Mostrando entradas con la etiqueta Johnny Hodges. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Johnny Hodges. Mostrar todas las entradas

AQUELLOS TIEMPOS DE HODGES CON DUKE

OWEN BRODER, Hodges: Front and Center, Vol. 2 
(Outside in Music, 2024)

Nos vuelve a sorprender el lenguaje clásico, limpio y perfeccionista de Owen Broder, un saxofonista que ya nos sedujo con su primer álbum homenaje a Johnny Hodges titulado Front and Center, Vol. 1, y que ahora vuelve con un nuevo volumen, en el que explora aquellos maravillosos años en los que Hodges participó en la orquesta de Duke Ellington conformando una de las simbiosis más celebradas de la Historia del Jazz.

En este segundo volumen vuelve a grabar en quinteto con el trompetista Riley Mulherkar (The Westerlies, Dave Douglas), la pianista Carmen Staaf (Dee Dee Bridgewater, Allison Miller), el bajista Barry Stephenson III (Jon Batiste, Jamison Ross), y el baterista Bryan Carter (Wynton Marsalis, McCoy Tyner).  Broder toca los saxos alto y barítono en este ejercicio de nostalgia que recorre temas de la época ellingtoniana de Hodges, tanto en la orquesta como algunos temas de su participación en grupos de menor tamaño.

Tema a tema, Broder hace suyo el estilo de Hodges, su timbre y su tonalidad, su descaro a la hora de hacer ese swing atemporal que sonaba en su saxo alto ("Back Beat"), su estilo melódico ("Wabash Blues") y su manera de hacer swing con un sentido lírico que fluye por encima de lo meramente rítmico. Pero lo que diferencia este álbum de la primera entrega es que pone el foco en las composiciones de Johnny Hodges. Aquí cuatro de los ocho temas están compuestos por Hodges, con su particular gusto por el blues, los riffs... Los temas son "Back Beat" y "Shady Side", dos temas que aparecieron en Gerry Mulligan Meets Johnny Hodges (1960), temas en los que Broder hace un doble homenaje tocando el saxo barítono; "Big Smack" (compuesto por Hodges y Ben Webster) y "Used To Be Duke", escrito por Hodges durante su ausencia de cinco años de la orquesta de Duke pero publicado en 1956, tras su retorno.

Foto: Adrien H. Tillman

Un disco para disfrutar, no tanto de la nostalgia como de la (feliz) idea de que el jazz de Duke y de Hodges no ha muerto. Tanto si este Front and Center, Vol. 2 nos arrastra a lo profundo de nuestra discoteca personal a buscar algún disco de la Duke Ellington Orchestra donde aparezca Hodges como si nos quedamos escuchando a Owen Broder, la diversión está asegurada. 



* Web: www.owenbroder.com

* Outside in Music: www.outsideinmusic.com

HOMENAJE A JOHNNY HODGES (VOL. 1)

OWEN BRODER, Hodges: Front and Center, Vol. 1 
(Outside In Music, 2022)

La sombra de Johnny Hodges es alargada. Su forma de tocar es distinguible, además de elegante y excitante al mismo tiempo. Dice la leyenda que este alto de la orquesta de Duke Ellington tocó delante de Sidney Bechet con 14 años y que, cuando se mudó a Nueva York con 17, ya se había hecho un nombre en Massachusetts y otros lugares de su Boston natal. Cincuenta años después de su desaparición, el saxofonista Owen Broder publica Hodges: Front and Center, Vol. 1, un álbum con nueve temas que siguen en la mente de todos los aficionados y lo hace reinterpretando (toca el alto y el barítono) la forma de tocar de Hodges, su lenguaje claro, dando importancia a las melodías, su vibrato... Lo primero que deberíamos destacar es el respeto por las composiciones originales. Broder no ha alterado los temas pero sí ha incluido inteligentes arreglos que hacen más profundos los temas, cambios sutiles que acercan a oídos del siglo XXI estos temas grabados hace seis décadas. 


