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HISTORIAS Y JAZZ

MIGUEL GARCÍA URBANI, Calle 52, historias y jazz

Hoy, leyendo con música alrededor, se me ha ocurrido hablar de un libro muy especial, un libro que no es un libro sino un laberinto de historias que no son historias sino poemas que suenan en una voz de radio entre temas de un jazz que no es jazz sino sensación y sentimiento. El libro es Calle 52, historias y jazz, un título que a muchos aficionados les sonará porque fue, allá por la primera década del 2000, un blog, un podcast, un experimento que unía literatura, jazz y vida en textos y músicas. El culpable de todo ello era/es el argentino Miguel García Urbani, escritor altamente influenciado por artes tan lejanas y próximas al mismo tiempo como la poesía y la música. Su obra se ha inspirado constantemente en el tango (el libro de relatos Tangos y falsas promesas y el heterogéneo Plateados por la luna) y en el jazz principalmente. Su prosa tiene una sonoridad rítmica y musical que hasta ahora solo habíamos encontrado en algunos poetas y, por supuesto, en Julio Cortázar.


A lo largo de las más de 200 páginas del libro, audazmente ilustradas por Luis Scafati, se van sucediendo los textos (textos apasionados, porque García Urbani es un poeta) que exploran y homenajean las sensaciones que el jazz produce en el oyente. Algunos capítulos son más narrativos pero todos son poesía. Basta escuchar/leer alguno de sus textos para sentirlo en la piel, pero en la mayoría rinde tributo a toda esa enciclopedia de nombres que (nos) inspiran a los aficionados al jazz, desde músicos (Dexter Gordon, Bill Evans, Lennie Tristano... y muchos más) hasta escritores como, por ejemplo, Lezama Lima, Lorca o el inevitable Cortázar, al que llama El hombre que escucha bebop en diez acertadas y líricas definiciones de las que reproduciremos dos:

El hombre que escucha bebop sabe qué es el jazz si no se lo preguntan. Ignora los tratados, los postulados y jamás oyó hablar de los caballeros templarios.

El hombre que escucha bebop es las doce de la noche y la voz de una mujer. Es un contrabajo con pasos de gigante mojado.

Narrativas poéticas que envuelven al lector y que van acompañadas (como hacía en su podcast) de sugerencias discográficas, temas que escuchar al tiempo, antes o después de cada texto, especialmente ilustrativas cuando escribe sobre Jobim o sobre Chet... o, en el texto que sigue, sobre Jimmy Scott:

Él es el hombre abandonado y la mujer seducida, es el narrador y cada uno de los personajes de las canciones. Su voz suena como una extraña trompeta, con una aguda y cálida sordina. Tiene la textura de un tejido que puede servir a veces como mortaja y otras como lecho para el amor. 
(Jimmy Scott, el niño mimado por los dioses. (Fragmento)

En resumen, un libro para sentir el jazz y entender que otros lo sienten como nosotros, para regalar a poetas y también a haters (odiosa palabra de moda) del jazz, pero sobre todo para gozar leyendo y escuchando. 


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* Web del autor: www.miguelgarciaurbani.com

* El libro: www.amazon.es/Calle-52-historias-y-jazz

DÍA INTERNACIONAL DEL JAZZ 2021

En noviembre de 2011, la Conferencia General de la UNESCO decidió proclamar el 30 de abril como Día Internacional del Jazz, en atención a las características musicales y extramusicales de una filosofía que, en palabras de Wynton Marsalis, produce la música más democrática que existe, donde todos los músicos tienen su voz y, al mismo tiempo, la obligación de escuchar a los demás, como explica en su libro El jazz en el agridulce blues de la vida.  Pero el jazz es mucho más. Desde su nacimiento, ha fomentado el mestizaje en un siglo que no conseguía quitarse de encima el racismo. Es una música de raíces africanas que se ha fusionado con folklores de todo el mundo, desde los ritmos tropicales y de herencia española que llegaron a Nueva Orleáns desde el Caribe hasta las armonías judías del klezmer, los ritmos árabes del jazz flamenco o los instrumentos del cercano Oriente que predominan en el jazz mediterráneo.


Es momento de celebrar el jazz, especialmente tras este año y pico en el que las artes escénicas han estado tan castigadas por las restricciones y olvidadas por la Administración, y en la que solo algunos promotores valientes (y sin ayudas) han sacrificado aforo (y con el aforo su propia inversión) para volver a abrir las puertas y devolver al público la panacea del arte en directo

Madrid, escenario lleno de escenarios, vuelve a abrir las puertas de clubs y auditorios con una completa programación que va del 29 de abrl al 2 de mayo y que incluye propuestas modernas (Raynald Colom & Juan Sebastián Quartet), de fusión (Antonio Lizana) impovisación (Pecesquelaguarechaza) o que regresan a los orígenes (Tara & The Jazz Bombs, Lady & The Tramps). Conciertos, exposiciones, sesiones de DJ`s y talleres de baile, toda una celebración que devuelve a Madrid el título de capital del jazz nacional. 

Así que, estén en Madrid o en cualquier parte del globo, salgan a celebrar el Día Internacional del Jazz, con mascarilla, distancia y prudencia, pero salgan y vuelvan a sentir la emoción de la música en directo, por favor.


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* Más información en internationaljazzdaymadrid.com

MÚSICA PARA TIEMPOS VIOLENTOS

THE MARK HARVEY GROUP, A Rite for All Souls 
(Americas Musicworks, 2020)

El sello Americas Musicworks edita ahora este concierto de 1971 del trompetista Mark Harvey en el que reivindica la paz y el entendimiento entre todos los seres humanos, un principio asumido en nuestra cultura y en nuestras leyes que queda en entredicho cuando ocurren hechos como los de Minneapolis o Atlanta y la violencia se multiplica. Tengo dos principios que nunca me planteé tener: el primero, no elijo a mis amigos (ni los juzgo) por su color ni por sus ideas políticas, sexuales o religiosas; el segundo, reniego de toda violencia y en toda situación (salvo, quizás en las películas). Nunca decidí pensar así pero pienso que es un sentimiento natural que fluye del alma y que ciertos estamentos (por ejemplo, las películas o la política) corrompen. Por eso juzgo duro el comportamiento de algunos policías americanos pero también el de los que piensan que con más violencia pueden evitar que el caso se repita. 

