Descubrí a The Rods hace pocas semanas, en el concierto de la banda de pendejos homenaje a Dio, compartiendo cartel con Anvil. The Rods fueron los primeros en salir, y me sorprendió su hard rock reserva, sin costuras, callejero, motorizado. Un trío de veteranos salidos del túnel del tiempo que conservaban una dignidad envidiable. Los tres, bajo, guitarra y batería en una forma fantástica. El líder de la banda, David "Rock" Feinstein es primo de Ronnie Dio, y militó con él en Elf. En los últimos tiempos pues, me ha dado por seguirles la pista a The Rods, y me he encontrado con una curiosa bifurcación de la New Wave of British Heavy Metal por la vía USA. Una banda americana que a principios de los 80 podrían haber competido con Raven por acceder a la primera división que ocupaban Maiden, Leppard y los demás. Me recuerdan a Krokus, aunque no tengan mucho que ver a nivel de sonido, pero ambas son bandas periféricas que fabricaban composiciones de rock-metal como churros y que sin embargo jamás han contado con el beneplácito masivo, aunque en el caso de Krokus sí que lo tuvieron muy cerca, girando con éxito por USA y grabando semi-mini-hits e inmensos discos de forma bastante continuada (el últi mo, Hoodoo, es un pedazo de tralla que deberíais instalar en vuestras orejas ya). En las notas interiores de la reedición de este Wild Dogs (1982) que manejo estos días, los componentes de The Rods se autodeclaran fracasados, y se arrepienten de eso y de aquello, incluso critican un disco tan bravo como este, diciendo que les obligaron a ser más comerciales etc. etc. Bien, probáblemente les siga hiriendo el hecho de no haberse comido el mundo en su momento, pero yo no lamentaría haber grabado un discazo como este, defendible y furioso, que todavía interpretan en directo hoy día con esa convicción. La reedición está cuidada y mimada, vale la pena. Como digo, The Rods son una vía alternativa del heavy de primeros de los 80, cuando todo se cocía en las islas británicas, y ellos batallaban casi en solitario en su país. Muy recomendable.
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jueves, agosto 18, 2011
THE RODS, WILD DOGS (1982)
Descubrí a The Rods hace pocas semanas, en el concierto de la banda de pendejos homenaje a Dio, compartiendo cartel con Anvil. The Rods fueron los primeros en salir, y me sorprendió su hard rock reserva, sin costuras, callejero, motorizado. Un trío de veteranos salidos del túnel del tiempo que conservaban una dignidad envidiable. Los tres, bajo, guitarra y batería en una forma fantástica. El líder de la banda, David "Rock" Feinstein es primo de Ronnie Dio, y militó con él en Elf. En los últimos tiempos pues, me ha dado por seguirles la pista a The Rods, y me he encontrado con una curiosa bifurcación de la New Wave of British Heavy Metal por la vía USA. Una banda americana que a principios de los 80 podrían haber competido con Raven por acceder a la primera división que ocupaban Maiden, Leppard y los demás. Me recuerdan a Krokus, aunque no tengan mucho que ver a nivel de sonido, pero ambas son bandas periféricas que fabricaban composiciones de rock-metal como churros y que sin embargo jamás han contado con el beneplácito masivo, aunque en el caso de Krokus sí que lo tuvieron muy cerca, girando con éxito por USA y grabando semi-mini-hits e inmensos discos de forma bastante continuada (el últi mo, Hoodoo, es un pedazo de tralla que deberíais instalar en vuestras orejas ya). En las notas interiores de la reedición de este Wild Dogs (1982) que manejo estos días, los componentes de The Rods se autodeclaran fracasados, y se arrepienten de eso y de aquello, incluso critican un disco tan bravo como este, diciendo que les obligaron a ser más comerciales etc. etc. Bien, probáblemente les siga hiriendo el hecho de no haberse comido el mundo en su momento, pero yo no lamentaría haber grabado un discazo como este, defendible y furioso, que todavía interpretan en directo hoy día con esa convicción. La reedición está cuidada y mimada, vale la pena. Como digo, The Rods son una vía alternativa del heavy de primeros de los 80, cuando todo se cocía en las islas británicas, y ellos batallaban casi en solitario en su país. Muy recomendable.
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lunes, julio 04, 2011
THE DIO DISCIPLES - ANVIL- THE RODS, BIKINI 4-VII-11
Algo debe tener la decadencia, el timo y la sinvergüenza para que yo, como una mosca, revolotee tanto a su alrededor. Me debe gustar la mierda y el pringue, y por eso, mientras leo tantas maravillosas crónicas del Azkena en mis blogs amigos, yo voy y me meto en un concierto de Dio Disciples, el tinglado que han montado cuatro decadentes para pagarse la hipoteca. Tal panda de cochambrosos salen este mes en todas las revistillas y, encabezados por Simon Wright, ilustre agarrafarolas, siguen los pasos de Joe Lynn Turner, otro maestro en eso de la currículum-exploitation. Lo hacen justificándose: Wendy Dio les ha dado su bendición para que salgan a la carretera a cobrar por reinterpretar las canciones de Ronnie. Pero eso me da igual. A veces queda bien y cuela, otras es un desastre, y el de ayer era un espectáculo triste. Pero el rock n´roll siempre ha sido rastrero en este aspecto. Donde puedes mojar, mojas. De la banda amorfa que tocó ayer en Bikini solo salvo a Doro, que destila ilusión y porque los discos de Warlock son siempre fantásticos de revisitar. Los demás, peña que quiere pagar facturas o gozar de diez segundos de ¿fama? ¿cerveza gratis? No sé, paso, pero como me gusta revolotear alrededor de la mierda, voy y pago. No tengo arreglo. En otro orden de cosas, antes de la actuación de la pandilla de Dio Disciples, salieron The Rods, veteranos heavys USA, relacionados con Dio por su líder, David Feinstein, primo de Ronnie y compañero suyo en Elf. The Rods me gustaron, quizás profundice algún día en su discografía. Luego subieron al escenario Anvil, probáblemente la principal razón por la que estuve ayer en Bikini, a parte de la mierda, como ya he dicho antes. Anvil ya nos caen bien de entrada por el documental, y es difícil juzgarles sin tener en cuenta las imágenes de "Lips" Kudlow trabajando de transportista de catering escolar, o, ilusionado, tratando de saludar a un borde Carmine Appice que no sabe ni quiere saber quién es. Me gustan Anvil, me gusta su música, y tienen una clara importancia histórica. "Lips" no parecía contento con algún problema técnico, y andaba muy mal de voz, aunque puso para la galería sus muecas y sus solos. Unos Anvil sin más mecha que la justa, con un gran Robb Reiner a la batería, y con Metal on metal para terminar, claro. Embrutecido tras la experiencia post-mortem de Dio Disciples, me fuí a casa y continué leyendo crónicas del Azkena y esperando a ZZ Top.
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