Owen Broder es un saxofonista de Nueva York que publicó su primer álbum como líder en 2018 (Heritage), un disco donde exploraba el folklore apalache, el blues más primitivo, blue grass, espirituales... Es profesor de saxofón en la Pacific University e imparte clases de Teoría del Jazz y de Arreglos de Jazz en la Portland State University. En este disco, viene con un quinteto del que debemos destacar, en primer lugar, al trompetista Riley Mulherkar (The Westerlies, Gil Evans Project), con quien el saxo dialoga de una manera brillante y clásica en algunos temas (¡"Viscount"!). En la formación están también Carmen Staaf, (pianista de Dee Dee Bridgewater), el bajista Barry Stephenson (Jon Batiste, Stay Human, Jamison Ross) y el baterista Bryan Carter

Broder afirma que conoció la música de Hodges cuando aún estaba en el insittuto en Jacksonville, Florida. Naturalmente, comenzó tocando los temas de Hodges en la orquesta de Duke Ellington (donde tantas veces se discutió al saxofonista su liderazgo) para luego encontrarse con el Hodges más pleno en sus discos como líder, especialmente en dos discos muy significativos: Back to Back y Side by Side, ambos con Hodges y Ellington como líderes y ambos de 1959.

Hodges y Broder, a 60 años de distancia

Pero este álbum no es solo un experimento nostálgico. Es una restauración cariñosa y hábil de unos clásicos que hemos escuchado tantas veces y que siguen vivos. El disco comienza con el swing excitante de "Royal Garden Blues", una declaración de intenciones (estaba originalmente en Back to Back) que marca la tónica del disco: elegancia y respeto. Hay en el repertorio clásicos memorables, como "118 Carrots for the Rabbitt" (rabbitt era el apodo de Hodges) o "I'm Gonna Sit Right and Write Myself a Letter"; la inconmensuable "Ballad for the Very Sad and Very Tired Lotus Eaters", que suena aquí con una lírica distinta, profunda, conmovedora, en el saxo barítono; y, por supuesto, está "Take the 'A' Train", con un espectacular arreglo que juega sutilmente con la melodía todo el tiempo y que se guarda la melodía principal y archiconocida para los últimos compases.



________________________________

* Más info: www.owenbroder.com


BIG BANDS & CLUBS

ENRIC PEIDRO SWINGTET, Live at Jazzazza 
(Snibor Records, 2019)

Si hay un jazz que se escuchaba hace 90 años y se sigue escuchando ahora es el swing, con sus riffs pegadizos, sus vientos poderosos o blandos pero siempre fluidos, sus solos bien engranados en el conjunto... Y si hay alguien que sigue abanderando el swing en el territorio nacional (y exportándolo cada vez que hay ocasión) ese es Enric Peidro. En su grabación más reciente (Live at Jazzazza) nos regala un puñado de temas deliciosos, brillantes, complacientes, amparado en esa mini big band (es un octeto) de la que ya hemos hablado en otras ocasiones y que él llama con justicia Swingtet

De alguna manera, este álbum es la prueba de fuego del Swingtet, un disco en directo después de tres álbumes en estudio, una demostración grabada en vivo, a sangre y sin segundas tomas, en la que mostrar todo su potencial. El desafío no es poco: un repertorio de grandes bandas como las de Duke Ellington, Don Byas, Lester Young, Benny Carter, Count Basie, Fats Waller... tocadas con alma y sinceridad por unos músicos sin complejos de modernidad que son capaces de dotar de alma este jazz atemporal, el jazz del que se ha alimentado el jazz (directa o indirectamente) en las décadas posteriores.


En cuanto a los músicos, como no podía ser de otra forma, actúan con solos bien colocados para que brillen y hagan brillar el poderío de la orquesta completa. Un ejemplo perfecto de cómo se hace un tema de swing podría ser el acelerado "The King" (Count Basie, con arreglos de Peidro), en el que la sección rítmica marca un tempo alto y donde se suceden estos solos, comenzando por el tenor, que marca la pauta para después dejar espacio para la trompeta (Paul Evans). El guitarrista Glenn Crytzer aquí tiene una buena ocasión de hacer un solo frenético, un ejercicio de digitación y velocidad que continúa (como si de una carrera de relevos se tratara) con el solo de saxo alto (Simon Taylor) y el del trombón (Pedro Ortuño). El piano (Richard Busiakiewicz) pone el punto culminante de la serie con un solo muy sincopado, lleno de energía, que rompe con el diálogo final: un juego de llamada y respuesta entre la batería (Simone Zaniol) y la banda, con una fugaz y efectiva intervención del contrabajo (Andrés Lizón). Un gran tema que justifica la filosofía del disco.