Mark Harvey en 1975
Discursos aparte, hablemos solo de música. Mark Harvey fue ministro de la iglesia metodista de Old West en Boston. Su grupo fue el ensemble residente de jazz de esta iglesia, primero como octeto, haciendo hardbop, jazz modal y jazz rock, para derivar a principios de los 70 en un cuarteto experimental influenciado por las grabaciones de Ornette Coleman, John Coltrane y la Art Ensemble of Chicago, quedando en la formación que podemos escuchar aquí: Mark Harvey, metales; Peter H. Bloom, madera; Craig Ellis y Michael Standish, percusiones. A esa época corresponde esta grabación, ahora rescatada de un sótano y que el propio Harvey consideró, cincuenta años después de registrarla, que "esto era algo especial que merecía ser escuchado", especialmente en los momentos convulsos que vive Estados Unidos a causa de los nuevos disturbios raciales. 

De izq. a derecha: Bloom, Standish, Harvey y Ellis
(Foto: Margot Niederland)

El concierto tuvo lugar el 31 de octubre de 1971 en la iglesia de Old West, en dos pases que se corresponden a los dos discos de esta edición y, para conservar la frescura del concierto, se edita en un doble CD con el sonido monoaural original. A la intro ("Invocation/Introit") sigue una especie de invocación contra los demonios ("Recitation: Spel Against Demons"). Tras este exorcismo vocal sigue todo un recital de sonidos experimentales que se mueven entre la serenidad y el tumulto, los sonidos rabiosos y el silencio más respetuoso, a través de sus 96 minutos de improvisación libre, sin partitura ni acordes escritos, alternados con discursos y digresiones que aportan significados a veces herméticos, otras explícitos, dando al álbum el sentido de ritual que tomaban sus peculiares conciertos. Estos epigramas recitados incluyen The Second Coming de W.B. Yeats. Sonidos étnicos traídos de Asia, percusiones arrítmicas y vientos atonales reflejan una época de las más interesantes en cuanto a improvisación y libertad se refiere, la frontera de los 70, un disco que es, además, un interesantísimo documento histórico que puede servir de faro a las mentes actuales. Y no estamos hablando solo de jazz.

MÚSICA PARA EL OLVIDO

MARCOS PIN, Óstraka (2019)

Al guitarrista Marcos Pin le va lo complicado. Como líder, compositor o arreglista, lleva años sorprendiéndonos con sus grabaciones para tenteto (o decateto, es decir combo de jazz con 10 músicos) como Barbanza (2012), discos con solo dos instrumentos como en los volúmenes de su serie Duology (2013 y 2015) o un combo formado por ¡cuatro guitarristas! (Triangle and Square de 2018)... y ahora, vuelve envuelto en una formación aun más insólita en Óstraka, una suite para guitarra de jazz, contrabajo y cuarteto de cuerda compuesta y arreglada por Malcolm Stilton (1).

Nuevamente, nos encontramos con esa simbiosis mágica que genera la relación entre jazz y poesía, porque Óstraka está inspirada en un poemario del mismo nombre publicado este año por Luis Valle, humanista, escritor y artista plástico lugués que ha publicado cerca de treinta libros y que, con este poemario, indaga en la esencia del olvido. El título, que significa ostra, remite al ostracismo, castigo que se imponía en la antigua Grecia y que consistía en el destierro. El castigo se llamaba así porque el nombre del desterrado se grababa en una ostra de cerámica. 

En lo temático, Óstraka busca ese aire nostálgico y doloroso del que hablan los poemas, ese olvido involuntario (o no). Lo encuentra en pasajes líricos o tensos, en notas largas conseguidas con el arco, en el tempo que se detiene, en algunos pasajes, de una manera inesperada. En lo formal, el lenguaje fragmentado y rítmico de la poesía es traducible al jazz, como hemos visto en otras ocasiones. Toda poesía se busca a sí misma, el poeta se exige un ritmo y una estructura que dé significado a cada uno de los versos, a cada una de las palabras. Esta es la misma esencia del jazz, la búsqueda continua, la investigación en cada nota, y en las cuerdas Marcos, como Luis, indaga en cada pasaje del álbum de una manera precisa, quizás intuitiva, pero precisa. Investigación y hallazgo. Poesía en los dos casos.

El resultado es, más que sorprendente, embriagador. El juego del jazz, cuando hablan guitarra o contrabajo con la respuesta del cuarteto de cuerda resulta original y excitante, un contraste poco habitual, un bellísimo experimento a caballo entre el jazz contemporáneo más sofisticado y un acercamiento peculiar a la Third Stream, una obra sólida que se compone de momentos, un ejercicio complicado donde se conjugan dos lenguajes tan distintos como la cuerda con arco y la síncopa del jazz, estableciendo una conversación inaudita entre cuerdas pulsadas y frotadas.


El discurso más habitual es el de la guitarra solista, con melodías en tempi lentos, cargados de nostalgia, con el acompañamiento del cuarteto de cuerda, pero, en ocasiones, los papeles se invierten y el violín (Nicolay Velikov) despliega un swing insólito ("Ceo de Beduíno") o se convierte en protagonista ("So Escoito A Choiva"). Del Marcos Pin más swingueante y bop está "Mendigo de Luz", un tema uptempo con hipnóticos cambios de ritmo, solo de contrabajo incluido. Y el contrabajo (Juan Cañada) es precisamente protagonista en el tema que cierra la suite ("O Letreiro de Limiar"), desde la introducción hasta la melodía, que arrastra de una manera mágica acompañado por las cuerdas, que establecen en algunos momentos un diálogo de pizzicato que es una delicia. 

