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FELIZ NAVIDAZZ

...UN AÑO MÁS

Bueno, pues eso, llegan las navidades y un descanso que nos tenemos bien merecido. Yo, como la mayoría, voy a tomarme esos ratos para coger el tren A y ver a los que están lejos, para estar en body and soul más tiempo con los que están cerca, para retomar un par de libros que estrené pero no leí... y para entrar en el nuevo año con mucho swing porque now's the time. Escribid la carta a los Reyes Magos (o a Santa si sois más impacientes). 

Ahí van mis deseos: Que la Nochebuena nos coja Comin' home para ver a nuestras familias, a nuestra funny Valentine o a vuestro lover man, que 2024 sea un año enorme y feliz como un concierto, que halléis en casa el calor de un pequeño club, que contemos los amigos por big bands, que las improvisaciones nos salgan bien, que los días avancen a ritmo de swing, que los fines de semana fluyan in a silent way, que los meses nos llenen de sorpresas y bonus tracks, y que 2024 sea un año edición especial. ¿Demasiado deseos?

Para que el año nuevo no nos pille moanin', un poco de música. Nadie representa mejor a Nueva Orleáns que Kermit Ruffins (qué sorpresa cuando lo vimos aparecer en Tremé). El tema que sigue es de su álbum Have A Crazy Cool Christmas (Basin Street Records, 2009), que, para mí, vuelve a estar de moda cada Navidad. Pues eso, let's get lost, feliz navidad y mejor 2024. Nos vemos en enero.


Carbón (y nada más)

Pasaron los Reyes Magos. Y no me dejaron nada. Nada de jazz, se entiende. No me gusta hablar de otras cosas en este espacio.

Aunque en el trabajo, durante lo que yo pensaba que era una fiesta absurda (la del Amigo Invisible), mi genial amigo Juan Carlos me obsequió con un magnífico cartel de Miles, el único que había pasado por mi casa durante las vacaciones de navidad había sido el gordo aquel vestido de rojo, pero no me dejó nada más que facturas de DVDgo y algunos paquetitos procedentes de ebay (léase Joe Lovano, Sting, aquellos DVD's del Live Aid del 85...), de modo que estaba esperando a los Magos de Oriente como agua de mayo en enero, pero llegaron tímidos, con algún destello Pérez-Reverte, pero sin jazz. No se lució ni Baltasar. Ni jazz ni música negra: lo único negro que me trajeron fue carbón.

La buena noticia es que Melchor llegó en un camión y me dejó (con acento sudamericano) un enorme paquete de Ikea, que una vez montado (sí, lo monté yo... ¿o no imaginaban que los Reyes Magos somos los padres?) me ha permitido traer de vuelta de su exilio en cajas de cartón mis más de quinientos libros, todos mis cedés, que suman más de setecientos, aunque los de jazz no llegan a la mitad, y disfrutar de un estudio nuevecito y acogedor en el que poder leer, escribir y escuchar música como en una isla desierta.

Desde ese rincón apartado del mundo seguiré informando durante 2008.

Prometido.
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Fotografía de Marcelo Pereira para Terra Brasil ( Lovano en el Auditorio Ibirapuera de Sao Paulo, octubre 2007)