Live at Jazzazza es también un homenaje a unos emprendedores que fundaron un club de jazz en Murcia y que, después de 15 años, han consolidado un proyecto de local con música en vivo que es de los más activos de España (si exceptuamos, claro, Madrid y Barcelona). En Jazzazza Jazz Club han tocado músicos de la talla de Mark Turner, Jason Palmer, Greg Osby, Jorge Pardo, Perico Sambeat, Scott Hamilton... No es poco para una ciudad tan pequeña como Algezares, en Murcia, que es tierra de artistas. No hay duda de que detrás de esta intensa programación hay un enorme trabajo de gestión y una buena dosis de amor por el jazz.  De alguna manera, Live at Jazzazza consolida esta labor con su nombre en la portada, siguiendo la tradición de los grandes clubs americanos.

Les dejo al Enric Peidro Swingtet versionando a la Don Byas Orchestra, con un tema que titulado "You Can't Make Up My Mind (1944 Stomp)", compuesto por Byas y aquí con arreglos de Diego Barberá.




_________________________________
* Enric Peidro: www.enricpeidro.com

* Jazzazza Jazz Club: www.jazzazza.com

MOVIN' WITH ENRIC

Enric Peidro Swingtet, Happyness Is a Thing Called... Jazz! (Snibor Records, 2017)

El swing era la música de moda cuando el jazz estaba de moda; sin embargo, para muchos aficionados al jazz, probablemente por la intelectualización que surgió del bebop, consideran que el swing no es jazz porque dentro del esquema de la big band sólo había espacio para la improvisación para uno o dos solistas. Pero ahora supongamos que traemos ese swing, con su particular estructura armónica y rítmica, traigámoslo al siglo XXI y pongámoslo en manos de un sexteto al estilo de los del hardbop (saxo, trompeta, trombón, piano, contrabajo y batería), con menos músicos que una big band, espacio para la improvisación, y toda la cultura de un siglo de jazz en la mente y en los dedos de sus músicos. El resultado es alentador, nostálgico e innovador al mismo tiempo, enriquecedor, atemporal y, lo que es más importante, un deleite para el oído. En su último disco, Enric Peidro lo llama Swingtet. 

El saxo tenor Enric Peidro ya había coqueteado con el swing en sus discos anteriores, tanto en cuarteto como en dos álbumes a dúo con el pianista británico Richard Busiakiewicz, pero aquí, en formato sexteto, apreciamos el poder de una pequeña big band. Autodidacta en sus inicios, Peidro ha sido alumno en master classes de figuras enormes como Scott Hamilton, Red Holloway o Barry Harris. Con un fraseo seductor y fluido, muy delicado para tratarse de un tenor, Peidro muestra continuamente su capacidad para el swing pero prestando atención especial a la melodía. Es hijo musical de los grandes tenores pre-Coltrane, desde Lester Young, pasando por Benny Carter hasta Scott Hamilton, figura indiscutible del neotradicionalismo actual, quien parece ser una perceptible influencia en la forma de tocar de Peidro. Hamilton, además, alabó al alcoyano en las notas de su anterior disco Nothin' but Jazz (Snibor Records, 2011). 

Desde el primer tema de Happiness Is a Thing Called... Jazz (título para enmarcar si eres un aficionado o un coleccionista compulsivo), se percibe que Peidro habla un idioma que dominan pocos músicos actuales, quizás un argot, para ser más concretos, dejando claro que los argots son un elemento que da color a la lengua. "Swingin' Back", el tema en cuestión, con su título también elocuente, es quizás el tema más inofensivo del álbum, a pesar de su secuencia de solos y de la brillantez del piano de Busiakiewicz. A partir del segundo tema, la deliciosa balada "I'm confessing (That I Love You)", el disco va en ascenso continuo, con armonías clásicas y un enfoque moderno en los solos, con joyas como "Movin' With Lester" (Young), "I'd Be There" (Hodges), donde saxo, trompeta y trombón funcionan como la sección de viento de una big band en miniatura (con el espacio del que hablábamos para improvisar), arreglos contagiosos como "Living My Life" (de Don Byas, otro músico cuya influencia se nota en el tenor de Peidro) o "T'aint Me" (Heywwod)  hasta el bailable final ("Walkin' Home").

Además de Enric Peidro, forman su Swintet Sergio Garcia-Aleix en la trompeta, el trombonista Voto Hernández, Richard Busiakiewicz al piano, Oscar Cuchillo en el contrabajo y Simone Zaniol en la batería.También aparece en casi todos los temas el saxo alto Kike Guzmán. Los arreglos son de Dan Barrett, Voro García y del tándem Enric Peidró/Luis Suria. El swingtet, como lo llama Peidro, tiene un sonido tan perfecto, tan armónico, tan fácil de escuchar, que puede herir sensibilidades entre los más renovadores pero les aseguro que la escucha les gustará porque, como dice el título del álbum, la felicidad es algo llamado... jazz.