Los músicos del álbum son: Marcos Pin, guitarra; Juan Cañada, contrabajo; Nikolay Velikov, violín; Kiyoko Ohashi, violín; Timur Sadykov, viola; Carme Tubío, cello. La portada, con esos personajes casi narrativos, es una fotografía de Rafa Pasadas y está diseñada por Rocío Alén.




(1) Como en su anterior Triangle and Square, Marcos Pin usa el seudónimo de Malcolm Stilton como compositor.

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* Web: www.marcospin.com

* Luis Valle, Óstrakahttps://www.amazon.es/%C3%93straka-Dombate-Poes%C3%ADa-Lu%C3%ADs-Valle/dp/8491513086

* Web de Rafa Pasadas: www.rafapasadas.com

IMPROVISACIONES SOBRE UN LIBRO DE JAZZ

Ildefonso Rodríguez, El jazz en la boca (Dos Soles, 2007)


Gracias a mi amigo, Sebastián Mondéjar, jazzista, percusionista, poeta y hombre de espíritu polifacético al estilo de los renacentistas (lo cual no sé si es positivo en los tiempos que corren, tan malos para la cultura no-fácil) acabo de leer El jazz en la boca (Editorial Dos Soles, 2007), un libro de Ildefonso Rodríguez lleno de textos inclasificables (en el más positivo sentido de la palabra), donde analiza, revive, interpreta y hace lírica sobre dos cosas tan controvertidas como el jazz y la vida. 

La vida propia es, quizás, una de las peripecias más difíciles de entender para los demás y, en especial. por quien la vive. Ildefonso Rodríguez se sumerge en sus experiencias, que no son de tiempos sino de sensaciones y sentimientos, y elabora con estos ingredientes una prosa poética que es, por momentos, analítica, apasionada, escéptica o incluso ensayística, pero que es, sobre todo, emocional. Y en esto contribuye su pasión por el jazz. Músico desde siempre, saxofonista de muy diversa experiencia, escribe desde lo vivido, pero también sobre lo leído, sobre lo escrito... y sobre ese eterno diálogo de hermanas, socias o amantes entre jazz y poesía, del que hemos hablado en más de una ocasión. Literatura y jazz. El jazz en la boca como palabra, como música soplada pero también como sabor, experiencia culinaria porque, al final, los placeres se unen y se disfrutan unos a otros.


Mientras escribo esto, vuelvo a escuchar a Duke y a Johnny Hodges. A Ildefonso Rodríguez hay que leerlo con la vehemencia con que se vive la poesía y con el ritmo poético de las especias rítmicas, armónicamente exóticas del jazz. Aunque no es un diario, la sucesión de textos personales a modo de almanaque de la memoria, me devolvió sensaciones parecidas a las vividas en la lectura del Dietario voluble de Vila-Matas publicado por Anagrama un año después que el de Rodríguez. De manera similar, episodios de vida o de memoria se traladan al papel con la sensibilidad del artista-persona como experiencia musical, poética, existencial. No caben las comparaciones. La prosa de El jazz en la boca es prosa poética, escrita con la autoridad del poeta y con el criterio del músico. 
SEGUNDA TOMA
Si me pidiesen que describiera la música de aquel instrumento soñado, respondería: era como ésta que suena ahora. ¿Por qué? Porque suena, porque es.
El jazz es, sin duda, la música más inspiradora de cuantas puede uno tener en su discoteca. Ni la música clásica en los siglos que tiene de vida ha inspirado tantos textos, pinturas o películas como el jazz. El autor cita a Kafka y a Joyce cuando habla de fraseo, enlaza anécdotas de Dexter Gordon y Ben Webster, cita a los griegos para explicar la ligazón (Simploké) entre lo escrito y lo interpretado, pone a Monk al lado de Horowitz ("No comparo, analizo"), cita a Wallace Stevens para explicar lo lejos que puede llegar el silencio como expresión, y es capaz de relacionar cualquier aspecto vital con el más puro y libre ejercicio de la música. 

Recuerda (y reconstruye un momento casi vivido) con Al Cohn y Zoot Sims, y, entre ambos, Kerouac, "que dice los versos como si tocara la batería", algo que Rodríguez describe de manera categórica y apasionada:
No es posible comprender la escritura de esa generación sin relacionarla con el jazz, no sólo como música, sino como modo de vida. Las páginas torrenciales, las insignificancias, los descuidos, el dar entrada a todo lo que va llegando: automatismos de un stream of conciousness guiado por los pulsos de la improvisación. Se vive, se escribe improvisando, ése es el surrealismo norteamericano.
El libro es una experiencia transmitida, la vida sobre la experiencia del jazz y la improvisación, escrita desde la óptica del improvisador con un saxo en las manos, del lector impactado, del poeta sobre el papel en blanco y también sobre el amarillento papel de los poemas escritos donde el tiempo pierde casi su memoria. Un autor que uno lamenta no haber descubierto antes y un libro que, citando al autor, "Como el poema, no puede ser contado.".



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* Más artículos sobre jazz y poesía en este enlace.

* Editorial Dos Soles: editorialdossoles.es/el-jazz-en-la-boca/

EL AMOR EN TODAS SUS FORMAS

KATE McGARRY, KEITH GANZ, GARY VERSACE
The Subject Tonight Is Love (Binxtown Records, 2018)

Kate McGarry es una cantante de Massachusetts graduada en jazz y música afroamericana en la Universidad de Amherst, nominada al Grammy de Mejor Disco de Jazz Vocal en 2009, nombrada rising star por Down Beat dos años después, que ha sido Embajadora del Jazz tres años, y que, a pesar de haberse forjado en clubes, mantiene una voz lírica y limpia. Su nuevo trabajo (creo que es el octavo) recopila canciones de amor en todas sus formas.

