Retorné a una costa alargada
la curva en forma de martillo de una bahía
y encontré sólo los poderes
profanos de los truenos del Atlántico.

Enfrenté las invitaciones
impensadas de Islandia,
las poblaciones patéticas
de Groenlandia, de pronto

aquellos fabulosos invasores
aquellos que se extendían por Orkney  y Dublín
medidos a través
de sus largas espadas oxidadas

aquellos en la maciza
barriga de los barcos de piedra
aquellos hachados y destellando
en la grava de arroyos que se descongelaban

eran ensordecidos por el océano
que me alentaba, levantaba otra vez
con violencia y epifanía.
La lengua nadadora del barco vikingo

flotaba mirando hacia atrás
decía que el martillo de Thor se balanceaba
hacia la geografía y el comercio
hacia torpes alianzas y venganzas,

los odios y críticas por la espalda de
los Althing, hacia las mentiras y mujeres
hacia el desgaste de  la paz propuesta
y la memoria madurando la sangre derramada.

Dijo, “Recuéstate
en la palabra atesorada, ahonda en
las vicisitudes de la vida y en el resplandor
de los pliegues de tu cerebro.

Escribe en la oscuridad
Espera   la larga incursión
de una  aurora boreal
pero nunca una cascada de luz.

Mantén tu ojo cristalino
como la punta de una estalactita
confía en el tesoro esencial que tus
manos conocieron”.

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, 1939-Dublin, 2013), North, 1975, en The Poetry Foundation
Versión de Marina Kohon en Distantes, inédito

Nota de la traductora: Alþingi (derivada de la antigua palabra nórdica Alþing o Althing) es el parlamento nacional de Islandia, cuya fundación tuvo lugar en 930 en la región de Þingvellir [Thingvellir], a 45 kilómetros de la que luego sería la capital de la república, Reykjavik.

Foto: The Times/Getty Images


North

I returned to a long strand,
the hammered curve of a bay,   
and found only the secular
powers of the Atlantic thundering.

I faced the unmagical
invitations of Iceland,
the pathetic colonies
of Greenland, and suddenly

those fabulous raiders,
those lying in Orkney and Dublin   
measured against
their long swords rusting,

those in the solid
belly of stone ships,
those hacked and glinting
in the gravel of thawed streams

were ocean-deafened voices
warning me, lifted again
in violence and epiphany.
The longship’s swimming tongue

was buoyant with hindsight—
it said Thor’s hammer swung
to geography and trade,
thick-witted couplings and revenges,

the hatreds and behind-backs
of the althing, lies and women,   
exhaustions nominated peace,   
memory incubating the spilled blood.

It said, ‘Lie down
in the word-hoard, burrow   
the coil and gleam
of your furrowed brain.

Compose in darkness.   
Expect aurora borealis   
in the long foray
but no cascade of light.

Keep your eye clear
as the bleb of the icicle,
trust the feel of what nubbed treasure   
your hands have known.’