_________
* Fotografía de Xavi Terol.

DUKE ELLINGTON's HARLEM SUITE

Bienvenidos a la amalgama

Que Duke Ellington fue un genio sobra decirlo, de manera que no es necesario recordar sus méritos musicales ni lo longevo de su creatividad. Cualquier álbum del Duque al que uno recurra para que "le salve la vida", como decía la chica de American Hustle, es garantía de que uno va a pasar un buen rato. La obra de la que hoy hablamos y que lleva toda la semana sonando sin parar dentro de nuestra cabeza es la conocida como "Harlem Suite".

El tema en cuestión, una suite de 14 minutos, comienza con un solo de trompeta que entona repetidamente la palabra "Harlem" y que marca la frontera racial del territorio al que estamos a punto de viajar musicalmente... Les invitamos a acompañarnos pulsando play más abajo..


Toda la amalgama de razas y tradiciones va ilustrando paulatinamente la suite. El propio Duke lo explicaba en sus memorias con las siguientes palabras: "Es domingo por la mañana. Vamos paseando de la calle 110 hasta la Séptima Avenida, dirigiéndonos al Norte a través del Harlem hispano y al Oeste por el barrio hindú hacia la zona de negocios de la calle 125... Puedes oír un desfile pasar o un funeral o reconocer el paso de esos que reclaman derechos civiles." De hecho, está todo ahí: las prisas, el metro, el gentío, el cambio cultural de una calle a otra... incluso se puede percibir la moda, la forma en que vestía Harlem en 1950, hablaba, se movía...

Diversas fuentes apuntan a que fue el pianista clásico Arturo Toscanini quien encargó a Duke la composición de esta suite, de ahí la estructura culta de la pieza. El italiano, atraído por la mezcla de sonoridades del jazz ellingtoniano jamás llegó a dirigir la obra, que fue incluida un año después en el álbum Ellington Uptown (Columbia, 1951) y aparecía con el título completo de "A Tone Parallel To Harlem (Harlem Suite)". Duke repite esta perspectiva clásica del jazz en otras composiciones como la "Liberian Suite" o la "Suite Thursday", llegando a estrenar alguna con orquesta sinfónica, pero, a nuestro parecer, ninguna de ellas aúna con tanta autoridad los cánones musicales occidental y africano como esta "Harlem Suite".

Aunque para los expertos, la década de los 50 (y especialmente su primera mitad) fue la época más anodina de Duke, lo cierto es que el elenco de músicos que participa en este disco es espectacular e incluye a más de 30 músicos, entre los que cabría destacar (por no nombrarlos a todos) a Billy Strayhorn al piano; Clark Terry y Ray Nance a la trompeta; Juan Tizol al trombón de válvulas; Willie Smith y Johnny Hodges en el saxo alto; Paul Gonsalves al tenor; Fred Guy a la guitarra; Oscar Pettiford al bajo...

LAST NIGHT DUKE SAVED MY LIFE

ACORDES Y DESACUERDOS (XVIII)

Viene a la memoria, ineludiblemente, una canción disco de los 80 que decía algo así como "Last night a DJ saved my life 'cause I was sittin' there bored to death..." cuando uno escucha la anécdota con la que Irving y Sydney se conocen en la película American Hustle (estrenada en España como La gran estafa americana). La excusa es una foto de Duke Ellington y un tema suyo ("Jeep's Blues"). Lo que sigue es el diálogo. Los personajes son Irving (Christian Bale) y Sydney (Amy Adams). El guión es de Russell y Eric Warren Singer. Es más interesante si se lee con la música de Duke, de modo que pulsen el play primero...

 
IRVING: ¿Es Duke Ellington este que llevas en la pulsera?
SYDNEY: Sí lo es. Ha muerto este año, ¿lo sabías?
IRVING: Lo sé. Dudo que alguien más aquí lo sepa o le importe.
SYDNEY: A mí sí me importa: me salvó la vida muchas veces.
IRVING: A mí, también. ¿Qué tema?
SYDNEY: "Jepp's Blues".
IRVING: "Jepp's Blues"...
SYDNEY: Ajá. "Jepp's Blues".
IRVING: ¿Quieres... quieres oírla?
SYDNEY: ¿Ahora?
IRVING: Sí.
SYDNEY: Claro.
(SYDNEY escucha el tema en casa de IRVING con la carpeta del LP en las manos. IRVING hace gestos grandilocuentes siguiendo el comienzo del tema)
IRVING (grita): ¿Quién empieza así una pieza? 
SYDNEY: Es mágica.
IRVING: Es mágica.