No es la primera vez que hablamos de la relación entre poesía y jazz, relación lógica y pasional y lógicamente pasional. Hace unos meses nos llegó la nota de prensa de un homenaje a Walt WhitmanJazz at Lincoln Center presents Leaves of Grass, con música de Fred Hersch, a cargo de la Fred Hersch Ensemble con los vocalistas Kurt Elling y Kate McGarry, a quien tenemos hoy sonando en el equipo de música con un álbum que toma su título (precisamente) de un poema persa del siglo XIV (del poeta Hafiz de Shiraz). El álbum en cuestión presenta diez canciones de amor con un prólogo (el poema, adaptado por Daniel Ladinsky, que escuchamos recitado sobre una improvisación sobre los arreglos de Keith Ganz de "My Funny Valentine", canción que aparece más tarde en el disco. A partir de ahí, como decimos, el amor en todas sus formas, en forma de canciones, casi todas standards, con muy buenos momentos. 

Junto a la cantante, Keith Ganz, que toca la guitarra (acústica, eléctrica o guitarra baja) y que ha trabajado con grandes como Harry Connick Jr., Kurt Elling, Christian McBride, Fred Hersch... y, en los teclados, Gary Versace, colaborador de John Scofield, John Abercrombie, Al Foster, Regina Carter, Maria Schneider, Madeleine Peyroux..., que toca aquí piano, órgano y acordeón con una versatilidad magnífica.
Algunos temas merecen mención especial. "Secret Love" (Fain/Webster) tiene un ritmo sincopado que sugiere un aire de bossa pero muy sublimado, nada agresivo, casi pop, matiz que salva la improvisación de Ganz a la guitarra. Hay tantas versiones de esta canción, desde Doris Day hasta Carmen McRae... "What A Difference A Day Made", con el órgano como compañero (casi) vocal sí tiene un aire más descaradamente bossa y el estilo le viene bien a la voz de la cantante y permite a guitarra y piano desarrollar un jazz elegante y nada usual.


En otros temas es el blues el elemento dominante. "Climb Down / Whiskey You're The Devil", escrito por McGarry, es un potente blues cargado de misterio que tiene su clima en el solo de órgano, casi esotérico, de Gary Versace, que brilla de igual manera aquí en el órgano que en el piano eléctrico, versatilidad que demuestra en temas como "Gone With The Wind" (otro tema fascinante, aunque, como la mayoría de los temas, quedan atado por la sentimentalidad contenida de la voz de McGarry, nunca fuera de control) o "Fair Weather" (el tema de Benny Golson y Kenny Dorham que cantó Chet y que aparecía en Round Midnight de Bertrand Tavernier).


La voz de McGarry posee una textura y un sentimiento que se aferra al jazz y toca esa fibra emocional en el oyente que sólo saben tocar las cantantes de jazz, a pesar de que los arreglos de muchos de los temas, aunque bellos e intensos, se alejen bastante del swing y del blues, como su "My Funny Valentine", con unos arreglos deliciosos pero que quedan más cerca del Sting de los 90 que del amado estándar de Chet Baker.

La coda es breve y sorprendente, original. En lugar de abusar del tan usado "All You Need Is Love" de The Beatles, el trío se limita a esbozar el tema en minuto y medio (lo que definen en el libreto como "una despedida improvisada" el último día de grabación), con la trompeta de Obed Calvaire como solista, acompañamiento original y un final que llega casi al comenzar, un mensaje que suena como un jingle comercial y es que, en el fondo, es en lo que se ha convertido el tema de Lennon y McCartney y (¿por qué no decirlo?) en lo que se ha convertido la palabra amor, de la que se abusa en películas, canciones, poemas... y blogs.



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* Web oficial: www.katemcgarry.com

RITMO Y SENTIMIENTO

COLECTIVO ILIÓN, Homenaje a las "Sinsombrero"

María Teresa León
Otra vez hablando de poesía y jazz. En este caso, después de asistir a un interesante concierto a cargo de un colectivo músico-literario que homenajea a las mujeres olvidadas del 27, las que se autoproclamaron las "Sinsombrero". La definición surgió una tarde en Puerta del Sol de Madrid en plena Dictadura de Primo de Rivera. Las pintoras Margarita Manso y Maruja Mallo, que paseaban acompañadas por Dalí y Lorca, contraviniendo las normas estéticas y sociales de entonces, decidieron prescindir del sombrero porque oprimía sus ideas, un gesto rebelde para la época que les supuso (en palabras de Maruja Mallo) un rechazo social que llegó a la agresión.


Las hoy llamadas Sinsombrero son más que dos pintoras de la época. Intelectuales nacidas entre 1898 y 1908, han sido (casi) todas olvidadas por la Historia y las antologías (por diversos motivos, no sólo sexismo), a pesar de demostrar en su época que eran brillantes y originales. Recuperadas hoy en documentales y antologías, merece la pena citar sus nombres: las pintoras Maruja MalloRosario de VelascoMarga Gil Roësset (también escultora y poeta), Margarita Manso y Ángeles Santos; la filósofa María Zambrano y las escritoras y poetas María Teresa LeónJosefina de la TorreRosa ChacelErnestina de Champourcín y Concha Méndez

Ángeles Santos, Tertulia (1929. Museo Reina Sofía

El repertorio del Colectivo Ilión para este homenaje consiste en nueve standards de todas las épocas que se alternan con el recitado de poemas de las Sinsombrero. Los temas tienen en común con los versos un tratamiento apasionado de los sentimientos, tiempos lentos, baladas casi todas, que dan otra dimensión a los poemas. Escuchar "Deedle's Blues" de Diane Schuur después de Belleza de Nueva York de Rosa Chacel no deja indiferente a cualquiera... Disfrutar de En silencio... (Ernestina de Champourcin) y que a continuación suene "Speak Low" es una experiencia. Pero el mejor momento es cuando Mónica Vergel, con esa voz llena de alma que tiene, recita Destino... de Josefina de la Torre mientras el contrabajo suena, solo, recordando a Mingus de una manera estremecedora. 

Canciones con voz femenina ("Summertime", "My Favourite Things") o que hablan de la soledad y los sentimientos ("Alone Together", "Autumn Leaves") complementan los poemas con mucho respeto y sentido. El Colectivo lo conforman Virginia Ruiz (cantante), dos músicos solventes que son Rafa López (guitarra), Antonio López (contrabajo), y Mónica Vergel (recitado). A la salida, pregunté al contrabajista Antonio López por la elección de las canciones, ya que sólo algún tema de los primeros 30 se acercaba a la Generación del 27. Me respondió que primero había leído todos los poemas, y había decidido a partir de la intuición: un tema que le venía a la mente por la temática, por el mensaje, por el ritmo... Al fin y al cabo, poesía y jazz comparten muchos parámetros en cuanto a la inspiración y la forma. La poesía es ritmo y el jazz es sentimiento.


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* Sobre el tema hay un documental interesante en RTVE a la carta: www.rtve.es/lassinsombrero/es

** También hay una web: www.lassinsombrero.com


http://jazzeseruido.blogspot.com.es/p/relatos-de-jazz_28.html

CARL SANDBURG, POESÍA Y JAZZ

MATT WILSON's Honey and Salt (Palmetto Records, 2017)

La primera vez que escuché hablar de Carl Sandburg fue a propósito de ese poema (Jazz Fantasia) que habla de jazz y suena como jazz si uno lo lee como debe leerlo, en su idioma original, con  sus juegos de consonantes, su pericia en las rimas, sus onomatopeyas que sólo funcionan en inglés y sus repeticiones, un uso de las palabras que convertía la lengua en ritmo y el ritmo en jazz.



Ahora, cuando se cumplen 50 años de su muerte, el percusionista Matt Wilson rinde homenaje al Poeta del Pueblo con un disco de composiciones originales en el que aparecen (como lectores y no como músicos) nada menos que gente de la talla de Christian McBride, John Scofield, Bill Frisell, Joe Lovano... y el actor, humorista y músico de rock Jack Black.

Hasta aquí las curiosidades del disco. En cuanto al jazz, Matt Wilson es un colorido e imaginativo percusionista nacido en Knowville, cerca de donde nació Carl Sandburg. Su interpretación de la poesía a través de la música (hecho que normalmente ocurre en la dirección contraria) es interesante y caleidoscópico, capturando la esencia de Sandburg de la misma manera en los temas sociales, cotidianos y en los más divertidos y absurdos. La ausencia de rima y métrica en Sandburg, que constituye su interpretación del arte de la sorpresa, es tan cercana al jazz que sorprende que no se haya intentado antes.

Matt Wilson

Hay temas de muchas estéticas diferentes pero, en general, hay un gusto por la potencia, por los metales, que, en algunos temas, pasan de parecer hardbop a parecer hard rock (esto es una exageración, claro, pero hay momentos en que la guitarrista Dawn Thomson (que también canta en algunos temas) evoluciona hacia la fusión y del jazz rock con unas armonías de constante apoteosis, como si el baterista-compositor utilizara los metales como instrumento rítmico, percutivo, en lugar de melódico. Otros temas son más líricos (sin abandonar esta estética potente) o más blues, como la fabulosa línea de bajo de "Anywhere and Everywhre People" (a cargo de Martin Wind) tema en el que, curiosamente, recita un bajista, Christian McBride, con profunda voz de barítono negro. Es este gusto por la conjunción de música hablada y jazz lo que enriquece el disco, sobre todo cuando esta simbiosis se convierte en un verdadero diálogo, con juegos de llamada y respuesta como en el final de "Paper 2" (con Bill Frisell recitando y todo el combo respondiéndole, y viceversa). También hay improvisaciones muy interesantes como la de "Snatch of Sliphorn Jazz" con un Jeff Lederer bestial, o más libres, com oen el poema "Fog", por ejemplo, donde Wilson se limita a improvisar mientras suena una grabación con la voz del propio Sandburg:


En resumen, las composiciones originales del disco son tan eclécticas como la fuente de inspiración. El disco es una especie de libro de poemas musicado que Wilson ha estructurado en tres capítulos y un epílogo. Los capítulos o partes reúnen temas urbanos (Capítulo Uno, de los temas 1 al 7), temas rurales (8 al 11) o la colisión entre ambos mundos (Capítulo 3, del tema 12 al 16). En el Epílogo, hay dos poemas que intentan una reflexión sobre lo anterior, con una Carla Bley que lee "To Know Silence Perfectly". Sería un final perfecto para el disco (THERE is a music for lonely hearts nearly always. / Is the music dies down there is a silence. / Always the same as the movement of music. / To know silence perfectly is to know music.) pero aún queda por escuchar otro tema, más festivo, no tan tan evocador pero igualmente metafórico, "Daybreak".

Les dejo el video oficial, un medley con toda la paleta de tonos que abarcan tanto la poesía de Sandburg como su reflejo jazzístico, el disco de Wilson.


El grupo lo completan Dawn Thomson en la guitarra, el cornetista Ron Miles, Jeff Lederer, presentado aquí como multiinstrumentista de viento, y el bajista Martin Wind.
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* Web oficial:www.mattwilsonjazz.com 


PRÓXIMAMENTE... XII FESTIVAL JAZZOLONTIA

World, black & jazz para comenzar septiembre 

Como todos los años, la Asociación Cultural Olontia, organización sin ánimo de lucro, lleva el jazz al escenario al aire libre del Convento del Vado en Gibraleón. Este año, repartidos durante el fin de semana, se podrá asistir (con entrada libre, como es habitual) dentro de la XII edición del ya clásico Jazzolontia a cuatro conciertos y el domingo a un acto literario protagonizado por Enrique García Bolaños, poseedor de una poesía original y joven que presenta en su nuevo libro Señales. También el domingo se proyectará la película Born To Be Blue (Robert Budreau, 2015) que narra un episodio más o menos biográfico de la vida de Chet Baker.