El tema en cuestión pertenece al álbum Live at Newport (Columbia, 1956), grabado en directo en el famoso festival en una época en la que las grandes big bands habían desaparecido del mapa americano y que, según los críticos, supuso no sólo el resurgimiento de la popularidad de Ellington (dos años más tarde Preminger le encargaría la banda sonora de su Anatomía de un asesinato) sino su mejor concierto. El tema corresponde al final del evento, cuando Johnny Hodges subió al escenario para tocar dos temas: "I Got It Bad (And That Ain't Good)" y "Jeep's Blues". El tema es impresionante y el solo... bueno, Hodges seguía en forma.


Una historia breve pero muy elocuente de cómo fue el doble concierto de Duke en Newport (actuó antes y después que el resto de los grupos de aquel 7 de julio de 1956) puede leerse en este enlace de Wikipedia.

Y, aunque la de esta "estafa" nos parezca una historia contada de un modo lento y repetitivo, aunque el clímax se nos antoje un poco flojo y su resolución algo ñoña y demasiado feliz, pensamos lo de siempre: afortunados aquellos a los que la música salvó la vida alguna vez. Y más si fue Duke.

La escena original es ésta:


DOS MAGOS DIALOGAN

DUKE ELLINGTON & JOHNNY HODGES, Side by Side
(Verve, 1959) 

Side by side
es uno de esos discos que te llegan por casualidad, sin buscarlos. Side by side es un descubrimiento, uno de esos discos lenitivos que me devuelven al origen para que después pueda volver a entender y apreciar lo que de verdad me gusta. Aunque Johnny Hodges representa lo que llamaríamos un solista de la orquesta de Duke Ellington, este álbum fue editado como un dúo de líderes, con los nombres de ambos en la portada: Duke Ellington and Johnny Hodges plus others, en realidad sólo contiene tres temas en los que aparecen juntos Hodges y Duke, grabados en febrero de 1959 con Harry “Sweets” Edison a la trompeta, Al Hall al bajo, Les Span a la guitarra y flauta y Jo Jones a la batería.

El resto es una excelente colección de temas grabados en agosto del año anterior con un plantel no menos espectacular acompañando a Johnny Hodges: Ben Webster al saxo tenor, Roy Eldridge a la trompeta, Lawrence Brown al trombón, Wendell Marshall al bajo, Billy Strayhorn al piano y Jo Jones a la batería.




El conjunto suena como una sola obra, con las diferencias y las semejanzas que podamos encontrar entre dos pianistas como Duke y Billy Strayhorn. Es cierto que el “instrumento” favorito de Duke Ellington era su orquesta, pero aquí toca el piano como acompañante y, al igual que Strayhorn en el resto de los temas, se ocupa de la introducción con unos compases que comparten la misma fuerza en sus pulsaciones (escúchense Stompy Jones versus Bend one) y el mismo carácter vocal de los dedos, que parecen cantar la introducción de los temas (Squeeze me versus Big shoe). Es un disco de Johnny Hodges, pero en ambas grabaciones es un pianista quien dirige a la banda.

Hodges, por su parte, disfruta y nos hace disfrutar con lo que Nat Hentoff define en las notas del disco como “conversational jazz”: todos sus fraseos se relacionan con algún instrumento, en todos tiene respuesta, no queda nada en el aire, consiguiendo que los temas suenen redondos, increíbles. Es realmente como si los instrumentos estuvieran manteniendo una conversación.

Johnny Hodges, señoras y señores. Impresionante en "Just a memory", con una interpretación de molde, aunque aquí todos los solos son fabulosos, sin una nota de más y sin estridencias. "Just a memory" es un tema romántico que discurre por todas las voces, pasando de un instrumento a otro hasta que llega el solo de Hodges, más extenso, con un Strayhorn fabuloso y etéreo de fondo, al que se van uniendo el resto de los metales para llegar a una coda concisa pero maravillosa.

Por cierto, del mismo año es Back to Back.