Los conciertos comenzarán el viernes 8 de septiembre a partir de las 22:00 horas con Naftule Quintet, un grupo liderado por el clarinetista Emilio Parrilla que traerá a Gibraleón su música klezmer inspirada en el músico polaco Naftule Brandwein y que Parrilla compuso para la obra de teatro En vano. Esa misma noche, el grupo Funkdación, un clásico de la música negra en nuestro país, traerá a escena su mezcla de soul y funk.


El sábado 9 la noche comenzará de una manera más íntima con el sexteto del guitarrista Pedro Madaleno, a quien apodan el Pat Metheny portugués, acompañado por Diogo Vida a piano, Joao Barradas al acordeón, Yuri Daniel al bajo, Bruno Pedroso a la batería y Joao David Almeida a la percusión y voces. El final de la noche sonará algo más potente con el grupo Ogun Afrobeat, ritmo, world music y una sección de metales que hay que ver en directo. De madrugada, DJ's, barra y buen ambiente al aire libre. Todo ello sin pagar entrada. 




JAZZ Y POESÍA... CADA DÍA

Recabarren/Menares/Vázquez, Desde la lluvia (CHT, 2017)

Hay dos factores que podrían definir el álbum que estoy escuchando. En primer lugar, la belleza de los temas, lo que demuestra que hacer jazz moderno, arriesgado y, por momentos, libre, no significa renunciar a ella. El segundo factor es la pulsión de ritmos étnicos no asociados aún al jazz, ritmos que laten en algunos momentos subrepticios y en otros, explícitos. Al fin y al cabo, el jazz no es sino una mezcla de culturas.


Desde la lluvia, editado por la chilena CHT Müsik, es el nuevo trabajo de una sección rítmica que ya conocíamos como Beekman Collective. El pianista gallego Yago Vázquez, el contrabajista Pablo Menares y el baterista Rodrigo Recabarren, estos dos últimos chilenos, conformaron la simiente, el núcleo duro de Beekman (nombre tomado de una calle de Brooklyn donde está el apartamento en el que suelen reunirse para tocar y ver fútbol) y, ahora, sin el saxofonista Kyle Nasser, vuelven a ser ese trío de piano que busca una nueva forma de hacer jazz.

El disco comienza con una balada, una composición preciosista pero muy libre, donde el piano juega y el contrabajo parece cantar en los compases que protagoniza. Es un solo inusual y muy lírico, algo a lo que nos están acostumbrando algunos bajistas. El título es "Prólogo" y presenta el disco como un libro, con una narrativa que nos lleva por diversos temas y un "Interludio" hasta un final igualmente bello (un reprise o unas variaciones de "Prólogo" con el título lógico de "Epílogo"), pasando por diversos estadios que incluyen un poema de Lorca.


Como suele ocurrir a los músicos exiliados (especialmente a los exiliados por motivos musicales), el trío se debate entre las raíces y la influencia del nuevo escenario (la ciudad de los rascacielos). El uso de ritmos étnicos chilenos ("Yapa", "Tahiel") es una llamada a las raíces, pero el enfoque del disco es muy urbano. El espíritu de Nueva York está presente en el estilo, con influencias de tríos de piano modernos no precisamente neoyorquinos (como Brad Mehldau o EST) y musicalizar el poema de García Lorca que aparece en el álbum ("Ciudad sin sueño"), tomado de Poeta en Nueva York, parece que era casi obligatorio. "Ciudad sin sueño" es, además, un tema espectacular en su concepto, con un trío que acompaña a la voz que recita el poema de una manera muy orgánica: respondiendo al rapsoda en su propio tono. La voz recita y los tres instrumentos tocan al unísono esa misma melodía de la voz, no una escrita especialmente sino la entonación de la voz humana moldeada por la métrica libre de los versos. Cuando el poema termina, el tema se desarrolla a partir de esta base.


Voy a destacar un tema por su lirismo: "Desde la lluvia", una composición de Menares que comienza con Vázquez jugando con las notas más altas del piano. Suenan como gotas de lluvia. Lo mismo hace Recabarren con las escobillas. Es un tema que crece en intensidad a medida que discurre, hasta un punto de tensión que termina abajo, con el mismo minimalismo expresionista que empezó. Jazz como poesía. Aprovechamos para cerrar esta reseña con una cita de Juan Ramón Jiménez, su máxima de Amor y poesía cada día.

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* El disco se puede escuchar (y descargar) en la web de Rodrigo Recabarren:

I COULD WRITE A BOOK

ACORDES Y DESACUERDOS (XXI)

Acordes en la ficción literaria. En ocasiones el jazz aparece en la ficción (sea cine, literatura o teatro) y, a veces, con la única intención de crear un escenario con la ayuda de una banda sonora que ya existe en nuestra mente. No negaré que me gusta el recurso. En ocasiones, es sólo un combo sonando al fondo de la escena mientras los protagonistas complican su vida con diálogos rebuscados; otras veces, es un filósofo intentando la difícil tarea de explicar el jazz; otras... Simplemente, se agradece que la música que eleva la escena al nivel de Cine sea el jazz y no los repetitivos recursos de Hans Zimmer. Que ustedes lo discutan.



I.
Encontramos este texto en el relato "El mejor perfume de una mujer" de Alicia Giménez Bartlett:
Un tipo a su lado decía en ese momento: "La vida es como el jazz". Comprendió que la noche está llena de filósofos. [...] ¿Se había impresionado la chica con la frase? [...] La vida es como el jazz, decía, mira, oye, como el jazz. Pero no pasó de ahí. Llevaba un kilo de razón aquel tipo tan ocurrente de la pelirroja. Como el jazz: brillante a ráfagas, ritmada o dispersa según la ocasión, reiterativa, discordante, monótona pero renovada, música desdramatizada, con momentos culminantes, solos nítidos, mucho ruido de fondo, improvisaciones, baladas tristes y saxos dolientes, pianísimos mágicos y finales brutales, inesperados. 

II.
Michael Ondaatje reconstruye la turbulenta (y poco datada biográficamente) vida de Buddy Bolden en Coming Through Slaughter (El blues de Buddy Bolden en España) y lo hace en breves capítulos que son como instantáneas desordenadas, narrando con tanta poesía que juega con el lector a Verdad o Mentira. ¿Ficción? Quizás lo más conmovedor de Buddy Bolden sea esa ausencia de datos constatados sobre su vida, eso de que todo en él es leyenda.
El hombre A disparó sobre el hombre B, y el pianista, Ferdinand le Menthe, se apartó justo a tiempo y se esfumó antes de que se oyera el primer grito. Al advertir lo ocurrido, Bolden se puso a tocar algo más rápido para distraer al público, y casi lo había conseguido cuando llegó la policía. El rag del tigre. (pág. 52)



III.
En la novela corta Fútbol... Jazz-Band publicada por López de Haro en 1924, el autor contrapone el jazz a las costumbres españolas como un elemento extraño y desestabilizador que se ha puesto de moda. La escena catalizadora transcurre durante una cena en una grill-room (sic) en Sevilla cuando los protagonistas salen a bailar. Se puede leer cómo se entendía el jazz en España en los años 20 desde ciertos sectores de la sociedad biempensante:
Los jazz-band metían ruido, un ruido cafre, caníbal, ritmado brutalmente. Había entre ellos uno sentado ante un bombo en el que se insertaban unas tabletas, unos platillos, unos hierros, unas cajas, un klaxon, un pandero de húngaros, unos cascabeles, una cuerna de caza, unos calderos de cobre, unos cencerros... El tío aquel, mediante palillos, mazos y pedales, hacía sonar su terogénea batería furiosamente. Otro, con una flauta de pistón, modulaba una cosa entre silbido y aullido; y por si era poco, el individuo del violín andaba entre la gente lanzando graznidos y haciendo piruetas mientras manejaba el arco como un serrucho.

IV.
El gran Nat Hentoff no es sólo uno de los más reputados críticos de jazz. Fuera del jazz, es un periodista de fuertes convicciones y un activista por los derechos civiles. Entre medias, también es un autor de novela negra. En su libro Blues para Charlie Darwin (1982) describe así el ambiente en un club de jazz: 
Green había esperado encontrar el habitual swing suave del piano y el contrabajo acompañando a la cantante delgada de ojos abstraídos y voz ronca cuya entonación, íntima, a Green siempre se la ponía dura, a pesar de saber lo que era la chica; o tal vez, ¿por qué no?, precisamente por saber lo que era. Sin embargo, esa noche Green oyó, a media manzana de distancia del local de Connie, los acentos duros, ásperos y clamorosos de un saxo tenor. Éste lanzaba arpegios ascendentes y descendentes no del todo en armonía con los acordes del acompañamiento, y para cuando Green estuvo ya junto a la puerta, el saxo comenzó a destrozar la melodía de tal modo que el detectiva ya no supo qué melodía estaba interpretando.

V.
Sigamos con la misma novela y con un desacuerdo. Hace unos días hablábamos de la ventaja de la ficción como método para contar la realidad. No sabemos si Hentoff usa aquí los personajes para expresar sus propias opiniones o es, simple y llanamente, ficción. Juzguen ustedes:
-Sam -preguntó Green-. ¿Tommy Flannagan sigue tocando en Bradley's?
-Sólo dos noches más -dijo McKibbon encendiendo su pipa-. Y tienen un bajo fenomenal, se llama George Mraz, es checo, ¿te imaginas?
-Al que echo de menos es a Scott LaFaro. ¿Le habías oído tocar?
-Tenía una buena técnica, pero le faltaba alma -dijo McKibbon rascándose la nariz-. En cambio, ese Mraz tiene las dos cosas.

¿Acorde o desacuerdo?


Un libro de jazz

EL LIBRO DE LOS LIBROS (DE JAZZ)

La poesía del jazz

La historia comienza hace más de diez años, cuando tuve noción (con retraso) de que la revista Litoral había editado uno de sus fantásticos monográficos al jazz. Para entonces, el número (doble) 227-228 estaba agotado. Comenzó una búsqueda de esas que sólo son posibles por Internet, una búsqueda que ha durado más de diez años y en la que he recorrido librerías de nuevo y de viejo, habiendo encontrado sólo una oportunidad de comprar un ejemplar usado por 60€ (más del doble de su precio original) pero su propietario ya lo había vendido... Hoy puedo decir con satisfacción que he conseguido una copia facsímil en el lugar más inesperado y más lógico: el Ministerio de Cultura.

Pueden llamarme bibliófilo, bibliópata o bibliófago. Ya lo he escuchado antes, pero ha valido la pena la búsqueda y hoy puedo recomendarles que entren ustedes la web del Ministerio en su Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, donde encontrarán una versión (no muy bien) escaneada del volumen La poesía del jazz. No parece que sea por falta de interés pero hay páginas en blanco y (parece que) se ha hecho con un ejemplar aparentemente dañado. Sin embargo, resulta de gran utilidad al tratarse de una edición imposible de conseguir.

Bien, ¿a qué tanto interés? Este número de la revista Litoral es algo así como El Libro de los Libros sobre Jazz: en sus páginas hay fragmentos de tantas obras literarias (poéticas, narrativas, ensayísticas...) y también fotográficas y pictóricas que resulta imprescindible para cualquier aficionado al jazz, tanto es así que podríamos decir que su índice es como una lista de libros que todos deberíamos poseer o al menos leer si amamos el jazz.

Jean Dubuffet, Grand Jazz Band (New Orleans), 1944

Para no extenderme mucho, les diré que La poesía del jazz contiene fragmentos de textos de Sartre, Kerouac, Cortázar, Toni morrison, Juan Marsé, Gómez de la Serna, Felipe Benítez Reyes, Allen Ginsberg, Nat Hentoff... Sería interminable, ya que son 300 páginas... También incluye abundante material gráfico para ilustrar los textos, con fotografías y obras de arte de distintas épocas, una recopilación de carteles antiguos, un álbum fotográfico de Herminia Sirvent y un interesante artículo de Federico García Herraiz sobre el arte en las portadas de los discos de jazz.

Murmurando un aire sincopado,

tarareando suave aquí y allá,
oí tocar a un negro.
La otra noche abajo en la Avenida Lenox.
Junto a la triste y blanca palidez de una vieja luz de gas.
Se movía perezoso...
Se movía perezoso...
Mientras tocaba aquellos Cansados Blues.
Langston Hughes, "The Weary Blues"
(traducción de Charles Matz y Ana Jordá)

Pero no sólo de poemas vive el aficionado al jazz. Al lado de Lorca y Cesare Pavese podemos encontrar fragmentos del libro de Ross Russell sobre Bird, de Pero hermoso, de Como si tuviera alas, de las (casi) biografías de Ralph J. Gleason reunidas en Héroes del jazz... Una manera intensa y amena de repasar todos estos libros sobre jazz y de abrir boca para ir mañana a nuestra librería de siempre y volver loco al librero haciéndole encargos. Verán que pone una cara mezcla de sorpresa y satisfacción que es indescriptible, como el jazz... a pesar de todas las páginas que se escriben sobre el tema.

Resumiendo, la noticia es que lo he encontrado y quería compartirlo con ustedes.

El enlace a la página del Ministerio es éste: 



100 AÑOS DE BILLIE HOLIDAY


Fruta extraña, tiempo de tormenta

Fruta extraña, 
 tiempo de tormenta.
Tu voz se enreda 
en mi alma sin solución.
La noche oscura 
canta el blues de Billie
y tu presencia 
me invade, 
toma todo,
todo de mí.
Deshaces en melancolía los domingos.
¿Dónde estás? ¿Dónde viajan las damas
cuando abandonan el mundo de los vivos?
Busco al este del sol (al Oeste de la luna),
busco en Vocalion, en Bluebird, en Decca,
en Capitol, en Verve, en Columbia, MGM...
y el juego siempre es el mismo: te encuentro,
te extraño en cuerpo y alma al mismo tiempo.
Vienes a mi cabeza. Soy un loco por quererte.

GIO YÁÑEZ, Zero Point Energy

Debut original y de alto nivel

Cuando un músico presenta un disco de debut con la originalidad y la solidez de Zero Point Energy (Free Code, 2014) no podemos hacer otra cosa más que quitarnos el sombrero. El guitarrista ponferradino Gio Yáñez nos ha sorprendido con este disco grabado en una sola sesión en los estudios Adega de Oporto, ciudad donde se conocieron los músicos que conforman este combo mientras estudiaban en la ESMAE, la Escola Superior de Música, Artes e Espectáculo, lugar habitual de convivencia de músicos y profesores tanto portugueses como gallegos. 

La formación es un septeto hispano-luso al que se suma en algunos temas la cantante Clara Buser. Los músicos que acompañan a Gio Yáñez son: el español Marcel Pascual (vibráfono) y los portugueses Wilson Correia (piano), José Soares (saxo alto), Luis Miguel (saxo tenor), Filipe Louro (contrabajo) y Miguel Sampaio (batería).

 
Los siete temas del álbum, compuestos por el propio Gio Yáñez, muestran un jazz contemporáneo fácil de escuchar y aparentemente sencillo en su estructura pero una escucha más profunda revela tantas influencias y recursos (bop, post-bop, jazz-rock, avant-garde... se pueden escuchar en sutiles referencias) que podríamos afirmar que el mérito del disco está en el equilibrio, en haber creado una obra compleja y, a la vez, fácil de escuchar.

Los temas más bop nos recuerdan a los últimos trabajos de Christian McBride, especialmente el sonido de People Music y las aportaciones vocales en The Good Feeling. Valga la comparación a pesar de que se  trata de enfoques diferentes del jazz. El arranque del álbum es un espectacular tema ("Soma e siga") que nos remite a los tiempos de Wes Montgomery, Kenny Burrell... (salvando las distancias, uno mira siempre atrás hacia sus favoritos), muy bop, para después entrar en terrenos más adultos y musicalmente comprometidos. La guitarra de Yáñez conduce con maestría y fluidez todos los temas, algo poco usual en músicos tan jóvenes, en especial cuando se trata de jazz contemporáneo y de temas originales. Vale la pena la escucha. 


Por último, nos gustaría destacar dos factores más del disco. El primero, la singular aportación del barcelonés Marcel Pascual en el vibráfono. Tiene el toque justo, clásico, el que uno espera escuchar. Cada vez que interviene en alguno de los temas, el nivel sube. El segundo factor destacable es la original participación de la cantante Clara Buser. Su expresiva voz está llena de matices y aquí nos trae recuerdos del sonido de ciertas vocalistas de finales de los 80. Sorprendentemente, las letras que Yáñez ha elegido para los temas están basadas en poemas de La tierra baldía de T.S. Eliot ("The Burial of the Dead", "Datta, Dayadhvam, Damyata [a.k.a. What the Thunder Said]", "The Fire Sermon"...). Resulta excitante comprobar cómo el espíritu de Eliot se ha integrado en la voz de Buser y en la música del septeto sin dejar de sonar a jazz.

En el siguiente video pueden escuchar al combo en directo en Porta Jazz interpretando "Datta, Dayadhvam, Damyata", basado en el poema "What the thunder said". Hay un interesante solo de guitarra que merece ser escuchado (y observado). Que lo disfruten.



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* El disco se puede escuchar y comprar en Bandcamp:  


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